Consagrar la vida

Vidas consagradas

«Las personas consagradas están llamadas de modo especial a ser testigos de esta misericordia del Señor, en la cual el hombre encuentra su salvación.

Ellas mantienen viva la experiencia del perdón de Dios, porque tienen la conciencia de ser personas salvadas, de ser grandes cuando se reconocen pequeñas, de sentirse renovadas y envueltas por la santidad de Dios cuando reconocen su pecado.

Por esto, también para el hombre de hoy, la vida consagrada es una escuela privilegiada de «compunción del corazón», de reconocimiento humilde de su miseria, y también es una escuela de confianza en la misericordia de Dios, en su amor que nunca abandona.

En realidad, cuanto más nos acercamos a Dios, cuanto más cerca estamos de él, tanto más útiles somos a los demás.

Las personas consagradas experimentan la gracia, la misericordia y el perdón de Dios no sólo para sí mismas, sino también para los hermanos, al estar llamadas a llevar en el corazón y en la oración las angustias y los anhelos de los hombres, especialmente de aquellos que están alejados de Dios.

En particular, las comunidades que viven en clausura, con su compromiso específico de fidelidad a «estar con el Señor», a «estar al pie de la cruz», a menudo desempeñan ese papel vicario, unidas al Cristo de la Pasión, cargando sobre sí los sufrimientos y las pruebas de los demás y ofreciendo todo con alegría para la salvación del mundo.

Por último, queridos amigos, elevemos al Señor un himno de acción de gracias y de alabanza por la vida consagrada. Si no existiera, el mundo sería mucho más pobre.

Más allá de valoraciones superficiales de funcionalidad, la vida consagrada es importante precisamente porque es signo de gratuidad y de amor, tanto más en una sociedad que corre el riesgo de ahogarse en el torbellino de lo efímero y lo útil (cf. Vita consecrata, 105).

La vida consagrada, en cambio, testimonia la sobreabundancia de amor que impulsa a «perder» la propia vida, como respuesta a la sobreabundancia de amor del Señor, que «perdió» su vida por nosotros primero.

En este momento pienso en las personas consagradas que sienten el peso de la fatiga diaria, con escasas gratificaciones humanas; pienso en los religiosos y las religiosas de edad avanzada, en los enfermos, en quienes pasan por un momento difícil en su apostolado… Ninguno de ellos es inútil, porque el Señor los asocia al «trono de la gracia». Al contrario, son un don precioso para la Iglesia y para el mundo, sediento de Dios y de su Palabra».

Fragmentos de la homilía de SS Benedicto XVI

en la Fiesta de la Presentación del Señor y

XIV Jornada de la Vida Consagrada – 2/ 2/ 2010

Links:

Monasterio Abba Padre

Homilía en la Jornada de vida consagrada

Diócesis de Cruz del Eje

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5 Comments on “Consagrar la vida

  1. Te invitamos, si no lo has hecho ya, a que participes en la encuesta-compromiso de oración que hemos subido al lateral del blog, y también a que la difundas desde tu espacio para que seamos muchos blogueros unidos en la oración por el Santo Padre y el éxito de la JMJ 2011.

    Muchas gracias, un abrazo

  2. Así lo haremos en breve hermanos. Un abrazo fraterno en Cristo y María Virgen.

  3. Dios le bendiga Hermano Mario:
    Quiero pedir oración por los monjes de vida consagrada de las comunidades aquí residentes en Venezuela. Por los monjes benedictinos ermitaños camaldulenses; por los Benedictinos y los Cistercienses, para que el Nuestro Dios los siga fortaleciendo y bendiciendo en su opción de vida.
    También quiero pedir para que el espiritu Santo ilumine a nuestros jóvenes venezolanos y suscite en ellos la vocación a la vida consagrada.
    Dios le bendiga.

  4. Gracias de nuevo… Hermano Mario del Cristo…

    Tengo un sencillo regalo en mi blog para ti… y para todos.

    Un Abrazo en CRISTO.

    Carmen

  5. Es una alegria de ver las caras felices de las tres monjas jovenes y de las otras hermanas. Se ve de las fotos que hubo una ceremonia muy bonita.

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