La gracia y la desgracia

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El jardín era un desastre. Tierra arrasada luego de la catástrofe. El granizo lo había destrozado todo. La huerta, las flores y hasta las hierbas aromáticas que estaban dispuestas junto al cobertizo. Las dos vides que supo plantar mi padre, que estaban a punto de floración habían perdido todo el verde. Y no era la primera vez. Mi ánimo reflejaba lo que veía. Estaba deshecho. Tanto cariño puesto en la labor parecía no tener sentido. Ya se me había dicho en ocasiones que no importaba lo de fuera sino el modo interior en el que hacía las cosas, sin embargo no lograba evitar la desazón.

¿No eras Tú el que me llamó a la soledad del campo? ¿No eras Tú quién me inspiró para vivir frugal del fruto de mi huerto? ¿Quién plantó en mí la semilla y el gusto por la vida eremítica? Clamaba en mi interior: ¿Quién te entiende Dios mío? El desorden del alma se reflejaba también en mi pequeña vivienda. Y ni siquiera La Biblia comentada tan gruesa y perfecta que había comprado con duro esfuerzo económico me inspiraba la lectura. Otras veces solo verla y hojear sus páginas tan suaves y perfumadas encendía la devoción. Ahora nada. Todo estaba gris y sentía al cuerpo sin fuerzas.

Me eché en la cama boca arriba sin mirar más que el techo vacío, sin rezar, casi sin pensar. En la duermevela que siguió, soñando sin sueños venían imágenes sueltas de mi maestro y de sus palabras y ejemplos. Con énfasis insistía en la metáfora del carozo de durazno. En cuán abrigado se había sentido dentro de la fruta y como ese cobijo le había parecido eterno y plácido. En como se había desesperado al ver la maduración excesiva de la fruta y luego al desprenderse del árbol y caer a tierra, el dolor de la putrefacción de lo que había sido su refugio. Poco a poco el carozo se quedó solo, en ubicación desconocida, ante un cielo que no comprendía y el mismo árbol en el que había nacido le resultaba extraño.

Gesticulando con vehemencia me decía: «Te das cuenta la desesperación que sentiría el carozo de un durazno al sentir una fuerza interna inexplicable que lo destruye abriéndolo al medio, que lo desarma y luego cuando le brotan pequeños miembros que lo atan a la tierra?». «Cómo podría entender que lo que le acontece es su misma vocación, aquello por lo cual se lo ha llamado a la vida: enraizar y ser semilla de un nuevo árbol.»

«Con nosotros es igual, mal interpretamos el infortunio. Confundimos muchas veces la gracia con la desgracia. Hemos sido creados y seguimos siendo formados por un escultor muy sabio y amoroso. Con maravilloso arte se suceden los hechos de la vida para nuestro bien, para que nos orientemos hacia aquello por y para lo cual fuimos concebidos. ¿Cómo quitar la piedra que sobra para que aparezca la bella escultura? ¿Cómo escribir un icono sin devastar antes la madera o pintar al óleo sin tratar antes la tela?» ¡Confía, confía!, siempre me decía.

Unas horas después, agradecido ya en el corazón, volví a trazar los lindes de la nueva huerta. Dejaría la tierra bien fina y trabajada y organizaría las distintas especies con más coherencia que antes. Pondría de mí lo mejor en un intento impecable. Me dejaré labrar por Ti Señor, ¡Quita toda la maleza de mi corazón soberbio! Yo seguiré aquí esperando tus tormentas y buscaré no rendirme al miedo o al desánimo. Recordaré que soy tierra trabajada entre Tus hermosas manos.

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(Juan 12, 24)

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8 Comments on “La gracia y la desgracia

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  2. ¡Cuán cierto es lo que se narra en el texto! Las pequeñas o grandes “noches oscuras” siempre nos sorprenden ante la aparente insensatez del mal. Tan duro es aceptar, atravesar y hasta abrazar la destrucción que llega en algún momento, y antes o después siempre llega a nuestra vida. Creo que allí está una de las enseñanzas de la Cruz. La metáfora del carozo de durazno me recuerda lo que dice el Señor: si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto. Espero y pido que la oración fortaleza mi espíritu para ser molida en y por el amor de Dios.

    Gracias por los hermosos textos del blog y también por todos los comentarios de los hermanos y hermanas. Que Cristo Jesús os bendiga.

    • Es cierto que los comentarios nos enriquecen a todos. Comparto todo lo que expresas. Algunas de tus frases son muy gráficas y útiles como esto de «ser molida en y por el amor de Dios». La guardo en mi bloc de notas. Otro abrazo hermana!

  3. Bien, no se, yo seguiré esperando y buscare no rendirme al miedo y al desánimo, pues creo que no entiendo como trabaja el Señor en mi, gracias.

    • No eres la única Ana, es que muchas veces no comprendemos el lenguaje de Dios. Nos habla con hechos, con situaciones, a veces con cosas muy sutiles o sensaciones a las que no estamos atentos siempre. Estamos todos de camino aprendiendo. Pero hay dos claves a mi entender. No andar el camino en soledad, sino compartiendo con hermanos que estén en lo mismo; aquí, en la parroquia, con tus amigos, donde sea oportuno y no aflojar con la oración. Dios nos inunda o porque nos vamos vaciando de nosotros mismos o porque lo cansamos de tanto llamarlo por Su Nombre. :))
      Un abrazo fraterno en Cristo Jesús.

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  5. Muy hermoso, es así, confiar siempre en la gracia y la desgracia, aunque somos como niños que lloran y muy pobres para comprender.
    Un abrazo

    • Así es María Jesús! Somos como niños pero nos olvidamos y a veces nos sentimos solos y separados de la gracia. Muy lindo tu blog y los retiros y ejercicios que guías en la página de Hozana que pusimos como enlaces en este post. Te mando un abrazo fraterno invocando a Cristo.

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