La paz del corazón
Te saludo invocando el Santo Nombre.
Me alegro mucho de tu práctica y de lo que me cuentas. Ese paso desde la repetición de sonidos hasta la oración sentida hacia la persona de Jesús, es un don inestimable. Me dices:
Me siento dos veces por día en silencio, y en ese momento ya es otra cosa, pues comienzo con la plegaria pero me invade la respiración, y termino quedando en silencio. Cuando me distraigo vuelvo a la plegaria.
Yo te digo: Está muy bien así, como lo haces. La oración es un medio hacia el silencio. Uno ya no llama al que se ha hecho presente, sería hacer ruido en la casa del Señor. ¿En ese silencio que describes, sientes su Presencia callada y amorosa? Entonces no debes aplicarle nada a ese silencio. Y cuando te distraes vuelves a la plegaria como si se tratara de una escalera ascencional o de un llamar a la puerta del silencio nuevamente. Sigue así.
La respiración consciente es oración, pero te digo más: Estar consciente es oración. Pero claro habría que tomarnos el tiempo en alguna carta en abundar a que nos referimos con consciencia. Sin embargo en síntesis puedo decirte que estar consciente y estar en la Presencia son lo mismo. Estar consciente de si mismo, es lo que tradicionalmente se ha llamado “conciencia de si”, no es distinto a la vivencia de la Sagrada Presencia, porque uno se da cuenta que está sostenido en Dios en todo momento. Uno percibe a Dios como el tejido en el cual todo se enlaza de modo perfecto. Se produce la coincidencia de los opuestos.
Fíjate solamente que ese silencio no sea un sopor que haciéndose pesado lleve al sueño de continuo. Eso no está mal pero no es el silencio al que puede acceder quien profundiza la práctica.
El silencio al que nos referimos es mas bien una plena atención despierta y pacífica con el cuerpo en total relajación y “como dormido”, esto es, sin molestias y en vibración tenue y cálida.
El cuerpo se relaja sin esfuerzo como resultado del nivel en el que la conciencia atencional se está moviendo. Tu sabes: Lo dijo el monje Nicéforo: “En la atención yace el poder de resistir todo lo que pueda venir”.
Te mando un saludo fraterno invocando a Jesucristo, fuente de paz verdadera.
Texto propio del Blog