Cuestiones

La sagrada familia
En algún post anterior se trató el tema del «no reaccionar» como ascesis particular. ¿Podrías explicar algo más sobre el tema?

Si, hay dos post en los que se comenta algo sobre este tema específico. Pero, básicamente, se trata de una actitud interior atencional, en la cuál se intenta no actuar por actos reflejos, sino poniendo una distancia entre el estímulo y la respuesta.

Van sucediendo cosas en nuestra vida y a nuestro alrededor y si uno está distraído, suele responder  a esos acontecimientos de manera automática y por lo general eso no es muy útil. Surgen respuestas violentas o fastidiosas, quejas, murmuración, pensamientos negativos hacia los demás y hasta ese modo de relación tan habitual consistente en hablar con los demás solo para criticar a los otros.

La actitud de no reaccionar, consiste en permanecer atento al ideal evangélico y responder a los variados acontecimientos de la vida imitando a Cristo. Es un intento de ser coherente con lo que se dice. Uno se llama Cristiano y debe poner empeño en comportarse como enseña Cristo.

En este blog se abordan las cosas de modo bastante psicológico. ¿Porqué?

Me parece que el conocimiento de si mismo es esencial para avanzar hacia una espiritualidad mas profunda. En mi propia experiencia; cuando he comprendido algún mecanismo de la mente, que me producía esto o aquello, pude desarticularlo y producir un crecimiento hacia la paz del corazón. Es una enseñanza muy marcada por los Santos Padres, recopilados por ejemplo en «Filocalia».

Ellos se estudiaban a si mismos para despejarle el camino al corazón y para facilitar el descenso del Espíritu. Al cuerpo mantenerlo al servicio de las buenas obras mediante una ascesis adecuada para cada quién. A la mente, controlarla, encauzarla hacia la oración, permanecer vigilantes ante la continua correntada de desvaríos y divagaciones. Entonces desde allí uno se empieza a acercar a un modo de vivir mas espiritual.

Es un modo de abordar la espiritualidad, purificando la propia sicología, ordenando y conociendo la propia mente, para que devenga herramienta y no causa de caída. Por supuesto, no tiene nada que ver esto, con la sicología que actualmente se practica, en general en la sociedad, en la cual se intenta «normalizar» a la persona para que pueda encajar en un modo de vida de por si, alienado y consumista, en el cuál vive el propio «terapeuta».

El «sicólogo» vino a reemplazar al Padre espiritual y las consecuencias están a la vista. El Padre espiritual debe atender a la sicología del alma que orienta, pero eso es otra cosa muy diferente. Existe una sicología Cristiana, pero que parte de una espiritualidad enraizada.

¿Que opinión tienes acerca del tema de la pareja, de este sucederse constantes divorcios y rupturas?

Me parece que viene un poco influido por la tendencia general a buscar la autosatisfacción antes que cualquier otra cosa. Un confundir felicidad con placer de los sentidos y un apostar a lo fugaz como remedio a la angustia del alma. Hay cierta incapacidad de compromiso y de mantenerse en una misma línea de conducta. Se vive mucho esto de ser llevado por cualquier viento, como si uno fuera una hoja caída y no un ser humano.

Las publicidades, la moda, los programas de televisión y los «referentes sociales» muestran un estado de «liviandad» que en realidad les viene de la «pesadez» y densidad de vidas sin sentido. Es tanta la angustia y el vacío del corazón de las gentes en general, que todo esta enmarcado en el afán de fugarse de ello.

Por eso, se cambia de pareja como de vehículo. Cada tantos años, cuando ya el auto no luce, o cuando no me presta el servicio adecuado, lo cambio. La vida matrimonial es una de las formas de alcanzar la plenitud ya en esta vida. Somos seres incompletos y el encuentro con aquél ser que me completa puede ser la llave para la elevación espiritual. Pero esto es muy difícil hoy en día. Todo va en contra.

Se ha confundido la libertad, con la esclavitud a los apetitos del cuerpo. Se cree, que expresarse según lo que se siente en el momento, es ser espontáneo y por tanto «libre». Sin embargo, la libertad es la posibilidad de elegir, conscientemente, si voy a hacer esto o aquello, en función del objetivo de mi vida. Se engancha nuevamente con el tema del «no reaccionar».

Ser esclavo de los impulsos del cuerpo o de la mente no es ser libre sino prisionero. Ser el dueño del cuerpo y de la mente, no es fácil y requiere un camino espiritual bien orientado, pero es la opcíon que brinda la paz del corazón y la posibilidad del contacto con el Espíritu.

Vivir consagrado, esto es, –vivir junto a lo sagrado- es la forma de encontrar abundancia espiritual. Vivir con el corazón saciado implica la entrega de toda la persona al ideal que lo anima.

La vida del solitario, la del que vive casado, la de los que viven en comunidad, encuentra inspiración y profundidad en esta cohabitación con lo divino, en ese fuego sacro que anima en uno, en los demás y en todas la cosas.

Texto propio del blog

en base a intercambio de mails

 

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One Comment on “Cuestiones

  1. A no ser que uno se conozca a sí mismo, nunca podrá conocer a Dios. Cuando más crecemos en el conocimiento de nosotros mismos, más avanzamos también en el camino espiritual. Esa mayor comprensión de uno mismo, además, viene acompañada de la humildad y de la compasión hacia las miserias ajenas, hacia las que dejaremos de ser tan severos. En realidad, cuando censuramos a los demás estamos proyectando nuestra propia autocrítica.

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