La Oración

 

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Dios podría prescindir de nuestra oración. Es un misterio que le conceda un valor tal.

El  comprende todos los lenguajes humanos. Mantenerte en silencio ante Él, ya es orar: tus labios pueden permanecer cerrados, pero tu corazón le habla. Por el Espíritu Santo, Cristo ora en ti más de lo que imaginas (Rom. 8,26).

En la oración común, el espíritu de la alabanza permite percibir destellos de lo invisible. En ella recibes como una «descarga de sentido»… y amanece en ti el asombro de un amor.

Si te distrajeras en la oración común, no te preocupes. Tu simple presencia expresa en sí una espera del Dios vivo, es preludio de comtemplación.

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En tu jornada, trabajo y descanso son vivificados por la Palabra de Dios.

Recordando esta antigua oracón, «Alabado sea el Señor que me libera del enemigo» (Sal. 18,4), atrévet a decir al tentador: «No tengo ni un segundo de mi vida para darte!».

Cristo se ofrece en la Eucaristía. Adorable presncia, está ahí para ti que eres pobre y desvalido.

 

fr. Roger de Taizé

3 Comments on “La Oración

  1. Tengo sed del Dios Vivo!!……ya se dónde encontrarlo y donde dejarme encontrar por Él….en el silencio, en la Palabra y en la Eucaristía!……DEUS BENEDICITE!

  2. Que el Silencio interior y exterior nos unifique con Aquel que nos ha llamado a escucharle en el silencio…a amarle en el silencio..que no es inactividad sino actividad del alma enamorada….silencio pide hoy el mundo para escuchar a Dios…silencio que no es soledad sino inhabitación del que nos ha creado…Dios…con mi abrazo cercano a la toda la fraternidad…P. Juan.

  3. La oración es todo; momentos de contemplación y otros de vida en Él. Dejamos todo …silencio interior, que nos da paz y sumisión, y a veces nos sugiere la respuesta, y otras tantas nos deja…en silencio y paz…con la alegría de estar con Él.
    Paz y Bien.
    Loreto

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