El eco interior

Mi padre espiritual solía decirme: Tu vida es oración y el modo en que la vivas tu método particular. En ese sentido, puede estar muy bien tener “momentos fuertes” de oración como suele decirse, pero atentos a que luego no caigamos en el olvido.

Él siempre insistía en que la vida debía ser liturgia o ceremonia de alabanza. Que si de algún modo, separábamos lo que era oración o meditación del resto de nuestras acciones, podía producirse un paulatino desliz hacia la desacralización de ciertas actividades o momentos. Admitía sin dificultad que todos tenemos etapas y diferentes momentos en el camino espiritual; reconocía que entonces no acostumbraba ya a pedir y ni siquiera a agradecer especialmente, sino más bien a un “dejarse llevar”. Que ese dejarse guiar tenía indicadores claros y el principal de ellos era la percepción de la Presencia.

Yo le preguntaba mucho sobre este tema, acerca de como era posible que Dios pudiera percibirse. Y él me respondía que esa percepción era la oración continua a la que se refería. Que podía asumir muchas formas, como La oración de Jesús, el vivir en el “canto” del Nombre; que podían usarse otras muchas devociones varias o que incluso hubo quienes habían reemplazado los pensamientos por la repetición de los salmos o pasajes de la sagrada escritura. Pero que la principal pista que podía darme y a la vez la más simple era esta: si estás en los pensamientos no percibes a Dios. En el momento en que desatiendes los pensamientos te acercas a Él y que cuando haces silencio, es decir cuando atiendes de veras, su Presencia aparece.

Esto me apasionaba como posibilidad y a la vez me sublevaba. ¿Cómo podía ser que el silencio fuera todo lo que se precisara? ¿Qué es hacer silencio le preguntaba? Al principio es detener la marcha, enlentecer todo y paradójicamente, escuchar los sonidos. Cuando te detienes se nota el movimiento del mundo, te transformas en punto fijo. Mientras más quieto más se mueve todo.

Al principio aquietas el cuerpo, luego disminuyes la respiración, después escuchas los sonidos cercanos y al ratito atiendes a los de lejos, bien lejanos. Y allí ya notas un cambio importante en el fluir de las cosas, que no es más que el río de tus pensamientos. No luches con los pensamientos, déjalos pasar sin darles importancia. Este era un modo que le servía en medio del bullicio. Salirse del ritmo general y atender. ¿Atender a qué? Al silencio que estaba al fondo de todo los ruidos, a la quietud que abraza todos los movimientos.

No se refería a una meditación en particular, sino a un modo de “ponerse” en plena ciudad o en medio de las tareas. Pero decía que todos tenemos nuestra impronta singular o el modo mediante el cual Dios se nos hace notar. Hay a quienes los conecta la observación de la belleza, en cualquier forma que se presente esa especial armonía que produce la combinación de las cosas en un momento dado. A otros los encauzaba la entrega absoluta a la actividad del momento. Unos pocos se habían enamorado del Santo Nombre y no podían ya dejar de escucharlo en el corazón o en una cierta forma de “eco” interior.

Solía decirme que el único propósito de la vida humana era “dejarse tomar” por Dios. Que venimos para ser encendidos por su Espíritu y que en esa unión fogosa estaban todas las respuestas a todas las preguntas y que era vano antes tratar de comprender. Querer comprender a Dios y el sagrado designio con nuestro entendimiento es como pretender navegar en un barco de piedra. Los dientes están para masticar, los pulmones para respirar, la mente para implementar cuestiones bien funcionales. No es el órgano para unirse a Él.

Sin embargo dejaba claro que la razón no debía oponerse a la fe, porque sino en los momentos difíciles la fe perdía sustancia y era vencida por las contradicciones de la razón. También insistía en que la fe no es lo que comúnmente entendemos por ella. Que la fe en realidad no es creer sino ya, de algún modo, saber y saber con certeza. Pese a recibir toda esta enseñanza, Dios me parecía esquivo, ausente por completo y la belleza que veía en todo estaba envuelta en la nostalgia de la finitud.

Re-posteamos este texto de hace algún tiempo por que nos parece medular en la práctica sugerida en la Fraternidad del Santo Nombre. Cualquier intercambio será bienvenido.

elsantonombre.org

Queridas hermanas y hermanos en Cristo Jesús: si Dios quiere, el 2 y 3 de Julio próximos, en Buenos Aires, realizaremos un taller desde el sábado a las 14 hs. llamado «La paz del corazón» – de la teoría a la práctica – interesados anotarse en el 351-3095309. Cristo los cuide.

Blog caminante

Canciones luminosas

10 Comments on “El eco interior

  1. Gracias por este escrito que has renovado para nosotros, Mario. Una imagen que me ha parecido útil para integrar momentos fuertes de oración y la vida, es el de una rueda que se se alimenta del movimiento de estos dos puntos, formando uno solo. Instalados en la oración profunda, el unirla a la vida (sobre todo la vida con multiples demandas cotidianas que no suelen esperarte!) exige de nosotros cierta creatividad. Podemos escuchar con atención ideas de otros «peregrinos», pero tomarse el propio camino como «experimento» tiene un atractivo especial. La gracia, alcanzada en los momentos «profundos», moverá también nuestra creatividad, que es una dimensión del amor. Un gran abrazo

    • Que bueno Mario tu comentario. Así es. Tomar el propio camino como laboratorio de cultivo espiritual, por ahí hay algo interesante. Un abrazo. Pronto publicaré tu vídeo sobre la vocación matrimonial, estoy esperando el momento oportuno pq hay varios pendientes. Un abrazo hermano y amigo.

  2. Se puede percibir a Dios? Me parece una pregunta seria…rspondida en esta nota de manera seria y práctica.

    He podido dejar de oir ese ruiderío interno al ser más conciente de él a travès de esta oración…

    Hay algo en el corazón diferente ahora, dulce y consolador…

    Se puede percibir a Dios? Los Padres dicen que sí y esa fe que es certeza me hace creer que sí. Dios te bendiga! Gracias!

    • Hola Claudia! Que grato saber que la oración te ayuda a volverte más consciente, es también nuestra experiencia. Y también la calidez del corazón. Dios es muy cercano a nosotros y en parte, de allí la dificultad en advertir su presencia siempre amorosa y tranquila. Un abrazo en Cristo Jesús.

  3. He leído mucho sobre la oración de Jesus sin poder practicar lo que he leído. Resulta que es un poco dificil para mi hacerla (o orarla) con respiracion siendo asmáticoñ. He leído también que no hace falta sincronizarla con la respiración.. es igualmente dificil! Necesito ayuda

    • Hola de nuevo Tomás, en los pdfs a los que te remitía en el otro comentario hay bastante sobre el tema. También en la clase 55 de Filocalía que está en la pestaña superior «cursos» o en el «retiro del peregrino ruso» de la pestaña «prácticas», hay mucha información de distintas formas de abordar los obstáculos para arraigar la oración en el cotidiano. Revisa esos ítems y luego nos comentas a ver q tal. Otro abrazo.

  4. Un placer encontrar esta página de web. Ahora necesito saber como empezar.

    • Hola Tomás. Lo mejor será efectuar una buena lectura del texto que explica un poco el ámbito de la Fraternidad, que es la portada del blog. Al final del texto aparece un enlace a lo que llamamos «Ascética del Santo Nombre» que sintetiza los principales aspectos que sugerimos tener en cuenta. Incluso al final hay tres pdfs con textos que se explayan en la misma temática.

      Ya nos dices cómo va. Un abrazo fraterno invocando el Santo Nombre de Jesús.

  5. Esta es hora de México? Yo me encuentro en Cd de México. Gracias por la invitación. Yo los he seguido en las grabaciones de you toube pero me gustaría conectarme en esta fecha. ________________________________

    • Querida Sor Lourdes. El Taller tendrá lugar en Argentina y será presencial. No se trasmite por YouTube. Un abrazo

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