La avidez

 

El filósofo meditando - 1632 - Rembrandt Harmenszoon van Rijn -

«El comienzo del pecado es la avidez. La avidez consciente es la raíz de las pasiones de los que pertenecen a las tinieblas», dice el primero de los textos filocálicos.

La avidez, es decir, el deseo no controlado, el deseo desbocado, el deseo que lo devora todo, incapaz de conocer ni reconocer sus propios límites. Para dominar esta desmesura, los monjes tratan de vivir en los márgenes de lo estrictamente necesario, conscientes de que, una vez transgredido el límite de la necesidad, el deseo humano no conoce freno.

Todo el trabajo de la ascesis, sobre todo a partir del ayuno y de las vigilias, tiene por objetivo agotar la violencia de esta avidez, desarraigar la profunda tendencia del cuerpo a saciarse de placeres. Una satisfacción que, de hecho, deja todavía más vacío el verdadero deseo del hombre, que es su deseo de Dios.

Esta avidez o amor de placeres es puesta frecuentemente en relación con otras dos manifestaciones: la glotonería y el amor al dinero. San Nilo dice: «La glotonería es la madre del placer, ya que ella es la que engendra todas las demás pasiones»`. Y Casiano empieza su lista de pasiones por dicha glotonería, colocándola en el origen de una cadena inexorable: tras la primera avidez consentida, le sucede la prostitución; después la avaricia, la cólera, la tristeza, la acedia, la vanagloria; y, como culminación de todo, el orgullo.

Gregorio Palamas afirma: «El primer fruto del deseo es el amor por las posesiones. El amor por el dinero nace un poco más tarde y está en el origen de todas las formas de concupiscencia ».

Evagrio Póntico muestra perfectamente esta equivalencia entre la avidez y el amor por el dinero. Equivalencia que, a su vez, es una progresión que desemboca en la vanidad: «Entre los demonios que se oponen a la práctica ascética, hay tres jefes de fila que preceden y dirigen al resto de la tropa de intrusos: los que tientan a la avidez de la glotonería, los que inspiran el amor por el dinero y los que nos incitan a la gloria humana.

El amor por el dinero es una extensión de la glotonería, en la medida en que es la pasión de querer asegurar en el futuro la satisfacción del presente. Esta obsesión por el futuro impide disfrutar del momento presente y engendra una inquietud constante: el amor por el dinero es un mal que provoca muchas otras pasiones. Se la ha llamado con acierto la raíz de todos los males: (1 Tim 6,10)

Al estar atrapada toda la persona en esta avidez y desasosiego, su impulso hacia Dios queda totalmente oscurecido: «Debido a tu mala inclinación, has corrompido la imagen de Dios que hay en ti. La bruma de tus pensamientos apasionados ha empañado el espejo de tu alma, ese espejo en el que aparece Cristo, el Sol espiritual».

El deseo está encerrado sobre sí mismo y absorbe las otras dos potencias del alma (el ardor y la razón), condenándola a arrastrarse por el suelo en búsqueda de lo que cree que habrá de saciarla, en lugar de permitir que se eleve de la belleza de las criaturas a la Belleza del Creador.

Esta primera raíz del pecado, concerniente al cuerpo y al mundo de los deseos, tiene un nivel o un origen más profundo, que es lo que los Padres llaman el amor de sí…

Extraído de: «Conocimiento espiritual en La Filocalia»

de Javier Melloni –

Texto completo digitalizado en: Biblioteca

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6 Comments on “La avidez

  1. Exacto, iluminado, que va a la raíz, práctico, como todo lo monástico que he conocido hasta ahora. ¡Muchas gracias!

    He ido a consultar la obra completa, pero veo que está protegido su acceso, no sé si se puede leer inscribiéndose en algún sitio. Melloni me ayuda mucho, lo que conozco de él.

    No tengo web, sólo comento en muy poquitos blogs (creo que coincidimos en ellos).

    Un abrazo y en comunión de oraciones.

    • Estimado hermano, para acceder al libro completo debería inscribirse en el blog de la fraternidad monástica virtual http://lahesiquia.wordpress.com en la barra lateral derecha de dicho blog, encontrará el espacio para la suscripción. que por cierto es gratuita. Cristo le cuide.

  2. La avidez es el mal de nuestros dias,en todas las épocas ha existido,pero hoy sobretodo es una plaga entre los jóvenes.La juventud de nuestros dias,no toda gracias a Dios,busca saciarse a base de bienes materiales y de «nuevas experiencias»,como ellos llaman,donde la droga está haciendo verdaderos estragos.
    Pido al Señor Jesús por todos los que no han encontrado a Dios en sus vidas,Quien es El Único capaz de saciar nuestra alma.

    Dios os bendiga

  3. No se puede servir a Dios y al dinero. El apego que hay al dios dinero, aun entre los que se consideran cristianos, es pavoroso. A falta de Dios, los hombres ponen su amor y su seguridad en el dinero. A uno cuando va a misa y ve pasar la cesta con el dinero recaudado se le cae el alma a los pies. Se echan las moneditas que molestan y raras veces asoma un billete. Se ignora también al que lo necesita no para satisfacer caprichos sino las necesidades más esenciales. Se olvida también que todos los bienes materiales proceden de Dios y que Él mismo los pone a nuestra disposición para que nos sirvamos de ellas y hagamos buen uso de ellos. El dinero está a nuestro servicio, no nosotros al servicio del dinero. Se olvida, además, que Dios SIEMPRE da el ciento por uno.

  4. que gran verdad, las enseñanzas de los padres, que dificil se hace estando en el Mundo luchar contra las pasiones que nos llevan a olvidarnos de nosotros y sobre todo de Dios, hay que estar atentos constantemente al principio de los pensamientos que nos llevan a las pasiones para erradicarlos a traves de la repeticion del santo nombre

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