Inquietud

Anticipo de la Resurrección

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Fragmentos de diálogo

–        No es infrecuente que caiga en la inquietud. Es un estado en el que prima cierto apresuramiento, como si tuviera que salir pronto de viaje a un país lejano y debiera acondicionar incontables pertrechos.

Se produce en cualquier momento y sin razón aparente; caigo en cuenta por los febriles movimientos de las manos o por la agitación del pecho siguiendo la respiración o por los pensamientos veloces que algo enajenados dialogan entre sí discurriendo entre nadidades.

Querido Padre, ¿cuál es la causa de semejante alteración del ánimo? Y, ¿cómo ponerle pronto y definitivo remedio?

–        Dios me asista porque preguntas por una causa raíz y es sabido que si se quita la raíz no vuelve la mala hierba.

La inquietud es la manifestación del deseo. El deseo la exteriorización de la carencia. La carencia el vacío dejado al ausentarse el Señor. Ahora… ¿Por qué habría El Señor de ausentarse siendo que en él somos, nos movemos y existimos?

Se trata más bien de haber nosotros desalojado la percepción de Su presencia, de haber conducido la atención en otra dirección. Se ha producido una sutil elección: De entre todas las sensaciones que llegan a nuestros sentidos, hemos elegido las más fuertes y por su calidad burdas. Es la opción por lo fácil.

Antes que aplicarnos a saborear el genuino gusto de los alimentos, nos hemos dedicado a condimentarlos, para que esta nueva intensidad nos libre del tener que ejecutar una más sutil degustación. Antes que los sonidos naturales hemos preferido los artificiales, nos inclinamos por lo veloz antes que por lo tranquilo, en lugar de contemplar nos intoxicamos.

En la desnudez de lo simple esta plena la Presencia y en ella yacen las sutilezas de Su amor por lo general olvidado. Examinemos juntos el problema:

Hay algo que quieres y como no lo tienes te inquietas. Este movimiento aparenta acercarte a lo deseado. Como si al ir dejando atrás cosas y actividades pendientes sortearas obstáculos hacia el objeto de tus anhelos. Deseas porque no aceptas lo que tienes, lo que es.  Y este ir en pos de algo, que ha sido considerado germen de todo progreso, resulta en causa de sufrimiento porque deriva del rechazo a lo que nos ha sido dado. Es la no aceptación.

Y sucede que si primero aceptamos, luego discurren cambios operados a través nuestro o de nuestros semejantes, que son de buen fruto y como fases sucesivas de una misma bonanza. Si uno acepta y se acepta, las transformaciones acaecidas en ese campo de conformidad, se muestran estables y favorables al desarrollo del alma.

Todas esas prisas y ajetreos emergen al olvidarte que no vas a ningún lado. No hay adonde ir, excepto hacia la interioridad. Si te diriges a metas exteriores sin antes consolidar fortalezas interiores, todo resulta a la larga o a la corta en fracaso y dolor. Pero si te afirmas en lo no dependiente y te sitúas en el centro de tu ciudad espiritual, verás que no tendrás necesidad de muchas agitaciones en lo de fuera.

Este mundo aparentemente exterior tiende también a serenarse, descubriéndose así que hay pocas cosas importantes. Todos nosotros, sea cual sea la condición en que nos hallemos, nos encaminamos hacia el momento decisivo de la muerte. Hacia ese umbral para el que todo lo vivido nos prepara. Y esto y aquello y lo de más allá…pero finalmente estaremos junto al paso del trance, debiendo dar el salto que importa.

En ese instante, asimilable al momento cumbre de La Cruz de Cristo, ¿nos entregaremos confiados o nos aferraremos a las ilusiones atesoradas por la vida de los sentidos? Es preciso vivir ahora como muriendo, sin contrariarnos en inútiles sujeciones. Aquí estamos, con un plazo definido aunque ignorado, pero transitorios…esto no es definitivo. ¿A que tanto afán? Atento, el significado cierto está más allá, del otro lado.

¿Te impulso a la negligencia, al abandono laxo hacia la dejadez de la indolencia? No. Por el contrario. Digo que vivamos con intensidad en Presencia del Señor. Pero esto es posible cuando situados en lo que importa nos conducimos según estas prioridades.

¿Vives descontento o inquieto? ¿Sufres? ¿Tu vida no es cómo quisieras? No lo resuelvas por la vía equivocada. No está la solución en la modificación de la situación exterior que vives sino en lo interior, de lo cual ha derivado la circunstancia. ¿A qué te aplicas? ¿En qué actividades se consumen tus horas? Si vives radicado en lo secundario no es de extrañar que luego ante lo decisivo te encuentres indefenso.

Acepta la situación en que te hallas, te la dio la Providencia aunque lo adjudiques a otras causas. Es herramienta para tu aprendizaje. ¿Qué has hecho para llegar a la existencia? Es puro don. ¿Cómo reprochar un regalo? Es aceptando las cartas que te han tocado como podrás esbozar una táctica para el juego, no renegando de ellas.

Si te descubres inquieto, en medio de lo cotidiano, detente. Haz un alto de inmediato. Pon tu esfuerzo en cesar la actividad en que te hallas. Hecho esto, reflexiona. Respira. Invoca al Señor Jesucristo. Di en tu interior: ¿adónde voy? ¿Qué estoy persiguiendo en esta acción? Verás que la prisa siempre se ancla en el ego, aunque puede disfrazarse con esmero. Es algo que buscas para ti mismo lo que te apura.

Busca el hacer con cualidad. Hay un modo de actuar que es intenso pero sereno. Vivo pero aplomado. Resulta del que busca la perfección en la acción como ofrenda por la gratuidad de la existencia recibida. Es un hacer pulcro, atento, dedicado. Es una conducta que busca lo perfecto aunque sabe que le es inalcanzable. Es el gusto del esmero, del bien hacer.

Es un desplegarnos ante Su mirada sabedores de su misericordia y de Su amor infatigable.

elsantonombre.org

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15 Comments on “Inquietud

  1. Pingback: Mariposa « Zambullida's Blog

  2. Es un texto extraordinario, tanto por su contenido como por la manera como está escrito. Es de una sencillez encomiable, y sin embargo de una precisión asombrosa. Me veo reflejado en la persona a quien va dirigida, como si el que escribe me tuviese a mi unicamente en su mente. Sus consejos son los adecuados para alguien que, como yo, vaga por este mundo con la atención dividida. Quisiera poder recordarlos todo el día.

    Gracias. Menos mal que hay gente que se atreve a publicar paginas como esta. Sin ellas estaríamos muy solos.

    • Gracias Unsui por visitar Hesiquía y gracias por tus palabras que resultan alentadoras.
      Un abrazo.

  3. La inquietud pertenece al ser humano mas que a los otras creaturas. Es el fundamento del idolo humano. Dios nos ha creado asi y tal vez es mejor sentir esta inquietud que una paz de ilusiones o una paz que no se participe con las otras personas. Yo sentia la inquietud de la creatura mas existencial en los dias pasados por la erupcion del volcano en Islandia, no pude volver de un viaje en casa. Asi el mundo de hoy siente mas la dependencia de la creatura de su Creador.

    • Así es Holle. Apenas nos confiamos en nuestras solas fuerzas, algo nos demuestra que somos pequeños y necesitamos de la gracia de Dios.
      Un saludo fraterno.

    • Me alegro Victor. La ayuda está en todas partes y en el momento oportuno. Por cierto me ha sucedido y es reconfortante.
      Un abrazo.

  4. Verdaderamente este texto es un bálsamo para el corazón…
    una maravilla, que mas se puede decir?, quizas a veces es mejor no decir nada y saborear el silencio …

    • Así me parece Claudio. Un texto muy útil. Hay que releerlo despacio. Un abrazo.

  5. A veces es muy dificil eliminar el desasosiego del alma aunque se tenga consciencia de que todo es un regalo ,de que todo es obra de Dios y en Él hay que abandonarse. Gracias por estas maravillosas palabras de hoy

    • Gracias por su visita hermano, un gusto. Pasaré a conocer su blog. Un abrazo en Cristo.

  6. «Si te diriges a metas exteriores sin antes consolidar fortalezas interiores, todo resulta a la larga o a la corta en fracaso y dolor». Es cierto: la clave está en la interioridad, es allí donde encontramos cuanto necesitamos, y en la aceptación de lo que nos toca vivir en cada momento. Sólo así cesan los apresuramientos y la inquietud. Sin embargo, también creo que los deseos son muy humanos y que Dios los puso en el hombre para que anheláramos el Infinito. Estoy segura de que el propio Cristo, siendo hombre, tuvo deseos. Los deseos, vividos con paz y siempre teniendo en el horizonte el aquí y el ahora y abrazando nuestra realidad, son necesarios.

    • Hola amiga. Si claro los deseos tienen un sentido. Creo que el asunto está en que se desplieguen en medio de ese marco de aceptación al que se refieren en el diálogo.
      Un abrazo fraterno.

    • Zambullida: Vuelvo a dirigirme a ti porque no se si el comentario que escribi antes se podra leer o no.Donde puedo mirar tu perfil en tu blog?;lo he buscado pero no lo he visto.
      Gracias.

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