Vida de San Benito de Nursia – 5

…vivió consigo mismo…

 CAPÍTULO III: EL JARRO ROTO POR LA SEÑAL DE LA CRUZ

 

GREGORIO.- El hombre de Dios, cual tierra libre de espinas y abrojos, empezó a dar copiosos frutos en la mies de las virtudes, y la fama de su eminente santidad hizo célebre su nombre. 

 

No lejos de allí, había un monasterio cuyo abad había fallecido, y todos los monjes de su comunidad fueron adonde estaba el venerable Benito y con grandes instancias le suplicaron que fuera su prelado. Instauró en aquel monasterio la observancia regular, y no permitió a nadie desviarse ni a derecha ni a izquierda del camino de la perfección. Entonces, los monjes que había recibido bajo su dirección, empezaron a acusarse a sí mismos de haberle pedido que les gobernase, pues su vida tortuosa contrastaba con la rectitud de vida del santo.  Y como la vida de los buenos es siempre inaguantable para los malos, empezaron a tratar de cómo le darían muerte. Después de tomar esta decisión, echaron veneno en su vino. Según la costumbre del monasterio, fue presentado al abad, que estaba en la mesa, el jarro de cristal que contenía aquella bebida envenenada, para que lo bendijera; Benito levantó la mano y trazó la señal de la cruz. Y en el mismo instante, el jarro que estaba algo distante de él, se quebró y quedó roto en tantos pedazos, que más parecía que aquel jarro que contenía la muerte, en vez de recibir la señal de la cruz hubiera recibido una pedrada. En seguida comprendió el hombre de Dios que aquel vaso contenía una bebida de muerte, puesto que no había podido soportar la señal de la vida. Entonces regresó a su amada soledad y allí vivió consigo mismo, bajo la mirada del celestial Espectador. 

 

PEDRO.- No acabo de entender qué quiere decir eso de que «vivió consigo mismo». 

 

GREGORIO.- Si el santo varón hubiese querido tener por más tiempo sujetos contra su voluntad a aquellos que unánimemente atentaban contra él, y que tan lejos estaban de vivir según su estilo, quizás el trabajo hubiera excedido a sus fuerzas y perdido la paz, y hasta es posible que hubiera desviado los ojos de su alma de los rayos luminosos de la contemplación. Pues fatigado por el cuidado diario de la corrección de ellos, hubiera negligido su interior. Y acaso olvidándose de sí mismo, tampoco hubiera sido de provecho a los demás. Pues, sabido es, que cada vez que por el peso de una desmesurada preocupación salimos de nosotros mismos, aunque no dejemos de ser lo que somos, no estamos en nosotros mismos, ya que divagando en otras cosas no nos percatamos de lo nuestro. Por eso dije, que este venerable varón habitó consigo mismo, porque teniendo continuamente los ojos puestos en la guarda de sí mismo, viéndose siempre ante la mirada del Creador, y examinándose continuamente, no salió fuera de sí mismo, echando miradas al exterior. 

 

De dos maneras, Pedro, se dice que salimos de nosotros mismos. Cuando caemos por debajo de nosotros mismos, por un pecado de pensamiento, o cuando somos elevados por encima de nosotros mismos, por la gracia de la contemplación. Así, pues, el venerable Benito habitó consigo mismo en aquella soledad, en el sentido de que se mantuvo dentro de los límites de su pensamiento. Pero cada vez que le arrebató a lo alto el fuego de la contemplación, entonces fue elevado por encima de sí mismo. 

PEDRO.- Te ruego vuelvas a tomar el hilo de la narración de la vida de este gran abad. 

GREGORIO.- Como el santo varón crecía en virtudes y milagros en aquella soledad, fueron muchos los que se reunieron en aquel lugar para servir a Dios todopoderoso, de suerte que con la ayuda de Nuestro Señor Jesucristo, que todo lo puede, erigió allí doce monasterios, a cada uno de los cuales asignó doce monjes con su abad. Pero retuvo en su compañía a algunos, que creyó serían mejor formados si permanecían a su lado. 

También por entonces comenzaron a visitarle algunas personas nobles y piadosas de la ciudad de Roma, que le confiaron a sus hijos para que los educara en el temor de Dios todopoderoso. Por este tiempo Euticio y el patricio Tértulo le encomendaron a sus hijos Mauro y Plácido, los dos, niños de buenas esperanzas. El joven Mauro, dotado de buenas costumbres, empezó a ayudar al maestro. Plácido en cambio, era todavía un niño.

 

 

8 Comments on “Vida de San Benito de Nursia – 5

  1. sólo quiero comentar mi experiencia: cuando uno integra su pasado y se convence de que Dios lo ama tal como es, así tal cual como es, el miedo de vivir con uno mismo desaparece porque sabemos que Dios sabe de qué estamos hechos. Así cuando acallamos nuestro interior y descansamos en Dios como un niño en los brazos de nuestra madre, ya nada nos da miedo.

  2. Uno de los problemas con que nos enfrentamos en la oración es precisamente éste: La dificultad de «vivir consigo mismo». Nos da miedo lo que nos podamos encontrar en nuestro interior y el abismo que hay entre nuestra realidad y el proyecto que Dios tiene de nosotros. Sentimos terror y huimos saliendo de «vivir con nosotros mismos»; buscamos el ruido, la palabra, la diversión y hasta llegamos en nuestra loca carrera a caer en la droga, alcohol, sexo desenfrenado. Huimos de nosotros mismos y por eso no encontramos a Dios que mora en nuestro interior. Dios mora en nuestro interior, en nuestro «vivir consigo». Pido a Dios ser capaz de afrontar mi pecado y dejarme transformar por su Espíritu.

  3. Para mí es muy importante esta frase: vivió consigo mismo. La verdad es que, para nosotros es complicado vivir así: vivir consigo mismo. Eso implica que nos quedamos en la soledad delante de la mirada de Dios. Nos conocemos mejor, y algunas veces el autoconocimiento nos hace miedo. Todavía vivir consigo mismo permite acoger la gracia de la contemplación y, entonces, saliendo de nosotros somos acogidos por el amor de Dios, que en la soledad y la contemplación nos ha concedido un poco del conocimiento de Dios. Vivir consigo mismo es camino para la comunión con Aquél que deseamos conocer y amar.

  4. PAX. La Señal de la Cruz = la Señal de la Vida….una ocasion estaba fuera de casa sirviendo a Dios y en la madrugada antes de ir a dormir me puse a orar y el Señor me inspiró a hacer a señal de la Santa Cruz en dirección de mi casa… cuando regresé me enteré que a esa hora de esa madrugada hubo un conato de incendio pero no pasó a más…..Gracias Señor por que velas por cada uno de tus hijos…La Santa Cruz sea mi Luz……DEUS BENEDICITE!!!

  5. En este fragmento de la vida de San Benito, veo que el milagro le hace ver al Humilde santo sus deficit en cuanto al Don de Justicia se refiere (Don, como todos, Regalado por E. S. imprescindible para dirigir un grupo social). Seamos ovejas y pidamos a Cristo el Don de Justicia, no el pastoreo.

  6. Aquí vemos el poder de la Santa Cruz que muchas veces pasamos por alto. También San Benito me hace ver la Fe y la Confianza que hay que tener en Dios, que siempre cumple su promesa, pues «les morderan vívoras y no les pasará nada», no sólo con cosas físicas, pienso que el poder de la Cruz es tanto para cosas físicas como para cosas espirituales. La Cruz, en la Cruz tenemos la redención, en la Cruz tenemos a Cristo y con Cristo lo tenemos todo.

  7. No siempre estamos conscientes de los vasos venenosos que podemos portar, y no siempre estamos conscientes al hacer la señal de la cruz y es mas no estamos consciente de que muchas veces aunque lo aparentemos no somos señal de vida para nadie ni para nosotros mismos.
    Cuanta razon hay en el repasar reflexivamente la vida de los santos y al refejar la nuwestra no siempre somos señal de vida para otros,

  8. La lectura de la vida de los santos nos debe interpelar, provocar. Debemos leer la vida de los santos y sus milagros actualizando esos hechos.
    Cuantos vasos envenenados transportamos? Cuantos vasos de muerte nos impiden de mirar la verdadera vida?
    Tenemos conciencia que la señal de la cruz nos identifica y hace de nosotros señal de vida?

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