4° Clase de Filocalía

Casiano, El Romano

(Tercera sobre Casiano)

Texto sobre La Ira, La Tristeza y La Acidia

Audio del texto sobre La ira

Audio del texto sobre La tristeza y La Acidia

Resumen de la clase por una hermana participante

Citas bíblicas recomendadas y Transcripción a Word

Hermanas/os en Cristo: La próxima reunión virtual para intercambiar sobre Filocalía será el próximo lunes 24 de febrero a las 20 horas de España, 16 horas de Argentina, 14 horas de Colombia y 13 horas de México central. Aquí les dejamos el enlace que es el mismo que las reuniones anteriores. https://zoom.us/j/3101503658 Cualquier duda o consulta nos hacen saber. Un abrazo fraterno invocando el Santo Nombre de Jesús.

4 Comments on “4° Clase de Filocalía

  1. Desde ayer estoy estudiando las clases y solo quiero agradecer a los hermanos por las enseñanzas tan claras y esperanzadoras. Es lo mejor que me ha pasado en la cuarentena. Gracias por su generosidad.

  2. Tengo alguna duda, por llamarlo de algún modo.
    Me parece que no es vicio ni virtud el tener un temperamento u otro, se nace con él. Otra cosa ya es lo que en el correr de la vida hagamos con esto que nos ha sido dado. Por ello, ni una persona colérica por temperamento es peor que una flemática, ni una debe de ser modelo para otra. Una deberá luchar contra su ira y la otra con su indolencia.
    En la vida monástica está peor visto el ser colérico que el ser flemático, pero nadie elige ser colérico, es algo con lo que se debe lidiar toda la vida. Sin embargo un flemático puede carecer de impulso vital y simplemente dejarse llevar de una cierta apatía que puede tener capa de virtud.
    Creo que lo que se debe descubrir es por parte del colérico qué cosas le llevan a dejarse llevar de la ira o digamos (ser fuerte de carácter) que como bien se nos dice en los vídeos es la rigidez en los esquemas mentales. Normalmente el perfeccionista tiende a la ira, y por tanto deberá ir cambiando si idea de perfección y darse cuenta de que todos estamos en camino, “por que sólo Tú eres santo, sólo Tú, Señor” rezamos en el gloria de la Misa. Pero el perfeccionista sabe que airarse está mal visto, así que se reprime, y dirige la ira contra él mismo, y esto destruye a las personas.
    Por lo mismo creo que el flemático deberá intentar poner vida en lo que hace, vitalidad, que no precipitación.
    No sé si estoy en lo cierto, si he entendido algo de lo dicho en estas clases, es un tema de mucho interés y que da para mucho, por no ser fácil de vivenciar lo que se tiene en la cabeza.
    Un saludo en Cristo resucitado y espero me pueda dar algo de luz. Gracias.

    • Hola María, me parece muy bien lo que comentas, estoy muy de acuerdo. «ni la indolencia ni el arrebato», todo en el justo medio es una sentencia que me resulta esclarecedora para muchas situaciones. El mal es muy pariente de los extremos. Gracias por sumarte y participar, ve a tu propio ritmo sin apuro ninguno. Un saludo fraterno en Cristo Jesús.

  3. Estos aspectos de la ira, la tristeza y la acídia veo que nos perturban a todos y son movidos por esa parte de nosotros pendiente de ser sanada y así rescatada por Dios hacia Él.
    En esos movimientos emocionales y mentales de nuestro funcionamiento estamos sometidos al cambio, pero diría más, a ese falso yo con el que nos hemos identificado. Así, como los monjes a que alude Casiano, nuestra forma de percibir y interactuar continúa siendo dirigida por el automatismo y la mecanicidad del yo, pasando a reaccionar más que a responder.

    Todo el camino y educación de la interioridad siento que nos ayudan primero a darnos cuenta y tomar conciencia de ese funcionamiento reactivo tanto interna como externamente, movido por los intereses, exigencias, impaciencia y juicios que nos conforman, para en un segundo momento dejarnos renovar por dentro por el Espiritu Santo, a medida que le entregamos nuestras sombras, toda nuestra mente y corazón, donde el deseo ha sido y es, el mecanismo que proyectamos obediente a esas falsas necesidades que buscan suplir a la Presencia de Dios en nosotros.

    La tristeza y la asidia son como dos caras de esa misma moneda del deseo. En la tristeza vivimos ese vacío del yo, apatía, indiferencia general y olvido de Dios, y en la asidia se nos despierta como compensación la avidez de una búsqueda infructuosa, ese ver por ver, pero no para comprensión de ello, ni para aprender y reconducirnos a Dios, sino como huída y mera distracción. Y todo ello, está en nuestro funcionamiento, en ese vivir cotidiano que nos alucina a menudo si no estamos anclados en Dios.

    Personalmente me ayuda mucho en todo ello la Oración y el silencio interior y los Sacramentos.

    M.C.Piña

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