Un ámbito de oración

Comprendo que el rumbo de las cosas depende de la voluntad de Dios. Que yo no regulo la órbita de los astros, ni lo que hacen los vecinos, ni los latidos de mi corazón y ni siquiera las derivaciones múltiples de los hechos que se van sucediendo en mi familia. Entiendo también que lo que está en mi mano es hacer lo mejor posible en cada momento, tratando de actuar en el momento presente con la mayor impecabilidad posible, según los evangelios, mi conciencia y capacidades. Sin embargo, sigo inquieto o preocupado, la tensión ha disminuido un poco pero no se ha ido. Vivo con el cuerpo agarrotado la mayor parte del tiempo. Dime algún recurso que sea práctico y aplicable en cualquier momento.

Es normal. Inercias y costumbres de décadas no se van de un día para el otro. El cuerpo tiene memoria de la tensión acumulada y aunque la mente encuentre menos motivo para tensarlo; es decir para ponerlo a la defensiva, las huellas quedan y demoran en borrarse. Hay algo que puedes usar como complemento de La oración de Jesús o de la invocación que uses para situarte en el recuerdo de Dios: aflojar el rostro. Las mandíbulas manifiestan con mucha prontitud lo que ocurre en la mente. Ante cualquier tormenta del ánimo invoca al Señor y afloja los músculos de la cara empezando por dejar suelta la mandíbula inferior. Nada exagerado, solo soltarla un poco.

Esto te deja por fuera con la conocida «cara de póker» y por dentro notarás un inmediato cambio de perspectiva. Te acerca a la posición de testigo. La habitual identificación en que vivimos, raíz de casi toda preocupación, se sostiene en este andamiaje de tensiones corporales. Si aflojas el rostro ayudas mucho a que la mente se tranquilice. Si la mente se tranquiliza se afloja mucho todo el cuerpo y esto se va alimentando mutuamente de manera favorable. Por supuesto, esto no funciona demasiado, sino comprendemos que nuestra correcta posición es permanecer alineados con las leyes de la creación, vivir de acuerdo con la trama invisible que todo lo sostiene.

Es decir… desarrollar con paciencia aquello a lo que te sientes llamado; cultivar tus talentos con el mayor arte posible y hacer de tu corazón un ámbito de oración.

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3 Comments on “Un ámbito de oración

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  3. En distintos momentos me sirvió atacar directamente la tensión del cuerpo. Caminar a paso rápido, caminar lárgamente cómo pudiera, por épocas practicaba algunas posturas de yoga, las más elementales de la serie, nunca fui más alla, varias veces al día si podía, todas estas cosas me dejaban el cuerpo relajado, el alma cómo que podía volver a entrar otra vez a la casa, que estaba más tranquila. En algún maestro de budismo que leía o en un difusor encontré aquello de levantarse, ponerse una leve sonrisa en la cara y tratar de mantenerla a lo largo del día y la verdad es que hasta el día de hoy utilizo ese truco, inmediatamente te relaja, creo que es similar a la cara de póquer que dice el hermano Mario. Creo que los mecanismos, como vuelve a explicar muy bien la lección 23 de fenomenología y el cuerpo, en principio, no son colaboradores serviciales, pero todo se andará. Cualquiera de estas técnicas o las que podáis encontrar o sugerir pueden ser mano de santo, una estrella que nos guíen en la noche, junto con la Oración del Nonbre y la ayuda de la gracia, lo primero, aunque aparezca al final. Un fuerte abrazo a todos los hermanos.

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