Revístanse del amor

Ejercicios de Cuaresma 2020

Me siento en la tranquilidad de mi cuarto. Intento tranquilizarme, dejo que se alejen de mi mente las preocupaciones residuales que se han formado debido a las actividades del día. Respiro suavemente buscando relajar las tensiones que han quedado en mi cuerpo como resultado de las preocupaciones; el saldo de las oscilaciones de mi fe.

Llevo mi atención hacia el deseo que tengo de unión con Dios, mi anhelo profundo de cobijo, de entendimiento, de paz profunda y comunión con Su designio. Invoco el Santo Nombre de Jesús calmadamente, una y otra vez. Sin prisa y sin pausa y luego de unos momentos me pregunto: ¿Que debo cambiar por sobre todas las cosas para permitir la conversión de mi vida?

Recorro con el ojo interno del alma todos los ámbitos en los que se desenvuelve mi acción. La familia, el trabajo, las amistades, la Iglesia, mi relación con Dios a través de la oración, el estudio y aquellas otras varias actividades… ¿Que sería una conversión profunda? No un cambio de maquillaje, de mampostería, sino una verdadera transformación del corazón, que modifique mi mirada, mi sentimiento y mi conducta. ¿Cuál es ese factor que de modificarse lo transformaría todo? En silencio y en el secreto de mi alma surge la respuesta. Y la pongo ante los ojos de Jesús, del amado de mi vida. Pido con la mayor humildad de que soy capaz la gracia de la conversión profunda del corazón. Eso que quiero dejar atrás para siempre…

(Colosenses 3, 9 – 14)

«Tampoco se engañen los unos a los otros. Porque ustedes se despojaron del hombre viejo y de sus obras y se revistieron del hombre nuevo, aquel que avanza hacia el conocimiento perfecto, renovándose constantemente según la imagen de su Creador. Por eso, ya no hay pagano ni judío, circunciso ni incircunciso, bárbaro ni extranjero, esclavo ni hombre libre, sino sólo Cristo, que es todo y está en todos. Como elegidos de Dios, sus santos y amados, revístanse de sentimientos de profunda compasión. Practiquen la benevolencia, la humildad, la dulzura, la paciencia. Sopórtense los unos a los otros, y perdónense mutuamente siempre que alguien tenga motivo de queja contra otro. El Señor los ha perdonado: hagan ustedes lo mismo. Sobre todo, revístanse del amor, que es el vínculo de la perfección.

La oración llama, el ayuno intercede, la misericordia recibe

El ayuno que prefiere Dios

Evangelio de hoy

6 Comments on “Revístanse del amor

  1. Buenos el trabajo de hoy es bastante profundo ya que es fácil decir a otro lo que tiene que cambiar pero decirte a ti mismo que debe cambiar en esto pues muchas veces creo que no voy a poder cambiar aquello que descubro en mi , ya que a veces son mis herramientas de defensas y cuesta abandonarse en EL pero hay que intentarlo gracias.

  2. Creo que en el fondo todos buscamos lo mismo. Pero se nos dice que cada cual debe perseverar en eso donde está, la comunidad perfecta no existe, deberemos cada uno intentar dar de nosotros lo mejor y el resto confiar y confiar en que Dios hará su obra en todos.
    Revestirnos del amor, vivir de fe, en silencio y soledad, buscando la gracia de Su presencia, todo ello conlleva una fuerte dosis de renuncia y, para no desesperar en el intento, creer que como se dice en Romanos 8,28, todo contribuye para el bien de los que Dios ama.
    Un saludo invocando Su Nombre

    • No puedo sino acordar contigo hermana. Poner lo mejor donde sea que estemos es nuestro deber y en ese sentido, nuestra «obra sagrada». Menos mal que de todo Dios hace un bien, a veces lleva más tiempo del que nuestra paciencia acepta, pero siempre es lo mejor. Un abrazo fraterno en Cristo!

  3. Perdón, revestirnos del hombre nuevo, quería decir.

  4. Lo mismo que Cristo se ha con-fundido con nosotros sin dejar de ser él y nosotros, nosotros, que nosotros nos podamos con-fundir con él sin dejar de ser nosotros ni sin dejar de ser él. Ello requiere morir a nosotros, despojarse del hombre viejo y de sus obras, para revestirnos del hombre viejo. No se si existe en algún lugar, pero sueño una comunidad, una fraternidad, una Iglesia en la que sus miembros vivan esto, que no es nada del otro mundo, sino el programa que se nos dio el dia de nuestro bautismo.

    • Pues soñamos lo mismo José. Los hechos de los apóstoles en ese sentido es toda una referencia particular. Creo que El Espíritu va guiando almas y carismas hacía una necesaria transformación del modo de ser Cristianos. Ojalá nos dejemos guiar por Él. Un abrazo en Cristo, padre José.

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