Monasterio cerrado

Icono de Nuestra Madre

No se porque me ha tocado. La función que me cabe no la elegí ni se la deseo a nadie. Me corresponde entregar las llaves del monasterio a su nuevo dueño. Pero vendrá mañana, debo pasar la tarde y la noche solo cuidando.

Mis hermanos, todos, ya se han ido. El alma se me ha hecho un nudo, lloro a cada rato. Pondrán aquí un hotel y aunque por formalidades legales le llamarán “Posada-Museo del Monasterio”, todos sabemos lo que será.

Acaba de irse el último oblato que me ayudaba. Juntos cerramos todas las ventanas del piso superior y terminamos de limpiar según está convenido. Hablamos poco. Creo que la tristeza también lo aplastaba aunque trataba de mostrarse jovial.

Cuando miraba el paisaje descomunal que permite la vista norte me acordé de nuestro fundador y de los sueños que habrá cobijado mirando esta llanura.

Lo peor fue el ir de celda en celda y verlas vacías. ¿Cuántos monjes habrán estado aquí buscando a Dios? ¿Qué significa esto? ¿Ha fracasado nuestra orden?

Parte de la congoja resulta de mis primeros recuerdos aquí. Me trajo mi padre. Contaba yo casi dieciocho años. Llovía y el auto olía a humedad. Había cierta tensión entre los dos, el no veía bien mi vocación, pero la respetaba.

Nunca se me borra de la memoria el maestro de novicios, su buen talante y serenidad. Como conversó con nosotros haciéndonos sentir que no había ningún problema, le quitó dramatismo a la situación y creo que mi padre volvió a la ciudad sintiendo que me había dejado en un campamento de verano.

Está grabada a fuego la imagen de la primera celda que tuve. Pequeñita, acogedora con una ventana grande que daba al claustro. Un geranio medio sediento en una maceta había quedado en el alféizar. El olor a madera muy agradable de la cajonera, el crucifijo en medio de la pared blanca, el ruido del pestillo de esa puerta al cerrarse. Imborrable. Nítido a mas no poder.

La nostalgia me invade y me pregunto si es por la vida que ha pasado, por ser ahora ya grande. O si existe en mi una culpa por no haber dado todo lo que podía al Señor. O si es una falta de fe, un no aceptar como se han ido dando las cosas.

He conocido tan buena gente aquí. Quizás hemos sido un poco tibios, tal vez hemos tenido todo muy resuelto y eso ha terminado perjudicándonos. Nunca nos faltó nada material, solo el fervor a veces. ¿Estará relacionada una cosa con la otra?

Termino todas las tareas pendientes, dilato el momento de cerrar la capilla. Debo dar misa y luego de ella retirar el Santísimo. Esto me apena mucho. Es como cederle territorio a un mundo sin Dios. Vendrán Don Pedro y Doña Elena, su esposa. El realizó trabajos de mantenimiento en el monasterio, por años. Me pregunto que será de ellos. Como vivirán nuestra partida tan ligados que estamos. Y no por los recursos, que están bien acomodados, sino por la vejez que tienen y la soledad que ahora se les suma.

No puedo negar que me siento agobiado y triste. Es que he vivido aquí casi toda mi vida. ¿No hicimos voto de estabilidad? Eso corre también para la comunidad. No deberíamos irnos aunque el monasterio nos haya quedado muy grande. Deberíamos morir aquí.

Pero esa lógica antigua que se entregaba a la Providencia ha ido desapareciendo de los escritorios de los administradores y visitadores.

Pienso que la imagen que los medios tienen de la Iglesia hoy en día se nos ha filtrado un poco entre nosotros. Nos hemos creído que va decayendo y por eso cedemos, dejamos espacio libre a una cultura donde solo manda el dinero.

No quiero que este mensaje sea negativo. No es mi propósito al compartirlo con ustedes. Cuento mi dolor que es el de muchos de nosotros. Pero lo cuento porque tengo esperanza.

Sé de vientos nuevos que están soplando en la iglesia, en diferentes países y condiciones y esos aires nuevos traen no obstante lo mejor de lo viejo. Como si lo principal de toda nuestra historia como católicos se estuviera concentrando, fortaleciendo.

Es que de los aciertos y de los errores estamos aprendiendo mucho.

El dolor de la despedida, el cierre de este monasterio me sabe a derrota. Pero también pareció derrota la crucifixión del Señor.

Declaro mi esperanza: Que de esta situación, de este dolor aprendamos y que en las tareas que vienen pongamos mas amor.

De Hno. Jerónimo

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25 Comments on “Monasterio cerrado

  1. PAZ Y BIEN.
    DESEARIA QUE ALGUNA COMUNIDAD RELIGIOSA, PERSONA CRISTIANA O ENTIDAD, ME CEDIERA UN CONVENTO U OTRO EDIFICIO DE CULTO QUE ESTE CERRADO PARA RESIDIR Y PONER EN MARCHA UN APOSTOLADO DE ORACION Y SERVICIO A LOS DEMÁS COMO ERMITAÑO.
    DIOS LES RECOMPENSARA GRANDEMENTE.
    MIGUEL ANGEL DE LA CRUZ

    • Miguel, mi corazón se conmueve ante tu pedido, es tan puro, tan confiado… Dios quiera que esté en Sus Planes concederte ese espacio de oración. Voy a orar por ello. Que el Buen Dios bendiga tu camino.

  2. Mi querido Hno Gerónimo, entiendo perfectamente su aflicción, La Federación de la Inmaculada de España de la Orden de Predicadores ha cerrado ya muchos conventos con la tendencia de una refusión , que funciona muy bien y varias fusiones como en mi monasterio que somos tres comunidades en total 38, es cierto que todas son muy mayores no obstante nos ayudamos patra poder compartir la vida conventual lo mejor posible, no hay vocaciones, pero a mi esto no me quita el sueño«Yo soy una vocación tardía, pero una vocación»y dentro de unos 10 años tendremos un reajuste en todos los sentidos en la vida consagrada. No esté triste y alabe al Señor allí donde esté y ayude a darlo a conocer con alegría, sí se ha cerrado un monasterio, pero usted amigo mío sigue siendo una vocación, un consagrado que ama a Dios. ESTOY A SU LADO
    Sor.Cecilia Codina Masachs O.P

  3. Siguen vigentes las palabras de Jesùs; si no le amamos a El, mas que a hijos,mujer, padres, hermanos, amigos, riquezas…no podemos ser sus discipulos. Donde esta tu tesoro esta tu corazon. Creo que todos sabemos, que no hay nada que se pueda comparar con tenerle a El primero…despues todo lo demas.
    Abrazos.

  4. Igual tiene razón el Hermano Jerónimo en que se cuelan ideas del mundo en los monasterios. Pero no me cabe duda de que del abandono, de la aceptación gozosa de ese abandono, saldrán inmensos bienes espirituales.
    Una cita que leí hace poco y que me recordó esta entrada:

    «que un hombre dé hasta la última peseta por cumplir la Voluntad de Dios es poco, aunque cueste mucho; dejar a la familia de sangre cuesta, pero es poco, y eso lo hacen muchos; abandonar las ilusiones personales, las aspiraciones y ambiciones científicas y sociales, también es poco y también lo aceptan muchos; pero entregarse perfectamente a Cristo, ofrecerse a Dios eficazmente, ¡eso sí que es mucho y eso sí que lo hacen pocos! Darse a Dios sin reservas, sin que quede para nosotros el menor rincón, el menor detalle; pertenecerle enteramente, renunciar a sí mismo con tanta verdad que no nos embarace ni el hilillo más sutil, ¡eso sí que es difícil, eso sí que se ve raras veces!»

    San Josemaría E. de Balaguer

  5. Desde luego que estoy donde debo, pero que bueno que los hermanos que viven en monasterios tan en la presencia de Dios, pues tengan un minuto para decirte, cualquier cosa como: oramos por ti y tu vocaciòn. Lo normal, lo cortes no quita lo valiente.
    Gracias por que Ustedes si responden.
    Gracia y paz en vuestros corazones.

  6. Es importante de ni contar ni argumentar tanto con la infalibidad de nuestra iglesia. Es una iglesia de hombres falibles sea que tengan oficios o no, viven en monasterios o tienen familias o viven solos. Por eso me parece importante de ser muy cuidadoso con un consejo que argumenta con la «Voluntad de Dios». El Espiritu Santo sopla donde quiere.

  7. Francisco, lamentablemente su experiencia es normal
    ( y mal!) en nuestro mundo actual. No se contestan cartas, e-mails etc… cuando no sea en su propio interés. Lo que asombra es que tendria que ser el interés de un monasterio de abrir sus puertas a una persona que quiere hacerse monje. El hecho es que se deja afuera a una persona y que ni siquiera se trata de conocerla, es verdaderamente extraño. No entiendo ese tratamiento tampoco.

  8. No me extraña lo que les pasa, hermano Jeronimo. Yo llevo cuatro años llamando a puertas de monasterios y ni se molestan en responder mis correos. Yo no llamo por mi propia voluntad, si no por la voluntad del que me da la vocaciòn. Sigo aun en el mundo sin ser de el. Mi pobre conclusiòn: que ustedes en algun modo tambien andan descarriados, como los que andamos por el mundo. Pero los del mundo es normal.
    Mucha Paz a todos en Jesús.

    • Hola Francisco.
      De todos modos, fíjate que aportas tú para que ni siquiera te contesten los correos. Te digo porque eso es algo bastante extremo. Quizás algo en tu actitud los asusta o en tus modos. Seguramente esa certeza que declamas, de que no haces por tu propia voluntad suena de algún modo mesiánica. No te digo que te equivocas en lo que afirmas, solo que revises lo que tu aportas para que no quieran atenderte.
      Un saludo en Cristo.

    • Tiene mucha razón Hesiquía en su aclaración. Si Dios te quisiera en un monasterio, te aseguro que, a fecha de hoy, estarías en tu celda. Tal vez tengas que revisar tu vocación y ponerte humildemente de cara al Señor para que Él te ilumine. También yo me he obcecado muchas veces en cosas que no me correspondían y para las que no estaba preparada; sin embargo, persistía y persistía en el empeño hasta que, ¡al fin!, descubría que la voluntad de Dios era otra bien distinta; Él llevaba tiempo diciéndomelo, pero yo no quería escuchar. En cualquier caso, todo sirve, todo construye y esta experiencia tuya te puede ayudar mucho en tu relación con Cristo y con su Iglesia ¡Ánimo!

  9. Me ha conmovido esta nota del Hno.Jerónimo.Estará en nuestras oraciones muy especialmente en este Año Sacerdotal, para que Dios marque con claridad la senda que le toca seguir.

  10. Querido Hermano Jerónimo:

    Estoy contigo en tu dolor. Duele saber que cierran monasterios, verdaderas columnas orantes para este mundo que se desmorona. Pero como tú bien dices, luz verde a la esperanza y que seamos mejores en nuestros futuros quehaceres.

    Cariñosamente,

    Susana

  11. Recuerdo que fue en una predicación cuando lo escuché, fue hace ya algunos años; resonó y ha seguido resonando en mí: «ni siquiera es necesario que seamos muchos». Frase suelta, a lo mejor sacada de contexto, pero a mí me ha ayudado a mantener la Esperanza cuando parece que vamos disminuyendo en número los católicos. Creo que algo parecido deben haber pensado los Doce después de Pentecostés.
    Te abrazo en Jesús que murió en soledad y despojado de todo

    • Sin duda. La cuestión creo es la coherencia y no solo cuantitativa.
      Nuestras oraciones contigo Sofía en este momento tan especial que vives. El Señor te dé las fuerzas.

  12. Estoy muy agradecido a todos por sus comentarios. Se los he reproducido y enviado por mail a Hno. Jerónimo, seguro cuando pueda volverá a contactarse.
    Creo que los comentarios, aún cuando a veces se evidencien tensiones, enriquecen el blog y en cierto modo le dan mas vida a la herramienta tecnológica.

    Un saludo a todos desde el corazón.

  13. Estimada «Zambullida»:

    Para ayudar a otros e infundirles ánimos, es Dios quien decide quién es bueno. Hay un himno muy bello -si no me equivoco-, de la autoría del Obispo metodista argentino, Federico Pagura, que dice:

    «Cuando el pobre nada tiene y aun reparte /
    cuando el hombre pasa sed y agua nos da /
    cuando el débil a su hermano fortalece /
    va Dios mismo en nuestro mismo caminar // .»

    Gracias, que para todos hay esperanza.

    M+
    U.I.O.G.D.

  14. No soy la más indicada para infundir ánimos, puesto que yo misma me hundo un día sí y otro no, pero, al final, siempre Dios consigue levantarme. A mí me parece que lo que les está ocurriendo es una bendición, un regalo del cielo. No es una consecuencia de posibles errores, es sólo la voluntad de Dios y uno, como Vd. sabe mejor que yo, no es feliz sino en su voluntad. Me alegra que termine sus palabras con esperanza. Un abrazo en Cristo

  15. Hno. Jeronimo:
    No soy muy instruida, pero cuando ayer lei su escrito, comprendi su dolor, las dudas, el porque, todos tenemos que vivir momentos dificiles, todos tenemos que enfrentar situaciones que no deseamos, pero al tiempo nos damos cuenta que era necesario…
    Quiero creer que Dios lo necesita en otro lugar y por eso lo traslada…
    Guarde todos esos años en su corazon y permitase vivir lo que viene. Le ruego no se quede en el recuerdo.
    Gracias por compartir sus sentimientos mas profundos.
    Le puedo preguntar si ud. esta Argentina?
    Ruego al Señor lo acompañe y lo tendre en mis oraciones.

  16. Me llena de pena este relato, lo acompañamos hno. Jerónimo en su dolor y ofrenda, Dios el Eterno Padre lo llenara de su consuelo.
    Juan

  17. Robert…
    No he he venido aquí a que me califique, quédese Usted con su opinión que no la he menester.
    Mi comentario se dirige únicamente al asunto del Hno. Jerónimo y nada más. Gracias.
    M+
    U.I.O.G.D.

    • Quisiera hacer un pequeño aporte, Sr. Miguel, con todo respeto; creo que en su primer comentario no se ha referido solo a la experiencia del Hermano Jerónimo sino que ud. mismo introduce el tema de la homosexualidad y el sacerdocio femenino. Creo que si decía que es sacerdote, anglicano y mexicano era una buena presentación. Cuando dice «sí, de los liberales, de los que aceptan mujeres ordenadas y a las personas homosexuales» se inserta lo que sería un fuera de tema.
      También Sr. Robert, quisiera decirle que puede ser diferente calificar los dichos de alguien (en este caso como contradictorios ) a calificar a la persona que los emite. Lo digo porque uno puede a veces incurrir en contradicciones sin ser uno mismo una contradicción.
      Soy un lector asiduo de Hesiquía y le tengo mucho aprecio, he sentido que era mi deber de conciencia participar en este debate que se ha producido.
      Joaquín

  18. Analizar las contradicciones de los seres humanos es tarea muy dificil. Por momentos, demasiado complicado.
    El amigo Anglicano es una contradicción en si mismo: profundamente Tradicional con aceptación de homosexuales, y mujeres ordenadas… O sera que la Shekinah de Jesus se les fue de las manos al anglicanismo? Muy poético el tal consuelo, dado a Ud. Hno. Jeronimo, pero sin substancia…
    Lo que si puedo asegurarle, es que Jesus lo ha colocado en la cruz; Su Cruz, y ahora toca el padecer, terrible momento, pero lo es para que todo renazca. Si, es la oscuridad del misterio.
    Esto hay que necesariamente vivirlo en un espiritu de martirio espiritual, ofreciendo nuestro sacrificio incruento para que El, misteriosamente, lo fructifique. Pues el martirio es semilla de santidad.
    Dios os bendice Hno. Que el Señor de todo bien os introduzca en su paz, y le conceda la gracia de la paciencia, por la cual conquistaremos el Reino.
    En Jesus y Maria,
    Robert

  19. Si que es triste de veras. Se me ha desgarrado el alma leyendo esto. La imagen que se me ha venido es la de Jesús en Getsemaní. Dios sabe más. ¡Lo sabe todo! y esa es nuestra seguridad, solo falta nuestra voluntad al decirle : Padre, que pase este cáliz, pero no se haga mi voluntad si no la tuya. Estoy convencido que en ese monasterio ha existido siempre un gran amor a Dios y El velará por los que salen. Mi oración , suplicando al Padre que consuele los corazones de cada uno de los hermanos. Mi rosario de hoy por esa intención. Un abrazo

  20. Hno. Jerónimo:
    Soy un sacerdote anglicano y mexicano -sí, de los liberales, de los que aceptan mujeres ordenadas y a las personas homosexuales-, pero profundamente tradicional en lo que se refiere al anhelo de vida monacal. También voy de mudanza; mi madre y yo, en dos semanas, dejaremos Guadalajara y viviremos en Ensenada, casi la frontera mexicana con San Diego, CA (EU).
    Hno. Jerónimo, mi vocación nació gracias a un benedictino castellano de Sto Domingo de Silos, el Padre Mariano Palacios González OSB, que trabajó en la Cd de México, donde yo nací.
    Tu voto de estabilidad no te liga a un sitio, sino a un Señor: a Cristo, a ir donde él vaya, (sonríe): ¡a estar EN ÉL!; libérate y marcha, como Benito supo reconocer los signos y salió de Subiaco a Montecasino con sus cuervos detrás. Dios sabrá cuidar de don Pedro y doña Elena; mantén el contacto.
    Te toca una misión hermosa, llevarte la Shekináh de Cristo; meditando en ti y en tu última Misa, te contemplo como a un nuevo Ezequiel, arrebatado en la Merkabáh, entre fragores y troníos… No es que Cristo deje Su sitio (todos son suyos), es que se marcha con vosotros, en su Carro de gloria, entre los cuatro vivientes del Ap., que se gritan «Kadosh!, Kadosh, Kadosh!». No te enfades por «un mundo sin Dios», ¿quién eres tú, quién soy yo para pensar que Dios está sólo donde nuestra miopía alcanza a verle? Déjales el cascarón –menos mal que no se pierde la obra artística–, vosotros, monjes, lleváos la interior almendra. ¡A vivir, Jerónimo! Que -donde estés- Cristo espera… Un abrazo en la Paz de Cristo.
    Miguel+
    U.I.O.G.D.

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