La paz del corazón
«¡Dios los guarde!
Hace un tiempo que vengo haciendo la oración de Jesús pero he visto algunos informes en la internet que dicen cómo se debe hacer la oración, especialmente que se debe hacer con la ayuda de alguien con experiencia en el tema.
¿Qué pasa si yo no tengo esa posibilidad de ser dirigido por alguien con experiencia? ¿Qué peligros tiene para la vida espiritual esa carencia?«
Por supuesto que siempre es mejor y muy útil contar con ayuda de alguien con experiencia en la materia que uno quiere aprender. Mucho más en las de índole espiritual y la práctica de la oración de Jesús no es la excepción.
Sin embargo, no hay de qué preocuparse. Abrazar con la intención y el corazón este camino espiritual, nos acerca al Señor y a Su misericordia más de lo que podemos imaginar. Si encuentras un padre espiritual o alguien de más experiencia en este camino, estará muy bien y si no lo encuentras, confiarse al Señor y beber abundantemente en los escritos de los muchos practicantes de la oración de Jesús a lo largo de la historia, particularmente lo contenido en Filocalía.
Uno de los peligros, a los que suele hacerse referencia deriva de la posibilidad de excesos, particularmente en la aplicación de técnicas sicofísicas, como la de retener la respiración mas allá de lo razonable o la de reclusión por demasiado tiempo etc.
Estas situaciones eran más factibles en otras épocas y contextos sicológicos que hoy en día, en donde la principal dificultad es encontrar un momento de sosiego para aplicarse a la oración.
Actualmente es muy difícil encontrar orientación espiritual dedicada y experimentada, que surja de vivencias personales y no de solo lecturas. Esa es la situación; antes que disgustarnos con ella debemos centrarnos en lo que tenemos, como estos espacios de intercambio virtual, que nos permiten acceder a lo vivido por otros hermanos y hermanas, en distintas regiones y con diversidad de experiencias.
Si te sientes llamado a este tipo de oración, verás una tendencia a simplificar tus modos de rezar, encontrarás mas gusto en lo silencioso o en la repetición de la frase de la oración de Jesús que en otras formas de devoción. Entonces, sin temor, puedes ir haciendo de la repetición del Santo Nombre, un fondo permanente en tu conciencia mientras vas haciendo las actividades cotidianas.
Las cartas contenidas en el blog pueden ser útiles para comenzar, si las lees con detenimiento y tratas de practicar sus consejos con cierta determinación. No abandonar nunca los sacramentos es también un seguro contra cualquier desviación posible.
La oración de Jesús implica y requiere para su crecimiento en el corazón de la metánoia (cambio de mente) que deriva de la comprensión de las propias faltas, requiere del arrepentimiento y la compunción para cimentarse.
Uno de los peligros que a todos nos acecha y particularmente al que solitario trata de avanzar es el de la soberbia.
El creerse avanzado cuando se está apenas en los inicios, el olvido de la propia carencia y nulidad, el montarse en el ego, apoyado en algún “éxito” ascético o en el aparente logro de cierta virtud.
Por eso es bueno, permanecer en contacto con otros que recorren el mismo camino de manera que el intercambio y el cotejo de experiencias brinden la correcta perspectiva. Es preciso recordar que necesitamos la misericordia de Dios todos los días de nuestra vida.
¿Y que es misericordia? El acercamiento del Señor a nuestro pequeño y mezquino corazón. Con un guía espiritual o sin él, persiste en invocar el Santo Nombre de Jesús y la gracia de su misericordia, que suele manifestarse como un creciente sosiego y dedicación a lo importante.
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