La Nube del No saber

Tal es el proceder de todo verdadero amor.

El amante se despojará plenamente

de todo, aun de su mismo ser, por aquel a quien ama.

No puede consentir vestirse con algo si no es del pensamiento de su amado.

Y no es un capricho pasajero.

No, desea siempre y para siempre permanecer desnudo

en un olvido total y definitivo de si mismo.

Así, pues, para mantenerte firme y evitar las trampas,

mantente en la senda en que estás.

Deja que tu incesante deseo golpee en La Nube del No Saber

que se interpone entre ti y tu Dios.

Penetra esa nube con el agudo dardo de tu amor,

rechaza el pensamiento de todo lo que sea inferior a Dios

y no dejes esta actividad por nada.

La misma obra contemplativa del amor por

si misma llegará a curarte de todas las raíces del pecado.

Por ello te apremio a que deseches todo pensamiento sabio o sutil por

santo o valioso que sea. Cúbrelo con la espesa nube del olvido porque en

esta vida solo el amor puede alcanzar a Dios, tal cual es en sí mismo,

nunca el conocimiento.

Mientras vivimos en estos cuerpos mortales, la agudeza

de nuestro entendimiento permanece embotada por limitaciones materiales

siempre que trata con las realidades espirituales y más especialmente con

Dios. Nuestro razonamiento, pues, no es jamás puro pensamiento,

y sin la asistencia de la misericordia divina nos llevaría muy pronto al error.

Así, pues, has de rechazar toda conceptualización clara tan pronto como

surja, ya que surgirá inevitablemente, durante la actividad ciega del amor

contemplativo.

Si no las vences, ellas ciertamente te dominarán a ti.

Pues cuando más desees estar solo con Dios, más se deslizarán a tu mente con

tal cautela que solo una constante vigilancia las podrá detectar.

Puedes estar seguro de que si estás ocupado con algo inferior a Dios,

lo colocas por encima de ti mientras piensas en ello y creas una barrera entre ti y Dios.

Has de rechazar, por tanto, con firmeza todas las ideas claras por piadosas

o placenteras que sean.

Créeme lo que te digo: un amoroso y ciego deseo hacia Dios solo

es más valioso en si mismo, más grato a Dios y a los santos,

más provechoso a tu crecimiento y de más ayuda a tus amigos, tanto vivos

como difuntos, que cualquier otra cosa que pudieras hacer.

Y resulta mayor bendición para ti experimentar el movimiento interior de este amor

dentro de la oscuridad de la nube del no-saber que contemplar

a los  ángeles y santos u oír el regocijo y la melodía de su fiesta en el cielo.

(Extractos de«La Nube del No saber«, anónimo inglés del siglo XIV)

annunciation

Icono de la Anunciación

Extraído de Marianistas

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