La paz del corazón
El clima es fresco, la visibilidad amplia y profunda, la quietud extrema.
Un silencio total envolvía al aire que parecía corpóreo y de tan quieto, vivo.
Respirar era tan grato que más que inhalar el aire, lo bebíamos.
Los colores de las hojas y hasta las tonalidades y vetas de las piedras, resultaban nítidas, la percepción estaba como cambiada, desmedida.
Un ave de altura se deslizó planeando cerca, trazando semi curvas, esbozando quizá esquemas más complejos.
Bien a lo lejos el horizonte parecía curvarse y nos resultó fácil adivinarnos pendiendo, colgados del planeta.
Esta repentina conciencia de orbe contenido y universo conteniendo, nos situó imprevistamente en el centro de una pequeñez perturbadora.
Sin volición alguna nos pareció ser, en ese instante, el centro de la humanidad sufriente y nos sentimos vibrar con un clamor de siglos.
Arreciaba la belleza en el entorno y mientras mas anochecía mas hermoso se ponía. Pese a todo nos sentimos forasteros, sitiados por enraizada nostalgia.
Es que no se puede concebir tanta belleza sin la inexplicable sustancia que a todo lo contiene y es allí donde se nos desnudaba la carencia.
Porque en el marco de la nada nos abrumó Su Presencia, que indisoluble se cernía y se posaba, convergiendo entre lo solo y lo silente.
¡Abrázanos Señor y llévanos contigo para siempre!
elsantonombre.org
Hoy sentí al Señor muy cerca de mi. Recibí su Palabra y me dijo que «debía ser santo como es santo su padre»; que soy «templo del Espíritu Santo»; y que debo amar a mis enemigos y a quienes me persiguen. Igualmente recibí su cuerpo y sangre bajo las especies del pan y del vino. Es domingo, es el día del Señor, es el día del descanso en Dios Padre, en Jesucristo, su hijo, y en el Espíritu Santo. Meditemos en Dios en el oficio de lectura, alabemosle con las laudes, recordemoslo con la tercia, la sexta y la nona, y pidamos su asistencia con el rezo de las vísperas y las completas. Oremos para encontrarnos con el Dios de la vida, del amor, del perdón y la misericordia
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Gracias por hacernos conocer y compartir con ustedes, sus vivencias y de modo que así podamos nosotro aprender a convivir en el silencio, dentro de nustra vida. Doy Gloria a Dios por personas como ustedes, bendiciones
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Pingback: Arreciaba la belleza… « Zambullida's Blog
¡Maravilloso texto! No he podido por menos que reproducir una parte de él en mi blog.
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Muchas gracias por eso amiga.
Ojalá sirva.
¡Saludos!
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