Tres pilares de la espiritualidad

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En la vía del Santo Nombre ejercitamos diariamente tres actividades, que a manera de pilares sostienen nuestra espiritualidad.

Nos referimos a la repetición pautada de la oración de Jesús, al estudio orante de la Sagrada Escritura y a la ejecución de un trabajo manual con particular unción.

La oración de Jesús, que progresivamente tenderá a transformarse en oración continua, encuentra su meta en la oración incesante del corazón, gracia a la que no podemos anticiparnos sino solo disponernos. Esta disposición creciente hacia la oración ininterrumpida, comienza por la repetición vocal de un cierto número de jaculatorias en momentos precisos y se continúa mediante una interiorización paulatina fruto de la atención y la devoción que se va revelando a medida que transcurre el tiempo.

La mente tiende a unificarse y a silenciarse. Esta concentración en la oración nos descubre un día la alabanza perpetua que tributa el corazón humano mediante la comunión con el Espíritu Santo.

La lectio divina o lectura orante de la Sagrada Escritura, pedagogía diaria para el monje interior. Allí, “la palabra se hace carne” en nosotros, si permitimos que la sabiduría de Dios nos hable al corazón y a cada uno. Es una forma de lectura atenta, tranquila, dispuesta y reverente. El monje interior abre las puertas del alma de par en par y escucha allí lo que Dios habla en lo secreto. Llega a vivirse la experiencia de la providencia actuante en la espiritualidad personal.

Pasos posteriores en la asiduidad de la lectio, conducen a la salmodia espontánea y frecuente y a la memorización de párrafos enteros de la Escritura, como resultado de la familiaridad e interiorización de los textos.

La acción reverente, aplicada a un trabajo manual de libre elección, que a manera de liturgia personal y cotidiana se ejercita con particular unción, acerca la vivencia de lo sagrado al presente. Es mediante esta actitud que llega a descubrirse la manifestación del Cristo-vivo-ahora-en-mí.

Este modo de situarse en la acción que es esmerado, preciso, ordenado y devoto, en definitiva amante de la tarea y del momento; encuentra su cenit en el espíritu de celebración interior que suele sorprender al ejercitante, manifestación experiencial del amor mutuo e inconmensurable entre Dios y el hombre.

Bastante se puede comentar en base a la experiencia, acerca de estas tres formas básicas de sostener la memoria en Dios. Porque de eso se trata en primer lugar el camino del Santo Nombre, de un mantenerse en la presencia, velando para no olvidar. Y esto no es fácil. Es un continuo re-cordarse, una permanente vuelta al corazón del cual nos extraviamos apenas nos olvidamos de lo importante: Que en esta vida somos peregrinos, que ella es un camino de aprendizaje por el que transitamos hacia el único sentido, hacia la única meta de todo y de todos: Dios nuestro Padre y Señor.

Pero es engañoso hablar más de estas cosas sin ir experimentándolas. Es en las dificultades del ejercicio cierto de la práctica planteada, como surgirán los temas de intercambio y consulta y la necesidad de aclarar lo que pueda resultar oscuro.

Por lo cual, quién sienta el deseo de comprometerse en esta vía del Nombre, puede comenzar del siguiente modo:

Rezo del rosario de la oración de Jesús. Implica la repetición de cien frases jaculatorias del tipo “Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten misericordia de mí, pecador” o similar que contenga el Nombre de Jesús.

Esto puede hacerse sentado o caminando tranquilo o aun en viaje sino se está manejando. Se sugiere un mínimo de un rosario al día y la medida ideal para quién vive en la ciudad y tenga el tiempo y la disposición es de tres.

Hay quién dividiendo el día en tres períodos de 8 horas, comienza cada uno con el ejercicio de este rosario. Es útil apoyarse en la utilización de cuentas de lana o de cualquier tipo de los que se encuentran a la venta en las casas religiosas. Este rosario, se inicia con un Padre nuestro y se termina con un Ave María, siendo su duración promedio de unos 23 minutos.

Puede leerse como complemento La mente vagabunda:

Lectio Divina. Un momento al día en base al texto sugerido (o al de la misa del día). La duración de esta práctica dependerá de cada uno. Se recomienda tener a mano un cuaderno de notas para consignar allí las comprensiones o reflexiones surgidas ocasionalmente en base a la lectura orante del texto. Se sugiere un mínimo de tres lecturas del mismo párrafo con tranquilidad para familiarizarse con él. Para quién tiene tiempo y deseos, lo ideal es efectuar esta tarea al amanecer y al atardecer. (Hay muchos textos disponibles sobre el tema en Páginas monásticas).

La acción reverente. Para quién dispone de un oficio manual, ya está claro el punto de aplicación. Para quién no lo tenga o disponga de poco tiempo, servirá el barrido de unas habitaciones o el lavado de la vajilla o el planchado de la ropa etc. Aquí lo importante es la atención que se aplique en la acción y encontrar una actitud devocional de ofrenda o de “hacer en la presencia” que transforme la labor en oración. El tiempo mínimo sugerido es de 15 minutos, no habiendo límite para el ejercicio de esta forma personal de liturgia cotidiana.

Puede leerse como complemento: “Oración en la acción” o “Un hacer particular” :

Invocamos a Jesucristo para que nos de la gracia de la determinación y la perseverancia.

Texto propio del blog

Extraído de elsantonombre.wordpress.com publicado originalmente el 3/1/12

6 Comments on “Tres pilares de la espiritualidad

  1. «Dios no se cansa de perdonar, los que se cansan son lo hombres de pedir perdon» (P.P. Francisco I)

  2. Hno. Horacio de Jesús Crucificado FMV y del Santo Nombre

    «Señor Jesús, hijo único de Dios, ten compasión de mi que soy un pecador». Oración profunda. Lectura y meditación de la Palabra de Dios. Contemplación en la soledad. Desprendimiento de lo terreno. Entrega continua a Dios. Escucha permanente de la Palabra de Dios. Herramientas importantísimas para quienes deseamos ser monjes en nuestro interior, aun cuando estemos en medio del mundo. Señor Jesús, permíteme vivir esta semana santa unido a ti en tu pasión, cruxificción y muerte, para resucitar contigo en la hermosa y radiante Noche de la Pascua. Enséñame a cargar la cruz, así como Tu cargaste la tuya en el camino hacia el Gólgota. Señor, quiero sentir tus dolores, quiero clavarme contigo en tu cruz en la tarde del viernes santo, luego de haber recibido tu cuerpo y sangre en la Cena del jueves santo. Señor, enciende en mi la llama de tu amor. Señor, en esta semana santa déjame vivir tu dolor para así acercarme más a Ti, mi Mesías y Redentor.

  3. QUE ALEGRÍA RECIBIR ESTAS PAUTAS PARA SABER DE QUE MANERA NOS PODEMOS MANTENER FIRMES EN EL CAMINO.
    GRACIAS!!!
    UN SALUDO FRATERNO EN EL NOMBRE DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO

  4. Tener en cuenta los tres pilares que sostienen nuestra espiritualidad.
    GRACIAS!

  5. Es maravilloso el crecimiento espiritual que hemos adquirido ; ruego al Espiritu Santo que se haga sentir en muchos hijos de Dios que como nosotros deseoso y por bondad de Dios hemos encontrado esta pagina . El ser humano tiene sed de Dios y esta instruccion que se nos da es lo mas grande , sencillo y profundo que ustedes nos han regalado. Gracias por aumentar en nuestros corazones la Fe y la Esperanza de ser mejores hijos de Dios..

  6. buen momento para comenzar, pues yo he retrocedido tanto que estoy en cero.
    gracias

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