Día 2 – La gracia que irrumpe

Breve reflexión

Consagrar todo el día a la oración significa ubicarla como lo más importante. Ya tenemos experiencia de lo dificultoso que es sosegar la mente que oscila de continuo.

Solo un lacerante dolor o un deseo muy grande de unión con Dios pueden darnos la fuerza para hacer de La oración de Jesús nuestra prioridad diaria. Concentrando el fuego interior del corazón, que se alimenta de nuestro dolor o amor por Dios, se abre un espacio propicio en nuestra vida para la manifestación de la oración incesante.

Esta gracia inmensa de la oración continua, contiene la suma de las aspiraciones humanas, nos pone en presencia del Amado; ese Dios a quién todo le debemos y que vive ignorado detrás del velo de nuestros deseos mezquinos. La única felicidad duradera está en la unión con Dios en el propio corazón. El peregrino ruso nos muestra un camino hacia ella.

Práctica sugerida

El ejercicio que proponemos hoy consiste en hallar un momento especial en medio de las rutinas cotidianas. La búsqueda de un espacio/tiempo que interrumpa el devenir por lo general automático de los aconteceres ya establecidos. Tanto en el trabajo como en vacaciones los hechos parecen sucederse con cierta prisa, sin espacio entre las distintas tareas, con una cierta agitación de fondo por conseguir, llegar, alcanzar, solucionar…

La presencia de lo sagrado, la irrupción de la gracia, el aroma de lo divino, necesita apenas de un momento. Hacer un alto, si es posible en una plaza, en un costado del camino, bajo aquél árbol o simplemente mirando por la ventana. Detener el incesante fluir y mirar un momento. En silencio. Tomar conciencia de la propia mirada, de uno estando allí mirando allá… y dejar que aparezca nuestro deseo de felicidad, de plenitud, de cobijo en Dios. Dejar que se eleve el anhelo de paz, de bienestar para todos. Invocar silenciosamente con todo el amor que nos sea posible, el Santo Nombre de Jesús.

“Relatos de un peregrino ruso”

12 Comments on “Día 2 – La gracia que irrumpe

  1. Saludos en Cristo,
    mi nombre es Sergio, de Murcia, España.

    Recientemente descubrí este blog, tras leer el Peregrino ruso. A fe que esta lectura me ha servido para profundizar en la oración silenciosa.
    Todos los días trato de silenciarme y orar ante la presencia del Señor:
    Gracias Señor, gracias por darnos tu Santísimo Espíritu.

    Dios os bendiga hermanos.
    Feliz 2020.

    • Es una alegría hermano saber de ese afán de silencio y oración. La gracia actúa siempre de maneras diversas. Bienvenido al blog y participe cuanto desee. Saludos fraternos.

  2. De pie, en el jardín de mi casa; contando con la bendición de tener un río cerca y poder escuchar su rumor, mientras miro un árbol que planté hace un par de años, respiro y veo mi vida de oración allí, unas veces tan lozana y frondosa, otras sedienta y amenazada por las “plagas”; pero creciendo y haciéndose fuerte. Hoy este árbol es más alto que yo, ya logrará cobijarme y bajo su sombra, quizá un día no muy lejano repetir este simple estar… quieto… solo orando… Jesús… Jesús… Amén.

  3. Muchas veces no he fácil encontrar estos espacio de silencio y Soledad ya que mi trabajo es de interna donde todo el día estás al servicio de los señores bueno gracias y perdonen

    • Perdón hermana, no sé si podría servirte esto de ayuda. Discúlpame si no es así. Lo leí en un libro sobre un monje al que le fue encomendada la tarea de limpiar. ordenar…el mantenimiento del convento. En cada momento de trabajo, cada ‘fregada’, ‘repaso’, ‘limpieza del polvo’ o ‘barrido’, cada ‘traída’/’llevada’ de agua o cualquier acto, se lo dedicaba a Dios, pronunciando en su interior una dedicatoria sencilla, con cariño, con amor, y, con un creciente fervor conforme pasaba el tiempo.
      Un fraternal saludo.

      • Muchas gracias a quién le ha respondido a Teresa. En un todo de acuerdo con lo dicho. En estos días de mucha tarea se nos ha pasado responderle el comentario. Saludos fraternos en Cristo.

    • Hola Teresa. Disculpa la demora en responder. Se nos pasó este comentario en medio de las tareas de estos días del ejercicio. La respuesta que recién te da un lector anónimo nos hizo caer en cuenta y a la vez, nos parece muy acertada. Solo puedo agregar que quizá en ese trabajo de interna, tengas minutos breves en los que puedas detenerte y a modo de descanso, repite la oración de Jesús con fervor unas cuantas veces, desde el silencio del corazón (Ese lugar desde donde surge el deseo de orar) y es posible que ese silencio de Dios te acompañe en las tareas. Un saludo fraterno y gracias por participar.

  4. Este nombre es la cura para todas las enfermedades del alma.
    San Bernardo de Claraval (1090-1153)
    Doctor de la iglesia

    «El dulce Nombre de Jesús produce en nosotros pensamientos santos, llena el alma de sentimientos nobles, fortalece la virtud, engendra buenas obras y alimenta afectos puros. Toda comida espiritual deja el alma seca, si no contiene ese aceite penetrante, el Nombre Jesús. Cuando tome su bolígrafo, escriba el Nombre de Jesús, si escribe libros, deje que el Nombre de Jesús esté contenido en ellos, de lo contrario no poseerán ningún encanto o atracción para mí, puede hablar o puede responder, pero si el Nombre de Jesús no suena de tus labios, estás sin unción y sin encanto.

    Jesús para mí es miel en la boca, luz en los ojos, una llama en nuestro corazón. Este nombre es la cura para todas las enfermedades del alma. ¿Estás preocupado? Piensa en Jesús, habla solo en el Nombre de Jesús, las nubes se dispersan y la paz desciende de nuevo del cielo.

    ¿Has caído en pecado? para que temes a la muerte? invoque el Nombre de Jesús y pronto sentirá que la vida vuelve. Ninguna obstinación del alma, ninguna debilidad, ninguna frialdad de corazón pueden resistir este santo Nombre, no hay corazón que no se ablande y se abra con lágrimas ante este santo nombre. ¿Estás rodeado de tristeza y peligro? Invoca el Nombre de Jesús y tus temores se desvanecerán.

    Nunca hubo un ser humano en necesidad urgente y a punto de perecer, quien invocó este Nombre de ayuda y no fue sostenido poderosamente. Nos fue dado para la cura de todos nuestros males, para suavizar la impetuosidad de la ira, para apagar el fuego de la concupiscencia, para conquistar el orgullo, para mitigar el dolor de nuestras heridas, para superar la sed de avaricia, para calmar las pasiones sensuales y Los deseos de los placeres bajos.

    Si llamamos a nuestras mentes el Nombre de Jesús, trae ante nosotros Su corazón más manso y humilde y nos da un nuevo conocimiento de Su compasión más amorosa y tierna. El Nombre de Jesús es el más puro y santo, el más noble y el más indulgente de los nombres, el Nombre de todas las bendiciones y de todas las virtudes, es el Nombre del Dios-Hombre, de la santidad misma. Pensar en Jesús es pensar en el gran e infinito Dios que, habiéndonos dado su vida como ejemplo, también nos ha otorgado la comprensión, la energía y la asistencia necesarias para que podamos seguirlo e imitarlo en nuestros pensamientos, inclinaciones, palabras. y acciones.

    Si el Nombre de Jesús alcanza las profundidades de nuestro corazón, deja allí una virtud celestial. Decimos, por lo tanto, con nuestro gran maestro, San Pablo Apóstol: si alguno ama a nuestro Señor Jesucristo, que sea anatema «.

    Jesús, te ofrezco mis pensamientos
    para que puedas mantenerlos puros,
    mis acciones, para que puedan
    siempre glorifica tu nombre,
    mis palabras, para que puedan
    por siempre te alabamos!
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  5. Queridos hermanos, Cristo os bendiga
    darse cuenta de la ansiedad, de las prisas,de la inercia…después de esa pequeña alarma mental, parar, respirar, observar y repetir el santo nombre de Jesús.
    Como repetir cuando la actividad es más mental que manual?
    Yo procuro hacer una pequeña parada cada hora aproximadamente. Marcarme un pequeño parón.
    Oraciones
    Gracias hermanos

    • Estimado hermano, la oración como podemos ver tiene al menos tres componentes:El sentimiento desde el que nace, la expresión en la que se consuma (frase mental o verbal) y la actitud del orante. Cuando hay actividad mental requerida por ejemplo debido al trabajo, el «peso» de la oración puede trasladarse hacia la actitud desde la que actuamos, esa cierta unción o esa reverancia interior o el fervor del alma unida al sentimiento desde el que rezamos.

      Y si el ritmo de la actividad mental que nos vemos obligados a llevar impidiera incluso lo anterior, ya el deseo de orar es oración, o el anhelo mismo de la Presencia del Señor.

      Un abrazo fraterno hermano, seguimos comunicados.

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