Es bastante explícito en nuestro credo cristiano que al unir nuestro propio dolor y el de una «creación que gime» con la pasión de Cristo, estamos completando aquí y ahora, en el tiempo y en el espacio, la redención de Dios del Universo. Caminar por las calles de la vida, con la cabeza y el corazón llenos de compasión, cambia la misma faz de la tierra. A través de un sentimiento de empatía y simpatía por los demás, todo sufrimiento adquiere un nuevo significado.
Theilard de Chardin dijo que si todo el dolor del mundo pudiera soportarse, de una manera común, incluso por un instante, nacería un mundo nuevo. Al actuar así Dios nos bendice a manos llenas y con ello nuestros espíritus se nutren y nuevas energías inundan nuestros cuerpos y mentes. Algo increíble, entonces, sucede en nuestras vidas.
Richard Rohr, teólogo americano, escribe sobre lo que pasa cuando vamos por un bosque. Vemos árboles jóvenes, y vemos árboles frondosos y llenos de vida, y vemos árboles secándose… y de alguna manera, nuestro espíritu se identifica: «Una vez fui un pequeño retoño, pero pronto seré uno de estos árboles viejos, y eso está bien y hasta es bueno. Soy parte de la Gran Rueda, y es parte del gran Misterio Pascual, y cada día es oscuridad y luz, vida y muerte. Esa es la rueda inexorable.
Cuando aprendemos a ver, a contemplar, a dejar que el sol, la luna y las estrellas y las estaciones y los árboles y las plantas y los animales nos hablen. Cuando, instintivamente, encontramos nuestro yo en los ojos de los animales, o al observar la naturaleza, se produce un cambio asombroso en nuestra actitud hacia nuestra propia vida… nuestro propio trabajo… nuestros deberes familiares… sociales…
Cuando comenzamos a verlo todo en ese horizonte infinito; a ver y comprender el valor infinito que nuestro propio sufrimiento tiene para la curación de nuestras hermanas y hermanos y de toda la tierra; a medida que nos vamos acercando más y más a la obra de Jesucristo, va creciendo en nosotros el conocimiento de nuestro propio valor.
Toda vida, no humana y humana, humana y divina, creada y encarnada, ordinaria y misteriosa, se juega, se vive, se experimenta personalmente en la vida de cada uno. El ser humano necesita paz para ser él mismo. Por eso la importancia de la Meditación. La importancia del silencio. El Amor.
Con todo cariño para los amigos de la Fraternidad del Santo Nombre – Josefa Mayor (Pepa)
Aquí el enlace para participar de la vigilia en el Zoom: https://us02web.zoom.us/j/88619724529
Aviso sobre las oraciones de silencio:
Queridos hermanos, el próximo Viernes Santo no habrá oración de silencio; y de forma excepcional, sí habrá oración de silencio el Sábado Santo y el Domingo de Resurrección a las 8:30 AM en horario de España. Aquí el enlace a las oraciones de silencio: https://us02web.zoom.us/j/89017863850
Nucleados en torno a La oración del Santo Nombre de Jesús; compartimos momentos de recogimiento, oración y silencio, caminando hacia la profundidad del corazón.
Los cursos y exposiciones que se ofrecen en el blog y la Fraternidad del Santo Nombre, no tienen un fin académico o erudito, sino la toma de contacto con el tema tratado, para verificar su utilidad práctica y cultivar el espíritu en la vida personal.
Los retiros, prácticas y ejercicios espirituales que se brindan en la Fraternidad del Santo Nombre, están orientados hacia la experiencia de la presencia de Dios en la vida cotidiana. En ese sentido apuntan al despertar de los sentidos espirituales.
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