San Charbel Makluf

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Vida de San Charbel

Niñez:

San Chárbel nació en el Líbano en Biqa´ Kafra (pueblo situado a 140 Kms de Beirut) el 8 de mayo de 1828; fue el quinto hijo de los Antonio Majlúf y Brígida Chidiac, piadoso matrimonio católico de rito Maronita que se dedicaban al campo.

A los ocho días de nacido, el 16 de mayo de 1828 recibió el bautismo y la confirmación en la parroquia de su pueblo natal. Su nombre fue el de “José” (Youssef, en árabe), en honor del santo Patriarca y castísimo esposo de la inmaculada Virgen María.

Su temprana infancia transcurrió en paz y tranquilidad, rodeado de su familia y sobre todo de la insigne devoción de su madre, quien toda su vida practicó de palabra y de obra su fe católica, dando con ello un bello ejemplo a sus hijos que se vieron bendecidos por el don del santo temor de Dios.

Lamentablemente, esta paz terminó cuando él, todavía muy pequeño y contando con tres años de edad, quedó huérfano de padre al morir en guerra, pues había sido requerido por el ejército turco para enfrentarse contra las tropas egipcias. Era el año 1931.

Su madre, ante la necesidad de sacar adelante a sus cinco pequeños vuelve a contraer matrimonio con un ejemplar hombre que, años más tarde, fuera también ordenado sacerdote.

Su primaria la curso en la Escuela Parroquial, ubicada a un costado de la Iglesia. En sus ratos no académico ayudaba a su padrastro y hermanos en las faenas del campo. A los 14 años se le empieza a manifestar externamente su inclinación hacia las cosas religiosas. Solía ir a cuidar un rebaño de ovejas y, de repente, “desaparecía” a veces por espacio de una hora. Se había ido a “hacer oración”. Tanto su padrastro como sus dos tíos paternos (que eran ermitaños de la Orden Libanesa Maronita) le daban consejo y animaban a acrecentar su amor a Dios., con esas prácticas de piedad.

Llamamiento:

A partir de los 20 años comienza a plantearse en serio su vocación sacerdotal. Sin embargo, le hacen muchas sugerencias sus familiares, por su personalidad tan definida, de que busque una buena mujer para contraer matrimonio. En concreto hay una estupenda y guapa jovencita a quien no le es indiferente. Podrían hacer bonita pareja. Él, sin decir nada, iba rumiando todo en su corazón a través de su cálida oración diaria.

Es entonces cuando, a los 23 de año edad toma una radical actitud: sin avisarle a nadie deja su casa materna y se dirige al monasterio de nuestra Señora de Mayfuk para ingresar de monje. Es así como en 1851 diera su primer paso hacia la vida religiosa. Una vez hecha su consagración, como todo monje, cambió su nombre por el Chárbel, en honor de un mártir del siglo IV. Se convertía así en monje de la Orden Libanesa Maronita, fundado por San Antonio Abad.

Seminario:

Su noviciado lo realizó en el monasterio de San Marón, en Annaya. Fue ahí donde profesó los votos perpetuos como monje. En 1853, después de sus votos, se traslado al convento de san Cipriano, en Kfifen, donde cursó el quinquenio de formación filosófica y teológica. Desde entonces resaltó por su observancia a la Regla de la orden.

Sacerdote:

El 23 de julio de 1859 a los 31 años de edad, recibió la ordenación

sacerdotal en la residencia patriarcal de Bkerke con la imposición de manos de: S.E.R. Mons. José Al-Marid, durante el patriarcado de Su Beatitud Paul Pierre Massad.

Al poco tiempo de ser ordenado sacerdote sus superiores lo asignaron nuevamente al Monasterio de San Marón en Annaya.

Aquí pasó largos años de vida sacerdotal hasta que el 13 de febrero de 1875 solicitó permiso para ingresar a una ermita.

El permiso le vino dado luego de que probadas sus virtudes humanas tuviera lugar un incidente “milagroso” conocido como el “milagro de la lámpara”. Un par de hermanos le intentaron hacer un broma y llenaron su lámpara de aceite con agua. La sorpresa fue mayúscula cuando ésta ardió.

Ermitaño:

Vivió heroicamente su compromiso de eremita, celebrando la Divina Liturgia diariamente (ordinariamente lo hacía a las 11:00 a.m), practicando el ayuno y la mortificación, con largas jornadas de oración, incluso por las noches y atendiendo cálidamente a cuantos pasaban por su ermita a recibir algún consejo o ayuda espiritual.

Una mañana del 16 de diciembre de 1898 mientras celebraba la Santa Misa a las 11:00 a.m. se sintió mal antes del ofertorio. Luego de un breve descanso prosigio la celebración. Pero al llegar a la fracción del Pan sufrió un desmayo y no pudo continuar más. Un sacerdote acompañante terminó la Misa y el Padre Chárbel fue llevado a su celda mientras llega la ayuda médica: había sufrido una embolia. Duró paralizado durante nueve días y, en la víspera del 25 de diciembre, la gran solemnidad de Navidad, murió en olor de santidad. Era el 24 de diciembre de 1898 a las 11:00 p.m. Sus últimas palabras se dirigieron a Jesús, José y María.

Elevado a los Altares:

Andando el tiempo, y en vista de los milagros que hacía y del culto de que era objeto, el P. Superior General Ignacio Daher se dirigió a Roma en 1925 para solicitar de Su Santidad el Papa Pío XI la apertura del proceso de beatificación del ermitaño P. Chárbel. Pero no fue hasta que Su Beatitud Paul Pierre Meouchi, patriarca de Antioquia y de todo el oriente, impulsó enérgicamente todo el proceso cuando por fin, durante la clausura del Concilio Vaticano II (Diciembre de 1965), Su Santidad el Papa Pablo IV, lo beatificó, con las siguientes palabras: “un ermitaño de la montaña libanesa está inscrito en el número de los Bienaventurados… un nuevo miembro de santidad monástica enriquece con su ejemplo y con su intercesión a todo el pueblo cristiano. El puede hacernos entender en un mundo fascinado por el confort y la riqueza, el gran valor de la pobreza, de la penitencia y del ascetismo, para liberar el alma en su ascensión a Dios”.

Era la primera vez en la Iglesia Católica desde el siglo X que un sacerdote oriental era elevado a los altares. El cardenal Meouchi, incansable defensor de las Iglesia Católica Oriental veía así coronada una de sus múltiples tareas como Patriarca en una difícil época en que la Iglesia Católica Latina comenzaba a redescubrir al oriente cristiano. San Chárbel fue, ha sido y sigue siendo un gran apóstol en la iglesia de occidente, pues su vida santa es un anuncio, en sí misma, del rico patrimonio espiritual del oriente.

El 9 de octubre de 1977 durante el Sínodo de los Obispos, el mismo Papa Pablo VI canonizó al beato Chárbel, elevándolo a los altares con la siguiente formula: “en honor de la Santa e Individua Trinidad para exaltación de la fe católica y promoción de la vida cristiana, con la autoridad de Nuestro Señor Jesucristo, de los bienaventurados apóstoles Pedro y Pablo, y nuestra, después de madura deliberación y tras implorar intensamente la ayuda divina… decretamos y definimos que el beato Chárbel Majlúf es “santo” y lo inscribimos en el catálogo de los santos, estableciendo que sea venerado como santo con piadosa devoción en toda la iglesia. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu santo”.

Texto extraído de:

San Charbel


One Comment on “San Charbel Makluf

  1. SAN CHARBEL INTERCEDE PARA QUE LOS LATINOS ABRAMOS NUESTROS CORAZONES A TODA LA RIQUEZA DEL LUMINOSO ORIENTE! +MIRTA

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