La atención: camino a la oración continua

La atención prepara el camino a la oración continua

Así es que tenemos la atención refleja, instantánea, esa reacción que se desencadena casi sin conciencia de nuestra parte, por lo general ante estímulos sorpresivos que nos inquietan.

Es un tipo de atención que funciona por requerimientos. Si nos llaman y mencionan nuestro nombre, nosotros giramos la cabeza para ver quién nos llama. Se ha requerido nuestra atención.

Si nos agreden, nos violentamos, si nos insultan nos ofendemos, si nos quieren quitar algo luchamos por retenerlo y por el contrario, si nos halagan nos contentamos.

Este ir y venir de los estados de ánimo y de las situaciones que por lo general suceden en nuestras vidas, son fruto de este tipo de atención re – activa, que reacciona a los que va sucediendo.

Es una atención muy útil para ciertas necesidades vitales, pero no muy práctica para encauzar el crecimiento de la oración y de la vida espiritual.

Para esto hace falta un tipo de atención más reflexiva, una atención dirigida hacia nosotros mismos, que nos permita elegir la conducta, es en cierto modo, adquirir la capacidad de manejar nuestro propio comportamiento.

Por lo general creemos que decidimos, que tomamos decisiones y manejamos nuestros movimientos, pero si examinamos con atención nuestro cotidiano, empezamos a darnos cuenta de que la mayoría de las cosas nos van sucediendo, ocurriendo debido a aconteceres diversos y que nosotros simplemente vamos -reaccionando- de aquí para allá.

De allí, en parte, que verifiquemos tantos cambios en el estado del ánimo y que lo que una semana fue fervor y gusto por la oración a la semana siguiente resulte en desesperanza o tristeza o sensaciones por el estilo.

La segunda forma de atender a la que hacemos referencia, este modo según el cual diferimos la respuesta que damos a los sucesos, tomándonos una distancia que nos permita reflexionar y decidir lo que haremos, es muy beneficiosa.

Porque es allí, en ese espacio de tiempo que me tomo antes de actuar, cuando se amplían mis opciones y puedo ejercer la libertad de elegir. Es allí cuando podemos recordar el mensaje de Cristo, los evangelios y entonces esforzarnos por obrar con coherencia.

A uno vienen y lo insultan, y peor si es injustamente, lo común es que se reaccione con indignación. Parece no haber tiempo para nada. Uno devuelve el insulto. Y, también es habitual, esto termina en entredicho, en disputa acalorada, se desencadena mayor malestar.

En cambio si uno está en si mismo, – ejercitando este segundo tipo de atención – uno se dará cuenta no solo del insulto sino también de la reacción indignada que quiere brotar en nuestro interior.

Entonces nos vendrá el recuerdo de aquello que nos habíamos propuesto como meta de nuestra vida espiritual – seguir a Cristo, imitarle, actuar como sus discípulos – y por lo tanto, refrenaremos nuestra ira y buscaremos en nuestro interior la mansedumbre; recordaremos que lo importante es elevarnos hacia Dios, que amar a nuestro prójimo y perdonarle es una forma de amar a Dios y tendremos espacio para comprender y para aceptar el insulto, para dejar que pase de largo, para evitar un mal mayor…

Continúa…

de “Diálogos en el locutorio” 

Texto propios del blog

_________________________________________________________

Ejercicio sugerido

Estudiemos nuestras reacciones. Verifiquemos la realidad de lo que se dice en el post. Cuando suene el teléfono, no lo atendamos de inmediato, dejemos que suene una vez más que lo habitual.

Cuando vayamos a cerrar la puerta, no la dejemos hacer ruido como es normal, giremos el picaporte y hagámoslo silenciosamente.

Cuando nos sirvan la comida, no nos lancemos presurosos sobre el plato para devorar el contenido, respiremos unas cuantas veces, tomemos un minuto antes…

Estos son ejemplos que sirven de pretexto, pueden ustedes usar cualquiera que les parezca bien, el ejercicio consiste en observar nuestro automatismo para reaccionar y practicar esta forma de atención recomendada que nos abre espacio, que nos da tiempo para elegir lo que haremos.

Aunque en principio puede no parecer así, ejercitar la atención es una de las cosas que más facilita el hacer oración.

___________________________

Pulsa aquí si

quieres comentar

 

9 Comments on “La atención: camino a la oración continua

  1. Maravillosa el texto y las respuestas y al hilo de el pensamiento que hoy nos transmite me alegrado mucho de ser parte de la RED y que somos muchos que pensamos eintentamos hacer lo mismo
    Les devuelvo la felicidad que me han dado

    • Hola María José! Me alegra lo que dices. es una gracia contar con ámbitos de oración e intercambio. Hemos de aprovecharlo. te mando un abrazo fraterno, invocando el Santo Nombre de Jesús.

  2. Pingback: Es ahora y no mañana – El Santo Nombre

  3. la oracion de Jesus, me ha hecho ser mas tranquilo, con mas paz, me ha quitado la prisa y elautomatismo de que era preso, ademas de pensmientos obsesivos que fueron «desaparecidos» ante el sonido de su voz… y pude decir: Dios me ha librado, ahora soy libre y vino a mi la paz… la paz que tanto necesitamos los hombres modernos…

  4. Pienso si podría ser útil recitar interiormente la oración de Jesús ante estímulos que podrían implicar reacciones primitivas, poco compasivas, con poco amor o, al contrario, con demasiada efusividad. Así sería como un colchón que nos haría meditar antes de responder.

  5. BELLO Y MUY CLARO PARA ESTOS TIEMPOS QUE NOS DEVORAN LAS COSAS EXTERNAS. BENDICIONES.

  6. Está muy bien explicado. Pero hay que armarse de paciencia, esto es un trabajo lento, pero el Señor nos ayuda en ello, no estamos solos. Para las personas que son de temperamento primario, es mucho más dificil el cambiar, pero si como se dice en la entrada, se va uno ejercitando en cosas pequeñas, se puede ir adquiriendo ese dominio tan necasrio en nuestra vida espiritual.
    Un saludo invocando el Nombre de Jesús.

  7. MUY LOGICAS LAS INDICACIONES DE SERENIDAD PARA LA ORACION

  8. Fabuloso…fabuloso.
    Mil gracias…lo necesitaba
    Bendiciones.

Responder a luisCancelar respuesta