Carta a Diogneto

Gabriel, eremita suizo

Los cristianos no se distinguen de los demás hombres, ni por el lugar en que viven, ni por el lenguaje, ni por su modo de vida. Ellos, en efecto, no tienen ciudades propias, ni utilizan un hablar insólito, ni llevan un género de vida distinto.

Su sistema doctrinal no ha sido inventado gracias al talento y especulación de hombres estudiosos, ni profesan, como otros, una enseñanza basada en autoridad de hombres. Viven en ciudades griegas y bárbaras, según les cupo en suerte, siguen las costumbres de los habitantes del país, tanto en el vestir como en todo su estilo de vida y, sin embargo, dan muestras de un tenor de vida admirable y, a juicio de todos, increíble.

Habitan en su propia patria, pero como forasteros; toman parte en todo como ciudadanos, pero lo soportan todo como extranjeros; toda tierra extraña es patria para ellos, pero están en toda patria como en tierra extraña. Igual que todos, se casan y engendran hijos, pero no se deshacen de los hijos que conciben.

Tienen la mesa en común, pero no el lecho. Viven en la carne, pero no según la carne.

Viven en la tierra, pero su ciudadanía está en el cielo. Obedecen las leyes establecidas, y con su modo de vivir superan estas leyes. Aman a todos, y todos los persiguen. Se los condena sin conocerlos. Se les da muerte, y con ello reciben la vida.

Son pobres, y enriquecen a muchos; carecen de todo, y abundan en todo. Sufren la deshonra, y ello les sirve de gloria; sufren detrimento en su fama, y ello atestigua su justicia. Son maldecidos, y bendicen; son tratados con ignominia, y ellos, a cambio, devuelven honor. Hacen el bien, y son castigados como malhechores; y, al ser castigados a muerte,se alegran como si se les diera la vida.

Los judíos los combaten como a extraños, y los gentiles los persiguen, y, sin embargo, los mismos que los aborrecen no saben explicar el motivo de su enemistad. Para decirlo en pocas palabras, los cristianos son en el mundo lo que el alma es en el cuerpo.

El alma, en efecto, se halla esparcida por todos los miembros del cuerpo; así también los cristianos se encuentran dispersos por todas las ciudades del mundo. El alma habita en el cuerpo,pero no procede del cuerpo; los cristianos viven en el mundo, pero no son del mundo. El alma invisible está encerrada en la cárcel del cuerpo visible; los cristianos viven visiblemente en el mundo, pero su religión es invisible.

La carne aborrece y combate al alma, sin haber recibido de ella agravio alguno, sólo porque le impide disfrutar de los placeres; también el mundo aborrece a los cristianos, sin haber recibido agravio de ellos, porque se oponen a sus placeres.

El alma ama al cuerpo y a sus miembros, a pesar de que éste la aborrece; también los cristianos aman a lo que los odian. El alma está encerrada en el cuerpo, pero es ella la que mantiene unido al cuerpo; también los cristianos se hallan retenidos en el mundo como en una cárcel, pero ellos son los que mantienen la trabazón del mundo.

El alma inmortal habita en una tienda mortal; también los cristianos viven como peregrinos en moradas corruptibles, mientras esperan la incorrupción celestial. El alma se perfecciona con la mortificación en el comer y beber; también los cristianos, constantemente mortificados, se multiplican más y más. Tan importante es el puesto que Dios les ha asignado, del que no les es lícito desertar.

-La redacción de la Carta a Diogneto se sitúa alrededor del año 200, pero se ignora el autor de esta encendida y lúcida defensa de los Cristianos-

Extraída de:

Leccionario Patrístico

Enviado por Frat. Laicos Camaldulense

Enlaces de hoy:

Monasterio de Chevetogne

Toma y lee

Vocación contemplativa

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10 Comments on “Carta a Diogneto

  1. Vaya, desconocía que había estado en esta página. Hoy la traigo a mi blog, recomendada por una amiga. Ya veo que tengo que mirar más profundamente este gran blog y la riqueza que nos ofrece.

  2. Gracias a todos por participar del blog.
    Hesiquía se enriquece.
    Es sorprendente la visión que el autor de la carta tenía de los cristianos en aquella época.
    ¡Que el Señor nos ayude a ser coherentes con nuestra fe!

  3. Querido Mario, gracias por el gran servicio que nos haces a través de esta página. El texto de la carta de Diogneto, es de gran estimulo para este tiempo cuaresmal, particularmente desde aquello que dice al final » El alma se perfecciona con la mortificación en el comer y beber; también los cristianos, constantemente mortificados, se multiplican más y más. Tan importante es el puesto que Dios les ha asignado, del que no les es lícito desertar».
    Junto a esto me ha llenado de gran alegría la foto del gran Padre y Amigo Gabriel Bunge, tu sabes Mario que es un Padre al que amo profundamente y que ha sido mi guía para la fundación, gracias por este doble regalo.
    p. Juan Bautista, msc.

    • Padre Juan, un gusto verlo en los comentarios.
      Si, estamos viendo de conseguir una buena traducción de los textos acerca del Monasterio de Chevetogne para hacer un buen post sobre ellos.
      Un saludo fraterno en el amor de Cristo.

  4. Me encantó ver la referencia al Monasterio de Chevetogne.
    Allá los monjes benedictinos celebran la más solemne y bella liturgia en que jamás he participado. La ceremonia y el canto de la liturgia ortodoxa del rito antiguo eslavo toca cuerpo y alma entrañablemente. Esperando se me conceda la Gracia de asistir con atención, me quedare allá tambien este año 2010 por la Semana Santa y Pascua.

  5. Bien…si… Sed de este mundo sin pertenecer a él…

    Ese desapego que no indiferencia debería caracterizarnos a los cristianos…pues la verdadera Vida es la del Espíritu…y abrirnos a ÉL…desde una práctica mantenida y auténtica…para llevarlo a la vida… a los demás…a todo nuestro ser.

    El ESPIRITU del CRISTO nos instruye…y vive en aquéllos-as entregados por FE Y AMOR a ÉL.

    Un Abrazo nuevo, apreciado Hrmano Mario del Cristo.

    Carmen.

  6. Estimado Hesiquia,

    La carta a Diogneto fue para mi un descubrimiento tardío. Ya pasados los 35 años cayó en mis manos y tras leerla me sigo preguntando por qué en ninguna clase de religión o catequesis llegaron a nombrarla.

    La lectura de la carta me supuso en fuerte golpe, ya que de repente me di cuenta que los cristianos actuales tenemos los mismos problemas que los de los primeros siglos.

    Por mucho que el mundo parezca cambiar cada decenio, su corazón sigue siendo el mismo… y es evidente que esto debe ser así.

    Me encanta releerla cada cierto tiempo y cada vez que lo hago tengo la misma sensación de actualidad permanente de su mensaje.

    Que Dios le bendiga y le permita seguir con este estupendo blog muchos años. Saludos 🙂

  7. Bellísimo resumen de lo que es un crisitiano.

  8. Verdad, esta carta del siglo II vale de volver a leerla por los siglos.
    Describe nuestra situacion actual como la del siglo II. Solo lo que no da en cuenta son nuestras debilidades, errores malhechos que tenemos en comun con los otros. En ese respecto describe el texto mas un ideal que la realidad. Pero reinforza de leerla y leerla.

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