La paz del corazón
Enseñanzas del Staretz Ambrosio de Optina
“Dios no hace la cruz para una persona, es decir el Señor no prepara los sufrimientos espirituales y corporales. Por más pesada que sea la cruz que lleva una persona en la vida, la madera de la que está hecha siempre crece teniendo como suelo su propio corazón”
“Para el hombre,” decía el starez, “que va por el camino recto no hay cruz. Pero cuando el hombre se desvía del camino recto y empieza a desviarse para uno y otro lado es cuando aparecen diferentes circunstancias que lo empujan de nuevo al camino recto. Estos empujones pasan a formar para el hombre la cruz. Por supuesto esos empujoncitos son de distinta índole, de acuerdo a las necesidades de cada uno.”
Existe una cruz de pensamientos, cuando al hombre lo aturden pensamientos pecaminosos, pero la persona no peca si no les hace caso. El starez daba un ejemplo: “Una mujer piadosa sentía por largo tiempo el acoso de pensamientos impuros. Cuando se le presentó Jesús y la alejó de ellos ella le preguntó: “¿Dónde habías estado hasta ahora, Dulce Jesús?” A esto respondió el Señor: “Estuve en tu corazón.” Ella preguntó: “¿Cómo puede ser? Mi corazón estaba colmado de pensamientos impuros” a lo que Jesús le dijo: “Piensa que estuve en tu corazón pues tú nunca aceptaste a esas ideas impuras si no que tratabas cada vez más de librarte de ellas, enfermabas por ello y con eso me preparaste un lugar en tu corazón”
“A veces a una persona le toca sufrir, aunque no tenga culpas, por los demás, así como lo hizo Nuestro Señor Jesucristo. El mismo Salvador sufrió por los hombres. También sus Apóstoles sufrían por la Iglesia y los hombres. Sufrir por los prójimos es poseer el amor perfecto.”
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