¿Cómo se pide?

En cuanto a la fe: a veces pido con fe cuando veo a un enfermo, a alguien con problemas y repito el Santo Nombre pidiéndole al Señor “cúrale” o “ayúdale” pero también pienso que soy osado al pedir a Dios que cure a un enfermo…..me ocurrió al ver un niño pequeño deficiente y tetrapléjico…no se…le suelo decir hágase según tu voluntad… ¿cómo se pide?

Hay que pedir con toda el alma. Si se pide, pedir con todo, con todo lo que uno es, totalmente entregado al acto de clamar pidiendo.

Aceptar gozosamente lo que la vida nos depara y depara a los demás, asumiendo la voluntad de Dios que se expresa a través de ello, es un acto de mucho valor. Sin embargo, aunque Él permite la manifestación de todo lo existente, mucho de lo que ocurre tiene como causa directa nuestra propia acción equivocada o la errónea conducta de los demás.

Es decir que nosotros influimos en lo que sucede; en cierto modo co-creamos con Él, co-generamos los sucesos, mediante nuestro margen de libertad.

La oración de petición es un modo de aunar nuestra voluntad con la de Dios. Estoy queriendo cambiar algo de lo que percibo, de lo que está ocurriendo y apelo al Señor, para quién todo es posible. O acepto las situaciones y mi oración se limita a permanecer en la presencia, a repetir el Santo Nombre, pero sin una intención o deseo determinado.

Depende de las circunstancias, de la etapa que se atraviese y de las personas. Orar es el acto humano por excelencia donde nos abrimos a lo trascendente de manera particular. Pero si siento que quiero participar de los sucesos o de eso que ocurre especialmente ante mí, debo orar con toda fe, convicción y fuerza, sin medias tintas. En cierto modo interpelar al Señor, aunque con toda humildad.

Hubo santos que entablaban diálogo con Él de manera muy similar al que se establece entre las personas; vivían en Su presencia y dialogaban en lo cotidiano y pedían y reclamaban y le decían cosas como: “¡Cómo permites esto Señor…! ¡Te ruego que lo ayudes, ven aquí y cambia esta situación!”

Siempre sabiendo, recordando, que la propia mirada no abarca lo que abarca la sabiduría de Dios y que por tanto, lo que Él haga no siempre lo entenderemos o coincidirá con lo que queremos.

Tal cual la escena de Getsemaní, (Marcos 14:32 y los otros Evangelios) donde Jesús dice “Que se haga Tu voluntad…” pero no olvidemos que antes pedía con todo su ser y que esa oración era muy completa y fervorosa. (“Y su sudor era como gotas de sangre…” Lc 22, 44)

No era una oración tibia la de Jesús en Getsemaní, era una oración total.  Pero era consciente de que tal vez, no fuera posible ni deseable que Él se librara de ese cáliz. Es que no vemos lo que abarca la mirada de Quién todo lo ve.

Nos da un modelo claro de oración fervorosa en la tristeza y la angustia, de oración sin vacilar y a la vez, de aceptación profunda de la voluntad del Padre. ¿Cómo pedir? De ese modo, con total entrega y aceptación. Y cuando pidas, si pides por otros mejor todavía.

Y si resulta que eres capaz de no pedir, de vivir aceptando en Su presencia todos los acontecimientos como venidos de su misma mano, repitiendo sobre ellos el Santo Nombre de Jesús, también está muy bien y será una bendición, para ti y para aquellos que se vean influidos por esa intención.

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