La confianza es imprescindible

He tomado nota de las dificultades recurrentes que tengo para situarme en la presencia de Dios, durante la oración. Lo principal es la divagación, los pensamientos y preocupaciones en los que me quedo enganchado que incluso me hacen olvidar que estoy en oración. Después la incomodidad del cuerpo, que siempre quiere estar moviéndose o acomodándose. Y también una variación muy grande de mi fe según el día y las cosas que pasan en mi vida.

Lo principal siempre es la calidez del corazón, que se expresa en el sentimiento de devoción, adoración o simplemente de amor a Dios. Pero contando con ello puede servir tener en cuenta lo siguiente: Uno se engancha más en los pensamientos, cuanto menos confía en Dios. Sobre todo en lo que se relaciona con las preocupaciones. Al creer que las cosas dependen básicamente de mí, estoy en un permanente rumiar las dificultades, para controlar, influenciar y negociar con los acontecimientos. Las cosas dependen sobre todo de Dios. Darnos cuenta de esto de verdad, le quita combustible a los pensamientos y a nuestra identificación con ellos.

El cuerpo suele reflejar rápidamente la agitación mental, por lo cual vale lo mismo dicho para los pensamientos. De todos modos, aprender a relajar el cuerpo con un método que a uno le cuadre, ayuda mucho en todo sentido. El cuerpo y la mente son como espejos enfrentados que se reflejan el uno al otro y así se condicionan en todo momento. La respiración es un regulador de esta relación. Cuando la mente se calma, aquello de que el cuerpo es templo del espíritu se hace realidad viva. (continúa)

Cita bíblica recomendada:

«Confía en el Señor de todo corazón,
y no en tu propia inteligencia.
Reconócelo en todos tus caminos,
y él allanará tus sendas».
(Proverbios 3, 5-6)

elsantonombre.org

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One Comment on “La confianza es imprescindible

  1. Me encontré de repente preguntándome, qué es la gracia?
    – amor inmerecido?
    – bendición de Dios?
    No pude responderme . Solo sentí un infinito gozo en el alma y me quedé con la respuesta que el corazón me daba.

    Abrazo en Cristo.

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