Guía Espiritual

(Fragmento)


El camino a la paz interna en todas las cosas
es conformarse al placer y la disposición de la voluntad divina.

Aquellos que en todas las cosas tienen éxito y que las cosas les suceden de acuerdo con sus deseos, no han llegado a conocer este camino: No conocieron el camino de la paz (Rom 3:17). Y por lo tanto llevan una vida dura y amarga, siempre ansiosos y de mal humor, sin pisar el camino de la paz, el cual consiste en la conformidad total a la voluntad de Dios. Esta conformidad es el dulce yugo que este PRÓLOGO nos introduce, a las regiones de paz interna y serenidad. De esta manera podemos saber, que la rebelión de nuestra voluntad es la razón principal de nuestra inquietud; y que porque no nos sometemos al dulce yugo de la voluntad divina, sufrimos tantas dificultades y problemas. ¡Ay alma! Si nos sometemos a la voluntad divina, y a toda su disposición, ¡qué tranquilidad vamos a sentir! ¡Qúe paz tan dulce! ¡Qué serenidad interior! ¡Qué felicidad suprema, ferviente felicidad! Esta es entonces la esencia de este libro. Espero que sea la voluntad de Dios darme su luz divina, para poder descubrir las partes secretas de este camino interno, y felicidad principal de paz perfecta.

GUÍA ESPIRITUAL

LIBRO  I

CAPITULO I

Para que Dios descanse en el alma,
se ha de pacificar siempre el corazón en cualquier inquietud,
tentación o tribulación.

Has de saber que es tu alma el centro, la morada y reino de Dios; pero para que el gran rey descanse en ese trono de tu alma, has de procurar tenerla limpia, quieta, vacía y pacífica. Limpia de culpas y defectos, quieta de temores, vacía de afectos, deseos y pensamientos, y pacífica en las tentaciones y tribulaciones.

Debes, pues, tener siempre pacífico el corazón para conservar puro ese vivo templo de Dios, y con recta y pura intención has de obrar, orar, obedecer y sufrir sin ningún tipo de alteración cuanto el Señor considere enviarte. Porque es cierto que por el bien de tu alma y tu provecho espiritual, Dios ha de permitir al envidioso enemigo que turbe esa ciudad de quietud y trono de paz con tentaciones, sugestiones y tribulaciones, y por medio de las criaturas, con penosas molestias y grandes persecuciones.

Sé constante y pacifica tu corazón en cualquiera inquietud que te ocasionaren estas tribulaciones. Entra allá adentro en tu interior para vencerlas, que allí está la divina fortaleza que te defiende, te ampara y por ti pelea. Si un hombre tiene una fortaleza segura, no se inquieta aunque le persigan los enemigos, porque al entrar allá dentro, quedan burlados y vencidos. El castillo fuerte para triunfar sobre tus enemigos visibles e invisibles, y sobre todas tus acechanzas y tribulaciones, está dentro de tu misma alma, porque allí reside la ayuda divina y el socorro soberano; entra allá dentro y todo quedará quieto, seguro, pacífico y sereno.

Tu principal y continuo ejercicio ha de ser pacificar ese trono de tu corazón para que repose en él el soberano rey. El modo de pacificarlo ha de ser entrándote dentro de ti mismo por medio del recogimiento interior . Todo tu amparo ha de ser la oración y recogimiento amoroso en la divina presencia. Cuando te vieres más combatido, retírate a esa región de paz, donde hallarás la fortaleza. Cuando estés más temeroso, recógete a ese refugio de la oración, única arma para vencer al enemigo y sosegar la tribulación. No te has de apartar de ella en la tormenta, hasta que experimentes, como otro Noé, la tranquilidad, la seguridad y serenidad, y hasta que tu voluntad se halle resignada, devota, pacífica y animosa.

Finalmente, no te aflijas ni desconfíes cuando estés temeroso; él vuelve a aquietarte siempre que te alteres, porque esto es todo lo que quiere este divino Señor de ti, para reposar en tu alma y hacer un rico trono de paz en ella, que busques dentro de su corazón, por medio del recogimiento interior y con su gracia divina, el silencio en el bullicio, la soledad en la compañía, la luz en las tinieblas, el olvido en el agravio, el aliento en la cobardía, el ánimo en el temor, la resistencia en la tentación, la paz en la guerra y la quietud en la tribulación.

CAPITULO II

Aunque el alma se vea privada del discurso,
debe perseverar en la oración y no afligirse,
porque esa es su mayor felicidad.

Te hallarás como todas las demás almas a quienes el Señor llama al camino interior, llena de confusión y dudas por haberte faltado el discurso en la oración.  Te parecerá que ya Dios no te ayuda como antes, que no es para ti el ejercicio de la oración, que pierdes el tiempo, pues no puedes, aun con fatiga, hacer un solo discurso como solías.

¿Qué aflicciones y perplejidades te causará esta falta de discurso? Y si en esta ocasión no tienes un padre espiritual experimentado en el camino místico, crecerá en ti la pena y en él la confusión. Juzgará que no está bien dispuesta tu alma, y que para la seguridad de tu conciencia tienes necesidad de una confesión general, y no se sacará más de esto que la confusión de ambos. ¡Oh, cuántas almas son llamadas al camino interior, y en vez de guiarlas y adelantarlas los padres espirituales, por no entenderlas les detienen en su curso y las arruinan! Debes, pues, persuadirte, para no volver atrás cuando te faltare el discurso en la oración , que ésa es tu mayor felicidad, porque es señal clara que el Señor te quiere hacer caminar por fe y en silencio en su divina presencia, cuya senda es la más provechosa y la más fácil. Porque con una sencilla vista o amorosa atención a Dios, se representa el alma como un humilde mendigo delante de su Señor, o como un niño sencillo se arroja en el suave y seguro seno de su amada madre. Así lo dijo Gerson:…me haya entregado durante cuarenta años a la lectura y a la oración, nada he encontrado más eficaz y provechoso para el logro de la teología mística que éste: que nuestro espíritu llegue a ser ante Dios como pequeñuelo y mendigo.

No sólo es esta oración la más fácil, pero es también la más segura, porque está libre de las operaciones de la imaginación, la cual siempre está sujeta a los engaños del demonio y a los movimientos del humor melancólico y de discursos, en los cuales el alma fácilmente se distrae, y con la especulación se enmaraña mirándose a sí misma.

Queriendo Dios enseñar a su caudillo Moisés (Éxodo 24:15) y darle las tablas de piedra con la ley divina escrita, le llamó a la falda del monte, en cuyo instante, estando Dios en él, el monte quedó tenebroso, rodeado de nubes oscuras y densas, y Moisés quedó inerte, sin saber ni poder pensar nada. Después de siete días, Dios mandó a Moisés subir a lo alto del monte, donde se le manifestó glorioso y le llenó de gran consuelo. (Éxodo 38:18-21 y 34:6)

Así al principio, cuando Dios quiere, de modo extraordinario, conducir el alma a la escuela de las divinas y amorosas noticias de la ley interior, la hace caminar con tinieblas y sequedades para acercarla a sí, porque sabe muy bien la Divina Majestad que para llegarse a él y entender los divinos documentos, no es el medio el del esfuerzo propio y del discurso, sino el de la resignación con silencio.

¡Qué grande ejemplo nos dio el patriarca Noé! Después de haberle tenido todos por loco, y estar en medio de un indómito mar, inundado por todo el mundo, sin velas ni remos, rodeado de animales feroces dentro del arca cerrada, caminó con sólo la fe, sin saber ni entender lo que Dios quería hacer de él.

Lo que a ti más te importa (oh alma redimida), es la paciencia y no dejar la empresa de la oración , aunque no puedas aumentar tus razonamientos ; camina con fe firme y con el santo silencio, muriendo en ti mismo con todas tus habilidades naturales, que Dios es quien es, y no cambia, ni puede errar, ni querer otra cosa más que tu bien. Claro está que quien va a morir, es seguro que va a sentir dolor; pero ¡qué bien empleado tiempo el estar el alma muerta, muda y resignada en la divina presencia, para recibir sin impedimento las influencias divinas!

Los sentidos no son capaces de recibir los beneficios divinos; así, si tú quieres ser feliz y sabio, calla y cree, sufre y ten paciencia, confía y camina, que más te importa el callar y dejarte llevar de la mano divina que cuantos bienes hay en el mundo. Y aunque te parecerá que no haces nada y que estás inactivo, estando así, mudo y resignado, el fruto es infinito.

Considera la bestia vendada dando vueltas a la rueda del molino, que si bien no ve ni sabe lo que hace, obra mucho en moler el trigo, y aunque no lo pueda probar, su dueño obtiene el fruto y lo prueba. ¿Quién no va a creer que después de tanto tiempo que está la semilla debajo de la tierra, que ésta no se muera? Y después se ve salir, crecer y multiplicar. Lo mismo hace Dios en el alma cuando la priva de la consideración y discurso, pues cuando ella piensa que no está haciendo nada y que está perdida, con el tiempo se halla mejorada, despegada y perfecta, sin haber jamás esperado tanta dicha.

Procura, pues, no afligirte ni volver atrás, aunque no puedas discurrir en la oración; sufre, calla y ponte en la presencia divina; persevera con constancia y fía de su infinita bondad, que te ha de dar la fe constante, la verdadera luz y la divina gracia. Camina a ciegas, vendado, sin pensar ni discurrir; ponte en sus manos amorosas y paternales, sin querer hacer otra cosa que su divina voluntad.

Miguel de Molinos (1627 – 1697)

Texto completo en:

Los-libros-de-Padre-Vasily

Aclaración:

Consulté a P. Vasily acerca de que en su escasa biblioteca de doce libros, figurara la «Guía espiritual», de Molinos, quién fuera excomulgado en su momento, figurando una larga lista de errores acerca de su doctrina y de sus intenciones en los documentos que acompañaron su proceso. Le comenté también, que algunos lectores del blog se habían molestado sumamente ante esta inclusión de un libro herético.

Desgraciadamente, no tomé apuntes de sus dichos, pues el tema salió de improviso, sin embargo recuerdo perfectamente el sentido de lo que me dijo, aproximadamente:

» El momento en que Molinos fue excomulgado era muy complejo para la Iglesia de Cristo, uno de los mas oscuros sin duda y digo oscuros porque faltaba claridad, luz del espíritu, estaba todo muy convulsionado. Los intereses político-económico-religiosos estaban muy mezclados en cada consideración, dentro y fuera de la Iglesia. Yo no sé las intenciones de Molinos, ni he leído el resto de sus obras, que tal vez contengan una serie de errores y herejías. Dudo mucho también, que algún hombre pueda penetrar en el corazón de otro y mucho menos que tenga la estatura de juzgarlo. Y en cuanto a la ex comunión colegiada, Dios perdone a muchos de los que participaron de esos procesos…

Yo me atengo al texto de la «Guía espiritual» y lo que allí dice es de gran ayuda para cualquier hesicasta que quiera silenciarse y entregarse a la voluntad Divina. El quietismo no es un riesgo…¿como podría serlo? hay que vivir y vivir implica movimiento, para comer, higienizarse, para lo mas elemental. Creo que Molinos no fue comprendido o en todo caso me gustaría encontrar a alguien con quién discutir el contenido de «la guia…» y no que saquen a relucir sus acusaciones de herejía… basarnos en lo que tenemos a mano y no en cosas que no podemos probar…en todo caso varios Papas fueron acusados de herejes y hubo épocas muy contiguas a la mencionada donde entre dos o tres Papas se tiraban excomuniones como los chicos galletitas…» Es muy probable que los que mas se molestan con «La guía espiritual» tengan dificultad para estarse quietos, acuciados por sus múltiples apetitos… «

Si algún lector quisiera oponer dichos en el marco de una discusión fraterna, puedo generar una página dentro del blog a modo de foro de discusión.

Contacto: lahesiquia@gmail.com

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Santo Apóstol Pedro

Imagen extraída de

cristinagabur

2 Comments on “Guía Espiritual

  1. Vale… a mi me da igual que esté excomulgado o no, necesito leer «guía espiritual» de Miguel de Molinos, y no aparece…

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