La paz del corazón
La obra principal de la hesyquía (silencio, quietud) es un estar totalmente libre de preocupaciones (amerimnía) respecto de todas las cosas razonables e irrazonables. La hesyquía es el muro que protege la quietud interior, estado sumamente frágil, que no admite pacto alguno con la serie de preocupaciones.
La quietud es total o no existe: «un pelillo de nada turba la visión del ojo; y una preocupación mínima desvanece la hesyquía». A Clímaco le gusta servirse del símbolo del ojo para calificar al monje: «el monje verdadero es un ojo interior que nada distrae… es aquél a quién una luz indefectible ilumina el ojo de su corazón».
Sin embargo, la hesyquía no es un fin en sí misma; está asociada a la oración, al recuerdo de Jesús: «Que el recuerdo de Jesús se una a tu respiración; entonces comprenderás la utilidad de la hesyquía». A su vez, la oración va vinculada estrechamente a la presencia de la muerte. El monje debe vivir como si cada día tuviera que morir. La muerte es un objeto privilegiado del despojo de la mente, requisito para la oración pura…
Fragmento de «El Hesycasmo y su contenido» en la introducción a la «Filocalía de los padres népticos» en el tomo I, página 42/43
Enlace de hoy:
No resulta sencillo esto de percibir la esencia espiritual de aquello que observamos. No termino de entender la práctica de ayer o no sé bien como hacer.
Todos miramos desde donde estamos, es decir desde donde vivimos. Si nos emplazamos en el espíritu esencial que somos, percibimos con facilidad lo espiritual en aquello que observamos. Es una cuestión de afinidad, tendemos a orientarnos hacia situaciones, personas y actividades que coinciden en algo con nuestro mundo interno.
¿Y cómo puedo saber si estoy plantado allí donde soy de verdad y no en el falso sí mismo?
Si estamos tendidos hacia el momento siguiente, si tenemos prisa o si hay preocupación en nosotros ya sabemos que nos estamos descarrilando, que la mente se va poniendo al mando con su cuota de alienación y egoísmo. Si estás anclado al presente, poniendo lo mejor en un hacer impecable y atento a la presencia de Dios, es el espíritu el que está organizando tu mundo.
Aunque nos cuesta admitirlo, nuestra circunstancia manifiesta escenarios interiores. Todo cambio debe nacer desde adentro hacia afuera. Eso lo hace durable y fecundo. La tan mencionada metanoia, que implica un cambio de dirección en la vida, una conversión y transformación profunda tiene que ver con esto.
La vida no es gris; es misteriosa, plena de significados y tareas transformadoras, la existencia es un proceso espiritual de redención del que podemos hacernos conscientes.
Práctica sugerida:
Leer con tranquilidad y en actitud orante las siguientes citas bíblicas, tratando de establecer relaciones con el tema tratado en el post. 1º Juan 4, 13 / Romanos 12, 2 / Lucas 6, 45 / 1º Corintios 6, 19-20 / 2º Corintios 3, 18 / Gálatas 5, 22 – 23
Enlace de hoy:
¿Qué cualidad tienen las hojitas de la planta de Bambú, que las hace moverse dejándose llevar por la menor brisa? Son pequeñas y livianas; extendidas y abiertas reciben la luz, el aire y el agua que las inflama desde el tronco. Están muy vivas y aunque magníficas no tienen pretensiones. No piden nada y lo que dan surge de su misma presencia.
¿Qué cualidad tiene el tallo que las sostiene y el tronco que enraíza todo el conjunto? Son rectos y firmes, sin dudar se elevan hacia su meta permaneciendo sin embargo flexibles. La raíz de tacto leve y sutiles brazos multiformes se fusiona con la fuente que la alimenta. ¡Cuanta belleza concentrada! Su presencia regala armonía al entorno.
Al observar con atención, abierto a la percepción de ese ser ahí, una particular calidez invade el corazón. Aparecen la protección, el agradecimiento y cobra fuerza la oración. ¡Que bello desierto el del momento presente!
Práctica sugerida:
En actitud orante, dirijamos una atención lo más desnuda posible de nosotros mismos, hacia un objeto* cualquiera de nuestra elección. En silencio alerta y distendido, dejemos que la esencia espiritual de aquello que miramos se haga clara en nuestro interior. Finalmente luego de unos minutos, demos gracias por la experiencia vivida.
*Cuando decimos «objeto» queremos significar cualquier punto al que dirijamos la atención. Puede ser una situación a modo de escena, un animal, un vegetal, una cosa cualquiera o una persona a la que no incomodemos con nuestra mirada.
Enlace de hoy:
Presentación en Power Point de Sara en el encuentro de intercambio del 19/03
¡Gracias Sara!
Lista de reproducción con las oraciones del mes de marzo 2023
Comentarios de Eugenio al post «El silencio consciente» en la reunión mensual de intercambio del 19/03/23
¿Por qué es importante el ayuno y también el ayuno de palabras?
Lo primero que conviene aclarar es que este tipo de reglas, prácticas, tienen sentido para las personas que buscan la verdad, busca la armonía y buscan la libertad, porque se sienten a merced de las circunstancias de la vida y de una mente que reacciona de forma mecánica e inconsciente. También hay que constatar que la sociedad actual bajo el espejismo de la tecnología y los avances científicos, cree poder solucionar los problemas del hombre. Sin embargo, es bien palpable que estos llamados progresos, generan cada vez más miseria y crueldad al género humano.
Por lo cual buscamos la justicia, quietud y la paz. Pero no solo eso, sino que intuimos que el creador vive en nuestro interior. Anhelamos su presencia, en definitiva buscamos a Dios, porque creemos que sólo en él sentiremos la plenitud. Pero para que esto no sea solo un dicho o una creencia más es necesario aceptar que el problema está en nosotros, en nuestra manera de dar significado a la vida, y no en el desmesurado y contradictorio mundo exterior. Aquí nos encontramos con las prácticas y los ayunos sugeridos al principio. Por que este es el camino para encontrarnos con el silencio interior.
¿Pero qué es el silencio? Entiendo que el silencio es un progresivo aquietamiento de la actividad mental y una reorientación de la conducta hacia nuestro interior y hacia el mundo externo. Es un proceso personal e intransferible para todo buscador, que se caracteriza por la toma de conciencia sobre el cuerpo, las emociones y los procesos mentales.
Esta conciencia o esta atención consigue percatarse de la identificación en que vivimos, nos muestra que nuestra vida está dirigida por hábitos, rutinas mentales y corporales, pero no por nuestra propia voluntad. Así comprendemos la realidad que somos. Así a la luz de la compresión los mecanismos inconscientes comienzan a diluirse y pierden su hegemonía en nuestro mundo interior. Esto nos acerca al despertar y permite que el nivel de conciencia y la atención crezcan.
Estos nuevos niveles de conciencia son la puerta que nos conduce al hombre interior, al corazón. Y los ayunos sugeridos al principio, la práctica continuada y la consagración de la vida a este proceso nos permiten profundizar y experimentar que: El silencio consciente es la primera manifestación del Espíritu actuando en nosotros.
¡Gracias Eugenio!
Enlace de hoy:
Grupo «El Santo Nombre» en Facebook creado por Susy, de Santa Fe en Argentina
“Atravesar el desierto”
Los invito a contemplar el paisaje del desierto. Es posible admirar la belleza inhóspita y exigente. El espíritu de la cuaresma es perfectamente representado por la imagen del desierto. El desierto no permite lo superfluo. El desierto mismo se presenta solamente con lo esencial. No hay ninguna vegetación exuberante. No hay cantidades innumerables de flores.
No hay muchos seres habitando su aridez y aspereza. Sólo existen los diferentes matices de un mismo color y su contraste con el cielo. Los sonidos del desierto, son las pocas variaciones de los acordes del silencio. Lo desierto es abundancia, pero de una única y misma cosa el tiempo entero. Lo desierto es la naturaleza desnuda.
La desnudez del desierto expone nuestros excesos. La belleza monótona del desierto confronta nuestro acúmulo de cosas, así como el volumen de ruidos que hacemos. En el desierto solo sobrevive lo real y la verdad. Hay un viento que sopla constante e insistentemente por el desierto haciendo una pregunta: ¿Quién eres tú?
JESUS Y NOSOTROS EN EL DESIERTO
Lo desierto no permite vivir de falsas imágenes, pero nos enseña a distinguir lo que es un espejismo de lo que es real. En lo desierto tenemos un encuentro marcado con nuestros propios demonios. Si a Jesús el demonio ofreció pan, a nosotros nos ofrece distracciones. La falsa saciedad, el embotamiento de los sentidos, entorpece nuestra consciencia y nos mantiene en la apatía. Si a Jesús el diablo ofreció reinos y poder, a nosotros nos ofrece la comodidad y las falsas seguridades que nos paralizan y promueven el estancamiento. Vivir estancado es vivir con el peso de una vida no vivida.
Si a Jesús, satanás lo invitó a echarse de las alturas, a nosotros nos invita a permanecer cómodamente donde estamos, sin nunca atrevernos a otras miradas y tampoco a ampliar nuestros espacios. Nos cubre con el manto de la prudencia para tapar nuestro miedo a correr riesgos. Nos hace olvidar nuestras experiencias con Dios que es de donde nacen la confianza y la libertad de hijos. El desierto no necesita de muchas palabras. Ellas quedan en un vacío, son insuficientes para traducir todo lo que habla el silencio.
El desierto nos hace percibir nuestras palabras como una nota desafinada que rompe la sinfonía armoniosa de la vida, que por si sola pulsa a nuestro alrededor. El encuentro con el desierto nos hace callar para comprender el idioma de Dios que es el silencio. El desierto nos ayuda a deshacernos de los pesos innecesarios, mirándonos con los ojos de Dios que ve nuestra esencia y por lo tanto reconociéndonos como hijos libres y herederos de su reino.
Por fin, el pedido de gracia que debe permanecer en nuestro corazón en la cuaresma, y en todo tiempo debería ser: ¡Señor ayúdame a ser quién soy!
¡Gracias Helen!
Aporte de Helen en el encuentro de intercambio del 19/03/23
Queridos hermanos de la Fraternidad del Santo Nombre: a partir de mañana lunes el nuevo horario de las oraciones es el siguiente:
Oración de la mañana
España / 12:00
Argentina, Brasil, Chile / 07:00
Miami, Bolivia, Venezuela / 06:00
Colombia, Perú, Ecuador, Panamá / 05:00
México, Guatemala, Costa Rica, Nicaragua, Montana / 04:00
Chihuahua, Sinaloa, Sonora, California, San Francisco / 03:00
Oración de la tarde
España / 20:30
Argentina, Brasil, Chile / 15:30
Miami, Bolivia, Venezuela / 14:30
Colombia, Perú, Ecuador, Panamá / 13:30
México, Costa Rica, Nicaragua, Guatemala, Montana / 12:30
Chihuahua, Sinaloa, Sonora, California, San Francisco / 11:30
Oración de la noche
España / 03:00
Argentina, Brasil, Chile / 22:00
Miami, Bolivia, Venezuela / 21:00
Colombia, Perú, Ecuador, Panamá / 20:00
México, Guatemala, Costa Rica, Nicaragua, Montana / 19:00
Chihuahua, Sinaloa, Sonora, California, San Francisco /
18:00
¡Gracias Candelas!
LA CONFIANZA ES IMPRESCINDIBLE
El título de la práctica breve que os quiero acercar es «la confianza es imprescindible». Es un título que recoge y expresa todo lo que podemos decir sobre la confianza. Algo imprescindible es algo que no puede ser substituido por nada: por lo tanto la confianza es esencial, es evangélica.
Podemos leer los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas desde la clave de la confianza: Porqué hay confianza hay nacimiento y vida: «Hágase en mi según tu palabra» Lc 1, 38; «Cuando José despertó, hizo lo que el ángel del Señor le había ordenado» Mt1, 24 «Seguidme y os haré pescadores de hombres. Al momento dejaron sus redes y se fueron con él.» Mc1, 17-18.
En cambio sin confianza, no hay ni sanación, ni resurrección, porqué «el que no está conmigo, no recoge, desparrama.» Lc 11, 23 Y nos dice la práctica que para la confianza, lo principal es la calidez del corazón. La calidez del corazón es una forma de oración: nos recogemos en nuestro interior, siguiendo las indicaciones de Jesús para orar. Por qué qué otro lugar habrá más apartado y escondido que nuestro corazón? Entonces entramos en relación: con nosotros, con Jesucristo, con Dios. Estamos abiertos, estamos confiados.
Pero y si no sentimos la calidez del corazón? La práctica nos indica que si hay aceleración de la mente y exceso de pensamiento, ya no estamos en la confianza, y, por lo tanto, ignoramos al Señor. La práctica nos sugiere emplear entonces, algún tipo de relajación. La desconfianza surge en la mente y se traslada rápidamente al cuerpo. La mente está enraizada en el cuerpo, por lo tanto si relajamos el cuerpo, como el cuerpo siempre está en el presente, relajarlo aportará calma a la mente. Si entonces llevamos la atención hacia el corazón con constancia, la calidez retornará.
Pero cómo recuperar la confianza cuando ocurre una tribulación, un dolor o una angustia grave? Entonces habrá que parar, sentir, aceptar. Jesús en Getsemaní no ocultó su tribulación, la rezó. Así pues desde nuestra limitación y si no podemos aún practicar la oración, la distancia, el tomarnos, tal vez un rato de descanso, todo ello nos retornará progresivamente, a la confianza porqué aceptar siempre lo que sentimos, no ocultarlo, es confianza. Y, sobre todo, porqué Dios nunca nos deja.
Necesitamos la confianza porqué sin ella no habrá en nuestro cotidiano aceptación del momento presente, que no siempre es como a nosotros nos gustaría que fuese ni, en consecuencia, aceptación de la voluntad de Dios. Que Él nos guie.
¡Gracias Beatriu!
Aporte de Beatriu en el encuentro de intercambio del 19/03/23
En los próximos días os compartiremos los aportes de Eugenio, Helen y Sara.
¿Verdad que no es fácil detenerse unos segundos entre una actividad y otra y repetir interiormente la oración esa que nos resulta tan entrañable? Suponiendo que nos hayamos dispuesto a efectuar esta ejercitación, ¿lo he recordado? Y si lo recordé, ¿tuve la presencia de ánimo como para efectuar unas pocas invocaciones y tomar así conciencia del cambio de actividad?
Cuando hacemos oración antes de actuar nos ponemos en la presencia de Dios, y al encontrar lo sagrado en nosotros lo transparentamos en las acciones que emprendemos. Pero la mente nos dirá que no hay tiempo, que no tiene sentido, que eso no valdrá de mucho para cambiar la frecuencia en la que vivimos y que esto y lo otro en una argumentación interminable.
Qué bueno sería que con suavidad, con paciencia y sin forzamientos, tratáramos de invocar lo divino antes de actuar. Podría ser que comprobáramos que esto nos sitúa en el presente, nos focaliza en el deber que la situación reclama y nos permita percibir al Espíritu queriendo manifestarse a través nuestro. ¡Quiera el Señor darnos la gracia de la atención paciente, de la humilde práctica, del caminar confiados hacia la paz del corazón!
Entonces, algo que es imprescindible y que hay que asumir, es que mientras el amo de nuestras horas sea esa compulsión hacia el momento siguiente, la percepción de la presencia se nos va a escapar o va a quedar como una idea bonita que no vivimos. Por eso hemos de insistir en actuar desde el firme aposento que existe en nosotros, desde un fondo silencioso que siempre está y que es nuestro propio ser esencial.
Cuando me muevo desde la prisa, el ansia o la inquietud ya me quedan claras dos cosas: que he dejado de creer en ese momento en la constante asistencia de Dios y en su cercanía íntima y pedagógica. Y que me considero el hacedor y controlador de los acontecimientos. Es decir, he perdido de vista lo sagrado que envuelve todo lo que existe. Empiezo a vivir en un mundo personal de causas y efectos materiales, de temores y deseos alternantes; quedo sometido al agobio de la carencia.
La coherencia de vida o el intento de ser coherentes es nuestro modo de entregarnos. Mi fe se hace experiencia cuando empiezo a guiar mis acciones según esa fe. Ese arrojo de ser consecuentes nos mantiene en el momento presente estando completamente en lo que toca y se presenta en cada situación. Por eso, cada vez que nos descubrimos divagando volver a la oración o a la percepción atenta del instante es un acto de coherencia fundamental. Entre la fe conceptual y la fe experiencial hay un puente, ese puente es tu propia presencia indivisa en el ahora.
(Continúa)
Práctica sugerida:
Tomar conciencia de los cambios de actividad. Por ejemplo, ahora estoy desayunando, ahora me preparo y ahora salgo hacia el trabajo. Ahora estoy en el tren, ahora entro a la oficina etc. La práctica consiste en repetir cinco o seis veces interiormente la oración de Jesús o aquella forma personal de oración que me resulte más entrañable. La calma con la que efectuemos esta oración de transición entre un momento y otro o una actividad y otra, nos enseñará bastante sobre nuestro modo actual de ser y estar en lo sagrado.
Aviso
Queridas hermanas y hermanos: con motivo del cambio de hora en España que tendrá lugar la madrugada del próximo domingo, y para compensar el horario con otros países en América, a partir del próximo lunes 27 de marzo cambiará la hora de las oraciones de la mañana y de la noche, manteniéndose igual la oración de la tarde. Así pues las oraciones serán a las 12:00, 20:30 y 3:00 am hora española. Recordamos que nos invitan a irnos recogiendo para la oración y entramos en YouTube 5 minutos antes de esa hora, por lo que es recomendable conectarnos antes. Gracias por vuestra fiel asistencia, devoción y respeto a la Oración del Santo Nombre de Jesús.
Prácticas sugeridas:
Visualicemos el vídeo tomando nota de comentarios, consultas, dudas, aportes u objeciones que surjan y comentémoslas en el blog o enviando un correo a elsantonombreblog@gmail.com
Observemos primero como la mente clasifica los momentos en desechables e importantes. Observemos la constante tendencia compulsiva hacia el momento siguiente.
Pongamos una decidida intención en hacer surgir la propia acción, con la actitud adecuada, desde el fondo silencioso y consciente que somos esencialmente. Tomemos nota de lo que ocurra en estos días.
El ayuno es evitar los excesos, en todas las cosas. Sobre todo en la comida, en las actividades y en los pensamientos. Si comemos con moderación, el cuerpo menos denso favorece la elevación de nuestro nivel de conciencia. No hacer muchas cosas y muy diversas, sino las pocas e importantes que sentimos nuestro deber, facilita el sosiego, el recogimiento y la vida se va pacificando.
Si además, en lugar de seguir la corriente innumerable de los pensamientos, llevamos la atención al presente mismo del instante, descubrimos una dimensión nueva que nos resulta sin embargo familiar. Aparece ante nosotros un mundo transfigurado que no es quimera, sino verdadera poesía al alcance de todos los sentidos. Está poética vital es sencilla, se apoya en una actitud y en una búsqueda muy precisa.
Esto a mí me resulta muy difícil. Lo he escuchado hasta el hartazgo y ya me está cansando. Sinceramente el presente casi siempre me aburre. No solo no veo poesía sino una pesadez y monotonía que me alteran muchísimo. Si no hago algo que me atraiga mucho y que me sirva para algo me siento ansioso muy pronto.
Bien, esto suele ocurrir cuando intentas vivir el presente de un modo que podríamos llamar simulado. Es decir, quieres el presente pero con un fin posterior, esperando que ocurra algo especial. Y esta expectativa ya no es vivir el instante. Es una trampa que nos hace la mente, queriendo aprovechar para sus fines de «entre-tenimiento» lo que no puede ser usado. Lo que hay ahora mismo es la puerta estrecha que nos deja en el reino de Dios.
Te propongo unos pocos días donde demos pasos mínimos, a ver si puedes encontrar el verdadero momento presente y no te quedes enredado en una idea del momento presente. Haremos juntos un acercamiento a la percepción de la presencia. Ten en cuenta que momento presente y divina presencia son lo mismo. Esta es una pista muy importante. (Continúa)
Práctica sugerida:
Lo primero, leer con tranquilidad en el día que se inicia estas citas que recomendamos: Eclesiastés 3, 1 – 8 / Hebreos 12, 11 / Marcos 13, 11 y Lucas 13, 24. Meditar en ellas un buen rato. Tomar nota de cualquier significado que aparezca en nosotros. Intentar que esta tarea sea bien hecha, no a las apuradas. Mañana seguimos si Dios quiere.
Todos los contenidos en el blog son gratuitos y de libre acceso. Si tu puedes y quieres, ayúdanos haciendo llegar alguna aportación económica por alguno de los medios listados en el enlace a continuación: – donaciones – ¡Muchísimas gracias! Un abrazo fraterno, invocando el Santo Nombre de Jesús.
«Por eso, a mi parecer, el monje no tiene necesidad de entregarse sin cesar a múltiples lecturas. Pues no le ocasionan quietud sino turbación; no activan el recogimiento sino la disipación. En cambio, la lectura de las Escrituras opera el recogimiento del espíritu en quién está en el mundo y en quién lo ha dejado lejos.
Hay que leer la Escritura hasta que se sienta que se despierta el recogimiento del espíritu; entonces hay que pasar de la lectura a la pureza de la oración. Por eso, no hay que buscar en la lectura la ciencia, ni la explicación de las palabras; de lo contrario se incurre en la misma disipación. Lo que se debe buscar es la contemplación espiritual de las palabras; pues eso solo pacifica a la mente».
Punto 65 de «Carta a Patricio» de Filoxeno de Mabbug (+ 523) Cita de pag. 386 en el tomo V de «Filocalía de los padres népticos», de Editorial Monte Casino
Práctica sugerida:
Un ayuno que simplifique nuestras lecturas puede ser también una práctica útil en la búsqueda del desierto interior de la Cuaresma. Por ejemplo, podríamos centrarnos estos días hasta la Pascua, en un libro solo de la Biblia o en todo caso en un capítulo que nos resulte particularmente entrañable. La rumia cálida y repetida nos abre a significados nuevos y ayuda a que la palabra se impregne en nuestra vida.
Hermanas y hermanos, les compartimos la reunión que hemos tenido este domingo, en el intercambio mensual de nuestra fraternidad. Será una linda práctica escuchar cada una de las breves exposiciones y dejarlas resonar en nuestro interior. ¡Cuanta profundidad en cada uno cuando nos dejamos guiar por el Espíritu! Sigamos sosegadamente esta travesía del desierto interior que nos propone la cuaresma hacia la pascua del corazón. Un abrazo fraterno para todos y buena semana en la presencia de Dios.
Haz clic aquí si quieres ver la lista de reproducción con otras reuniones en la Fraternidad
«Y cuando llegue el día del último viaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo, ligero de equipaje,
casi desnudo como los hijos de la mar».
de un poema de Antonio Machado
Práctica sugerida:
Y si fuera el caso… ¿Cómo estamos de equipaje? Podemos preguntarnos en serena reflexión, como respirando la pregunta, ¿Cuáles son mis cargas? y de entre ellas ¿Cuáles son realmente necesarias? En fin, andar ligeros de equipaje es siempre una necesidad, mucho más si caminamos el desierto atentos al despuntar de la gracia en el corazón. Un abrazo fraterno para todos, invocando el Santo nombre de Jesús
4º Domingo de Cuaresma en el blog del padre José
Este domingo 19 de Marzo realizaremos si Dios quiere, la reunión mensual de intercambio en la Fraternidad, bajo una nueva modalidad. Estamos todos invitados. Será a las 8 PM de España y demás horarios equivalentes. El enlace, el mismo de siempre, el que usamos para las oraciones: https://us02web.zoom.us/j/88619724529
Pues, mueve a risa, pero apenas si recuerdo que me había planteado cierta forma de vivir este tiempo en coherencia con lo que consideraba el desierto interior. Al poco tiempo vi que no era capaz de modificar los hábitos más esclavizantes y esto me llevó a una especie de olvido y abandono de toda intención.
Bien, esto tiene su lado bueno. La conciencia de nuestra impotencia o la levedad de nuestra voluntad nos devuelven una imagen de nosotros mismos que no queremos ver, pero que hemos de aceptar y acoger como ayuda. Nos quedamos más humildes. Sin comprensión del fundamento de las prácticas y sin permitir que sea el espíritu el que oriente nuestra conducta, sucumbimos a la primera compulsión del cuerpo o de la mente. Lo único que tenemos es nuestro verdadero deseo de conversión, de entrega radical, de unión con Dios.
Desde allí, podemos extraer la fuerza para orar con profundidad y fervor. De esta oración sentida viene nuestra apertura a la gracia. No podemos olvidar que nuestra única fuerza está en el nombre de nuestro Dios. Es declarando nuestra impotencia y clamando con el ardor del deseo espiritual, que veremos aparecer una luz interior y una voluntad, que no nos pertenece pero que sirve a nuestro bien. En ese sentido, lo que más necesitamos es fortalecer nuestro deseo de Dios. Desear la conversión es quizás nuestra ofrenda más sincera y veraz. Es como si le dijéramos al Señor: ya ves que nada puedo; ¡ah… pero como deseo ser tuyo y vivir en Tu presencia! ¡Como anhelo una vida viéndote de veras caminar por mi jardín!
Esa es nuestra ofrenda, el conocimiento de nosotros mismos. Reconocemos la opacidad de nuestra mirada, el velo de preocupaciones que nos aparta de lo importante, nos damos cuenta que vivimos lejos del hogar, ajenos al presente del ahora. Y bien plantados en la verdad de nuestra humildad digamos, «la Cuaresma empieza hoy». Aquí te dejo Señor mi orgullo espiritual, allí mis loables propósitos fallidos, allá los proyectos olvidados. Ayúdame a transitar un duro desierto, ese donde van muriendo mis pretensiones.
Publicado originalmente el 05/04/22
Aquí abajo el texto de arriba leído por Macarena:
Este próximo domingo 19 de Marzo realizaremos si Dios quiere la reunión mensual de intercambio en la Fraternidad, bajo una nueva modalidad. Estamos todos invitados. Será a las 8 PM de España y demás horarios equivalentes. El enlace, el mismo de siempre, el que usamos para las oraciones: https://us02web.zoom.us/j/88619724529
Hermanas y hermanos, Angélica Solís de México, miembro de la Fraternidad, nos ha enviado estos ejercicios para el tiempo de Cuaresma, que compartimos con todos. Un abrazo fraterno, invocando el Santo Nombre de Jesús. Haz clic aquí para descargar el Word
Queridas hermanas y hermanos en Cristo Jesús: Os proponemos hacer un alto de dos o tres días, en los cuales recorramos sin prisa las publicaciones hechas hasta ahora en torno a la Cuaresma. Podemos volver a las prácticas que más nos han servido o en todo caso, hacer alguna que no hemos realizado o que necesitemos profundizar más. No hay prisa, no hay nada que alcanzar; solo queremos ir preparando los caminos del Señor, allanando sus senderos hacia nuestro corazón. Dejar lo que sobra, lo innecesario en nuestra vida, lo que nos aleja de Su presencia, es lo que nos orienta en este tiempo tan particular. Quiera el Señor guiarnos en este caminar. Un abrazo fraterno, invocando el Santo Nombre de Jesús.
Haz clic aquí para ver las publicaciones de la Cuaresma 2023 hasta hoy
Este próximo domingo 19 de Marzo realizaremos si Dios quiere la reunión mensual de intercambio en la Fraternidad, bajo una nueva modalidad. Estamos todos invitados. Será a las 8 PM de España y demás horarios equivalentes. El enlace, el mismo de siempre, el que usamos para las oraciones: https://us02web.zoom.us/j/88619724529
… Alguna vez lo había dicho de ese mismo modo: «Toda situación tiene escondida la solución. Lo que se necesita es mirar con la actitud de quien mira algo que sabe escrito en el idioma de Dios. Los acontecimientos son su revelación cotidiana para cada uno».
«Esto se sabe sin pensar, ese idioma se interpreta con el corazón. Uno sabe en la intimidad del silencio interior… allí el significado de los hechos se nos revela sin forzamiento ni parcialidad».
¿Cómo hacer para llegar a ese lugar donde uno ve claramente los significados? Recuerdo que le pregunté con palabras similares y algo impulsivamente.
«Uno tiene que estar dispuesto a que Dios lo transforme por completo, si fuera el caso. Uno no puede entablar este diálogo hecho de sucesos sin apertura a la metanoia, a dejarse arrasar por la gracia si es lo que se precisa. Si uno quiere conservar sus parcelas de egoísmo, se le va a arruinar la quinta».
Haz clic aquí para leer la publicación completa
Práctica sugerida:
Podríamos disponernos una vez más, como si fuera la primera vez que lo intentamos, a tomar los acontecimientos como el modo en que Dios nos habla. Vivir la semana en esa actitud, atentos a lo que Él nos revela en lo que va ocurriendo y entonces, responder en consecuencia.
«El momento presente es siempre como un embajador que manifiesta la voluntad de Dios, y el corazón fiel le responde siempre: fiat. Así el alma en todas las alternativas se encuentra en su centro y lugar. Sin detenerse jamás, va viento en popa, y todos los caminos y maneras la impulsan igualmente hacia adelante, hacia lo ancho e infinito: todo es para ella, sin diferencia alguna, medio e instrumento de santidad, en tanto considere siempre que eso que se presenta es lo único necesario (Lc 10,42).
No busca ya el alma con preferencia la oración o el silencio, el retiro o la conversación, la lectura o la escritura, ni la reflexión o el cesar de discurrir; no le preocupa el alejamiento o la búsqueda de libros espirituales, o elegir entre abundancia o escasez, enfermedad o salud, vida o muerte. Simplemente, lo que ella busca en todo momento es la voluntad de Dios; lo único que pretende es el despojamiento, el desasimiento, la renuncia a todo lo creado, sea real o solamente afectiva, no ser nunca nada por sí y para sí, ser siempre en la voluntad de Dios, para agradarle en todo, haciendo de la fidelidad al momento presente su única alegría, como si no hubiera otra cosa en el mundo digna de su atención.
Lo único necesario: santificar el nombre de Dios. Si todo aquello que va sucediendo al alma abandonada es lo único necesario, está claro que nunca le falta nada, y que nunca jamás deberá quejarse. Y si lo hace, es evidente que le falta fe y que vive por la razón y los sentidos, que no alcanzan a ver esa suficiencia magnífica de la gracia, y que por eso nunca están contentos…»
Párrafos de «Tratado del Santo abandono en la divina providencia» de J.P. Caussade SJ
Práctica sugerida:
Queridas hermanas y hermanos: leamos dos o tres veces el texto de arriba en forma tranquila; luego, evaluemos nuestra relación con el momento presente a la luz del texto.
Haz clic aquí para un vídeo con breve lectura del «Tratado del santo abandono…»
He tomado nota de las dificultades recurrentes que tengo para situarme en la presencia de Dios, durante la oración. Lo principal es la divagación, los pensamientos y preocupaciones en los que me quedo enganchado que incluso me hacen olvidar que estoy en oración. Después la incomodidad del cuerpo, que siempre quiere estar moviéndose o acomodándose. Y también una variación muy grande de mi fe según el día y las cosas que pasan en mi vida.
Lo principal siempre es la calidez del corazón, que se expresa en el sentimiento de devoción, adoración o simplemente de amor a Dios. Pero contando con ello puede servir tener en cuenta lo siguiente: Uno se engancha más en los pensamientos, cuanto menos confía en Dios. Sobre todo en lo que se relaciona con las preocupaciones. Al creer que las cosas dependen básicamente de mí, estoy en un permanente rumiar las dificultades, para controlar, influenciar y negociar con los acontecimientos. Las cosas dependen sobre todo de Dios. Darnos cuenta de esto de verdad, le quita combustible a los pensamientos y a nuestra identificación con ellos.
El cuerpo suele reflejar rápidamente la agitación mental, por lo cual vale lo mismo dicho para los pensamientos. De todos modos, aprender a relajar el cuerpo con un método que a uno le cuadre, ayuda mucho en todo sentido. El cuerpo y la mente son como espejos enfrentados que se reflejan el uno al otro y así se condicionan en todo momento. La respiración es un regulador de esta relación. Cuando la mente se calma, aquello de que el cuerpo es templo del espíritu se hace realidad viva. (continúa)
Cita bíblica recomendada:
«Confía en el Señor de todo corazón,
y no en tu propia inteligencia.
Reconócelo en todos tus caminos,
y él allanará tus sendas». (Proverbios 3, 5-6)
Nuestra particular situación interna se manifiesta clara cuando estamos en medio del desierto. Cuando nos quedamos sin poder disponer de aquello a lo que nos aferramos. De pronto, no podemos repetir la ejecución de aquél hábito o entablar conversación con aquella persona, no podemos ya contar con lo que contábamos. El desierto puede sobrevenir al surgir la enfermedad, el desempleo, la soledad no querida o una repentina variación del ánimo que nos deja en la acedia.
El desierto, aquello que no tiene confines, nos deja sin asideros, nos arranca las dependencias, nos desnuda; nos muestra el propio rostro, ese que no queremos ver, para no sentir el dolor de nuestra constante postergación del cambio. Esta figura –la del desierto– a la que siempre se menciona en la historia de la espiritualidad, refleja la situación del alma humana: Estamos aquí, en medio de la inmensidad, incluidos en lo que no se puede medir ni comprender.
Es en esta situación de perplejidad ante la existencia misteriosa, cuando pueden manifestarse en nosotros las verdaderas preguntas. Por ello, la voz clama en el desierto, (Juan 1, 23) llamándonos a la transformación profunda, a un vivir más verdadero, nos inspira el deseo de sacralizar la vida. ¿Es que acaso la vida tiene sentido sin lo sagrado en ella? La irrupción del desierto en nuestra vida, -el surgimiento de lo no deseado o la caída de las ilusiones- es una forma en la que Dios nos llama al despertar del espíritu.
El vacío del desierto nos anonada, desmantela las falsas seguridades, nos revela lo que es. ¿Qué pasa si no voy a hacer aquella compra? ¿O si no voy a conversar con aquella persona? ¿O si no enciendo la televisión o no acudo a Internet? ¿Qué pasa si permito que el desierto ingrese a mi vida? Y, en ese caso, ¿Cómo atravesarlo realmente en lo cotidiano? Despejemos el camino, para que se manifieste en nuestra vida aquella luz de la que Juan era testigo. (Juan 1, 6-8 ) (Marcos 1, 1 -4) Y entonces ¿Cómo despejar el camino?
Publicado originalmente el 11/09/20
Queridas hermanas y hermanos, después de leer el texto que recomendamos, puede ser útil preguntarnos:¿Qué pequeño o gran cambio puedo hacer en mi vida que allane el camino del Señor o que facilite la tarea de la gracia en mí?
«Nada más experimentar con intensidad el amor de Dios, se comienza, mediante el sentido del Espíritu, a amar al prójimo. Es el amor que refieren todas las escrituras. Porque el afecto de la carne se disipa al menor pretexto que surge, al no estar vinculada al sentido del Espíritu.
Si aconteciera que el alma, en la que Dios actúa, se sintiera presa de la irritación, no por eso rompería el vínculo del amor. Pues, inflamándose de nuevo al calor del amor de Dios, sentirá al instante la apremiante llamada hacia el bien, y retomará sobre sí con gran alegría el amor al prójimo, pese a que lo hubiere gravemente ultrajado o maltratado. Pues la amargura de la discordia se consume completamente en la dulzura de Dios.
La purificación de la mente es obra únicamente del Espíritu Santo. Pues si el fuerte no entra y no despoja y ata al ladrón, no se recuperará el botín. Se necesita por todos los medios y en la más alta instancia, mediante la paz del alma, dejar reposar al Espíritu Santo, para que tengamos en nosotros la lámpara del conocimiento siempre encendida».
Capítulos 15 y 28 de Diádoco de Fótice en «Cien capítulos sobre la perfección espiritual sobre el conocimiento y el discernimiento espiritual». Incluído en Filocalía, Tomo I, ediciones Monte Casino, Zamora, España.
Práctica sugerida:
La profundidad y el silencio en la oración, en mucho dependen de nuestro estar en paz con todos en el corazón, requisito necesario para llevar una vida apacible. Examinemos nuestras dificultades durante la oración a la luz de Mateo 5, 23 – 24 y Mateo 5, 44 – 45
Queridas hermanas y hermanos, todavía llegan hasta nosotros los ecos de la pasada vigilia de oración, donde fuimos bendecidos con el fervor creciente al que nos conduce la espiritualidad de La oración de Jesús. El espíritu nos guía hacia el compartir fraterno de la vida espiritual. Por eso, quienes sientan el impulso de compartir sus meditaciones o reflexiones en torno a la cuaresma interior, no duden en hacerlas llegar. Veremos de insertarlas oportunamente en este proceso de simplificación y unificación caminando hacia la conversión del corazón. Gracias Anne y Gloria por el compartir! Un abrazo fraterno para todos!
Si quisiéramos entender el ayuno, la oración y la limosna como pilares de una vida cristiana integral, es decir, como fundamentos de una regla de vida simple y unificadora, podríamos entender que ayunamos siempre que practiquemos la moderación en todo. Al comer, al descansar, al hablar, al actuar. La moderación no es tibieza, por el contrario implica una fuerte decisión de orientar la propia conducta desde el espíritu.
La moderación implica atenta vigilancia, se necesitan mutuamente. Por eso, estar atentos a lo que consumimos por vía de los sentidos es también importante. ¿A qué influencias me expongo cuando leo, cuando miro, cuando me relaciono? Aquello con lo que alimentemos la mente es tanto o más importante que el alimento corporal. Los contenidos mentales también han de ser digeridos y asimilados.
La oración y la meditación se facilitan mucho cuando aplicamos la moderación en la vida cotidiana. Una vida sosegada se abre fácil a la percepción de la presencia, uno encuentra que el silencio está siempre a la mano. La oración frecuente le da forma a nuestra acción, advertimos que ciertos modos de actuar son lo mismo que orar. Por eso, una limosna íntegra implica una forma de relacionarse con los demás, apoyados en la regla de oro: «Traten a los demás como quieren que los demás los traten…» (continúa)
Práctica sugerida:
Podríamos revisar nuestra vida en el momento actual a la luz de estos tres factores, apoyados en los siguientes textos bíblicos: San Lucas 4, 4 / 1º Tesalonicenses 5, 16 – 18 / Mateo 7, 12 /
2º domingo de Cuaresma en el blog del padre José
Textos para meditar en la soledad y el silencio
«Cuando el Espíritu establece su morada en un hombre, ya no puede dejar de orar, pues el Espíritu no cesa de orar en él. Duerma o esté en vela, la oración nunca se separa de su alma. Coma o beba, esté acostado, trabaje o se mantenga en un sueño profundo, su alma exhala constantemente el perfume de la oración. En adelante ese hombre ya no tendrá que dedicarse a orar en momentos determinados, porque orará en todo tiempo.
La oración no consiste solo en recitar palabras sino en mociones que surgen a propósito del Ser, a partir de las profundidades del entendimiento… dichoso el que sabe mantenerse largo tiempo y con paciencia delante de la puerta del Señor, no será confundido… no alces el pie para caminar sin haber orado antes, particularmente si el camino es oscuro.
Tienes que pedir incesantemente en la oración sin importarte cuando supliques la ocupación que tengas. Déjate mover por un doloroso impulso, ora ardientemente y recalienta tu corazón en la oración con estas mociones y otras parecidas, hasta que el amor de Dios se encienda y que su cálida pasión se inflame en tu corazón.
Así, en medio de cualquier ocupación la mente se retrae en sí misma y, desbordada por la dulzura, olvida poco a poco la divagación; se encuentra sumergida en las intuiciones y liberada de imágenes. Un hombre así se vuelve apasionado en su oración y una pasión mezclada de fe es derramada en su pensamiento, su corazón se alegra en Dios, danza de gozo y exulta en el amor, se colma de esperanza y se despierta de su sueño…»
Fragmentos de Isaac de Nínive citados en Filocalía, (Centurias sobre el conocimiento) pág. 482 y subsiguientes en el tomo V de la edición de Monte Casino.
«Os ruego hermanos que no incumpláis nunca ni menospreciéis la regla de la oración:
Sea que el monje coma, beba, se sienta, sirva, camine, cualquier cosa que haga, debe decir continuamente: Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten compasión de mí... que el nombre del Señor Jesús descendido al abismo del corazón derribe al dragón que domina los pastos internos, que salve el alma y le devuelva la vida.
Permanece pues continuamente en el nombre del Señor Jesús, para que el corazón absorba al Señor, y que el mismo Señor fusione el corazón para llegar a ser uno con el… no alejéis a Dios de vuestro corazón. permaneced en él y guardadle siempre en el recuerdo de nuestro Señor Jesucristo, hasta que el nombre del Señor quede ahí enraizado, y que, desligados de cualquier otra cosa, Cristo sea exaltado en vosotros».
Juan Crisóstomo citado por Calixto e Ignacio Xantopulos en La Filocalía. Página 388, capítulo 21, en el tomo 4 de la edición de Monte Casino, Zamora, España.
Queridas hermanas y hermanos, les recomendamos especialmente la lectura del texto cuyo enlace ponemos debajo, sobre el tema de la devoción. Tiene varios puntos que se pueden profundizar y que podemos intercambiar en los comentarios o por otros medios.
… en otras palabras, se han perdido las ganas de orar. No se encuentra la motivación para recogerse en el oratorio, la lectura de las sagradas escrituras “nada dice” y en lugar de la presencia de Dios se percibe un muro hecho de vacío y pintado de angustia.
Mucha gente vive momentos de sequedad y fervor alternativamente, repitiendo un ciclo sufriente. En plena devoción comienzan a temer la ausencia de fe que suele anteceder al tiempo de la aridez, mientras que los períodos de aspereza se vuelven más duros por la expectativa, que anhela ansiosamente el retorno del ardor…
Haz clic aquí para seguir leyendo el texto «Devoción»
Práctica sugerida:
Podemos preguntarnos en las distintas actividades que va trayendo el día… ¿Cómo puedo convertir esta acción en oración?
Queridas hermanas y hermanos, recordamos que este jueves próximo, 2 de marzo, a las 19 hs. de España y demás horarios equivalentes, se realizará Dios mediante, la 2º clase del curso de mística 2023. La misma tratará sobre la vida mística de San Serafín de Sarov y estará a cargo de Fray Pepe Guirado ofm. La clase podrá ser seguida en directo por el enlace de zoom habitual, el mismo que usamos para las oraciones y también a través del canal de Youtube. Un abrazo fraterno invocando el Santo Nombre de Jesús.
¿Cómo prepararse para la oración?
Lo fundamental es la actitud de confianza, de entrega y abandono. Es decir no perseguir una determinada sensación, sino ubicarse en una postura receptiva a lo que sea que Dios mande. Es como un ofrecerse dispuesto a recibir lo que acontezca como un regalo de la providencia, y por lo tanto un bien, lo entienda o no yo mismo en ese momento. También es importante lo que hacemos antes de orar; no podemos pasar de una actividad frenética a una oración profunda sin una transición, sin un irse tranquilizando desde un rato antes.
¿Cómo hacer silencio?
Uno quiere hacer silencio y entonces deseamos que la mente se calle, pero este querer que se haga el silencio, termina muchas veces siendo motivo de mayor agitación interior. Es difícil silenciar la mente a la fuerza. Es mejor un «dejarse ir» hacia el silencio en los brazos de Dios, siendo portadores de una suave aspiración a la calma.
Nos pasamos todo el día mascullando preocupaciones o apetencias. El momento particular de oración, privada o comunitaria, es un instante especialmente sagrado. Allí tenemos la oportunidad de atender a ese silencioso misterio que habita en nosotros y que casi siempre ignoramos… (continúa)
Práctica sugerida:
Reflexionar un momento y tomar nota de dos o tres dificultades recurrentes que observo en mí, para situarme en la presencia de Dios, durante la oración.
Queridas hermanas/os en Cristo Jesús, esta semana nos concentraremos en el tema de la oración, buscando afianzar la actitud orante que trae lo sagrado a nuestra vida cotidiana. Completaremos esto con la vigilia de 24 horas del próximo domingo 5 de marzo. Un abrazo fraterno para todos.
… en lo que respecta a la búsqueda de la oración incesante, en el camino de La oración de Jesús o de la oración monológica o formas similares de orar que tienden a unificarnos completamente… hay un aspecto que solemos descuidar. Se trata de la actitud de entrega y confianza que necesitamos incorporar a la recitación del Nombre.
Más allá de cualquier método con el que se acompañe la oración; es decir si se respira el nombre, si se atiende al corazón, si tal o cual postura o momento para orar; es decisivo encontrar en nosotros este acto interior devocional, esa adhesión profunda a la acción de la gracia en nosotros. En otras palabras: necesitamos permanecer orando con mucha frecuencia, durante todas las actividades, en una disposición y apertura a ser transformados sin reservas.
En cierto modo es un «vivir muriendo» a nosotros mismos y a nuestras automáticas apetencias; una invocación paciente y perseverante que anhela el propio olvido en pos del recuerdo de Aquel a quién se invoca. Seguir la exhortación «Orad sin cesar» (Ts 5,17) es golpear en todo momento la puerta del propio corazón en busca de la gracia que ya está viviendo allí y que hemos olvidado.
En definitiva, vivir en oración implica el acto de oración explícito junto a una atenta búsqueda de hacer la voluntad de Dios en cada momento. Entrega confiada y oración continua son dos gestos de un mismo acto de amor.
¿Por qué es importante el ayuno y también el ayuno de palabras?
El ayuno en un sentido espiritual, puede ser entendido como una vuelta a lo esencial. Es decir, regresar a lo que importa. Comer con moderación por ejemplo, evita el embotamiento de los sentidos, nos deja más livianos por así decir y esto facilita la elevación de nuestro espíritu. Si hay mucha densidad en lo corporal cuesta mucho más abrirnos a los sentidos espirituales.
En cuanto a las palabras, ellas son manifestación de los pensamientos. Pero a su vez las palabras desencadenan nuevos pensamientos asociados a lo dicho. La divagación mental suele expresarse como exceso de palabras, una cierta verborragia. Esto se traduce a veces como un hablar inoportuno, procaz, innecesario, agresivo, curioso o fuera de lugar etc. Las palabras pueden ser una gran tentación.
Hablar poco y según lo necesario es un ayuno que nos pone en presencia de la agitación interior. Y este darnos cuenta nos abre la puerta a la posibilidad del silencio. El silencio es la emanación de nuestra profundidad, es nuestra raíz y en donde se asienta la paz del corazón. El silencio consciente es la primera manifestación del Espíritu actuando en nosotros.
*La imagen que ilustra el post es un óleo de Iván Kramskói
Enlaces para hoy:
¿Qué significa en lo concreto, «Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu? Siento que amo a Dios pero creo que algo se me escapa en esto.
Significa unificarnos en Dios. Tenerlo en cuenta para todo, en todas las cosas. Usar a Dios como criterio universal para lo que sea que el día me traiga. Que el intelecto, las emociones y las acciones se orienten en función de lo divino. Así como un banquero hace todo para aumentar las ganancias, nosotros intentamos hacer todo para alinearnos con su voluntad.
No hay nada más necesario que esto. Actuar conformes al desarrollo de la gracia, en nosotros y en los demás. ¿Qué criterio uso para decidir esto o aquello? Lo que creo de veras que a Dios agradaría o lo que considero coherente con la enseñanza evangélica. La vida así se simplifica, disminuyen las consideraciones y los diálogos internos. Este tipo de entrega nos va abriendo a la percepción de su presencia. A la entrega confiada le sucede una inundación de gracia… (continúa)
Eventos próximos:
2 de marzo – 2º clase del curso de mística cristiana 2023 / 19 hs. de España. Sobre San Serafín de Sarov a cargo de Fray Pepe Guirado
4 de marzo – Se reúne el grupo de la oración de Jesús de Barcelona a las 11 hs. parroquia de Sant Geroni de Montbau.
5 de marzo – Vigilia de 24 horas con La oración de Jesús (por zoom y Youtube en vivo)
Vivir basados en lo necesario es vivir en el desierto…
El desierto deja al caminante sin la diversión de los sentidos. No hay nada llamativo que mirar, nada llamativo que escuchar, aparece solo una inmensidad uniforme, perdemos entonces la variedad que simula intensidad. El desierto al principio aburre. No pudiendo entre-tenernos afuera la mente se sumerge en sus propias cosas.
Y esto quizá no aburre, pero asusta. Comenzamos a recorrer los anaqueles de la memoria cubiertos de temores, estantes llenos de recuerdos que queman o duelen o desconciertan; todo lo que no está pacificado aparece como ruidoso tumulto. Las sombras emergen. Aquí se bifurca el camino: ¿beberé de las fantasías para calmarme o atravesaré este reino fantasmal?
Nada tan necesario como el agua pura de la verdad. No sabe a nada particularmente relevante y sin embargo nos llena de vida. El agua en el desierto… tan necesaria como la verdad interior. Al final, es el único camino a la libertad. Dejar las falsas esperanzas, las ilusiones antiguas, los vanos cuidados, pedir el coraje de encontrarse cara a cara, a solas contigo… (continúa)
«Lo encontró en una tierra desierta, en una soledad poblada de aullidos; lo rodeó cuidando de él, lo guardó como a las niñas de sus ojos» Deuteronomio 32, 10 *
*La cita bíblica fue copiada de «Biblia del peregrino» traducida por Luis Alonso Schökel
Diferenciar lo necesario de lo que no lo es y actuar en función de la necesidad, es una forma de ayuno integral. Esto vale para la comida y la bebida, para las palabras y acciones, para los pensamientos y sentimientos, para las aspiraciones y proyectos…
Lo necesario por excelencia está sintetizado en «Maestro, ¿Cuál es el mandamiento más grande de la ley? Jesús le respondió: Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todo tu espíritu. Este es el más grande y el primer mandamiento. El segundo es semejante al primero: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen toda la Ley y los Profetas». (Mateo 22, 36 – 40)
Esta es una regla de vida necesaria, simple y profunda, válida en toda época y circunstancia; al centrarte en esto, no necesitas más. Cualquier aspecto de nuestra vida puede ser pasado por el tamiz de estos versículos. De lo que es necesario no se debe ni se puede prescindir. Los deseos son otra cosa y admiten muchos matices. Vivir basados en lo necesario es vivir en el desierto… (continúa)
Queridas hermanas/os en Cristo Jesús, en el vídeo de arriba, nos planteamos seguir cierta ejercitación que nos facilite el encuentro con la gracia necesaria para una conversión profunda. Hablamos brevemente sobre el tema de los tiempos litúrgicos y de la dificultad que suele aparecer para vincularlos con el proceso o momento espiritual personal. También hacemos alguna mención a lo que implica el desierto y la particular situación en que este deja al ser humano.
Nos centramos luego en el tema de lo superfluo en nuestra vida, de como está llena de «por si acasos», es decir de cosas, actividades, relaciones, ambiciones, proyectos y hábitos que están de más, que vienen a sobrar y que nos producen una carga excesiva que nos deja en la fatiga y el agobio. Sugerimos entonces una práctica de reflexión personal sobre ¿Qué viene sobrando en mi vida, que dándome la ilusión de seguridad, en realidad me significa una carga? También recomendamos una ejercitación para llevar adelante en el día a día a la que llamamos ayuno de palabras, es decir, permanezcamos atentos a cuantas palabras son innecesarias en nuestra vida e intentemos hacer silencio hablando solo lo necesario.
También comentamos acerca de la dificultad para orar sin divagaciones y de cómo todo se facilita si encontramos la calidez del corazón o el sentimiento de amor a Dios durante la recitación de la jaculatoria o frase de la oración. Dejamos al final dos frases para ir meditando y que calen en nuestro interior en estos cuarenta días:
– El Señor se da en tanto me entrego… y esta entrega implica vaciamiento.
– Vivir de su voluntad es estar siempre listo para la encomienda, para la misión o el deber que toca y que nos trae el momento presente.
Un abrazo fraterno para todos, invocando el Santo Nombre de Jesús.
Haz clic aquí para ir al texto «La cuaresma interior»
*La foto que encabeza el post es de Cathopic
Queridos hermanos/as en Cristo Jesús:
Tal como se hizo el pasado año, se está programando una Vigilia de oración en La Fraternidad del Santo Nombre: 24 horas junto al nombre de Jesús, pidiendo la conversión de la humanidad.
Desde las 00:00 horas de España, del domingo 5 de marzo de 2023 y durante 24 horas, repetiremos la oración de Jesús al tiempo que vamos leyendo completo, entre todos, el Evangelio de San Marcos. Pidamos con fuerza, con fe y humilde determinación nuestra propia conversión, que es la conversión de toda la humanidad.
La Vigilia de 24 horas está dividida en periodos de 30 minutos. Se comienza con una frase, siempre la misma: “Nuestra fuerza está en el nombre de nuestro Dios”, seguida de una lectura del Evangelio de San Marcos, la que nos corresponda a cada uno según el turno escogido. Se continúa un tiempo con la invocación del Santo Nombre y se finaliza con una frase, a modo de oración, relacionada con el tiempo de Cuaresma. Durante la media hora se encarga una sola persona de hacer las lecturas e invocaciones.
Todos los que queráis colaborar y escoger alguno de los turnos, por favor, apuntaros rellenando el formulario que os enviamos al final del texto. Si deseáis hacer más de un turno debéis rellenar de nuevo el formulario, una inscripción por cada turno elegido. Los turnos van desapareciendo del formulario a medida que alguien los escoge, por lo que si buscamos un hora y turno concreto y no lo encontramos se debe a que ya está reservado.
Al final del formulario se encuentra un cuadro de equivalencia con los horarios de distintos países para que os fijéis en la hora que corresponde en vuestro país con el turno elegido. Cualquier duda al respecto estamos encantados de aclararlo. Un día antes de la vigilia recibiréis el esquema general con las lecturas y turnos correspondientes.
Quienes no participéis con las lecturas, podéis incorporaros a la Vigilia a cualquier hora que lo deseéis, en directo por zoom (mismo enlace de las oraciones) o a través de YouTube, orando en silencio. Unámonos en esta Vigilia invocando sin cesar el santo Nombre de Jesús.
Equipo de oración de la Fraternidad
Haz clic aquí para ir al formulario y coordinar turnos de la vigilia
Aquí abajo el encuentro mensual de intercambio realizado el 19 de febrero
«La lectura de los monjes era una lectura lenta, tranquila, rumiada, saboreada, ajena a todo interés extraño a la misma lectura… Siempre, en fin de cuentas, lo único que buscaban era un contacto íntimo con la palabra de Dios, viva y vivificante… los ojos veían el texto escrito, los labios lo pronunciaban, los oídos lo escuchaban. Y la palabra de Dios impregnaba más y más al monje lector. No perseguía la lectio divina un fin científico o literario, ni era tenida por una actividad puramente intelectual.
No se trataba de especular, a estilo de los filósofos, sino de instruirse para vivir mejor. Para ello atendían en primer lugar al sentido obvio y literal de la Escritura: todo lo que el texto sagrado enseña y refiere era objeto de su más devota consideración. Pero no se contentaban con ello, sino que investigaban con vivo interés el sentido espiritual, íntimo, magnífico y oculto que, según la general convicción de aquellos tiempos, contiene cada una de las páginas de la Sagrada Escritura, cada una de sus palabras.
Sólo Dios puede revelar los sentidos estupendos que se esconden bajo la letra, los hechos y las imágenes materiales del texto sagrado, y Dios los revela tan sólo a las almas puras, a los hombres espirituales. Su doctrina, como veremos, es clara e insistente. Pero la letra estimula la curiosidad y excita el espíritu a buscar las realidades sobrenaturales que esconde, a elevarse al nivel superior de las ideas, de los misterios inefables. Además de su sentido obvio, los vocablos de la Escritura tienen una vasta resonancia espiritual, un poder de evocación asombroso, que es preciso captar…»
Párrafos extraídos de «El monacato primitivo» de García Colombás» – Ed. BAC
Queridas hermanas y hermanos, si Dios quiere, el próximo domingo 19 de febrero, a las 20 horas de España y demás horarios equivalentes, realizaremos el encuentro mensual de intercambio de la Fraternidad. Intentaremos profundizar en la teoría y la práctica de la Lectio Divina, tendiendo cada vez más, a hacer de la sagrada escritura nuestro principal alimento. Nos encontraremos en el enlace de siempre, el mismo que usamos para las oraciones:
https://us02web.zoom.us/j/88619724529
Aquí abajo dos audios sobre la «Lectio divina» en el monacato primitivo
Hermanas y hermanos, aquí arriba os dejamos la 1º clase del curso de mística cristiana 2023 – La próxima clase será, Dios mediante, el día 2 de marzo. En esa ocasión Fray Pepe Guirado ofm nos hablará sobre la mística de San Serafín de Sarov. Un fuerte abrazo a todos, invocando el Santo Nombre de Jesús.
Aquí un enlace sobre la experiencia de San Ignacio a orillas del río Cardoner
Enlaces de hoy:
Haz clic aquí para el curso completo de mística cristiana del año 2022
6º domingo y la plenitud de la ley en el blog del padre José
El motivo es la cara oculta de la acción. Nos va llevando según su interés y así se van armando las circunstancias, como una suma de factores; pero nuestra motivación es el principal material de cualquier construcción. Por ejemplo, todo buen agricultor sabe que además de la preparación del terreno, del riego necesario y del cuidado posterior, la calidad de la semilla es fundamental.
El grano inicial, esa especie de embrión, es la impronta de la planta futura. Hemos de tener en cuenta en nuestros actos, que la motivación equivale a este germen inicial que determina en buena medida el resultado posterior. Por eso hay que atender a que nuestro comportamiento siempre beneficie a todos los involucrados, ampliar lo más posible la mirada. Las acciones empiezan en uno, pero afectan a otros y van mucho más allá de lo que nos muestran los sentidos físicos.
¿Qué clase de influencia soy en mi medio inmediato? Es una buena pregunta para responder de vez en cuando. Mis palabras… ¿Qué eco dejan en los otros? Un ejercicio interesante antes de tomar decisiones o de encaminarnos en un determinado rumbo, es imaginar que es lo que pasaría si esto que haré fuera extendido al planeta entero… en otras palabras: ¿Cómo sería la sociedad humana si todos actuaran del modo en que ahora voy a hacerlo?
No será difícil advertir entonces la raíz de la situación actual en el mundo humano y natural. Quizá a esto se hizo alusión cuando se dijo que el mundo es proyección de nosotros mismos. ¿Y cómo puedo saber o descubrir la motivación que origina la acción? Preguntándome acerca del para qué. ¿Qué busco con esto que pongo en marcha? Es un tema que se presta para profundizar.
Queridos hermanos/as en Cristo Jesús: Están todos invitados el próximo sábado 11 de febrero a las 19 horas de España y demás horarios equivalentes, a la primera clase del curso de mística cristiana de este año 2023. Iniciaremos con la asistencia del Padre Javier Melloni SJ que expondrá acerca de la mística en San Ignacio de Loyola. Como siempre, luego de la exposición podremos efectuar preguntas y luego para terminar compartiremos unos minutos unidos en la recitación tranquila de la oración de Jesús.
El enlace será el mismo de siempre, el que usamos para nuestras oraciones diarias:
https://us02web.zoom.us/j/88619724529
Haz clic aquí para informes e inscripción al retiro de Ávila, que se realiza en Julio 2023
¿Cuál es entonces el camino hacia el conocimiento del mundo espiritual? ¿Cómo puedo conocer el ser que no depende de un hacer?
Algo muy bueno al principio es admitir la posibilidad de que el mundo que percibimos material sea en realidad de naturaleza espiritual. No se trata de forzarnos a creer algo que no sentimos, sino de atrevernos a investigar por nosotros mismos; esto podría llevarnos a experimentar la vida de una manera completamente diferente. El primer paso es descubrir nuestro propio cuerpo espiritual, conocer nuestra interioridad de modo que cuando hablemos del espíritu, esta palabra no nos conduzca hacia el campo de lo conceptual o de lo mental, sino a lo espiritual en nosotros. Es decir, hacia nuestro verdadero yo, a ese que vive siempre consciente en la presencia de Dios.
¿A que te refieres cuando dices “cuerpo espiritual” y exactamente que tipo de investigación deberíamos realizar?
Llamamos cuerpo espiritual a la vida que anima al cuerpo físico. A eso que permite que la materia corporal no sea inerte sino dinámica y vital. Es el aliento divino en nosotros que sostiene la existencia. Esa interioridad tiene también sus sentidos, unos ojos, unos oídos y todos los demás sentidos, pero aptos para percibir una franja de realidad que permanece casi siempre invisible o desconocida desde el nivel de conciencia habitual en el que todos vivimos.
Podemos empezar dándonos cuenta de que en nuestra conducta hay siempre algo visible y algo invisible. Lo que hacemos, por ejemplo ponernos a barrer el suelo, es lo que se ve y la parte que no se ve es la intención que nos llevó a esa acción. Así, podemos barrer para quitar la suciedad o para descargar el nerviosismo o para escuchar la conversación en la habitación de al lado.
La motivación es lo no evidente de la acción y por allí podemos empezar a tomar contacto con lo espiritual en nosotros. Lo que nos motiva es algo que podemos llamar sicológico, pero sirve de puerta que nos acerca a lo espiritual. Lo que no se ve es lo que alienta la conducta y eso es lo que finalmente condiciona los resultados de todo lo que hacemos. Esto se muestra claro en la sagrada escritura cuando se dice “el que se ensalza será humillado y el que se humilla será exaltado” o “según la vara con la que midieran serán medidos” y pasajes similares, revelando el papel que tiene la intención en el resultado final.
Otro ejercicio que podemos hacer es prestar atención al grado de crispación de nuestro cuerpo antes de iniciar una acción cualquiera. La tensión por lo general nos indica temor o un afán apropiativo de la mente. Estas dos prácticas de permanecer atentos a la motivación y al grado de tensión corporal en lo que hacemos, nos va haciendo sensibles a ese mundo espiritual que está por descubrir. En su mayor parte lo espiritual en nosotros es territorio virgen. Una cosa es leer o pensar sobre lo espiritual y otra vivenciar el espíritu; una cosa es mirar un mapa y otra hacer la travesía.
Continuará…
Citas bíblicas recomendadas: Marcos 4, 21 – 25 / Lucas 14, 11 / 2º Corintios 4, 16 / Efesios 3, 16 / Romanos 7, 22 – 23 / Génesis 1, 27 / 1º Tesalonicenses 5, 23
Enlaces recomendados con temas afines:
«Sobre los sentidos espirituales» con Javier Melloni, encuentro en la Fraternidad
Queridas hermanas y hermanos de la Fraternidad del Santo Nombre, amigos y lectores del blog: Queremos invitarlos al retiro presencial que, Dios mediante, realizaremos entre el lunes 10 y el domingo 16 de julio de 2023 en la localidad de Ávila, España. El tema en torno al cual realizaremos las prácticas, meditaciones e intercambios será: «El mundo espiritual: descubrimiento de su realidad, apertura de los sentidos espirituales y relación con lo invisible».
Para informarte e inscribirte haz clic aquí.
Enlaces sugeridos relacionados al tema del retiro:
* La imagen que ilustra el post es de Nicholas Roerich y se llama «San Pantaleimón, el sanador»
Hemos confundido el hacer con el Ser. Hasta tal punto nos hemos acostumbrado a esto, que cuando nos quedamos sin hacer nada en particular, nos parece que desperdiciamos el tiempo o que ese momento no tiene sentido. Esto deriva de que «el sentido» de la vida está totalmente asociado en nuestra cultura al tener. El mundo se nos presenta como material y en un mundo de materia las posesiones son importantes.
Puedo tener objetos materiales, tales como una casa, un auto, unos libros, unas ropas, etc. y puedo «tener» personas, situaciones, títulos, prestigio, trayectoria… todo se ve contaminado por esta especie de automatismo del poseer. Es un agarrarse, un sostenerse en las adquisiciones, sintiendo así una falsa sensación de seguridad y a la vez de existencia y de sentido. Se establece una identidad simulada, una identificación con el hacer y el tener que son formas en que se manifiesta la misma tendencia apropiativa.
Cuando me falta la plenitud del Ser, por que me he acostumbrado a vivir fuera de mí o volcado a lo exterior; es decir cuando no me doy cuenta de la gracia que vive ya en mí, se produce una sensación de carencia. Esta sensación desagradable se disimula o anestesia sintiendo a los objetos. Así, siento el sabor del dulce en la boca o siento lo que siente el protagonista de la película al identificarme con él y sus anhelos, o siento la situación que mi amigo comenta a través del teléfono.
Nos vamos haciendo adictos a distintas formas de evasión, es decir nos acostumbramos a sentir a través de algo o alguien ya que no encontramos una sensación agradable en nosotros mismos, que sea independiente de lo que ocurra. Hemos quedado esclavos del acontecer, del movimiento, del hacer que termina siendo un tener o un acumular algún tipo de cosa. Esto que acumulamos puede ser mental o material pero nos va rodeando de pertenencias que cubren y ocultan el vacío interior.
El sentido de la vida se ha confundido con el lograr algo en la vida que sea mensurable, medible, tocable o que al menos se pueda comentar o conceptualizar. Hemos equiparado sentido a propósito o a una meta, o sea a un alcanzar. Es muy elocuente como a la profesión se la suele llamar «tu carrera». ¿Cómo va tu carrera? se le dice al joven que está estudiando o ha comenzado a trabajar. Y este vivir tendidos en función de algo nos hace profundamente infelices. Y es lo que explica en gran parte la situación de la sociedad humana actual. Una situación de violencia explícita, como puede ser la guerra o disimulada, como es la misma competitividad general que atraviesa no solo lo laboral o deportivo sino casi todas las expresiones humanas.
Cuando se nos dice que lo importante es Ser y no tener o hacer, asentimos conformes, pero en realidad esto del Ser se nos aparece como un algo desconocido o vacío, un territorio ajeno al cotidiano y se nos presenta en todo caso como alguna forma de meditación determinada, en la cual como es lógico, no podemos pasarnos todo el día. Esto, aunque no parezca en una mirada rápida, tiene mucho que ver con el «Arrepentíos, el reino de Dios se ha acercado». (San Marcos 1, 15) Podríamos decir cambiemos la forma en que vivimos, que la presencia de Dios está muy a la mano…
continuará
Tres enlaces para hoy:
Reunión mensual de intercambio – 1º Parte – 2º parte
«El fin de la anestesia, una necesidad vital». Práctica sugerida
Hay nuevos contenidos (22/01/2023) en la página del curso de Fenomenología
¿Pero de donde sale esta sensación de carencia o de inquietud permanente, por qué es tan persistente?
La sensación de que algo me falta y que nos lleva compulsivamente hacia el momento siguiente tiene raíces profundas y se ramifica en varias direcciones. Una raíz muy gruesa es la creencia de que las cosas dependen de nosotros y no de la voluntad de Dios. Llevamos así una carga muy pesada sobre nuestros hombros. Nos sentimos arrojados al mundo y no sostenidos, acompañados y siendo formados. Nos imaginamos separados de Dios o que su cercanía depende de nuestra conducta.
Hemos antropomorfizado a Dios en demasía, es decir, lo imaginamos según nuestros atributos humanos y de ese modo lo creemos capaz de enojo, de juicio, de venganza, como una persona que premia o castiga la conducta de sus hijos. Esta visión nos trae mucho sufrimiento, es cultural, ancestral y se alimenta de interpretaciones literales de la sagrada escritura o de lecturas que no tienen en cuenta el contexto del momento en que fueron escritas.
Los salmos por ejemplo, son hermosas poesías en la mayoría de los casos, de profunda religiosidad y devoción, pero que han de ser leídas teniendo en cuenta la situación del pueblo al cual se dirigían estas creaciones y considerando al autor inspirado en su momento histórico. Los mismos evangelios tienen diferencias que mejor se entienden cuanto más comprendemos las comunidades de pertenencia y a las que se dirigían Mateo, Marcos, Lucas y Juan.
Dios no se aparta nunca de nosotros, somos nosotros cuando nos dejamos guiar por la mente, que nos sentimos lejos de Él. Sentirnos los responsables íntegros de lo que ocurra e imaginar que Dios puede apartarse de nosotros si cometemos errores, nos dejará inevitablemente presa de la angustia y sintiendo un temor sicológico extendido. No solemos hacernos conscientes de esto, pero subyace en el fondo de nuestras compulsiones y apremios continuados.
Otra cuestión que nos agobia, bien desde el fondo oculto de la mente, es que creemos de tal modo que el mundo de la materia prima sobre el mundo espiritual, que la muerte del cuerpo se nos antoja nuestra propia muerte. Esta fe oscura en la propia caducidad que avanza día tras día, como un tic tac indetenible, está muy en la base de todas nuestras inquietudes y agobios. Medio ciegos a esta verdad interior, adjudicamos nuestras agitaciones a diversas razones de coyuntura.
«Es esto o es aquello, lo que me preocupa. Ya cuando resuelva esto otro encontraré la paz», resuenan los pensamientos reforzando la idea de que la paz del corazón depende de alguna situación determinada. Siendo la vida tan cambiante no es posible una verdadera tranquilidad si la anclamos a ciertas cosas o personas o circunstancias.
¿Cómo modificar estas creencias que describes y qué impediría que vuelvan a cambiar una y otra vez?
Es que no se trata de cambiar creencias sino de experimentar una realidad espiritual que por si sola luego modifica las concepciones que tienes acerca de todas las cosas. Es decir, uno no se puede convencer de la inmortalidad espiritual, de la siempre bondadosa y acogedora presencia de Dios y de que todo responde a un plan benéfico que abarca el universo, haciéndose un auto-relato mental para tranquilizarse. No funciona del mismo modo que cuando decimos «mi equipo de fútbol va a ganar».
El deseo de abrir nuestros sentidos espirituales tiene que ser fuerte y hemos de encontrar en nosotros el coraje de transitar las sensaciones desagradables hasta poder conocerlas de verdad, sin salir huyendo hacia algo que nos sirva de analgésico. No hablamos de mortificarnos o de alguna dura ascesis, sino de tomarnos el tiempo para comprender lo que está debajo de nuestra constante agitación mental y física. Paciencia, oración frecuente y búsqueda de comprensión son necesarias…
continuará…
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Gracias Andrea por tu aporte!
Aquí el vídeo en formato MP3 para descargar (Aquí MP3 solo texto) (Aquí MP3 solo música)
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Hay una nueva presentación sobre el tema «el testigo», para quienes siguen Fenomenología 2023
Imagina una bestia feroz… una hiena muy grande o el tipo de animal sanguinario que prefieras, míralo separado de ti por apenas unos metros de vallado muy débil. Debes alimentarlo constantemente para que no se lance sobre ti. Todo el tiempo has de darle algo, comida en toda regla, restos de comida, basura y hasta trastos de todo tipo para que siga entretenido… es una situación agobiante y delicada.
Aunque usando una metáfora llamativa para ejemplificar lo que queremos decir, nuestra situación cotidiana no es muy diferente a la descripta. La bestia salvaje es la sensación de carencia, ese sentimiento de que algo nos falta en todo momento, que vive en nuestro interior y nos acosa, nos persigue y amenaza.
Para evitar el momento del presunto ataque, ocupamos gran parte del tiempo entreteniendo a la mente y a los sentidos para no sentir eso que sentimos cuando nos quedamos quietos y solos sin hacer nada. Gran parte de las actividades tienen esta finalidad en el fondo secreto donde viven las motivaciones. Y es tan fuerte esta costumbre de anestesiar la carencia que hasta «lo espiritual» en ocasiones sirve al mismo fin.
¿De qué está hecha la perpetua sensación de que algo me falta en cada momento? Está construida de tedio, de vacío existencial, y se sostiene con preguntas sin responder por el sentido de la vida. Sus cimientos están profundamente enterrados en el miedo a la enfermedad, a la vejez y a la muerte. Una falta de fe profunda mantiene el hervidero, esa aparente ausencia de experiencia de lo divino. Desde esa posición parece que Dios no me quiere o que me juzga o que no me escucha. Identificados por entero con el cuerpo y la mente, creyendo que son la esencia de lo que somos, vagamos errantes buscando distracción, divertimento, intensidad o excitación de algún tipo.
¿Qué hacer entonces? Lo primero es observar, verificar esta realidad interior. Tomarse breves momentos durante el día de solo estar sin hacer. Quedarse como suspendidos en el tiempo y el espacio, detenidos en el puro instante, solo atentos. ¿Atentos a qué? A esta inquietud de fondo, a lo que surge apremiante empujándonos a la acción.
Conocer la sensación de la que siempre escapamos, familiarizarnos con la bestia de la que siempre huimos es importante. Podría ser que descubramos que lo tan temido es similar a un espejismo y que los fantasmas huyen cuando se los mira de frente y a la cara. Podríamos llegar a descubrir que detrás y debajo de los temores hay un tranquilo regocijo, una plenitud cálida que no se impone. Una cierta certeza tal vez aparezca y podamos de corazón comulgar con el apóstol cuando dijo: «… en Él vivimos y nos movemos y existimos…» (Hechos 17, 24 – 30)
continuará…
La pintura que ilustra el post es «Jesús en el desierto» de Nicholas Roerich (1933)
Hermanas/os, este viernes 13 de enero se reúne el grupo hesicasta de la oración de Jesús en Madrid. Haz clic en el enlace: Grupo de oración y calendario
«… En ese mismo tiempo, el emperador Marco Aurelio —que también era filósofo pensador de la condición humana— afirma la necesidad de rezar para entablar una cooperación provechosa entre acción divina y acción humana. En su obra Recuerdos escribe: «¿Quién te ha dicho que los dioses no nos ayudan incluso en lo que depende de nosotros? Comienza, por tanto, a rezarles y verás» Este consejo del emperador filósofo fue puesto en práctica efectivamente por innumerables generaciones de hombres antes de Cristo, demostrando así que la vida humana sin la oración, que abre nuestra existencia al misterio de Dios, queda privada de sentido y de referencia. De hecho, en toda oración se expresa siempre la verdad de la criatura humana, que por una parte experimenta debilidad e indigencia, y por eso pide ayuda al cielo, y por otra está dotada de una dignidad extraordinaria, porque, preparándose a acoger la Revelación divina, se descubre capaz de entrar en comunión con Dios.
Queridos amigos, en estos ejemplos de oraciones de las diversas épocas y civilizaciones se constata la conciencia que tiene el ser humano de su condición de criatura y de su dependencia de Otro superior a él y fuente de todo bien. El hombre de todos los tiempos reza porque no puede menos de preguntarse cuál es el sentido de su existencia, que permanece oscuro y desalentador si no se pone en relación con el misterio de Dios y de su designio sobre el mundo.
La vida humana es un entrelazamiento de bien y mal, de sufrimiento inmerecido y de alegría y belleza, que de modo espontáneo e irresistible nos impulsa a pedir a Dios aquella luz y aquella fuerza interiores que nos socorran en la tierra y abran una esperanza que vaya más allá de los confines de la muerte… Proclo de Constantinopla, da voz a esta espera, diciendo: «Inconocible, nadie te contiene. Todo lo que pensamos te pertenece. De ti vienen nuestros males y nuestros bienes. De ti dependen todos nuestros anhelos, oh Inefable, a quien nuestras almas sienten presente, elevando a ti un himno de silencio»
En los ejemplos de oración de las diversas culturas, que hemos considerado, podemos ver un testimonio de la dimensión religiosa y del deseo de Dios inscrito en el corazón de todo hombre, que tienen su cumplimiento y expresión plena en el Antiguo y en el Nuevo Testamento. La Revelación, en efecto, purifica y lleva a su plenitud el originario anhelo del hombre a Dios, ofreciéndole, en la oración, la posibilidad de una relación más profunda con el Padre celestial.
Al inicio de nuestro camino «en la escuela de la oración», pidamos pues al Señor que ilumine nuestra mente y nuestro corazón para que la relación con él en la oración sea cada vez más intensa, afectuosa y constante. Digámosle una vez más: «Señor, enséñanos a orar» (Lc 11, 1)«.
Párrafos de la AUDIENCIA GENERAL – Plaza de San Pedro – Miércoles 4 de mayo de 2011
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Fiesta del Santo Nombre de Jesús
Si has visto alguna vez a un zapatero experto cambiar una suela o dar brillo al cuero, o tal vez a un esmerado jardinero tratar la tierra en torno a una planta débil que intenta recuperar, sabrás de que hablo. Es que hay un modo, una actitud y un comportamiento que elevan cualquier oficio a la categoría de arte.
Y hay en aquel que ejerce un arte con pericia, una técnica precisa, un conocimiento de la materia y una experiencia que son evidentes. Pero también y sobre todo, hay una entrega, una pasión y un olvido de sí mismo que lo convierten en instrumento de una voluntad mayor. El artista de verdad se corre a un lado y deja pasar algo que no le pertenece, que lo arrebata y le atraviesa. En tal sentido, el que hace arte transparenta lo sagrado en sus obras, es decir Dios se comunica y manifiesta de modo particular en esas obras y en esas acciones.
¿Se puede vivir con arte? Algo de eso hay cuando nos referimos a esto de la ceremonia del instante o del actuar impecable, que también podría decirse en términos menos poéticos como hacer del mejor modo posible lo que toca en cada momento. Este tema es más importante de lo que parece a primera vista. Si esta forma de conducta se transforma en hábito modifica sustancialmente nuestra vida cotidiana.
En realidad si profundizamos en los pormenores de esta «forma de ponerse» ante los acontecimientos, descubrimos que tiene parentesco con el vivir en la presencia, con la oración incesante e incluye la actitud de abandono en la divina providencia. Así como se generan malas costumbres que luego cuesta mucho desarraigar, también podemos acostumbrarnos al bien hacer. Pero, ¿Qué es esto del bien hacer y cómo se relaciona con el tema de practicar un arte determinado?
Podríamos actuar centrados en el presente, con calma, precisión, armonía e integridad en todo momento, pero hace muchos años que nos movemos según nos lo ordena el temor y la inquietud. Hemos aprendido hasta los huesos aquello de pasar al momento siguiente como si se nos estuviera persiguiendo, siempre más allá del ahora, anhelantes, ansiosos, frenéticos, corriendo tras una felicidad de espejismo que se hace más esquiva mientras más afuera la ponemos.
De manera que como no podemos de un día para el otro modificar enteramente el comportamiento habitual del cuerpo y de la mente, necesitamos un punto preciso de la jornada en el cuál aplicar nuestra máxima atención al fortalecimiento del espíritu. A esto se le ha llamado «el oficio de cultivo espiritual». Una actividad a lo mejor mínima, de unos pocos minutos cada día o cada dos días, en donde utilizas algo material para desarrollar lo espiritual. Como veremos al practicarlo, uno descubre que el mundo en realidad no es material sino puro espíritu y que la materia es tan solo una de las formas en las que el espíritu se expresa.
Arte han hecho Mozart, Bach, Miguel Ángel, Leonardo, Shakespeare y el Dante, pero también lo encuentras en la pequeña tienda a la vuelta de la esquina, donde te encuentras el mismo rastro de lo divino en la cálida, colorida y minuciosa disposición de los anaqueles.
Continuará…
Dos meditaciones sobre la navidad
«Y el Verbo se hizo carne» ¡Gracias Pepa!
«Una gozosa navidad» ¡Gracias Angélica S.!
Uno de los pilares de la espiritualidad del Santo Nombre, es la permanencia en el abandono a la voluntad de Dios. Pero, ¿cómo puedo discernir sin error lo que sería Su voluntad para mí en un momento determinado? Y, como puedo volver a encaminar mi vida si ya me encuentro desviado y reconozco haberme apartado mucho de su orientación?
Como siempre el factor clave es la atención. Si te sitúas en el momento de manera atenta y desciendes un momento al corazón tendrás claro el comportamiento que al Señor agradaría en esa situación. Es inequívoco el sentimiento que aparece. Porque en cierto modo, la voluntad de Dios está inscripta en lo que llamamos la conciencia personal. Si a esto en una breve revisión lo cotejas con la enseñanza de los evangelios puedes dejar las dudas a un lado y obrar con toda la determinación necesaria.
Las vacilaciones surgen cuando intentamos resolver la conducta adecuada desde la mente sola o con apresuramiento y ansiedad. La mente nunca terminará de objetar a esto y aquello, pues su naturaleza es precisamente mascullar variables, la duda es el entretenimiento que más le gusta. Este es el modo en que rellena su vacío, generando ambivalencias. Obtiene así algo de intensidad dentro de la opacidad que vive.
Por ejemplo, este modo de obrar según a Dios le agradaría, guiados por nuestro sincero parecer, suele ser criticado por el pensamiento… «Esto es antropomorfizar a Dios» es decir, atribuirle gustos y disgustos como si fuera humano. Y así nos alejamos del campo de interés, que es decidir cuál es la conducta más coherente en esa circunstancia precisa. Una cosa es sentarse a discurrir en pos de abstracciones cada vez más sintéticas y otra es buscar ser fieles a lo que sabemos y sentimos que debemos hacer.
Es decir, no sabemos como sentirá Dios en su inescrutable magnificencia, pero sí podemos saber como nos sentimos nosotros en relación a Él, haciendo esto o aquello. Hay que aterrizar la espiritualidad lo cuál es encarnar los anhelos profundos. Volvemos siempre a la necesidad de diferenciar espiritualidad mental de espiritualidad vivencial. No se trata de oponer fe y razón sino de comprender nuestra necesidad de acuerdo interior.
Y respecto de aquello que mencionamos, en cuanto a como volver si uno se halla desviado por haber tomado un camino diferente al que la conciencia profunda indicaba… vale lo del «re-calculando» que hace el GPS cuando nos desviamos. No importa cuanto nos alejemos del designio divino para nuestra vida, su gracia siempre esta indicándonos por donde ir para volver a la senda. Simplemente sitúate en el presente y espera. Te llegarán acontecimientos como nos pasa a cada instante y entonces allí, responde con coherencia a lo que aparezca. Esto por sí solo en poco tiempo te encamina.
No importa el pasado para volver a casa. Importa la intención de regresar y empezar ahora mismo a caminar en la nueva dirección. La Cuaresma empieza ahora por ejemplo, aunque hayan pasado ya muchos días. La continencia empieza ahora mismo; el tratar a los demás como nos gustaría ser tratados en este mismo minuto; la oración incesante empieza por una sola invocación, podría ser esta que haces ahora mismo mientras lees.
Dejemos el pasado, el futuro y los devaneos mentales que pueden ser muy interesantes pero que nos dejan al rato en el vacío existencial. Abracemos la gesta espiritual, permitamos que el corazón exprese su inflexible determinación de servir al amado. Dedicarse a las cosas del cielo implica priorizar adecuadamente el uso de nuestras fuerzas, de las añadiduras se encarga Dios. Preguntarnos ¿Cómo puedo servir al Señor en esto ahora? o ¿Qué sería en esta situación poner el espíritu al mando? son preguntas que pueden servir como complemento para volver al rumbo más querido.
continúa…
El post de hoy continúa a este del 26 de marzo
Sobre la oración del corazón PDF – (Extraído de «Contemplativos en el mundo»)
Homilía del domingo del Padre José, aquí abajo:
Nuestra particular situación interna se manifiesta clara cuando estamos en medio del desierto. Cuando nos quedamos sin poder disponer de aquello a lo que nos aferramos. De pronto, no podemos repetir la ejecución de aquél hábito o entablar conversación con aquella persona, no podemos ya contar con lo que contábamos. El desierto puede sobrevenir al surgir la enfermedad, el desempleo, la soledad no querida o una repentina variación del ánimo que nos deja en la acedia.
El desierto, aquello que no tiene confines, nos deja sin asideros, nos arranca las dependencias, nos desnuda; nos muestra el propio rostro, ese que no queremos ver, para no sentir el dolor de nuestra constante postergación del cambio. Esta figura –la del desierto– a la que siempre se menciona en la historia de la espiritualidad, refleja la situación del alma humana: Estamos aquí, en medio de la inmensidad, incluidos en lo que no se puede medir ni comprender.
Es en esta situación de perplejidad ante la existencia misteriosa, cuando pueden manifestarse en nosotros las verdaderas preguntas. Por ello, La Voz clama en el desierto, (Juan 1, 23) llamándonos a la transformación profunda, a un vivir más verdadero, nos inspira el deseo de sacralizar la vida. ¿Es que acaso la vida tiene sentido sin lo sagrado en ella?
La irrupción del desierto en nuestra vida, -el surgimiento de lo no deseado o la caída de las ilusiones- es una forma en la que Dios nos llama al despertar del espíritu. El vacío del desierto nos anonada, desmantela las falsas seguridades, nos revela lo que es. ¿Qué pasa si no voy a hacer aquella compra? ¿O si no voy a conversar con aquella persona? ¿O si no enciendo la televisión o no acudo a Internet? ¿Qué pasa si permito que el desierto ingrese a mi vida? Y, en ese caso, ¿Cómo atravesarlo realmente en lo cotidiano?
Despejemos el camino, para que se manifieste en nuestra vida aquella Luz de la que Juan era testigo. (Juan 1, 6-8 ) Y entonces ¿Cómo despejar el camino?
elsantonombre.org
Me asombró siempre, desde que le conocí, ese estarse quieto tan tranquilo y sin esfuerzo en que habitualmente se encontraba. No le pasaba como a la mayoría de las personas; en él no había agitación corporal que denotara inquietud mental.
Las primeras veces me resultaba incómodo el silencio juntos. No movía las piernas, no se rascaba algún difuso picor en la cara, no se limpiaba la garganta con fingida carraspera, ni siquiera decía esas cosas mínimas de ocasión, como el «Así es… » o «Que se le va a hacer…» a los que yo estaba acostumbrado en mi ambiente familiar.
Incluso, por lo general, la gente alterna la mirada entre distintos puntos de la habitación, una manera de estarse haciendo algo en medio de la nada, como si mediante esa actividad se evidenciara algún tipo de reflexión sesuda o interesante.
Pero con E. nada de esto sucedía. Era una presencia intensa pero silente. Su ánimo se sentía cordial y su persona emanaba una suave calidez propia de la gente buena. Su talante parecía decir -según mi personal traducción, claro está- «Todo es como debe ser ahora y todo irá mejor en el futuro».
Así surgían gratas conversaciones y afloraban desde mi alma preguntas que ni había pensado momentos antes. El mismo estado de calma, hacía posible una lucidez en la que los problemas se aclaraban y mostraban en sí mismos la solución correcta.
Alguna vez lo había dicho de ese mismo modo: «Toda situación tiene escondida la solución. Lo que se necesita es mirar con la actitud de quien mira algo que sabe escrito en el idioma de Dios. Los acontecimientos son su revelación cotidiana para cada uno».
«Esto se sabe sin pensar, ese idioma se interpreta con el corazón. Uno sabe en la intimidad del silencio interior… allí el significado de los hechos se nos revela sin forzamiento ni parcialidad».
¿Cómo hacer para llegar a ese lugar donde uno ve claramente los significados? Recuerdo que le pregunté con palabras similares y algo impulsivamente.
«Uno tiene que estar dispuesto a que Dios lo transforme por completo, si fuera el caso. Uno no puede entablar este diálogo hecho de sucesos sin apertura a la metanoia, a dejarse arrasar por la gracia si es lo que se precisa. Si uno quiere conservar sus parcelas de egoísmo, se le va a arruinar la quinta».
Todavía no dimensiono cuanto me transformó mi relación con él y aunque ha pasado mucho tiempo ya, su imagen y el recuerdo de su voz me aparece más vivo que cosas ocurridas hace poco…
Continúa…
Texto propio del blog
Y de entre tantos matices y modos con los cuales vivimos la Navidad, según la inevitable impronta de cada cual, queremos comentar una actitud o un ejercicio si se quiere, que puede ayudarnos a profundizar en este gran misterio del Dios que se hace hombre o de lo sagrado irrumpiendo en la historia de un modo tan particular, como fue y es la encarnación del Verbo.
La mayoría estaremos rodeados de gente que queremos, de la familia, de esos tan entrañables que son casi como nosotros mismos y también nos hallaremos en circunstancias diversas, en escenarios gratos o difíciles, en esas muy distintas situaciones por las que nos hace atravesar la vida.
Allí, en esos momentos del compartir, muchas veces agitados o ruidosos o con mucha gente y cosas por hacer, atendamos a la mirada de los demás. Simple y calladamente llevar nuestra atención a los ojos de esos seres queridos y en esa mirada busquemos ver aquello que los anima, eso que está detrás y bien al fondo de los ojos. Hemos de mirar más allá de lo que sabemos de la vida de tal o cual o de sus formas de pensar o hacer, podemos ir más lejos, volemos por encima de lo accesorio para vislumbrar esa esencia espiritual profunda que vive en el otro siempre y que es su vida real.
Si intencionadamente miramos al otro de veras, advertiremos el surgimiento de una especie de silencio, de pronto una calma especial pareciera envolvernos junto a esa persona. Aparece una calidez que no deriva de los gustos o disgustos o de los acuerdos y desacuerdos que podamos tener con aquel que observamos. Nace una cierta comunión indefinible que nos unifica como hijos del mismo Padre. Reconoceremos tal vez a Cristo en el otro queriendo nacer y hacerse luz para el mundo.
¿Desde donde miro al prójimo? ¿Desde mi periferia o desde mi centro? Si hago esto último puede que llegue al otro un efluvio de la verdad que me habita. Y desde esa calidez sin juicios ni prejuicios, desde esa aceptación cariñosa de la existencia del otro, puedo dar el regalo de la atención, de la verdadera atención. Es como si le dijéramos en silencio: «aquí estoy ante ti, te miro y te escucho de veras, existes en verdad para mí y me importas».
Cristo nace en todas partes, en la casa de los ricos y de los pobres, de los alegres y de los atribulados, de los violentos y de los pacíficos; no hay nada que pueda impedir su paciente surgimiento en el alma de los hombres. ¡Que la atención amorosa al momento presente nos permita vivir la navidad en el corazón!
La imagen fue extraída de pinterest
En esta navidad nos queda agradecer. Agradecer a Dios por habernos encontrado y agradecernos unos a otros el haber compartido tantos momentos. Nos hemos dado, nos hemos abierto y nos hemos acogido mutuamente. Sin querer nos hemos querido y nos damos compañía y amistad. ¿Qué más se puede pedir? Pues, que crezca robusta y profunda la paz del corazón, ese Cristo que todo llevamos dentro y que quiere inundar nuestra vida cotidiana. ¡Feliz navidad para todos invocando el Santo Nombre de Jesús!
Enlaces para hoy:
Hay un modo de esperar que implica ansiedad e inquietud. Esa es la espera sicológica, que busca algo para sí. Es una espera que siempre tiene algo de angustioso, de apremiante y cuando lo buscado se demora uno se desespera. Hay otro tipo de espera que se apoya en la íntima certeza. Es como una especie de fuerte presentimiento. Uno sabe que el amanecer vendrá, no hay dudas de ello. En medio del campo, en una noche estrellada, cuando estas se van difuminando anticipamos el despuntar del sol.
Hay señales claras de ello. El movimiento de las aves y los primeros trinos; el sutil clarear de la luz allá en el horizonte y hasta la brisa se entona reverente ante el señor de los días. Allí se espera sin ansiedad, testificamos la luz que viene y lo inundará todo, es una vigilia calma que sigue atenta los signos que la preceden. Es vigilancia en la celebración del bien venidero. La luz precede al sol y lo anuncia, del mismo modo que Juan proclamaba la venida del Cristo.
Adoptar el tiempo litúrgico como cadencia interior nos entrelaza con un ritmo sagrado. Es seguir hermanados la historia de la salvación. Es la aventura de como los hombres buscan a Dios desde el principio de los tiempos. Dios vino, sin embargo viene y también vendrá. Él siempre está en un presente sin tiempo; en ningún lugar y en todos los lugares. ¿Qué misterio es este? Es el secreto más oculto y evidente a la vez.
Dios viene… ¿No lo sientes? Hay que callar y atentos velar. Es una fuerza indetenible, nada puede frenar ni interrumpir el calmo paso de la gracia. Escuchemos esa voz muy suave que brota en la calidez del corazón.
En cuanto a la frase de La oración de Jesús, ¿Conviene recitarla despacio, dejando silencios algo prolongados entre cada una, o más bien tratando de unir una repetición a la otra, para evitar que se cuelen pensamientos ajenos entremedio?
Depende del contexto y del momento espiritual de cada uno. Por ejemplo, durante el rezo del Oficio breve de La oración de Jesús, al ser una actividad que se hace en conjunto con otras personas, pretendemos una recitación lenta que brinde espacio a la interiorización. Que nos permita ser permeados por la frase y su significado. Esto permite, por caso, que aparezcan significados nuevos en nosotros acerca de lo que implica este acercamiento divino que pedimos.
Quién necesita una recitación rápida, puede efectuarla en su interior mientras transcurren estos silencios. Cada uno participa según su frecuencia, su sintonía en ese instante. Nos hermana el Santo Nombre y el deseo de comunión con aquél a quién amamos. La recitación rápida en soledad por ejemplo, puede ser muy útil cuando atravesamos tormentas mentales, crispaciones agudas por acontecimientos difíciles; esto impide que la divagación negativa se apodere de la mente y nos deje sin fuerzas o dispersos.
La oración personal nos permite una libertad mayor, vamos invocando el Santo Nombre según nos va indicando el corazón. Con los labios, con la mente; con lentitud o presteza; enfocados en la súplica o como alabanza; por nosotros o por otros etc. Durante la comunión fraterna que implica el rezo junto a otros, todos nos adaptamos un poco, buscamos ser parte del conjunto.
¿No es algo fatigoso y desgastante estar tratando de repetir siempre lo mismo?
Habrá que ver, sólo luego de aplicarse a esta forma de oración con cariño y determinación durante un tiempo, puede saberse si es o no la forma a la que estamos llamados. En nuestro caso, lo fatigoso y desgastante es vivir divagando entre formas variables siempre centradas en algún deseo de tipo apropiativo. Lo difícil son los comienzos, hasta que no se han recibido muestras del «toque de la gracia» que a través del nombre del salvador llega hasta nosotros. Una vez que esto se ha percibido, aunque luego se ausente, uno ya sabe lo que busca, lo que buscaba siempre en todas las actividades.
En ese punto, la oración puede ser más o menos intensa, más o menos frecuente, pero ya no nos dejará. Será solo un proceso de intimidad creciente que tarde o temprano nos deja en el silencio. Un silencio vivo y colmado, no vacío y ausente. Curiosamente, descubrimos en esas ocasiones, que esa presencia nos resulta muy familiar, cercana y propia, no podemos comprender como pudimos olvidarnos…
Este viernes reunión del grupo La oración de Jesús en Madrid (Haz clic para la información)
Haz clic aquí para ver las actividades de Fray Pepe en España
Haz clic aquí para la invitación a la reunión de Fenomenología del domingo próximo.
de Santa Isabel de la Trinidad «María, Mujer del adviento»
«María, la mujer del Adviento, no sabe aun cómo será la historia que Dios quiere escribir con ella, ignora qué sucederá mañana. Sin embargo, sabe perfectamente que una sola cosa es necesaria y de ella vive. Escucha y guarda en el corazón cada palabra, cada acontecimiento, que le van hablando del proyecto de Dios. Tras la Anunciación, el ángel la dejó, nos dice el evangelista, y con frecuencia olvidamos esta frase. No hay para ella más palabras, más luces divinas. María queda en silencio y a oscuras, caminando en esperanza.
Su corazón guarda todo como un preciado tesoro que sólo lentamente descubre sus bellezas desde la fe y el amor. Ahí, en el más profundo centro, se encuentra María en todo momento. Por eso será el mismo amor, la misma motivación divina, la misma atención creyente, la que ilumine su oración, su servicio, sus palabras y silencios… las cosas cotidianas quedan transfiguradas y “hasta las más vulgares quedaban divinizadas en Ella pues la Virgen permanecía siendo la adoradora del don de Dios en todos sus actos”.
Adora quien mira al Señor como María, desde la profunda conciencia de su pobreza y de la inmensidad del amor divino; quien escucha al Señor como Ella, en total disponibilidad y obediencia que se alimentan de su santa voluntad. María acoge la Vida que lleva en su seno como don de Dios y, ciertamente, la Trinidad misma la habita tejiendo en Ella al Hijo encarnado. Todo en su vida prosigue igual, pero todo es radicalmente distinto. Ya sólo vive para ese don que lleva en las entrañas, sabiendo que no le pertenece porque será Salvador y Mesías de su pueblo. Su misión es guardarlo y entregarlo en su momento, su misión es… adorar desde el corazón.
La Virgen del Adviento nos aparece sumergida en las actividades normales de cualquier mujer de su época, más aun, urgida por el amor humilde y callado que la llevan por las montañas a casa de Isabel. Nada, por tanto, más ajeno a una imagen de recogimiento ensimismado y desentendido de la vida. Sin embargo, Isabel descubre en María a la espera de ser madre el maravilloso icono de la Virgen Adorante porque conoce el don de Dios… Y “¿qué don de Dios es ése sino Él mismo?”.
“Si conocieras el don de Dios…” Cuando Isabel nos invita a sumergirnos en el abismo de nuestra interioridad, santuario secreto donde mora el Misterio trinitario, nunca piensa en un misticismo evanescente ni en una huida de la realidad. Por el contrario, ella como nadie sabe convertir la vida cotidiana, llena de afanes y movimiento, en un verdadero canto de alabanza. Nos mostrará siempre con decisión que la interioridad se opone a superficialidad, nunca a “exterioridad”, esa pobre exterioridad nuestra sin la cual no podemos vivir. El secreto de Isabel reside en esa peculiaridad de la persona totalmente centrada, de una interioridad profunda y viva que da color a cada paso, a cada gesto, a cada palabra».
Compartido en la oración nocturna del 7 de diciembre
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El solitario actual está llamado a cultivar una paz que pueda mantenerse en pie dentro de las ciudades, en mitad del ajetreo. Además, un aislamiento geográfico no es garantía de una vida interior. Amma Sincletica, una de aquellas mujeres que se instaló en el desierto, recuerda que la verdadera religión está en el corazón: «Muchos viven en la montaña, actuando como ciudadanos, estos han corrido hacia su fracaso, y muchos de los que viven en las ciudades y hacen las obras del desierto, se salvan. Es posible, en efecto, en medio de la multitud vivir solo en el espíritu, y lo es también vivir aislado y con el pensamiento estar en medio de la multitud».
En efecto, uno puede aislarse y estar en muchas cosas, y otro puede estar en muchas cosas y estar aislado. El retiro literal o geográfico es solo una ayuda para alcanzar la metanoia. Los cartujos hablan de tres murallas: aparte de las que rodean el monasterio y lo separan del mundo están las paredes de la celda, y, por último, lo más importante, están las que protegen el corazón de los malos pensamientos.
Un lugar apartado es de gran ayuda: este verano, en un retiro de nueve días, yo mismo experimenté que, una vez se elimina el bombardeo diario de estímulos (internet, lecturas, teléfono móvil), florece una vida desconocida. Pero no podemos retirarnos de manera continuada, irnos a la Grande Chartreuse y desconectar. Por eso mismo la tarea, en este mundo globalizado y tan pequeño como una aldea, es estar en el mundo, pero sin ser del mundo. Es decir, levantar una cabaña dentro de nosotros. Una cabaña portátil.
Llamo cabaña portátil o cabaña interior a la capacidad de estar recogidos en la cola del supermercado, en el banco o en pleno atasco en la autovía, y que consiste en una vida interior exuberante, que no se incomoda en lugares superpoblados o con muchos decibelios. Una soledad que no depende de las circunstancias, de ahí que sea interior. Y portátil porque se desplaza con uno y lo acompaña. De manera que no hay excusa: allí donde estemos y en cualquier situación, podemos siempre recogernos en este domicilio íntimo, a salvo de los depredadores.
Entrar en la cabaña interior es muy sencillo: Cierra la puerta de tu habitación. O, si estás caminando, concéntrate en todo aquello que no eres tú: colores, formas, personas, sonidos. Respira despacio y repite, con cada respiración, el nombre de Jesús.
Con la perseverancia del célebre peregrino ruso, pasado un tiempo, el corazón empezará a calentarse como una estufa, y el frío del mundo resultará cada vez menos brutal. Podremos vivir a bajo cero, sin congelarnos. Uno sentirá que dentro tiene un bosque, que dentro de ese bosque hay bestias con aspecto sanguinario, pero todas inofensivas. Detrás de estas bestias, si avanzamos, descubriremos la luz amable de una ventana, la ventana de una cabaña, la cabaña donde nos está esperando nuestra propia vida.
Texto extraído del blog «Caminar» – Haz clic aquí para ir al blog
Audio del Padre José Antonio Heredia con comentarios de las lecturas del día
Calendario de Carmelitas Misioneras en 2023 (Paloma Marchesi)
¿Tienes esperanza todavía en tu vida? Quiero decir, ¿crees en el advenimiento de Cristo en ti? ¿Aún eres de los que confían en la transformación profunda o metanoia? ¿Cuál es tu relación con aquello de la segunda venida del Salvador? ¿Lo aguardas solo allá afuera o concibes que su venida puede estar presente y evidente para ti si solo atendieras al lugar correcto? No vaya a ser el caso de que ha venido y viene en cada momento y simplemente no escuchamos su voz tranquila, silenciosa y amable, por estar acostumbrados a las estridencias.
Estamos tan anestesiados a veces que todo lo que es suave, humilde, acogedor y sin requerimientos se nos pasa desapercibido. ¿Has visto como las publicidades crecen en ruido, color y apariciones repentinas y originales donde menos lo piensas? Pues para llamar la atención de quienes vivimos sumidos en la divagación. El rumiar constante del «diálogo interno» nos cubre la percepción, nos adormece. ¿Por qué pasa esto? Debido a la carencia que tenemos de sentido y plenitud no dependientes.
Mientras para sentirme bien necesite de algo que sea exterior, estoy esclavizado. Todo lo que ocurre me va alterando, influyendo, afectando. Vivo saltando de un deseo al otro, cambiando de objeto anhelado, porque ninguno me llena por completo o solo por un breve momento. Esta cuestión del momento siguiente, que siempre estamos tendidos hacia «adelante» en el futuro en lugar de estar simplemente ahora mismo, nos muestra este automatismo, nos hace evidente un vacío interior.
Pero ¿qué hacer? ya que cuando voy hacia «adentro» en la oración, la meditación o intentos de contemplación encuentro inquietud o a lo sumo un consuelo que se esfuma apenas salgo de la quietud.
Lo primero es esto y es inevitable: hacerse conscientes de lo que buscamos realmente detrás de todas las actividades. Sean estas tareas banales, consumistas o santas y espirituales lo que buscamos es siempre lo mismo: la paz del corazón o la presencia de Dios en nosotros o un suave contento de sabernos hijos queridos y cobijados, libres de todo peligro real a lo que somos. Son diferentes palabras para decir lo mismo y se podría mencionar de muchas maneras. Pero lo que buscamos no es lo que parece que buscamos, en todo siempre lo estamos buscando a Él.
¿A quién buscas? ¿Qué es lo que quieres por sobre todo lo demás? La respuesta a estas preguntas nos marcará el tono del Adviento, una oportunidad para hacernos conscientes de lo único que amamos y anhelamos detrás de todas las apariencias.
La foto fue extraída de Cathopic
«En acción de gracias por la vida, me comprometo a superar la ilusión del “esto me corresponde”, recordándome a mí mismo que todo lo he recibido como un don, por lo que me comprometo a vivir en gratitud.
En acción de gracias por la vida, me comprometo a superar mi codicia, que disfraza de necesidad a la ambición, confiando en que se nos ha dado todo lo necesario, por lo que me comprometo a compartir con generosidad lo que tan generosamente he recibido.
En acción de gracias por la vida, me comprometo a superar la apatía, estando atento a las oportunidades que cada momento me ofrece, y así responder con creatividad a cada situación.
En acción de gracias por la vida, me comprometo a superar la violencia, siendo consciente de que combatir a la violencia con violencia conduce a más violencia y a la muerte, por lo que me comprometo a defender la vida mediante la no-violencia.
En acción de gracias a la vida, me comprometo a superar el miedo, que es la raíz de toda violencia, tomando a aquello que temo como una oportunidad, por lo que me comprometo con valentía a sentar las bases de un futuro pacífico».
Hermano David Steindl-Rast – Sitio de difusión del mensaje
Leído en la oración matutina del 24 de noviembre de 2022
Enlaces sugeridos:
Primera parte del encuentro mensual de intercambio en la Fraternidad
Segunda parte del encuentro mensual de intercambio en la Fraternidad
Cuando la oración de Jesús se ha hecho frecuente, en los distintos momentos del día, se aposenta como un fondo constante. Se forma como una textura de calma, en la cual podemos descansar; con independencia del tipo de actividad a la que nos convoca el momento. ¿Qué se necesita? Confiar más en el corazón que en las especulaciones del pensamiento. Es en el fondo del alma donde se va tejiendo esta textura pacífica, que es fuerte y suave a la vez.
No es invasiva, no se impone; persiste confiada en una brisa que la alienta. Las distintas situaciones nos requieren y piden respuestas diversas. Allí, en ese instante, ¿qué elegimos? ¿Qué cauce seguiremos? ¿La duda, el cálculo, lo que opina la ansiedad, el temor, la posesividad… o apelaremos a la invocación del Nombre? Es como un entrenamiento de tiempo completo. ¿En dónde pongo mi refugio? Como el salmista digamos: He puesto mi refugio en el Muy alto. Mi amparo junto al Altísimo.
Bien afirmados y confiados en la providencia divina, nuestras fuerzas se regeneran. Las potencias y talentos cobran sentido. Las acciones que ejecutamos se armonizan con esa música secreta, con el latido del espíritu en nosotros. ¿Qué hace latir al corazón; que misterioso arcano regula la respiración; cómo vienen a mantenerse los planetas en sus órbitas? ¿Qué hebra luminosa modela las galaxias? Esa misma fuerza misteriosa impulsa a la hormiga temblorosa, que llevando una hoja gigante, se tambalea en un rincón de tu patio.
¿Dónde descansa el espacio? ¿Cómo es que transcurre el tiempo? ¿Qué magistral director concierta la sinfonía entre la abeja, el polen y la flor? Vientos repentinos, nubes glamorosas, innumerables matices de verde bañados de un sol opulento. Y por allí y más allá, en todas partes, la gente. Oh sí! La gente. El mismo universo se extiende al interior de sus pupilas. Enigmática estirpe, colosal criatura, verbos encarnados de memoria frágil. Hemos olvidado que somos Hijos y Quién es nuestro Padre.
Dejemos a un lado las preocupaciones. El Amado sabe. Es Su nombre el que escuchamos apenas nos callamos.
Texto propio del blog – Ya publicado anteriormente
Queridas hermanas y hermanos en el Santo Nombre de Jesús: Este domingo 20 de noviembre a las 20 hs. de España, 16 horas de Argentina y horarios equivalentes, tendremos si Dios quiere, el encuentro mensual de intercambio en la Fraternidad. Allí además de los minutos de oración al final y de una breve presentación inicial, compartiremos lo que vamos viviendo en relación a la última práctica sugerida para este mes y guiándonos de los textos bíblicos allí mencionados.
El enlace será el mismo de siempre que utilizamos para las oraciones diarias: https://us02web.zoom.us/j/88619724529
Les recordamos también que hasta el día 25 de noviembre, está abierta la inscripción al retiro virtual «Nacer de nuevo» que se llevará a cabo desde el 1º y hasta el 4 de diciembre inclusive. Podéis anotaros en este enlace de abajo:
Haz clic aquí para inscribirte en el retiro virtual «Nacer de nuevo» (pdf)
Ante cualquier duda pincha en este enlace : Formulario de contacto retiro
Evangelio de San Juan 3,1-8 «Tenéis que nacer de nuevo».
Había un hombre del grupo de los fariseos llamado Nicodemo, jefe judío. Este fue a ver a Jesús de noche y le dijo: «Rabí, sabemos que has venido de parte de Dios, como maestro; porque nadie puede hacer los signos que tú haces si Dios no está con él». Jesús le contestó: «En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de nuevo no puede ver el reino de Dios». Nicodemo le pregunta: «¿Cómo puede nacer un hombre siendo viejo? ¿Acaso puede por segunda vez entrar en el vientre de su madre y nacer?». Jesús le contestó: «En verdad, en verdad te digo: el que no nazca de agua y de Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. Lo que nace de la carne es carne, lo que nace del Espíritu es espíritu. No te extrañes de que te haya dicho: “Tenéis que nacer de nuevo”; el viento sopla donde quiere y oyes su ruido, pero no sabes de dónde viene ni adónde va. Así es todo el que ha nacido del Espíritu».
Haz clic aquí para inscribirte en el retiro virtual «Nacer de nuevo» (pdf)
Ante cualquier duda pincha en este enlace : Formulario de contacto retiro.
*La imagen que ilustra el post es de «The Chosen» haz clic aquí para verla
“La muerte no es nada, sólo he pasado a la habitación de al lado. Yo soy yo, vosotros sois vosotros. Lo que somos unos para los otros seguimos siéndolo. Dadme el nombre que siempre me habéis dado. Hablad de mí como siempre lo habéis hecho. No uséis un tono diferente. No toméis un aire solemne y triste. Seguid riendo de lo que nos hacía reír juntos. Rezad, sonreíd, pensad en mí.
Que mi nombre sea pronunciado como siempre lo ha sido, sin énfasis de ninguna clase, sin señal de sombra. La vida es lo que siempre ha sido. El hilo no se ha cortado. ¿Por qué estaría yo fuera de vuestra mente? ¿Simplemente porque estoy fuera de vuestra vista? Os espero; no estoy lejos, sólo al otro lado del camino. ¿Veis? Todo está bien.
No lloréis si me amabais. ¡Si conocierais el don de Dios y lo que es el Cielo! ¡Si pudierais oír el cántico de los ángeles y verme en medio de ellos! ¡Si pudierais ver con vuestros ojos los horizontes, los campos eternos y los nuevos senderos que atravieso! ¡Si por un instante pudierais contemplar como yo la belleza ante la cual todas las bellezas palidecen!
Creedme: Cuando la muerte venga a romper vuestras ligaduras como ha roto las que a mí me encadenaban y, cuando un día que Dios ha fijado y conoce, vuestra alma venga a este Cielo en el que os ha precedido la mía, ese día volveréis a ver a aquel que os amaba y que siempre os ama, y encontraréis su corazón con todas sus ternuras purificadas.
Volveréis a verme, pero transfigurado y feliz, no ya esperando la muerte, sino avanzando con vosotros por los senderos nuevos de la Luz y de la Vida, bebiendo con embriaguez a los pies de Dios un néctar del cual nadie se saciará jamás». AMÉN
de San Agustín de Hipona, LA MUERTE NO ES EL FINAL, escrita a Sápidas…
Texto leído en la oración vespertina del 1º de Noviembre de 2022
Enlaces de hoy:
Audio con «La práctica de la Presencia de Dios» de hno. Lorenzo
74. Así pues, siguiendo la recomendación de San Jerónimo, » nuestras delicias sean meditar en la ley del Señor día y noche «, de forma que » nunca se aparten de nuestras manos las Divinas Escrituras «, ya que por la asidua lectura y meditación de la Biblia llegaremos al conocimiento de los misterios de Dios.
75. La Palabra de Dios espera una respuesta sincera y comprometida. Pide ser recibida con respeto y fidelidad. Dios nos habla a través de los Libros sagrados. De la Escritura hemos de aprender a referir toda nuestra vida a Cristo, sacar el sentido de nuestra consagración a Dios y encontrar la razón que dirige todo nuestro obrar. Ella, además, vivifica a diario nuestra oración: la divina alabanza y la oración secreta.
76. Fomentemos entre nosotros un amor suave y vivo hacia la Sagrada Escritura, procurando formarnos mediante un diligente estudio orientado principalmente al mayor provecho de nuestra vida de oración.
77. A fin de gustar en su misma fuente la Palabra de Dios, acudamos asiduamente a las Sagradas Escrituras, no solo en la Liturgia, sino también en la lectura privada…
de las Constituciones en la Orden de San Jerónimo
Monasterio Santa María del Parral – Segovia
Cambio de horario en dos oraciones para España:
Queridas hermanas y hermanos en el Santo Nombre. A raíz del cambio de hora que se produce en España este fin de semana, hay cambios en el horario de algunas oraciones: Desde el lunes, nuestras oraciones se llevarán a cabo en estos horarios: Matutina: 7 hs. de Argentina, 11 hs. de España; Vespertina 1630 hs. de Argentina, 2030 hs. de España; Nocturna 22 hs. de Argentina, 2 hs. de España y así con los horarios equivalentes en cada país.
«Cuando existe celo en el alma, la gracia del Espíritu Santo, como una llama, está también presente. Una llama se alimenta con aceite, y el aceite espiritual es la oración. Tan pronto como la gracia toca el corazón, la semilla de la oración es depositada allí, e inmediatamente el intelecto y el corazón se vuelven hacia Dios. Los pensamientos divinos aparecen con total naturalidad.
La gracia de Dios orienta la atención del intelecto y del corazón hacia Dios y las conserva fijadas sobre él. Como el intelecto no permanece inactivo un instante cuando está orientado hacia Dios, piensa en él. Es por ello que el recuerdo continuo de Dios es el fiel compañero del estado de gracia. El recuerdo de Dios no está jamás ocioso en nosotros, por el contrario, nos lleva irremisiblemente a meditar sobre la perfección de Dios, sobre su bondad, su verdad, su creación, su providencia, sobre la redención, el juicio y la recompensa. Todo este conjunto constituye el universo de Dios, o el reino del espíritu…»
de Teófano, el recluso
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Queridas hermanas/os en el Santo Nombre de Jesús: este próximo día viernes 28 de octubre, a las 19 horas, se reúne el grupo hesicasta de la oración de Jesús de la parroquia Virgen de La Candelaria de Madrid. No hace falta avisar, se puede ir directamente y serán bien recibidos. Si tienen alguna consulta o quieres ponerte en contacto con el grupo, puedes escribir un correo a la dirección: oraciondelcorazonblog@gmail.com
Haz clic aquí para ir al blog «Oración del corazón» que lleva adelante Alejandro
¿Cómo fortalecer la intención? Es decir, como acrecentar esa fuerza que permite encaminarse hacia algo querido y necesario sin doblegarse en el camino u olvidarse o perderse por ahí entre divagaciones de todo tipo?
Como tantas otras funciones, la atención consciente dirigida se fortalece mediante el uso repetido. Una práctica sencilla que nos ayuda mucho y usando muy poco tiempo, consiste en una breve evaluación nocturna que trate de identificar los momentos del día en los cuales se desvió tu proyecto. Partimos de la base que te has señalado algún tipo de propósito espiritual y algunas acciones externas cotidianas que tratas de llevar a cabo según esa impronta interior. Sin eso desvariamos o damos pasto a la mente para divagar aún más a sus anchas que de costumbre.
Entonces, si te has fijado una línea de cultivo espiritual y tienes claras las acciones importantes del día, has de revisar en qué momento vino el viento de la distracción y te cambió el rumbo. Sólo tomar nota del momento y la causa aparente del cambio de ruta. Sin mortificarte, observar y comprender los automatismos que derivaron en la pérdida de la atención sobre ti mismo, que es aquello que nos permite cierta vigilancia en torno al propio comportamiento. Si olvidamos nuestra propia presencia tanto más perdemos el recuerdo de Dios.
Esta simpleza de ejercitación es muy potente porque al cabo de pocos días te va acostumbrando a tener la jornada bien planificada y por sí sola te hace más atento a evitar los estímulos que te sacan del norte que te has trazado. No se trata de ser rígidos o de permanecer cerrados a cualquier cambio necesario o útil que pudiera surgir en lo pautado, sino de cuidar nuestras fuerzas y de unificarlas en torno a lo importante.
Por lo general perdemos el rumbo interior con más frecuencia que el exterior. Mucha gente puede seguir a pie juntillas lo que se ha programado en la agenda, pero respecto de la actitud con la que se iban a efectuar las tareas, la mayoría nos perdemos más temprano que tarde. Hacer algo implica una parte que se ve y una que no es visible que se refiere a las motivaciones, a la actitud, al grado de atención y reverencia etc. Evaluar estos aspectos al final de la jornada nos deja naturalmente más atentos al día siguiente.
Enlaces y avisos:
9º clase del curso de Fenomenología 2022 (desde el minuto 51,50 al 56,20 se trata algo sobre la práctica sugerida en el texto de arriba)
Aquí abajo una lista con 35 audios en torno al tema del desasimiento en la mística cristiana:
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A raíz de la doctrina del desasimiento comentada en la clase 12ª se suscitan dudas y comentarios entre los participantes. Ya estamos programando una clase más sobre Maestro Eckhart para el año entrante si Dios quiere con el P. José Antonio Heredia OP. También os dejamos aquí unos breves comentarios que pueden servir que hemos extraído de viejas notas personales en conversaciones con Esteban de Emaús.
¿Cómo encajar que Dios es omnisciente, lo cual quiere decir que lo conoce todo, con el hecho de la oración de súplica por ejemplo o con el tema del libre albedrío?
Muchas confusiones y discusiones derivan de una mezcla de planos y niveles. Cuando se intenta abordar el tema de Dios desde lo mental, las paradojas son permanentes. Esto debido a que la parte no puede comprender al todo o la herramienta a quién la utiliza o la criatura abarcar al Creador. La mente es limitada, tiene sus funciones muy precisas, pero se maneja con categorías conceptuales.
Un error muy frecuente en el que se incurre es la antropomorfización de Dios. Es decir se lo imagina como un ser humano, con ciertas características que proyectamos desde nuestra propia forma mental. En ocasiones se lee la sagrada escritura solo en su acepción literal, dejando de lado el contexto histórico en el cual vivía el autor inspirado, la comunidad a la que se dirigía o el propósito catequético que lo guiaba.
Igual sucede con el tema del tiempo, (cuando se habla de la eternidad por ejemplo) que es un modo en que la mente organiza la experiencia de existir, poniendo las vivencias de manera secuencial y ordenándolas por niveles de memoria según la función que asigna a cada evento. Así como el espacio se organiza según el modo «extenso», los movimientos se diferencian en su modo «temporal»… esto lo sabes por fenomenología, pero se te olvida.
Confundimos planos y niveles y de allí las paradojas indigeribles a las que suele enfrentarse la teología o nosotros mismos cuando nos salimos del eje. ¿Qué pasaría si nos ponemos a comparar una cesta de manzanas con Argentina o con Bolivia? Vos me dirías que Argentina es un país y que no puedo ponerlo en plan comparativo con una cesta de fruta… Pues bien, eso es mezclar planos y niveles en el diálogo o en la reflexión. Esto pasa mucho en todos los órdenes y sobre todo en lo referido a temas espirituales.
Una cosa es teorizar acerca de Dios y otra la experiencia de Dios en uno mismo. La divinidad o Jesucristo descubierto en la ermita interior no puede luego expresarse así sin más. Lo divino o lo sagrado numinoso solo pueden traducirse y como toda traducción nunca se refiere totalmente al original. Hemos de entender que no podemos hablar de Dios sino de nuestra vivencia de Él. Mientras tengamos esto en cuenta, nos volvemos más comprensivos de los diferentes modo de abordar la religión o en otras palabras, el tema del sentido de la vida.
No se puede debatir acerca de Dios como se discute de política o sobre algún asunto cualquiera. Se trata del tremendo misterio de la existencia, por eso te digo siempre que mientras no se perciba lo extraordinario de lo ordinario, hablar de Dios es una cierta profanación de lo sagrado…
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El desasimiento y «que el hombre se libre de sí mismo y de todas las cosas».
«El ánimo libre es capaz de hacer todas las cosas». Pero ¿Qué es un ánimo libre y cómo se logra poseerlo? Eckhart contesta que tal proceso —y sabe que es un proceso que en esta vida nunca termina— necesita del desasimiento completo. Implica una renuncia decidida al sí mismo dondequiera que el hombre lo descubra en sus pensamientos y acciones. Y el acento recae, necesariamente, sobre la actividad interior, en el ser antes que en el hacer. «La gente nunca debería pensar tanto en lo que tiene que hacer; tendrían que meditar más bien sobre lo que son». El progreso espiritual no depende de procedimientos exteriores, como estar de vigilia, ayunar, etcétera. Si ayudan, en buena hora; si estorban, hay que dejarlos. El «modo» de avanzar no importa—y puede ser distinto para cada cual— pero sí, la integridad de la voluntad que decide sobre el valor del desasimiento.
En uno de sus sermones Eckhart resume sus temas principales, diciendo:
Cuando predico suelo hablar del desasimiento y del hecho de que el hombre se libre de sí mismo y de todas las cosas. En segundo término [suelo decir] que uno debe ser in-formado otra vez en el bien simple que es Dios. En tercer término, que uno recuerde la gran nobleza que Dios ha puesto en el alma para que el hombre, gracias a ella, llegue hasta Dios de manera milagrosa. En cuarto término [me refiero] a la pureza de la naturaleza divina… el resplandor que hay en la naturaleza divina, es cosa inefable. Dios es un Verbo, un Verbo no enunciado.
«Quien renuncia a su voluntad y a sí mismo, ha renunciado tan efectivamente a todas las cosas como si hubieran sido de su libre propiedad y él las hubiese poseído con pleno poder».*
Queridas hermanas y hermanos en el Santo Nombre de Jesús: Están todos invitados para el próximo miércoles 19 de octubre a las 19 horas de España y horarios equivalentes a la penúltima clase del año del «Curso de mística cristiana de todos los tiempos». En esta ocasión el Padre Fray José Antonio Heredia OP nos acercará a la figura y enseñanza del maestro Eckhart, en torno a la temática del desasimiento, que tan importante resulta para la mayoría de los místicos y aquellos que descubren en el abandono a la divina providencia el motivo principal de su trabajo espiritual. Será en el enlace de siempre, que utilizamos para las oraciones y que dejamos aquí debajo:
https://us02web.zoom.us/j/88619724529
* El texto ha sido extraído parcialmente de mercaba.org
Queridas hermanas y hermanos de la Fraternidad del Santo Nombre: este domingo próximo realizaremos si Dios quiere, el encuentro mensual de intercambio, donde reunidos por salas nos acercamos a la experiencia del compartir, atentos a lo que el Espíritu nos quiera decir a través de ese prójimo que son nuestros hermanos. En esta ocasión el eje del encuentro será un texto de los evangelios del cual nos dejaremos impregnar para que a modo de Lectio orante cultive y eleve nuestro espíritu. Nos encontraremos en el enlace de siempre, el mismo que usamos para las oraciones a las 19 horas de España y horarios equivalentes en los demás países. Un abrazo fraterno para todos, invocando el Santo Nombre del Señor Jesús.
Aquí el enlace al encuentro del domingo:
«La forma de manifestarse esa gracia fue la de abrirme de par en par a la experiencia de desierto… si antes me zambullía en mi esposa para encontrarme con Él… ahora me zambulliría en Dios para encontrarme con ella… Él, que todo lo ve y que todo lo puede lo haría posible… porque Dios que habita en mí, también habita en ella…»
Queridas hermanas y hermanos en el Santo Nombre de Jesús: están invitados para este próximo miércoles 5 de octubre, a las 20 horas de España y horarios equivalentes en cada país, a la 11º clase del curso de Mística cristiana de todos los tiempos. El tema será «San Charbel, luz Silente en desierto» , quien estará con nosotros será el padre Juan Puigbó.
El enlace será el habitual que usamos para las oraciones: https://us02web.zoom.us/j/88619724529
Enlaces de hoy:
Homilía del domingo 2 de octubre (del Padre José)
Grupo de Facebook del Santo Nombre (creado por Susy de Santa Fe, Argentina)
Dejar el cuerpo quieto, desatender los pensamientos y llevar la atención a la calidez del propio corazón, buscando encontrar allí la alegría de una paz inalterable… volver una y otra vez al centro, siguiendo el rastro de lo sagrado hasta encontrar la ermita interior; dejar a un lado las inercias, la pereza, las caídas, las dificultades de la vida o los vaivenes del ánimo… para encontrarse con otros, desconocidos al principio y de latitudes distantes y tejer allí una textura de fraternidad, es algo extraordinario y misterioso.
Es extraordinario porque va contra la corriente general de los acontecimientos, que nos impulsan a un frenesí cada vez mayor, a correr sin desmayo hacia el momento siguiente, a devorar todo tipo de sensaciones en pos de una felicidad externa que luego se descubre como espejismo, como quimera que adormece. Y es misteriosa la fuerza que nos reúne y nos vuelve a reunir, día tras día, persistentes y determinados. Le han llamado la gracia divina, el Espíritu Santo, un don de Dios y de distintas maneras.
Atravesando los siglos esa fuerza nos ha reunido; ya desde las primeras comunidades cristianas su aliento creció en los desiertos, se nutrió en la soledad de las celdas monacales o caminó por las estepas como el peregrino ruso; se hospedó en la penumbra de los santuarios o en el frío de los claustros silenciosos. Esa misma gracia se hizo manifiesta en algunos a los que luego llamaron santos y se hizo fuego escondido en numerosas almas anónimas, ocultos servidores de la palabra.
Ese mismo Espíritu te hace levantar en las mañanas, te lleva a la oficina, viaja contigo en el transporte público, va con tus niños al colegio, vive en la sonrisa del ser querido y nos acompaña en la pena cuando el temor nos invade. Es invisible, vive en nosotros y es lo que nos hace repetir el Nombre: «¡Señor Jesucristo! ¡Señor Jesucristo! ¡Señor Jesucristo!…» se escucha aquí y allá y donde quiera que atiendas con actitud silente.
¡Hermanas y hermanos muy queridos! Hace un año que oramos juntos, demos gracias por el don inestimable de la oración frecuente, de las relaciones fraternas y de la mutua compañía. En un mundo como el actual, que parece caminar a veces muy cerca del abismo, nuestro pequeño espacio de recogimiento, oración y silencio pretende cultivar la paz profunda. Que esa paz inalterable crezca en nosotros y se extienda a otros en todas partes. El Señor sabrá como hacer, demos gracias por el don recibido y fortalezcamos la decisión de caminar tranquilos pero ciertos hacia la oración incesante del corazón. Un fuerte abrazo para todos, invocando sin cesar, el Santo Nombre del señor Jesús.
elsantonombre.org
Haz clic aquí para un audio del texto «La oración» en la Fraternidad
¡Gracias Macarena y Gloria Teresa por el audio!
Gracias Mónica por el vídeo!
La semana próxima se habilitará la inscripción para el retiro virtual de principios de diciembre y se explicará la nueva modalidad que seguiremos en el mismo, si Dios lo permite.
¿Cómo saber si lo que está al mando en determinado momento es el cuerpo, la mente o el espíritu?
Hay criterios muy claros que pueden servirnos para caer en cuenta. Si hay inquietud, desasosiego o prisa en cualquier sentido, la mente ha tomado el control y está orientando compulsivamente nuestra acción y determinando el modo en que somos y estamos en el cotidiano.
La gula, la pereza o inversamente la agitación motriz, los deseos exacerbados de cualquier tipo nos muestran la predominancia del cuerpo como regente. Esto es simplemente un modo de dividir los síntomas para mejor comprender. En verdad, cuerpo y mente forman un mismo organismo o estructura, son interdependientes y la acción de una parte se puede advertir en la otra con claridad. Cuando el espíritu está al mando nos damos cuenta de lo que el cuerpo necesita en cada momento y esta atención impide que lleguemos al punto en donde nos toma la compulsión. Nos anticipamos, por así decir, ordenando las fuerzas según lo que convenga a la situación del presente.
Cuando estamos desde el espíritu, la mente se muestra muy sosegada, los pensamientos se hacen funcionales a lo que estamos realizando y la oración se “escucha” con más facilidad. Nos damos cuenta de que estar en los pensamientos es esforzado y que permanecer silentes es más fácil y dichoso. Esto suele dejar un vacío de pensamientos pleno de sentido, que predispone a la plegaria y nos abre a la inspiración ocasional del Espíritu Santo.
En general una respiración agitada nos muestra la agitación de la mente. Un cuerpo inquieto que no puede quedarse tranquilo, lo mismo. Esto no debe mortificarnos sino servirnos para atender y descubrir cómo nos condicionan los automatismos. Es decir, todo eso que se hace a pesar de nuestra voluntad. (Romanos 7, 14-23) Si hay preocupación mental y tensión física es porque el espíritu dormita aletargado por los hábitos automáticos, sometido por las múltiples inercias; en términos de La Filocalía, diríamos que nos esclavizan las pasiones. Esto de las pasiones en el sentido más etimológico de padecer, de “pathos”, de aquello que se sufre.
También, cuando vemos que nos guía la vana curiosidad, esa que no se justifica en la acción que desempeñamos o cuando vemos que andamos deseando muchos estímulos o cuando nos sentimos aburridos y deseosos de “novedades”, podemos estar seguros de que estamos descentrados de nosotros mismos. Igual cuando actuamos para el resultado y no poniendo el acento en la impecabilidad de la acción misma. En el campo de las relaciones humanas, cuando nos cuesta escuchar al otro porque queremos hablar nosotros o cuando nos sentimos proclives a juzgar y a criticar, se nos muestra clara la acción de lo mental y lo corporal en desmedro de la impronta espiritual. Todo tiene sus grises y admite matices, sin embargo ahí tenemos unos pocos criterios que nos quitan confusión y nos enfocan mejor.
Tengamos en cuenta que cuando nos hacemos la pregunta: “¿Estoy actuando desde el espíritu o me estoy dejando llevar por la inquietud?”, es nuestra esencia tocándonos el hombro para llamarnos a la atención. Es la voz de la gracia que nos llama a la cordura, al alineamiento con la voluntad de Dios, a restablecer esa condición original cuya naturaleza es pacíficamente activa y suavemente dichosa.
Práctica recomendada:
Contactos de La Fraternidad del Santo Nombre en diferentes países
Argentina
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Brasil
Helen Novaes +55 34 9971-9694 – helencpaiva@gmail.com
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Colombia
Mónica + 57 314 360 1079
Ecuador
Leonor + 593 98 406 0456
España
Candelas + 34 620 608 859
Estados Unidos
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México
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Es muy habitual que de pronto nos encontremos fuera de nosotros mismos, algo exteriorizados, alejados de la percepción de la divina presencia o con una sensación de soledad, como si Dios fuera un extraño inaccesible, alguien lejano desvinculado de nuestro cotidiano.
En esos momentos solemos caer en el olvido de lo importante, nos toma la preocupación por esto o aquello y la inquietud es el saldo resultante. La confianza parece ausente y una inmediata pérdida de fuerza nos quita vitalidad, mientras la mente se va oscureciendo al ritmo de pensamientos tormentosos.
El último domingo, en el encuentro mensual de intercambio, examinábamos entre todos distintas herramientas o recursos de los cuales podemos servirnos para regresar a casa, para desandar los pasos y recogernos nuevamente en la ermita interior. Este recogimiento en principio no es más que un cambio de actitud, una posición que adoptamos desde el espíritu ante lo que sucede.
Este retorno al “modo orante” de vivir, cargado de significado y pleno de un sentido íntimo de lo sagrado, requiere primero de una firme determinación. Hace falta decidir en profundidad la dirección de la vida, del propio comportamiento. ¿Tomaré a la inquietud como un llamado del espíritu, como un aviso para detenerme y modificar el modo en que estoy viviendo el momento? ¿O apenas sienta el desasosiego saldré disparado hacia “afuera” de mí buscando el cambio de esta o aquella situación?
Cuando nos quedamos a vivir en la paz del corazón, muchas veces descubrimos que no hay nada que cambiar en las situaciones o que esos cambios son mucho más sencillos de realizar de lo que suponíamos. Hay distintos métodos de los que podemos servirnos para volver al ser esencial que somos, pero esta decisión previa que mencionamos es importante, pues nos ahorra el agotador diálogo interior respecto de lo por hacer.
¿Qué hacer? ¡Ya lo sabemos! Solo volver al sagrario que se encuentra en lo profundo del alma. Entonces, si eso ya no se discute en nuestra mente, solo resta poner manos a la obra cuando nos hemos alejado de nosotros mismos y de la sagrada presencia. Vivir desde el espíritu no implica negar el cuerpo o renegar de la mente sino integrar las distintas funciones de acuerdo con el designio original.
El cuerpo y la mente como instrumentos de comunión y de creación al servicio del espíritu son una maravilla. Pero si están al mando se convierten en la más cruel de las dictaduras. Pidamos la gracia de la atención vigilante, ese don inestimable que nos mantiene conectados con el Espíritu Santo.
Enlaces de hoy:
«… Mi oración era simplemente recordar como Jesús me había salvado y regocijarme en la realidad de que Cristo existe…»
Queridas hermanas y hermanos en Cristo Jesús: Este domingo 18 de septiembre realizaremos la reunión mensual de la Fraternidad del Santo Nombre, en donde nos reuniremos por salas para compartir en torno al tema «La oración y la inquietud». El encuentro será en el enlace de siempre a las 19 hs. de España, 14 hs. de Argentina y Chile, 12 hs. de Colombia, Perú, Ecuador y México DF. y demás equivalentes.
Luego del espacio de intercambio por salas, haremos una puesta en común, que se grabará y publicará y terminaremos con unos minutos de La oración de Jesús. Abrir el corazón mediante la comunicación fraterna nos edifica y construye vínculos duraderos. En estos vínculos se halla una fuerza espiritual invisible que junto con la acción de la gracia puede transformar nuestra vida. En el mes de octubre y noviembre realizaremos también las reuniones el 3º domingo del mes.
Aquí abajo el enlace al encuentro:
Queridas hermanas y hermanos en Cristo Jesús: Este domingo 18 de septiembre realizaremos la reunión mensual de la Fraternidad del Santo Nombre, en donde nos reuniremos por salas para compartir en torno al tema «La oración y la inquietud». El encuentro será en el enlace de siempre a las 19 hs. de España, 14 hs. de Argentina, 13 hs. de Chile y 12 hs. de Colombia, Perú, Ecuador y México DF. y demás equivalentes.
Luego del espacio de intercambio por salas, haremos una puesta en común, que se grabará y publicará y terminaremos con unos minutos de La oración de Jesús. Abrir el corazón mediante la comunicación fraterna nos edifica y construye vínculos duraderos. En estos vínculos se halla una fuerza espiritual invisible que junto con la acción de la gracia puede transformar nuestra vida. En el mes de octubre y noviembre realizaremos también las reuniones el 3º domingo del mes.
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y aquí para la transcripción textual ¡Gracias Pilar por transcribir!
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Síntesis de la práctica:
Permanece atento haciendo lo que toca con la mayor calma posible. Al aparecer la inquietud, el desasosiego o la ansiedad, detente y toma conciencia de que la mente se ha puesto al mando y has olvidado la existencia de la Providencia. Evita la acción compulsiva a la que te impulsa la inquietud. Vuelve al centro pacífico que nos da la confianza y desde allí cumple el deber que te marca el momento.
Tres invitaciones:
Fray Pepe Guirado viene en diciembre a España a impartir un retiro de fin de semana del 9 al 11. – Lugar: Centro Calasancio de Dorrón (Sanxenxo) en Pontevedra – Precio: 190€ por persona (incluye: pensión completa en habitación doble o individual) Interesados mandar mail a: mariajolozanol@gmail.com
Curso «La Biblia en Las Moradas de Sta. Teresa»; a cargo del Padre Jairo Gómez OCD, modalidad virtual; del 12 al 16 y del 19 al 21 de septiembre. Informes en el número: +57 305 705 1059
El mismo fray Leonardo refirió allí mismo que cierto día el bienaventurado Francisco, en Santa María, llamó a fray León y le dijo: «Hermano León, escribe». El cual respondió: «Heme aquí preparado». «Escribe –dijo– cuál es la verdadera alegría. Viene un mensajero y dice que todos los maestros de París han ingresado en la Orden. Escribe: No es la verdadera alegría. Y que también, todos los prelados ultramontanos, arzobispos y obispos; y que también, el rey de Francia y el rey de Inglaterra. Escribe: No es la verdadera alegría. También, que mis frailes se fueron a los infieles y los convirtieron a todos a la fe; también, que tengo tanta gracia de Dios que sano a los enfermos y hago muchos milagros: Te digo que en todas estas cosas no está la verdadera alegría.
Pero ¿cuál es la verdadera alegría? Vuelvo de Perusa y en una noche profunda llegó acá, y es el tiempo de un invierno de lodos y tan frío, que se forman canelones del agua fría congelada en las extremidades de la túnica, y hieren continuamente las piernas, y mana sangre de tales heridas. Y todo envuelto en lodo y frío y hielo, llego a la puerta, y, después de haber golpeado y llamado por largo tiempo, viene el hermano y pregunta: ¿Quién es? Yo respondo: El hermano Francisco. Y él dice: Vete; no es hora decente de andar de camino; no entrarás. 1E insistiendo yo de nuevo, me responde: Vete, tú eres un simple y un ignorante; ya no vienes con nosotros; nosotros somos tantos y tales, que no te necesitamos. 1Y yo de nuevo estoy de pie en la puerta y digo: Por amor de Dios recogedme esta noche. 1Y él responde: No lo haré. 1Vete al lugar de los Crucíferos y pide allí. Te digo que si hubiere tenido paciencia y no me hubiere alterado, que en esto está la verdadera alegría y la verdadera virtud y la salvación del alma.»
de los escritos completos de San Francisco de Asís
«Mas importante que los acontecimientos es la actitud que se asume ante los mismos». Esta afirmación, con palabras similares o matizadas se ha dicho mucho aquí y en todas partes durante siglos, sin embargo, interiorizar lo que implica no es fácil por la fuerza de la costumbre. ¿Qué costumbre? La de considerar nuestra vida interior como dependiente de las circunstancias.
Incluso suena irrazonable decir que podemos permanecer ecuánimes cuando lo desfavorable se presenta en nuestra vida con cierta fuerza. Pero esta sólida tranquilidad del corazón ha sido y es el núcleo de la propuesta de los hesicastas y uno de los propósitos fundantes de sus prácticas y ejercicios.
Al principio se pasa por el dolor del reconocimiento de la dependencia, esa toma de conciencia de que no somos dueños de nosotros mismos; se produce entonces el espanto de advertir un conjunto de mecanismos reactivos que van motivando lo que decimos, pensamos, sentimos y hacemos. Es difícil este momento interior, ya que suele trastocar lo que hemos creído acerca de nosotros mismos y va contra la corriente de lo que se entiende en general.
Si aplicamos una perseverante autoobservación y si nos impulsa una apasionada búsqueda de la verdad, abdicamos el aparente trono de nuestro yo e iniciamos el camino del conocimiento de sí. Al principio se trata de ver, luego de aprender a no reaccionar, más tarde de comprender en esencia la raíz del comportamiento humano y entonces comienza la desactivación de esos automatismos que nos hacen obrar el mal cuando queremos obrar el bien.
La transformación profunda (metanoia) necesita de comprensión experiencial y de la gracia del Espíritu Santo. Lo primero requiere mirarnos con verdad y testificar los procesos que se van sucediendo en nosotros. Lo segundo necesita de la oración frecuente y ferviente, de un abrirnos sin temor a la influencia de la gracia que nos conducirá probablemente a donde no imaginamos.
La vida humana es un camino de aprendizaje que nos lleva a reconocernos hijos de Dios y esto implica mucho más de lo que puede suponerse cuando se lo aborda solo desde lo que es mental o conceptual. La vida humana es también peregrinación hacia el santuario, que es interior y también exterior. Es que hemos de asumir que la resurrección ha necesitado antes de la cruz y y que es preciso morir a nosotros mismos, al que siempre hemos creído ser…
Queridas/os hermanas/os en Cristo Jesús: El próximo sábado 27 de agosto si Dios quiere, tendremos el encuentro privado (no se grabará) para quienes se interesan en los temas derivados de Fenomenología. Se realizará a las 19:30 hs. de España, 14:30 de Argentina y demás equivalentes. El enlace será el mismo de siempre que usamos para las oraciones y encuentros. https://us02web.zoom.us/j/88619724529
Enlaces de hoy:
Aquí el texto de lo que Mónica nos ha compartido en el vídeo:
Queridas hermanas y hermanos de la Fraternidad del Santo Nombre, que la gracia nos acompañe. En distintos momentos de intercambio, luego de los talleres realizados en el mes de julio o en algunos espacios del retiro en Ávila, nos han comentado cuestiones acerca de las oraciones, sobre la necesidad de poder opinar respecto de diferentes cuestiones de la Fraternidad o se nos han referido comentarios habitualmente poco explicitados sobre el blog y las temáticas a tratar etc.
A raíz de esto y porque el sentir de todos y cada uno es importante, hemos decidido hacer una encuesta, para quienes se sientan miembros y se interesen por aportar puntos de vista sobre diferentes temas. Aquí debajo os dejamos el formulario de la encuesta. Cada respuesta y opinión será leída y considerada muy atentamente; la voz del Espíritu habla a través nuestros semejantes en cualquier momento y en cualquier lugar y a la guía y orientación de esa brisa suave nos debemos. Un abrazo fraterno invocando siempre, sin cesar, el Santo Nombre del Señor Jesús.
Haz clic aquí para ir al formulario y dar tus opiniones
Si tienes opiniones o aportes que realizar que no están contemplados en los ítems del formulario, por favor, escribe un comentario abajo, así tomamos en cuenta tu opinión.
Apenas un rato había pasado desde el amanecer. La claridad era todavía algo difusa pero permitía ya apreciar los colores del campo y los matices en la ropa de los caminantes. En general había silencio y los pasos sobre las piedras no desentonaban con el clima de recogimiento. Respirar hondo y alimentarse del aire fresco era un resguardo para después, para el momento en que el sol inflamara el cuerpo con su ardor.
Hacía ya dos días que había contratado un servicio que me llevaba la mochila hasta la próxima etapa. Pretendía con ello aliviar los pies, bastante dañados ya por las bravuconadas de los primeros días. «Si quieres llegar a Santiago es la opción que tienes o tendrás que parar y descansar dos o tres días», había dicho la mente buscando justificación para su alicaído orgullo».
Estaba por adelantarme a un peregrino que, al advertir de reojo mi presencia saludó diciendo: «¡Buen camino! Le respondí afablemente, pero él de pronto se disculpó y dijo, «Ah, perdón, creí que eras un peregrino». Lo soy, le dije… ¿Sin mochila..? preguntó y apuró el paso montado en su sarcasmo. Me quedé cavilando. Era lo que faltaba para confirmar mi poca autenticidad como peregrino.
¿Será la mochila lo que define a un peregrino? ¿Será el propósito interno? ¿Será la conciencia de ser extranjero en tierra extraña o tal vez el caminar hacia un sitio sagrado? En fin, ahí se quedó la mente trazando curvas y rectas en su laberinto de pensamientos, buscando etiquetarlo todo con formas y nombres. Nosotros en tanto, nos dejábamos mecer como niño pequeño por la oración de Jesús y la última brisa fresca de la mañana…
Haz clic aquí para la lista de vídeos desde el camino
Aquí abajo la última clase del curso de mística cristiana:
Queridas hermanas y hermanos en el Santo Nombre: Los invitamos para este miércoles 10 de agosto a las 20 hs. de España, 15 hs. de Argentina y demás horarios equivalentes, para la 9º clase del curso de Mística cristiana, «La búsqueda de la verdad», sobre Edith Stein (Sta. Teresa Benedicta de la Cruz) a cargo de Fray Jairo Gómez OCD, director del Instituto Carmelitano de Espiritualidad ICE en Colombia. El enlace será el mismo de siempre, que usamos para las oraciones de cada día: https://us02web.zoom.us/j/88619724529
Dos enlaces enviados por hermanas de la Fraternidad:
Aquí abajo un PDF enviado por la hermana Helen Novaes, de Brasil, compartiendo su experiencia en el Camino Ignaciano y sobre la temática del peregrinar, que comentara días atrás en un encuentro por zoom:
Y abajo una invitación a leer los «Cuentos de Itamalun» que nos comparte Guadalupe Dozo, quién coordina la oración de los viernes a la noche.
Ya está a la venta Cuentos de Itamalum , un sueño que empezó a gestarse el año pasado, hoy ve la luz y ¡queremos compartirlo con todos 😉!🟠 Un SUEÑO,🟢Tres HISTORIAS🟡Un MENSAJE: Todos somos invitados a volver al único lugar donde somos amados incondicionalmente: la Casa de nuestro Padre. 👨👩👧👦 Son historias para leer en soledad, en familia, en grupo y que invitan a reflexionar sobre nuestra identidad, nuestros afectos y nuestro lugar de pertenencia.🟠Somos Santiago y Guadalupe , hermanos en la vida y con este ideal común: seguir recordando a todos que la puerta SIEMPRE ESTÁ ABIERTA…
📖Puedes adquirir nuestro libro contactándonos por privado al 11 58936024 a un precio especial de lanzamiento ($600). También disponible en Mercado Libre para Argentina.
«Un hecho cierto es que aspiramos al reposo del espíritu y, sin embargo, nos las ingeniamos para no tenerlo, pues nos causa mucha inquietud el temor de los disgustos que puedan sobrevenirnos, o el examen ansioso de nuestra conducta. ¿Hay algo más opuesto a la sencillez cristiana? ¿Por qué temer el futuro? Además de que exageramos muchas veces los posibles peligros, debemos confiar en Dios, que nos da cada día los auxilios necesarios. «Os recomiendo la santa sencillez.
Mirad hacia delante sin fijaros en los peligros que veis lejos. Os parecen ejércitos, y no son más que sauces cortados, y, mientras los miráis, podríais dar un mal paso. Hagamos un firme y general propósito de querer servir a Dios con todo nuestro corazón y nuestra vida y luego no nos preocupemos por el mañana. Pensemos sólo en hacer el bien hoy; y cuando llegue el día de mañana, también se llamará hoy, y podremos pensar en él. Para esto es también necesario tener una gran confianza y resignación en la Providencia de Dios. Tenemos que recoger maná solamente para el día de hoy y no más; sin dudar de que también mañana volverá Dios a mandar maná. Y pasado mañana, y todos los días de nuestra peregrinación».
De San Francisco de Sales
Leído en la oración vespertina del 4 de agosto
Queridas hermanas y hermanos en el Santo Nombre: Los invitamos para el próximo 10 de agosto a las 20 hs. de España, 15 hs. de Argentina y demás horarios equivalentes, para la 9º clase del curso de Mística cristiana, «La búsqueda de la verdad», sobre Edith Stein (Sta. Teresa Benedicta de la Cruz) a cargo de Fray Jairo Gómez OCD – El enlace será el mismo de siempre, el que usamos para las oraciones de cada día:
https://us02web.zoom.us/j/88619724529
Enlaces de hoy:
Iniciando el Camino de Santiago – 1º Día – (Lo que pasa adentro pasa fuera y a la inversa)
De camino a Pamplona – 2º Día – (Por quién pedimos cuando pedimos)
Hay una actitud, que también podría llamarse práctica o ejercitación, muy pariente de la oración continua y de ese estarse en la divina presencia a la que siempre aludimos, que podría sintetizarse así: «Todo lo que haces fuera modifica lo de adentro y todo lo que haces en el mundo interno transforma lo de afuera». En realidad, llega a comprobarse que estos dos mundos aparentemente distintos son uno solo y que tener presente esa mezcla constante entre lo percibido y lo representado cambia nuestro modo de vivir.
En este sentido, peregrinar hacia un sitio que sea para nosotros sagrado o hacer el Camino de Santiago o simplemente vivir nuestra vida como travesía espiritual, son una oportunidad para vivenciar esta afirmación de que para el espíritu no hay una interioridad y una exterioridad, sino una misma vida en Dios y para Dios.
Sin embargo, cuando la mente y el cuerpo están al mando de nuestra vida, se percibe al mundo y a los demás como algo en cierto modo ajeno, a veces hostil y siempre separado de nosotros, vivimos en pugna por mejorar las condiciones y los días se hacen inquietos, preocupados o afanosos en un interminable agobio que solo en contadas ocasiones se suaviza.
Este será el trasfondo de estos días de ejercitación espiritual compartida. Desde este punto de vista salimos a caminar para rendirnos al misterio sin palabras que se hizo vida concreta en la biografía de Jesucristo y de los apóstoles como instrumentos de la voluntad de Dios. Queremos acercarnos reverentes a la tumba del apóstol Santiago, llevando las oraciones e intenciones de amigas y amigos muy queridos; y al mismo tiempo, adentrarnos en el sagrario interior del corazón, para reconocer allí al Santísimo siempre iluminado por una gracia inefable y amorosa.
Enlaces de hoy:
Anexo al curso de mística – Entrevista «Acercarse al misterio» 1º parte – 2º parte
Homilía del domingo – Texto y audio
Queridas hermanas y hermanos en el Santo Nombre de Jesús: Les escribo invitándolos a unos ejercicios espirituales, que de manera simple nos ayudarán a fortalecer la dirección hacia la ermita interior, hacia ese hogar espiritual donde nos reconocemos a nosotros mismos como paz en el corazón. Se tratará de compartir diversas prácticas mientras caminamos hacia la tumba del apóstol en Santiago de Compostela. Si Dios lo permite, peregrinaremos durante algo más de un mes, unos 740 kilómetros desde Roncesvalles, atravesando treinta y dos etapas del camino.
Cada día plantearemos una consigna a modo de divisa para atender durante el día, que nos sirva como propósito unificador de nuestras actividades. Veremos de compartir algo de oración, alguna brevísima lectura, mostrar un poco del camino y seguir en las oraciones de la Fraternidad como siempre. Podemos vivir juntos esta peregrinación, cada uno desde el presente que Dios nos regala y cultivar nuestro espíritu según el modo en que vivamos lo que va ocurriendo.
Hay algo que es importante, en el camino de Santiago o en el camino de nuestro cotidiano: Todo lo que hacemos fuera repercute dentro y todo lo que hacemos dentro, repercute afuera. Lo exterior e interior del ser humano se funden y mezclan continuamente, en una dinámica constante. Ser conscientes de esto, nos permite actuar confiados apoyándonos en la gracia, a la vez que nos volvemos más eficaces para cumplir lo que el deber vocacional nos indica. Lo que hago en el mundo cambia mi espíritu y lo que hago interiormente transforma las circunstancias… los motivos de la acción y los modos de la misma se vuelven importantes. Una verdadera metanoia empieza a manifestarse.
¿Qué queremos decir con esto? Que podemos utilizar cualquier cosa que suceda como instrumento de cultivo espiritual, para fortalecer a ese que hemos de poner al mando del cuerpo y de la mente y que vive alimentado y orientado por el Espíritu Santo. Si todo lo manda Dios responder de forma acorde a esto nos va sumergiendo en lo sagrado, la vida misma se hace ceremonia y canto de alabanza. Ya no encontramos cosas o actividades profanas sino que todo se cubre con el mismo manto de Su presencia.
Eso pedimos, a ello aspiramos, caminando y orando sin cesar donde sea que la mañana nos encuentre. Dejamos nuevamente aquí abajo la película «The Way» que fue la que nos inspiró a hacer el camino y a compartirlo. Recemos unos por otros, invocando el Nombre del Señor, porque ningún ser humano es una isla, debajo de las apariencias todos estamos unidos por el mismo fondo de amor misterioso e inefable.
También, cualquier hermana/o puede unirse al camino de manera presencial; si Dios quiere iremos avisando por donde caminamos y se nos podrá contactar para acordar encuentros y compartir etapas, momentos u oraciones. Iniciamos desde Roncesvalles el día 2 de agosto bien temprano, con el propósito de llegar a Santiago de Compostela el día 5 de septiembre. Escribe al correo elsantonombreblog@gmail.com o efectúa un comentario en esta publicación. Un abrazo fraterno para todos, invocando el Santo Nombre de Jesús.
«Es imposible recoger toda la riqueza de la tradición espiritual del Carmelo respecto a la experiencia contemplativa. El material es variado y abundante. Sintetizo a estas figuras más conocidas, dando un breve apunte del contenido. Juan de la Cruz, traza un itinerario espiritual donde la experiencia contemplativa está indicada como “noche oscura” o “sabiduría secreta”, y al mismo tiempo, un sentirse guardados por Dios Amor; es un encuentro interpersonal con el Amado, donde el creyente aprende a amar como Dios ama.
Teresa de Ávila, propone la experiencia contemplativa como itinerario de oración, donde el creyente entra en comunión de amistad con Dios, con quien nos precede en el amor. Esta comunión de amistad es acción divina, transforma la vida del creyente en la vida teologal (esto es, animada por la fe, esperanza y caridad) abierta al sentido y al servicio de la Iglesia.
María Magdalena de Pazzi, considera la experiencia contemplativa como un camino que conduce al amor a Dios y al prójimo y a la cooperación activa en el proyecto divino de salvación. Teresa de Lisieux, comprende y vive la experiencia contemplativa como “pequeño camino” (dejarse guiar por Dios), o como camino pascual de despojamiento del propio yo para amar en el amor de Dios. Este pequeño camino dilata su amor a la Iglesia y a la sociedad con los pecadores.
Isabel de la Trinidad, comprende y vive la experiencia contemplativa como culto existencial: ser “alabanza de gloria”, espejo viviente de la presencia de Dios Trinidad. Tito Brandsma, siente la experiencia contemplativa como camino de encarnación en la historia: místico es aquel que vive en la historia y “descubre” en ella la presencia de Dios.
Edith Stein, comprende y vive la experiencia contemplativa como camino pascual: dejarse conducir por Dios por el camino de la Cruz y de la Resurrección. Estos breves apuntes nos pueden afirmar que la tradición contemplativa del Carmelo se configura esencialmente como testimonio e iniciación a una experiencia de Dios más auténtica y profunda…»
el texto continúa aquí, haz clic para seguir leyendo
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Entregarse a Dios por completo y dejar en Él toda la responsabilidad de nuestra vida es el único camino seguro hacia la unidad con Él, fuente de toda gracia. Sin embargo hay fuertes inercias en la mente. Para destruir estas inercias, uno ha de «convencer a la mente» de que El Señor la cuida. Para ello, has de hacer «toma de muestras», que fortalezcan la convicción y la fe. Entonces, la mente cederá su lugar por completo (manipular, especular, planificar, ) y Dios reinará por entero en la persona.
Esta práctica consiste en que tomes alguna preocupación puntual que sea frecuente en tu día a día, no la mayor de tu vida sino una de termino medio y hacer voto de entregarla bajo el cuidado de Dios, de modo definitivo. Para que El Señor actúe no debe haber vuelta atrás y cada vez que la preocupación aparezca debes desecharla recordando que ya te entregaste, que tu refugio es El Altísimo.
La gracia no fuerza, no es violenta, no es invasiva, por eso si uno empieza a ocuparse del tema, Dios «se hace a un lado».
Agradecemos a Leonor por la foto que nos envía desde Ecuador
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Lecturas útiles (del padre Caussade)
«Ten aviso y nunca dejes tu corazón turbar ni entristecer, ni alterar, ni mezclar en cosas que lo desasosieguen. Más esfuérzate por tenerle reposado, porque dice el Señor: «Bienaventurados son los pacíficos». Y, haciendo esto, edificará el Señor una ciudad pacífica en tu ánima y te hará casa de deleites.
Solamente quiere de ti que, todas las veces que te levantes, te vuelvas a asentar, apaciguándote en todas tus obras, pensamientos y movimientos. Porque así como no se edifica una ciudad en un día, no pienses tu en un día alcanzar esta paz y apaciguamiento interior, que es edificar casa para el Señor y hacerte templo suyo. Este mismo Señor es el que ha de edificar, porque de otra manera seria ya esfuerzo tuyo; y mira que el fundamento principal para este ejercicio es la humildad».
del capítulo III del «Breve tratado de la paz del alma» de Fray Juan de Bonilla
Leído en oraciones del Santo Nombre
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Fray Pepe Guirao, eremita franciscano, realizó una exposición y respondió preguntas en torno a la vida y enseñanzas de Franz Jalics, autor entre otros del libro «Ejercicios de Contemplación».
Queridas hermanas y hermanos en Cristo Jesús: recordamos que este miércoles, 6 de julio a las 19.00h. de España y horarios equivalentes, dentro del curso Mística cristiana de todos los tiempos tenemos el encuentro con la grata presencia de Fray José Guirado, Ermitaño Franciscano. El tema que nos compartirá será sobre Franz Jalics «La Redención en la Oración Contemplativa«.
Están todos invitados,
Enlace a Zoom para oraciones y encuentros en La Fraternidad del Santo Nombre:
Me costaba estar atento en el presente. Tenía muchas expectativas sobre las charlas que mantendríamos, pero como siempre, los primeros días eran de silencio. Este requisito previo que me impuso desde los primeros encuentros era necesario para que el corazón se abriera, me había dicho. Estarse callado ejecutando tareas simples sin otro apoyo que la percepción iba quitando la costra que cubría al espíritu. Su presencia mansa pero vital me tranquilizaba, de otro modo hubiera salido corriendo víctima del espanto. El paisaje me hacía de espejo y esa vasta soledad era como el vacío seco que sentía. La vastedad me abrumaba y su monotonía, aunque bella para una pintura, me dejaba dolorido.
Lloraba mucho. La bruma del amanecer me entristecía, quedaba envuelto en pena. Si salía el sol y el aire resplandecía, saber que luego vendría la noche me ponía nostálgico por anticipado. A medida que pasaban las horas y los días el alma se iba poniendo en carne viva, como si todos los dolores que hubiera sufrido en la vida desfilaran ante mí y me dejaran como resto el desamor. Volverme hacia Dios en oración era, en ese punto, del todo natural. Pero eso no menguaba la dureza que notaba en el pecho. Parecía que alguien hiciera presión y aflojara un instante solo para que pudiera respirar.
Esteban vivía plácido. Sus maneras estaban llenas de consciencia y esto era un estilo tan particular e inusual que verlo moverse mermaba la angustia. Pero no me lo permitía mucho, cuando se daba cuenta me miraba fijo y yo volvía a lo que estuviera haciendo. “No hay nada en mí que vos no tengas” dijo muchas veces en distintas ocasiones, evitando que usara su figura para anestesiar la soledad en que me debatía. Yo divagaba a mares hasta que me hartaba de las películas mentales. Me aburría de las mismas fantasías automáticas que se desenvolvían teniéndome como protagonista. Mi mente se parecía a esos viejos video clubes, que resistiéndose a cerrar sus puertas ante las nuevas tecnologías, seguían exhibiendo un viejo y trillado catálogo de películas clase “B”.
Cuando ya no tenía ganas de seguir llorando entraba en una etapa de calma corporal, por el desahogo realizado, pero no había alegría ni nada parecido. Solo un hacer las cosas con la mente murmurando frases sueltas y deshilvanadas. Me parecía entonces a un artista resentido al que le han desmenuzado sus técnicas evidenciando la falta de talento.
Una de las rutinas consistía en cortar leña, amontonarla en la pila cerca de la cabaña, prender el fuego, hervir el agua y cocinar algo a elección entre los cuatro o cinco menús, que repetíamos como condenados. Arroz, fideos, papas, polenta o avena. Y se acabó. Barrer era un descanso, por que al menos la mente sabía adónde terminaba la tarea y los lindes marcados del entorno le parecían su propio territorio.
Caminar junto a él me gustaba. Lo hacíamos a diferentes ritmos según su antojo. A veces eran varias horas. Nos deteníamos con frecuencia para adorar, como él le decía, a eso de quedarse un rato mirando algo que la mayoría hubiéramos pasado por alto. Una florcita al lado del camino que sale de entre las piedras, un caminito trazado por las pisadas de miles de hormigas durante la noche, un pino común y silvestre parecidísimo a todos los otros pinos del valle era motivo para plantarnos un cuarto de hora. Entonces no sabía que era lo que él miraba tan quedo. A veces me irritaba y otras me entregaba a la observación de los detalles. Pronto llegaría el tiempo de conversar y a medida que se acercaba crecía mi alegría. Sería la primera vez que lo haríamos sin limitaciones de tiempo.
Continúa…
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Vivo en un estado de permanente insatisfacción, nunca estoy satisfecho. No tengo una vida mala, incluso mejor que la mayoría, pero no me siento bien en general. ¿A qué se debe esto?
Probablemente a un vivir ubicado desde lo mental, tan simple como eso. La mente tiene la función innata de servir a la supervivencia del cuerpo, por lo tanto sus automatismos siempre están buscando lo que falta, la carencia o el objeto al que puede aferrarse para conseguir seguridad y sensación de bienestar. La mente es como un supervisor en un supermercado que se dedica a ver que mercadería falta de los escaparates o cuáles están próximos a estar en falta. Por supuesto, si hace bien su función, estará siempre señalando el peligro de que esto o aquello se termine o de aquello que los clientes reclaman etc.
No podemos quejarnos de la función bien cumplida. Por ejemplo, cuando hace muchas horas que no comemos, el estómago genera la sensación de hambre, esa pequeña náusea que bien identificamos y que nos manda hacia la nevera con cierto apremio. La mente es igual, cuando necesita aprobación o propósito o claridad, nos da indicaciones en la forma de inquietudes varias, ansiedad o temor. Pero, como nosotros identificamos a los pensamientos como nuestra propia voz, nos preocupamos.
¿Tú te preocupas cuando tienes hambre? No, más bien te compras algo para comer o te pones a cocinar. Lo resuelves y listo, es el caso de la mayoría de los lectores que no sufren carencias materiales extremas. Pero con las carencias mentales ocurre una identificación de tal magnitud, que no tratamos a la sensación del mismo modo práctico, sino que nos complicamos en mil y una vueltas del pensamiento como si se tratara de algo muy íntimo y particular.
La mente es un instrumento, una herramienta que ha de ser puesta al servicio de la voluntad divina, ni más ni menos. Imagina que tu tienes una escoba o una pala para cavar y en lugar de usarlas como corresponde, te pones a ver las manchas que tiene el mango de madera o las pequeñas imperfecciones del metal y sus mínimas huellas debidas al uso… pues con la escoba barres y con la pala cavas y listo. Hemos de darnos cuenta de que cuerpo y mente son elementos de la persona al servicio del espíritu. Espíritu insuflado por Dios en nosotros al ser creados y que es lo que esencialmente somos.
Al reconocernos hijos, ponemos atención en el uso que daremos a las herramientas de que disponemos para servir a Dios. No hay felicidad posible si confundimos al instrumento con el intérprete. Ser lo que somos realmente nos pone en línea con la voluntad de Dios según fuimos concebidos. Esto implica mirar de frente nuestra vocación vital y asumir que los talentos o capacidades que recibimos son para consumar dicho llamado. Cualquier otra ubicación interior o uso de nuestras facultades, desvía aquello original que viene a ser lo que nos da sentido.
¿Pero como vivo satisfecho en lo práctico de cada día?
Vivir ejerciendo la vocación propia y que reconocemos como verdadera, aplicando nuestros particulares talentos al desarrollo de ese llamado, es fundamental. Es decir, hacer en todo momento lo que nos parece correcto, cumpliendo lo que consideramos nuestro deber, poniendo todo el potencial que tenemos a eso que nos reclama cada situación. Hecho eso, descansar en la providencia es la actitud coherente. A nosotros nos toca la acción impecable a Dios los resultados de la misma. Si esto se hace vivencia y no mero concepto, se vive en una tranquila satisfacción.
Homilía del domingo 26 de Junio del Padre José Antonio – Audio y texto
«Piedad» – Cuento basado en hechos reales
La paz del corazón «de la teoría a la práctica«
2 y 3 de julio, taller presencial en Buenos Aires – Anotarse al 351-3095309
23 de julio, taller presencial en Madrid – Apuntarse en tallerlapazdelcorazon@gmail.com
30 de julio, taller presencial en Barcelona – Apuntarse al 625 765 790 – mjesus3060@gmail.com
«San Agustín nos ayuda a comprender la dinámica de la comunión eucarística cuando hace referencia a una especie de visión que tuvo, en la cual Jesús le dijo: «Manjar soy de grandes: crece y me comerás. Ni tú me mudarás en ti como al manjar de tu carne, sino tú te mudarás en mí» (Confesiones VII, 10, 18). Por eso, mientras que el alimento corporal es asimilado por nuestro organismo y contribuye a su sustento, en el caso de la Eucaristía se trata de un Pan diferente: no somos nosotros quienes lo asimilamos, sino él nos asimila a sí, para llegar de este modo a ser como Jesucristo, miembros de su cuerpo, una cosa sola con él.
Esta transformación es decisiva. Precisamente porque es Cristo quien, en la comunión eucarística, nos transforma en él; nuestra individualidad, en este encuentro, se abre, se libera de su egocentrismo y se inserta en la Persona de Jesús, que a su vez está inmersa en la comunión trinitaria. De este modo, la Eucaristía, mientras nos une a Cristo, nos abre también a los demás, nos hace miembros los unos de los otros: ya no estamos divididos, sino que somos uno en él. La comunión eucarística me une a la persona que tengo a mi lado, y con la cual tal vez ni siquiera tengo una buena relación, y también a los hermanos lejanos, en todas las partes del mundo.
De aquí, de la Eucaristía, deriva, por tanto, el sentido profundo de la presencia social de la Iglesia, como lo testimonian los grandes santos sociales, que han sido siempre grandes almas eucarísticas. Quien reconoce a Jesús en la Hostia santa, lo reconoce en el hermano que sufre, que tiene hambre y sed, que es extranjero, que está desnudo, enfermo o en la cárcel; y está atento a cada persona, se compromete, de forma concreta, en favor de todos aquellos que padecen necesidad…
Con la humildad de sabernos simples granos de trigo, tenemos la firma certeza de que el amor de Dios, encarnado en Cristo, es más fuerte que el mal, que la violencia y que la muerte. Sabemos que Dios prepara para todos los hombres cielos nuevos y una tierra nueva, donde reinan la paz y la justicia; y en la fe entrevemos el mundo nuevo, que es nuestra patria verdadera…»
Extraído de SANTA MISA EN LA SOLEMNIDAD DEL CORPUS CHRISTI – BENEDICTO XVI–
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Homilía del Padre José Antonio del Corpus Christi – Audio y Texto
Mi padre espiritual solía decirme: Tu vida es oración y el modo en que la vivas tu método particular. En ese sentido, puede estar muy bien tener “momentos fuertes” de oración como suele decirse, pero atentos a que luego no caigamos en el olvido.
Él siempre insistía en que la vida debía ser liturgia o ceremonia de alabanza. Que si de algún modo, separábamos lo que era oración o meditación del resto de nuestras acciones, podía producirse un paulatino desliz hacia la desacralización de ciertas actividades o momentos. Admitía sin dificultad que todos tenemos etapas y diferentes momentos en el camino espiritual; reconocía que entonces no acostumbraba ya a pedir y ni siquiera a agradecer especialmente, sino más bien a un “dejarse llevar”. Que ese dejarse guiar tenía indicadores claros y el principal de ellos era la percepción de la Presencia.
Yo le preguntaba mucho sobre este tema, acerca de como era posible que Dios pudiera percibirse. Y él me respondía que esa percepción era la oración continua a la que se refería. Que podía asumir muchas formas, como La oración de Jesús, el vivir en el “canto” del Nombre; que podían usarse otras muchas devociones varias o que incluso hubo quienes habían reemplazado los pensamientos por la repetición de los salmos o pasajes de la sagrada escritura. Pero que la principal pista que podía darme y a la vez la más simple era esta: si estás en los pensamientos no percibes a Dios. En el momento en que desatiendes los pensamientos te acercas a Él y que cuando haces silencio, es decir cuando atiendes de veras, su Presencia aparece.
Esto me apasionaba como posibilidad y a la vez me sublevaba. ¿Cómo podía ser que el silencio fuera todo lo que se precisara? ¿Qué es hacer silencio le preguntaba? Al principio es detener la marcha, enlentecer todo y paradójicamente, escuchar los sonidos. Cuando te detienes se nota el movimiento del mundo, te transformas en punto fijo. Mientras más quieto más se mueve todo.
Al principio aquietas el cuerpo, luego disminuyes la respiración, después escuchas los sonidos cercanos y al ratito atiendes a los de lejos, bien lejanos. Y allí ya notas un cambio importante en el fluir de las cosas, que no es más que el río de tus pensamientos. No luches con los pensamientos, déjalos pasar sin darles importancia. Este era un modo que le servía en medio del bullicio. Salirse del ritmo general y atender. ¿Atender a qué? Al silencio que estaba al fondo de todo los ruidos, a la quietud que abraza todos los movimientos.
No se refería a una meditación en particular, sino a un modo de “ponerse” en plena ciudad o en medio de las tareas. Pero decía que todos tenemos nuestra impronta singular o el modo mediante el cual Dios se nos hace notar. Hay a quienes los conecta la observación de la belleza, en cualquier forma que se presente esa especial armonía que produce la combinación de las cosas en un momento dado. A otros los encauzaba la entrega absoluta a la actividad del momento. Unos pocos se habían enamorado del Santo Nombre y no podían ya dejar de escucharlo en el corazón o en una cierta forma de “eco” interior.
Solía decirme que el único propósito de la vida humana era “dejarse tomar” por Dios. Que venimos para ser encendidos por su Espíritu y que en esa unión fogosa estaban todas las respuestas a todas las preguntas y que era vano antes tratar de comprender. Querer comprender a Dios y el sagrado designio con nuestro entendimiento es como pretender navegar en un barco de piedra. Los dientes están para masticar, los pulmones para respirar, la mente para implementar cuestiones bien funcionales. No es el órgano para unirse a Él.
Sin embargo dejaba claro que la razón no debía oponerse a la fe, porque sino en los momentos difíciles la fe perdía sustancia y era vencida por las contradicciones de la razón. También insistía en que la fe no es lo que comúnmente entendemos por ella. Que la fe en realidad no es creer sino ya, de algún modo, saber y saber con certeza. Pese a recibir toda esta enseñanza, Dios me parecía esquivo, ausente por completo y la belleza que veía en todo estaba envuelta en la nostalgia de la finitud.
Re-posteamos este texto de hace algún tiempo por que nos parece medular en la práctica sugerida en la Fraternidad del Santo Nombre. Cualquier intercambio será bienvenido.
Queridas hermanas y hermanos en Cristo Jesús: si Dios quiere, el 2 y 3 de Julio próximos, en Buenos Aires, realizaremos un taller desde el sábado a las 14 hs. llamado «La paz del corazón» – de la teoría a la práctica – interesados anotarse en el 351-3095309. Cristo los cuide.
«La meditación está focalizada justo en el corazón, justo en el centro del misterio cristiano. Y el misterio cristiano solo puede atravesarse si nos adentramos en el misterio de muerte y resurrección. Ese es el mensaje esencial de Jesús. Nadie puede seguir a Jesús si no renuncia a si mismo. El que quiera salvar su vida debe estar dispuesto a perderla. Y en todas las parábolas de Jesús, extraídas de la naturaleza, la semilla debe caer en tierra y morir; o se queda sola.
Lo que hacemos en la meditación – un proceso que dura toda la vida – es afinar nuestra percepción hasta fijarla en ese único punto que es Cristo. Cristo es nuestro camino, nuestra meta, nuestro guía. Pero es nuestra meta solo en la medida en que, al estar plenamente en Él, al ser plenamente uno con Él, pasamos con Él al Padre.
En la meditación alcanzamos esa necesaria concentración en un único punto, que resulta ser Cristo. El silencio de la meditación es nuestro camino hacia el indescriptible misterio que encontraremos en nuestros corazones si emprendemos este peregrinaje hacia la focalización, hacia la concentración. Debemos encontrar el modo de explicar en qué consiste este viaje, por qué merece tanto la pena y por qué exige coraje.»
EL CAMINO DE LA MEDITACIÓN- MOMENTO DE CRISTO – John Main
“La infinita expansión del Amor”
En el contexto de la Fraternidad del Santo Nombre, iniciamos un ciclo de breves entrevistas, para conocer a los participantes, sus particulares carismas y enriquecernos con sus experiencias de vida. Aquí datos para contactar con Pepa: Meditación Cristiana Semanal – Comunidad Mundial Wccm- Martes – 20h – Guiada por Pepa Mayor – josefamz@gmail.com – conectarse con ella para datos sobre la conexión en Zoom. ¡Gracias Pepa por todo lo que compartes en la Fraternidad! Un abrazo fraterno, invocando el Santo Nombre de Jesús.
Interesados en conversar sobre los contenidos del curso de Fenomenología podéis venir mañana al zoom en el enlace de siempre, (el mismo que para las oraciones) a las 14:30 hs. de Argentina, 19:30 hs. de España y equivalentes.
«Andar en Jesucristo significa -a mi entender- salir de si mismo, olvidarse, abandonar su propia persona para penetrar en todo momento más profundamente en Él, tan profundamente que el alma quede arraigada en Él y pueda lanzar ante cualquier cosa este reto sublime: quién me separará del amor de Cristo? (Rom 8, 35).
Cuando el alma se ha instalado tan profundamente en Cristo y sus raíces han penetrado tan íntimamente en Él, la savia divina se extiende a raudales por ella y se destruye todo lo imperfecto, mediocre y natural que existe en su vida. Se cumple entonces lo que dice el Apóstol: Nuestra mortalidad será absorbida por la vida. (2Cor 5,14).
«El alma, despojada de sí mima y revestida de Jesucristo, ya no debe temer las influencias externas, ni las dificultades interiores. Todo esto lejos de ser un obstáculo, le permitirá arraigarse más profundamente en el Amor de su Divino Maestro».
de «Ejercicios espirituales» de Santa Isabel de la Trinidad
Invitación y enlace:
Queridas hermanas/os: quién se interese en temas de Fenomenología, puede participar el próximo sábado 11 de junio a las 19:30 hs. de España, 14:30 de Argentina y demás equivalentes, en la reunión mensual de intercambio (en entorno privado, sin grabación) en el enlace habitual de zoom: https://us02web.zoom.us/j/88619724529 – Un abrazo fraterno invocando el Santo Nombre de Jesús.
Queridos hermanos, en el marco de la formación de nuestra Fraternidad del Santo nombre extendemos nuestra invitación por este medio para participar de la charla sobre «Santa Isabel de la Trinidad y el místerio de la inhabitación trinitaria» que se llevará a cabo el próximo miércoles 8 de junio a las 20 horas de España. Nos acompañará la Hna. Angela María de la Santísima Trinidad, actual presidente de la Orden de Carmelitas Seglares de la Provincia de Colombia, cordialmente bienvenidos. Cristo les cuide, un abrazo fraterno para todos. Debajo el enlace para participar.
https://us02web.zoom.us/j/88619724529
Una película recomendada:
Hermano ¿qué es el Espíritu Santo?
Lo que la flor a la planta, lo que el canto al pájaro, lo que la sonrisa a la persona… o también lo que el cielo es a la nube, lo que el aire a la vida, lo que el agua a la tierra. Es la fe del peregrino, el amor de los que se aman, el pedido de perdón que musita el que se ha dado cuenta. El Espíritu Santo es aquello indefinible que hace bueno al mundo y a la vida digna de vivirse. Es un soplo inextinguible que alienta lo que existe y que permite la manifestación de lo sagrado. Todo lo que vale la pena a Él se lo debemos.
¿Cómo podemos percibirlo o acceder a él?
Permanece atento al intervalo entre cada invocación en tu oración. O al espacio entre cada pensamiento o al silencio entre cada palabra o nota musical… o a ese momento entre la inhalación y la exhalación del aire y advertirás una vida pulsante que no podrás definir, ni atrapar, ni conceptualizar pero que descubrirás como el origen de tu propia presencia. Su manifestación es paz inalterable, confianza plena, amor sin condiciones.
Queridas hermanas/os en Cristo Jesús, si Dios quiere, este miércoles 8 de Junio, a las 20 hs. de España, 15 hs. de Argentina y equivalentes, se brindará la 6º clase del curso de mística cristiana. En ella la hna. Angela María de la Santísima Trinidad nos expondrá acerca de «Ser alabanza de gloria en Santa Isabel de la Trinidad» – Están todos invitados en el enlace de siempre, el mismo que se utiliza para las oraciones.
Pentecostés (audio) – Homilía (texto)
Ver descripción del vídeo en Youtube para elegir el tema a visualizar:
Extracto del texto del vídeo de Andrea
«… Entre la oración y el don del Espíritu existe la misma circularidad y compenetración que entre la gracia y la libertad. Nosotros tenemos necesidad de recibir el Espíritu Santo para poder orar, y tenemos necesidad de orar para poder recibir el Espíritu Santo. Al principio está el don de la gracia, pero después es necesario orar para que este don se conserve y se acreciente.
Pero todo esto no debe quedarse en una enseñanza abstracta y genérica. Me debe decir algo a mí individualmente. ¿Quieres recibir el Espíritu Santo? ¿Te sientes débil y deseas ser revestido con la fuerza de lo alto? ¿Te sientes tibio y quieres ser recalentado? ¿Seco y quieres ser regado? ¿Rígido y quieres ser doblado? ¿Descontento de la vida pasada y quieres ser renovado? ¡Ora, ora, ora! Que en tu boca no se apague el grito sumiso: Veni Sancte Spiritus, ¡Ven Espíritu Santo!» …
Clic aquí para ir a «La oración por los siete dones» y a la reflexión por escrito
5º de Fenomenología 2022 – Varios temas derivados de consultas