La fuga cotidiana

Ejercicios de Cuaresma 2020

Buenas noches, agradezco a Dios estos ejercicios de Cuaresma. Dios los bendiga. En Cuaresma el ayuno me cuesta, es increíble cómo se repite ésta situación cada año. Me determino a vivir la Cuaresma y en esto soy débil, quizás lo intento y lo logro a la mañana y durante la tarde no puedo. Bendecido descanso para todos. (Guaita María de Los Ángeles)

A todos nos cuesta hermana. Nuestras debilidades y dependencias se nos hacen evidentes cuando intentamos modificar los hábitos y es muy notable en lo alimentario. A veces es mejor empezar de a poco, suprimiendo esto o aquello en la comida, conscientes de nuestra debilidad y no pretender demasiado. Lo progresivo puede ser luego ocasión de un hábito nuevo más estable.

Una cosa que ayuda mucho y que practicaba un hermano muy querido por nosotros: Unir el ayuno a la limosna. De tal manera era sistemático, que aquello de lo que se privaba en el día lo acercaba a una familia cercana al convento al atardecer, antes de la misa. Al avanzar la cuaresma, otros hermanos se sumaban y lo asistían. Aquel «pequeño» gesto se transformó luego en un comedor permanente (Se sirve una merienda) en una dependencia cercana al monasterio y se continúa hoy durante el año ya con toda una organización y asistencia laical. Esto puede ayudarnos a encontrar más fuerza.

El ayuno, tiene varios sentidos y está cargado de significado, como iremos viendo a través de escritos, homilías y testimonios en toda la historia cristiana. Uno de ellos es hacernos conscientes de nuestra esencia espiritual, capaz de imponerse sobre lo corporal. Aprendemos que los impulsos automáticos del cuerpo no son superiores ni más fuertes que las inspiraciones que la gracia habla en nuestro corazón. Todo avance por pequeño que sea nos va entrenando y convenciendo de esta realidad. Un saludo fraterno en Cristo Jesús.

Aquí debajo el audio de Carolina

Y aquí el texto sobre «La fuga cotidiana»

La avidez

Evangeli.net

2 Comments on “La fuga cotidiana

  1. Saludos en Cristo,hermanos.
    Qué gran maestro es el ego de esa fuga, de esa astucia tan bien camuflada. Y qué poco velamos y vigilamos en esa noche y ese sueño en que el ego nos sumerge. Cuando me dispongo a la oración, veo bien esos pensamientos que me recuerdan momentos, cosas a hacer, para que vaya tras ellos y salga de esa disposición y escucha.
    Pero en nosotros, hay esa parte de conciencia que se da cuenta, esa parte de Espíritu que nos alerta y avisa y nos hace ver que hemos vuelto a perder el rumbo y la dirección. Tanto en la Oración, en la práctica del silencio como en el transcurso de la jornada.
    Momentos más atentos que otros, días más claros y otros más densos y nublados… pero todo es para recordarLe, Le percibamos o no, desde la paz o el desconsuelo, volvernos a dejar encontrar por el Padre, y que esa fuga sea una huída del vano funcionamiento del ego y de esa mente que le rinde homenaje, fugarnos de la dormida obediencia que le profesamos, de esa falsa identificación… para fugarnos a Dios, a Su presencia, a su abrazo.

  2. Pingback: La oración llama, el ayuno intercede, la misericordia recibe | Fraternidad Monástica Virtual

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