Acerca del pensamiento II

«A cada paso que doy te encuentro y donde miro te muestras Señor…!»

Viene de un post anterior

Comprendo lo que explica, pero ¿cómo salirse de la mente? O ¿cómo poder vivir desde el lugar en el que se percibe lo real?

Una vez que uno ha aceptado al menos intelectualmente lo dicho, en cuanto a que uno no es ese proceso continuo de discurrir divagatorio de diálogos y consideraciones sin fin sobre todo y todas las cosas, es posible dirigirse hacia otro modo de estar.

En este cambio es decisivo orientar la atención hacia los sentidos, quitándola en principio del acontecer mental. Aclaremos bien esto para que no se mal entienda:

Lo común es vivir “ensimismado”, es decir girando en torno a si mismo de manera egoica, abrumado por los propios problemas y temáticas, absortos de nuestros procesos sicológicos, esclavizados por lo que nos contraría, pujando por alcanzar aquello que se nos antoja como la felicidad.

Por eso te decía que es importante sacar la atención de ese discurrir mental y empezar a atender a lo que percibimos. No podemos caer en cuenta de la divina presencia en lo cotidiano mientras miremos sin mirar, escuchemos sin escuchar, percibamos en general sin percibir.

Es como si nunca estuviéramos realmente donde estamos. Tenemos mucho de simulación porque nosotros en verdad queremos siempre estar en otro lugar, allá donde nos tironean las ansias.

El particular modo de hacer que se menciona también en el libro en la carta 3 y el llamado sacramento del momento presente, al que hiciéramos referencia en los ejercicios espirituales en torno al peregrino ruso de tiempo atrás, aluden a esta cuestión también. A la necesidad de situarnos primero donde estamos antes de acometer cualquier intento de mejorar nuestra situación de vida.

Para encontrar el rumbo debo partir desde donde estoy y no desde donde ilusiono estar. ¿Y dónde está uno? Aquí y ahora. Con esto que percibo afuera de mí y en mí. Debo atreverme a penetrar en el desierto del presente, desnudo de ilusiones y abrirme al sol de lo que acontece. Para ello, debo salirme del barullo y la agitación mental y situarme con actitud alerta ante el instante.

La oración de Jesús, cuando uno intenta practicarla con asiduidad, nos lleva primero que nada a tomar conciencia de esta alteración mental permanente, nos damos cuenta de que nos resulta imposible manejarla, de que, aunque queremos no podemos. Nos sorprendemos cayendo en cuenta de que la mente nos maneja a nosotros y que, por lo pronto, no somos dueños de ella.

Nos sentimos diferentes a la mente. Porque teniendo nosotros la intención de acallarla y conducirla hacia la oración, nos vemos sometidos por la distracción. Estos primeros descubrimientos son muy buenos, porque uno comienza a des-identificarse de la mente.

Tu pregunta inicial días atrás era acerca de lo dicho sobre la necesidad de dejar a un lado los pensamientos y la de hoy un poco más en torno a cómo sería posible hacer tal cosa. Y muy de a poco intento responderte con mayor detalle de lo que se expresó en el libro.

El acceso a la paz del corazón no es posible por la vía sicológica, esto es deliberando y “acomodando” los contenidos de la mente. Esto solo fortalece aquello que es preciso abandonar.

Cuando la mente se silencia la paz queda, porque es lo que siempre está detrás. Y la mente se silencia, cuando conduzco la atención. Cuando dirijo la atención con una intención precisa, el silencio viene de la mano.

Sea que dirija mi atención hacia la repetición de la oración de Jesús, como una manera de centrar la mente, enlazando en torno a ella los contenidos de la dispersión; sea que dirija mi atención a lo que perciben mis sentidos en este instante, abriéndome por decirlo así a lo que ocurre en el presente, en cualquier caso estaré permitiendo el surgimiento del silencio.

Silencio que siempre es el fondo de las cosas, silencio que es sostén y marco en el que se producen los acontecimientos, silencio que es gracia proveniente de lo alto y anticipo del soplo del Espíritu.

Sigue en próximos post

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12 Comments on “Acerca del pensamiento II

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  2. Que profundidad la de estos comentarios. Cuando nos diran la forma de concentrar (silenciar) nuestra mente y que quede solo lo fundamental?

  3. Se necesita mucha disciplina de la mente con la oración de Jesús…Tiempo.
    Llevar una vida en Dios, y sobre todo Su gracia.
    Le agradezco toda su ayuda. Dios les bendiga.

  4. Gracias por este blog!!! Es increíble encontrarte con cosas que desconoces por permanecer la mayor parte de nuestro tiempo viviendo exteriormente. SILENCIO hermoso y profundo, esclarecedor, indicador del camino, es música callada y soledad sonora.
    Eterna es tu misericordia. Atráenos hacia ti señor y correremos al olor de tus perfumes.

  5. Vivir atendiendo el momento presente HE AHI LA CUESTION. Pienso que la práctica de la repetición de la oración con un mantra, en este caso, la oración de Jesús, se encarga de eso mismo: focalizar nuestra atención en el momento presente para no permitirle a la mente que divague y nos lleve por donde ella quiera. ¡Qué buena disciplina! ¡A mí me cuesta mucho! Pero me consuela pensar que la Gracia es la que tiene la última palabra. Susana Topasso. http://www.susanatopasso.blogspot.com

  6. Me doy tiempo para mi adoración diaria y mis lecturas de reflexión, tres o cuatro veces a la semana la misa y busco, busco, ese silencio y ese percibir el instante presente lejos del pensamiento. Pero aunq no quiera la mente trabaja en los presupuestos q envié a los clientes, mis hijas adolescentes siguen en «sus ruidos» cuando llego a casa, mi esposa disconforme por algún motivo, las deudas q se suman mes a mes. Es difícil hermano, ¿como acallar el pensamiento cuando no llegas a fin de mes con una familia q mantener?. Me abandono a mi Maestro, pero me cuesta mucho

    • Estimado Esteban, sin duda que no es fácil en la situación que describes. Tampoco podemos opinar sobre la situación exterior que vives, al desconocerla, es decir si puedes reducir gastos, generar alguien de tu familia ingresos extras, modificar la situación laboral, etc. cosas que tu sabrás mejor que nosotros lo que tienes a mano y posibilidades. Si podría servirte, tomar conciencia que no es por la vía de la mente y la «preocupación» como va a facilitarse el mejoramiento de la situación. La preocupación, es un anticiparse temiendo que «aquello» salga mal. Recuerdo que en situaciones difíciles como la que describes, me concentraba en llegar al final del día en paz con mi conciencia. Me decía: ¿Hice todo lo posible para que «esto» funcione? Y si así era, descansaba sabiendo que el resto le correspondía a Aquel de quién todo depende. Por supuesto, si descubría que no había hecho todo lo posible, trataba de remediarlo al día siguiente. Esperamos profundizar el tema en próximos post. Un abrazo fraterno invocando a Jesucristo.

  7. Quería hacerles una consulta, de los últimos tres párrafos interpreto un significado de silencio, no como la ausencia de sonidos sino de ausencia de «ruidos» interpretando a su vez «ruidos» como todo aquello que surgiendo de mis ansias y deseos egoicos me distorsionan la percepción de lo real.
    Es como si dijera que en un concierto de una orquesta de cámara hay silencio aunque estén sonando los instrumentos, porque no hay el ruido de coches por ejemplo que me impida escuchar la melodía…. ¿Es algo así lo que se quiere decir o estoy equivocado? Es que trato de aplicar la palabra silencio a una persona como yo que no es monje, suponiendo que es un post para todos y no solo para monjes canónicos.
    Gracias por ir volviendo sobre temas vistos, ayuda a interiorizarlos el rumiarlos nuevamente, con ampliaciones, explicaciones, etc Un saludo en el nombre de Jesús.

    • Hola Heraldo. Exactamente como lo dices. Nos referimos al silencio que implica ausencia de ruidos mentales por la confianza depositada en la providencia y por un hacer concentrado buscando estar en aquello que se está haciendo. La mayor parte del ruido mental deriva de las ansias y deseos. Es más, podrías estar en un monasterio con mucho silencio exterior y sin embargo padecer mucho ruido interior. Un abrazo, invocando a Cristo.

  8. Todo cuanto no sea vivir en el aquí y el ahora es mentira. Sólo existe el momento presente y en apreciar esas supuestas pequeñeces del día a día está la salsa de la vida.

    • Zambullida, el aquí tiene mucho de resultado del ayer, de alguno manera somos frutos de nuestro pasado en el q estuvieron presente muchas personas; y el mañana le da sentido al hoy, la meta de nuestra vida, hacia donde vamos. Soy de la idea de que en el aquí y ahora, está el ayer y el mañana, debemos escucharlos y percibirlos.

      • Es cierto que nuestra situación viene determinada por aquello que hicimos ayer, anteayer o hace un año. Sin embargo, tenemos también el poder de cambiar de rumbo. Las experiencias pasadas no se desechan, por supuesto. Todo sirve.

        Disiento contigo: el hoy tiene sentido por sí mismo. Si estuviera en el corredor de la muerte y mañana a primera hora fueran a ejecutarme, mi vida en este preciso instante estaría llena de belleza y de sentido.

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