La paz del corazón
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La vocación eremítica es una extraña singularidad dentro de las diversas vocaciones a las que El Señor convoca. Es en cierto modo una expresión radical del amor, una búsqueda extrema del Amado, un anhelo sin fisuras.
Cuando esto sucede así, en el corazón, es útil recordar que la primera eremía es la interior. Es la de aquél que permanece solo aun en medio de la multitud. Luego, si esta disposición se afirma y en cierto modo encarna de modo estable, aparece la ermita exterior; esto es, el ambiente adecuado para responder de manera integral a la vocación solitaria y retirada.
Es preciso estar alertas cuando se busca la consumación afuera de lo que es carencia interna. Nuestra mente caída es tortuosa y a veces nos engaña haciéndonos creer que determinadas condiciones de vida exterior, nos darán lo que nos falta en el interior.
No digo que sea tu caso particularmente, sino que lo advierto porque suele ocurrir sin que nos apercibamos de ello y lo refiero desde mi propia experiencia personal.
¿Quién ha logrado el verdadero retiro, aquél que en medio de la soledad divaga con su mente agitada e inquieta, ávida de múltiples afanes… o el que en medio de las condiciones en que lo encontró el llamado se retira a la oración continua, a la entrega confiada, a responder a cada acontecimiento según lo enseña el evangelio?
En ocasiones también, la mente pugna por aplicarse a si misma un mote, una etiqueta, que a manera de diploma le permite verse a si misma como tal o cual cosa. Insisto, esto no te lo digo personalmente, sino haciendo una reflexión general sobre este tema particular, a fin de que tengas la oportunidad de examinarte en profundidad.
Si fuera tu caso, deberías antes que retirarte hacia soledades exteriores, buscar el contento del abandono en la voluntad divina, en las condiciones que vives actualmente; sirviendo como mejor puedas a tu deber de estado y a lo que dicta tu sana conciencia. Deberías confiar, en que si El Señor te quiere sola, también en lo exterior dispondrá los medios.
Pero, si te encuentras ya en paz, si vives tranquila en la presencia cotidiana del Señor, si los movimientos de la ciudad no te perturban más que los sentidos exteriores; si puedes aceptar vivir como vives el resto de tu vida donde estás sin quejarte, si la oración es frecuente y si la búsqueda de la voluntad divina en lo que sucede es constante… nada impide que atiendas a los medios que se te presentan para retirarte del mundo, también físicamente.
Enfatizo en que estos medios han de presentarse o que has de contar con ellos sin demasiado esfuerzo; en caso contrario estaríamos forzando las cosas desde lo mental.
Uno de los criterios de la acción de la gracia, es la facilidad conque se nos brindan los medios para concretar lo que ella sugiere.
Cuando El Señor quiere algo de nosotros, nos da el anhelo y junto con esto las facilidades para su concreción. Pese a cualquier trabajo implicado en ello, uno siente que de continuo Dios brinda las ayudas imprescindibles.
Es preciso ser dóciles a la acción de la gracia en el corazón, estos suaves movimientos se sienten certeros y adecuados.
En cuanto a lo necesario para la vida eremítica, esto es escaso. Habiéndose acostumbrado a lo poco, las privaciones de lo que la ciudad ofrece no resultan dificultosas. Bastará una huerta o los medios para vivir con frugalidad, el abrigo imprescindible del cuerpo y una vivienda que aun pequeña brinde la intimidad y tranquilidad que sean adecuadas. Si relativamente cerca existe la posibilidad de la eucaristía frecuente, esta será un bien inestimable…
Fragmento de intercambio
Texto propio del blog
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Descripción acertada sobre el ‘estado’ mental, mejor dicho espiritual, en el cual nos encontramos cuando comenzamos a recibir percibir necesitar ese anhelo de eremía…
Discernir sobre esa llamada, ese anhelo que gracias a tu exposición nos hará ver con más claridad y aceptar los designios de Dios para con nosotros.
Estas palabras me llaman a una reflexion personal profunda. donde se establece un dialogo entre uno y Dios que llama.
Mirarse hacia dentro y reconocerse,en estos tiempos en que las urgencias de la ajetreada vida de las ciudades nos llevan a correr sin sentir el verdadero sabor de la existencia, sin duda es necesario contar con la gracia de Dios.
Bellisimo y esclarecedor comentario-guia acerca de la eremía interior. Gracias por su aporte diario a nuestra espiritualidad y fe, que Dios los siga bendiciendo!!!!
Estupenda entrada. ¿Quién es el autor-a?
Gracias