Santa María de cada día

Mientras crece la noche, cada día
prende el Amor su llama
en tu candil de aceite desvelado,
siempre igual y creciente.
El pan de tus moliendas se cuece, cada día,
bajo el fuego tranquilo de tus ojos,
mientras crece también la madrugada.
La fuente de la plaza te entrega, cada día, su limosna
mientras le crece el corazón al mundo.

Como el ave del Tiempo vas y vienes,
de la casa ala calle, del Misterio al misterio,
muchas veces al día,
y llevas con tus pasos el compás de las horas…
Tú sabes qué es vivir a pulso lento,
sin novedad para la prensa humana.
Apenas sin distancia: la de un grito.
En esta pobre aldea que vigilan
las higueras comadres
y el centinela de un ciprés oscuro.

-De Nazaret ¿va a salir algo bueno?
José viene cansado, cada noche.
Y el Niño trae el hambre entre los dedos,
por undécima vez.
-Qué quieres, hijo?
(Las almendras se miran, asustadas de gozo,
y el plato ríe miel por todas partes).

Tú ya has dejado el huso sobre el bando dormido
y la lana suspira blancamente.
Esta mañana has ido por retama,
y te sangran las manos, en silencio.
Has lavado la ropa en el arroyo,
y te huelen las manos a lejía de yerbas.
Has ordeñado luego las dos cabras sumisas,
y sabes toda a leche.
Ayer vino el siroco, y te abrasó las flores.
Hoy irrumpe el simún
como una tropa de soldados romanos,
y hay que cerrarlo todo, y, con la prisa, a oscuras,
se te pierde una dracma, rescatada
del tributo de Herodes.

Si las vecinas rompen tu retiro, como gallinas locas,
tú sonríes.
Un día nace un niño, y tú lo acunas.
Y un día muere un hombre, y tú lo velas.
En la olla inservible crece un lirio morado,
y tú riegas su lenta profecía.

Nazaret se despuebla, cuando llega la Pascua,
y tú marchas con todos,
peregrina del Templo,
con Yahvé de la mano,
con un salmo en la boca.
La ruta de Israel converge en tus sandalias.
Y los caminos múltiples del mundo
arrancan de tus pies caravaneros.

Tu corazón no para, día y noche.
Día y noche recogen sus limpios cangilones
el agua de la Vida.
Y el Verbo se hace Hombre, día y noche,
delante de tus ojos,
al filo de tus manos,
detrás de tus silencio…

Pedro Casaldáliga

 

2 Comments on “Santa María de cada día

  1. Gracias, gracias, gracias:
    Qué poeta y cuánto amor a Santa María.
    Pedro, sé que Ella es la que guía cada día tus pasos. Gracias y un abrazo con el alma.
    Sofía

  2. ¡Oye! Maria, que bien ha descrito Hº Pedro, Tus sensaciones, sentimientos……dale un poco de esa torta de harina de harina que estas haciendo,en luego yo Te daré algun acto de Amor.

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