Preparar los caminos al Señor

15º día

tercera semana

Los obstáculos que tenemos durante la oración o la meditación son los mismos que nos impiden vivir el confiado contento de los hijos de Dios en la vida cotidiana. Ansiedad, temor, angustia, inseguridad, tristeza, ira, sensación de desamparo, disgusto conmigo o con otros, tedio, fatiga anímica, confusión, desorientación, impotencia, frustración y una lista que podría alargarse en innumerables matices según cada quién.

Durante la oración o meditación estas cuestiones se manifiestan más en la forma de pensamientos y en el ajetreo diario son más notables como sentimientos y comportamientos específicos; pero son distintas expresiones de lo mismo: un modo de ser y estar en la vida. Si nos ponemos atentos, nos damos cuenta que no soy yo que me enojo, sino que la ira surge en mí. Y así con casi todas las emociones, pensamientos y actitudes. El espíritu en nosotros es nuestra parte esencial, esa que no quiere sucumbir a la cólera. Yo soy más el que se lamenta del error que el que yerra. Y esto, no para generar una división esquizoide, sino para reconocer como vivimos las cosas en nuestra experiencia íntima.

Entonces las palabras del apóstol nos resultan tan propias… (Rom 7, 14 – 25) y el verdadero lío se nos arma cuando llegamos al capítulo 8 versículo 9 «pero ustedes no están animados por la carne (lo automático diríamos nosotros) sino por el espíritu…» porque no es lo espiritual lo que nos orienta y conduce en el día a día. Son las ansias, las inquietudes, apetencias y todo lo demás. ¿Qué hacer entonces? Pues lo primero es dejar de defender nuestras reacciones. Aceptar con honestidad interna que esas reacciones y conductas incoherentes, aunque las he defendido durante años e identificado con lo que soy, simplemente me suceden.

Este paso es la mitad del camino por así decir. No hacer de mis automatismos mi bandera, no engalanarme con ellos como si fueran la particularidad de mi «carácter tan especial». Eres una persona perfeccionista o te fastidias apenas las cosas no salen como quieres… eres alguien muy exigente y con altos estándares o de tanta inseguridad no puedes adaptarte tranquilo a lo que ocurre… por dar dos ejemplos de cosecha propia. Este tipo de reconocimientos habilita la preparación de los caminos del Señor. Es decir, nos hacemos más receptivos a los impulsos de la gracia.

Como decía una hermana en el encuentro de hoy: no siempre lo que ilumina una situación es lo que me gustaría… en un primer momento. Luego comprendemos que sí, que hay un gusto espiritual; la dicha de la autonomía creciente, de la ampliación del margen de libertad, el gozo de la renuncia sin esperar a cambio… la tranquila alegría de quién se sabe acompañado y sostenido…

Prácticas sugeridas:

1.Leer tranquilamente o en actitud orante (Romanos 7, 14-25 y 8, 1 -13)

2.Tomar nota de como nos impacta el texto. ¿Lo traduzco con facilidad a mi vida o lenguaje actual? ¿Se producen en mi mente discusiones con lo dicho por el apóstol? ¿Veo con claridad como se manifiesta en mi cotidiano la ley de lo mecánico/carnal?, dejar que alumbren comprensiones y llevarlas a la oración personal al final del día.

Buen domingo para todos invocando el Santo Nombre de Jesús.

Apoyo para la semana, en la 3º centuria de Nicetas Stethatos; caps. 19, 20, 29, 30, 33, 36 y 40. Página 453 del III volumen.

6 Comments on “Preparar los caminos al Señor

  1. Pingback: Listados de los ejercicios e invitación | Hesiquía blog

  2. No he podido seguir el encuentro virtual en directo pero veo las grabaciones. Estoy haciendo los ejercicios y han contribuido mucho a mi crecimiento. Gracias Mario por el rico material.

    • Gracias a ti Helen por participar. No hay problema, participamos cada uno según lo que podemos en las diferentes situaciones. De todos modos, ir paso a paso y persistir hasta el final, rendirá frutos, ya verás. Un abrazo en Cristo hermana.

  3. Queridos hermanos y hermanas. Ayer fue el primer dia que no pude asistir al encuentro semanal de los ejercicios, pero luego vi el video y esta genial. Los ejercicios van tomando forma. Estoy muy contento de poder participar. Eternamente agradecido. Muchisimas gracias por vuestro trabajo Mario. Abrazos fraternales.

    • Gracias a ti Juan Francisco por compartir tu vivencia. Ahí vamos, poco a poco apoyándonos entre todos al mismo fin, descansar activamente en Su voluntad. Hasta pronto!

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