La paz del corazón
Muy estimadas/os en el amor a Jesucristo. Para el cuarto día os pedimos que leais los párrafos de «El peregrino es atacado por los ladrones» que es parte del libro «El peregrino ruso».
Luego de ello releer este párrafo nuevamente:
Dios quiere que el cristiano renuncie a su propia voluntad y a todo apego a ella, para poder ponerse así enteramente en los brazos de la voluntad divina. Todo lo que Él hace es para el bien y la salvación de los hombres. Él quiere que todos los hombres sean salvos.
De modo que ten ánimo y cree que Dios dispondrá con la tentación el éxito para que podáis resistirla. Pronto recibirás un consuelo mayor que todas tus penas. Al oír estas palabras, desperté y sentí en mi cuerpo fuerzas renovadas y en mi alma como una aurora y una nueva tranquilidad. ¡Qué se cumpla la voluntad de Dios!, dije. Me levanté, hice la señal de la cruz y partí. La oración obraba de nuevo en mi corazón como antes, y durante tres días seguí tranquilo mi camino.
Práctica sugerida:
Revisemos en algún momento del día, nuestra propia vida a la luz de esos párrafos. No hace falta que sea de modo exhaustivo o minucioso, más bien de manera silenciosa e intuitiva, como si tanteáramos en el propio corazón en pos de la verdad. Si uno mira eso que aparece en la profundidad del alma, si miramos de manera limpia y clara, resultará evidente aquello que nos falta poner de nuestra parte para permitir que la gracia transforme nuestra vida enteramente.
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Gracias por los comentarios y respuesta me siento identifica ….Fraternal saludo !
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Renunciar no es fácil pero se que El lo puede todo. Si reviso mi vida veo que son muchos los apegos que llevo conmigo y tengo miedo de dejar mis seguridades. Pido vuestra oración gracias
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Cuente con nuestra oración Teresa. Todos llevamos nuestra carga de apegos y temores pero la atención y la oración nos va aliviando poco a poco. Saludos fraternos!
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“En su voluntad está nuestra paz”. Dante.
“Por lo tanto, es necesario hacernos indiferentes a todas las cosas creadas, en todo lo que es concedido a nuestra libertad y no le está prohibido; en tal manera que no queramos de nuestra parte más salud que enfermedad, riqueza que pobreza, honor que deshonor, vida larga que corta, y por consiguiente en todo lo demás.” (Ejercicios Espirituales # 23) San Ignacio de Loyola.
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Gracias Sergio. «En su voluntad está nuestra paz» pocas palabras más ciertas se han dicho. Un abrazo fraterno en la invocación del Nombre.
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Hay noches en las que difícilmente puedo dormir. Vienen a mi los pensamientos, los más funestos, mås inquietantes, faltos de la más minima caridad, temores, sensación de fracaso e inutilidad. …..trato de repetir el Nombre…..pero es como un eco en el vacío. …nada….y a veces….es un grito….dentro mío que implora…luego …el sueño viene y el fragor de apaga
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Buena descripción hermana de como la mente puede ocultar parcialmente el brillo de la gracia en nosotros. Hay que darse cuenta que la mente no nos representa, que no es nosotros mismos, sino parte del organismo que automáticamente procesa las vivencias a su particular modo; es similar a la digestión corporal, solo que de la materia síquica. Aquí lo importante parece es desapegarse de los pensamientos y volver la mirada hacia la oración que se hace sola en nuestro corazón. O atender a cierto lugar de silencio interior, desde el cual vemos la mente, las sensaciones corporales, los fenómenos de percepción… en ese lugar reina la paz de Cristo y nada puede tocarnos. La oración de Jesús, hecha con persistencia nos va llevando amablemente a ese lugar interior. Gracias por su participación hermana, un saludo fraterno en la invocación del Nombre.
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