LA SENDA DE LA FE

«No te preocupes del futuro… la preocupación ahoga la obra de la gracia dentro de ti. Cuando Dios te dé consuelo, disfrútalo. Mírale sin parar. Disfruta Su provisión día a día como los israelitas recibían su maná. No intentes acumular nada. Hay dos peculiaridades en cuanto al camino de la fe. La fe discierne a Dios detrás de todas las circunstancias que tratan de ocultarle. La fe también te sostiene en un estado de incertidumbre. Quiero que te des cuenta de lo ininterrumpidamente que te sentirás suspendido en el aire sin que se te permita caminar sobre tierra firme. El consuelo que hallas en este momento será del todo inadecuado para el siguiente instante.

Deja a Dios actuar en tu vida del modo que a Él le parezca mejor. Todo lo que debes hacer es ser fiel a lo que Él te pide. Dios quiere que dependas de Él de un instante al otro. Las tinieblas y la incertidumbre de la senda de tu vida deben llevarte a un pacífico descanso en Él. Es una verdadera muerte confiar en Él aun sin ver adónde te conduce. Es una muerte silenciosa que toma lugar sin mucho bombo y platillo.

Morir a ti mismo se dejará sentir como un fuego lento. El final llega de una forma tan sutil e interior que a menudo está tan oculto de ti como de los que saben por lo que estás pasando. Cuando Dios se lleva cosas tuyas, sabe cómo y cuándo reponerlas. Luego puede que te las devuelva por medio de Sí Mismo o a través de otros. Puede Él levantar hijos de las piedras.

Así pues come tu pan diario sin pensar en el mañana… baste a cada día su propio afán. (Mateo 6:34) El mañana se ocupará de sí mismo. Aquel que hoy te alimenta es el mismo que te alimentará mañana. El maná caerá del cielo en medio del desierto antes de que los hijos de Dios deseen cosa alguna».

«El camino de la Cruz»

Fenelón, Arzobispo de Cambrai

 

6 Comments on “LA SENDA DE LA FE

  1. Gracias, Señor por tu asistencia de cada día.

  2. Hno. Horacio de Jesús Crucificado. F. M. V. y del Santo Nombre

    Señor Jesús, hijo único de Dios, ten compasión de mi que soy un pecador. Señor, permite que mi alma, mi corazón y mi vida entera se abandonen totalmente en Ti. Enséñame Señor a creer en tu amor, en tu providencia, en tu misericordia, y en tu infinita capacidad de perdonar mis culpas. Se qué tu provees todo en mi vida en el momento oportuno. No permitas que me angustie en los momentos de dificultad, de dolor, de angustia, de tristeza, y de depresión. Tu quisiste que mis seres queridos, mis padres y mis tres hermanos, se fueran contigo al reino eterno de los cielos. Tenlos en tu divina presencia por siempre. Y cuando a bien lo tengas, llévame con ellos a gozar de tu presencia eterna. Me abandono totalmente en tus brazos amorosos, dispón de mi vida cuando tu desees.

  3. PAZ Y BIEN, MUY CIERTA LA REFLEXION, ANIMO

  4. LA EXPERIENCIA EL ABANDONO
    El abandono a Dios, no es emoción para confortar los sentidos; no se elije, (por que sería entonces mi voluntad y no la de Dios). Dios mismo conduce a ella; por lo tanto, se acepta y se vive; su avance semeja un nado contra corriente; no se avanza, se retrocede; lo cercano se distancia; y lo claro se oscurece.
    No aporta experiencia de alegría o tristeza; en el abandono, el hombre y el Ser divino se unen y se vuelven uno solo, dentro de lo inefable de la unión.
    H. Ramírez.

  5. mas realista es imposible,muy adecuada a estos tiempos…Dios sea BENDITO

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