La paz del corazón
Desperté mientras amanecía. El canto de las aves era intenso y diverso.
Mi cuerpo, reclinado entre las paredes del rincón, se había dormido mientras decía la oración. Sentí algunos dolores, pero me invadía una frescura novedosa.
Fui a lavarme al arroyo. Al volver descubrí que sin volición alguna de mi parte la oración de Jesús había empezado a formarse en mis labios.
Un pan recién horneado, caliente y fragante, me esperaba junto a la puerta envuelto en un lienzo de colores ocres, que me recordó inmediatamente la casa de mi madre.
Mientras disfrutaba el café noté como la jaculatoria continuaba ejecutándose mentalmente. Podía llevar mi atención consciente a ella o apartarme divagando. Me acordé de las palabras que el monje me había dicho el día anterior:
“La primera etapa de la oración de Jesús es convertirla en un hábito de la mente. No podemos preocuparnos de su calidad, ni de su profundidad, ni de llevarla al corazón; sería prematuro y un apresuramiento vano que nos haría fracasar”.
Esta apreciación que él siempre tenía de mancomunar las acciones, de hacerme sentir que el crecimiento espiritual no era mi sola responsabilidad sino nuestra común empresa me regocijaba mucho. Me hacía en cierto modo mas responsable, menos perezoso. Sentía a su alma pariente de la mía y que mi conducta en cierta manera podía afectarlo.
“Lo primero es aprender a escribir y no la caligrafía. Recuerda siempre – me había dicho – la calidad resulta naturalmente de la cantidad. Cuando tu mente esté acostumbrada a la oración la iremos mejorando buscando la pureza, la devoción y el ritmo del corazón”.
Nutrido con esos recuerdos volví a mi tarea. Regresé las piedritas al primer cuenco y reinicié la repetición de la oración asociando el movimiento de traslado de un guijarro a la vez. ¡Señor Jesucristo, Hijo de Dios, ten misericordia de mi, pecador !
Cuando me angustiaba, el énfasis recaía en la palabra misericordia. Mi interior pedía el acercamiento de Cristo a mi corazón, no quedarme solo en lo emprendido. Cuando me relajaba, un gozo se me instalaba y se acentuaba el nombre de Jesucristo, como si tuviera un sabor propio intraducible.
Según los consejos del ermitaño, cuando me flaqueaban las fuerzas caminaba un poco en derredor de la ermita, respirando hondo y observando los follajes, los paisajes distantes, me contentaba con los pájaros o las minúsculas formas de vida que habitan entre la hojarasca del suelo.
En otros momentos, aunque fuera de día, encendía la vela y la ponía junto al icono y me ligaba a los ojos del Cristo. Esta mirada, me llevaba sin falta al cabo de un momento, a cierta impasibilidad del ánimo.
Se me explicó bien que lo representado es solo figura que intenta por analogía servir de puente con la propia sensación de lo sagrado. Sin embargo, no podía negarme a mi mismo que encontraba en la belleza del icono el desarrollo de una cierta liturgia, como si entre forma y fondo se diera una comunión especialísima, que favoreciendo la presencia del Espíritu en mi corazón, me acompañara.
Por la tarde me visitó Laszio. Su presencia fraterna, su callada comprensión de lo que estaba viviendo me colmaron de dicha. Me aconsejó también barrer las hojas secas en las cercanías de la celda, continuar la talla que había iniciado…
“Lo importante –me decía- es que no se mezcle el sufrimiento con la oración de Jesús. La incorporación de la oración no aumenta con mortificación sino con relajación y concentración. Si vas a moverte para darle descanso al cuerpo y encauzar la inquietud a la que estás habituado, une los movimientos a la repetición del Nombre. De este modo, la oración devendrá continua hagas lo que hagas y podrás sostenerla cuando estés en la ciudad”.
No adivinaba yo por entonces lo que me fue sucediendo después, al transcurrir los días, en el interior de mi conciencia…
(Continúa…)
elsantonombre.org
Enlaces de hoy:
Hermoso camino al misticismo. Y funciona. Desplaza los contenidos inútiles de nuestra conciencia. ¿Oración o meditación continua?¿Es razonable imaginar el icono al que estamos habituados?
Visualizar el icono puede ser muy útil para evocar la sensación de lo sagrado. A veces podemos empezar recordando lo que antes sentimos, para luego pasar a percibir la divina presencia en el ahora. El punto es poder permanecer en esa situación interior del alma, en la cual nos sentimos unidos a Dios y actuamos conforme con ello. Un saludo hermano, invocando a Cristo.
Gracias por este texto.. es muy verdadero..!!!
Gracias mil gracias
hola, amigos!!
quiero ver donde me pueden proporcionar un sitio, donde pueda ver las constelaciones que visten el Manto de La Madre Guadalupe!!
gcs!
Narelloz,
Hay un video muy completo en youtube acerca de la Virgen de Guadalupe
Hno Mario de Cristo Salvador:
Sí el sello es apropiadísimo
A esta página la tengo como la principal, como incentivo que me mueva a permanecer en la celda y desear mas a Dios y encenderme en las cosas interioriores…
permanezcamos en oración
JESUS ES EL SEÑOR…! amén.
Querido Pablo, tu amistad nos enriquece. El Señor te dé fuerzas para seguir Su llamado con fidelidad.
Gracias Sergio. Un saludo fraterno.
Estimado,
este es uno de mis blogs preferidos; me viene como cable a tierra y como permanentes instantes para la reflexión personal.
Es como un vuelta al camino, que a decir verdad siempre se torna solitario. Quizás por eso cale tan profundo dentro mió. No dejes de seguir aportando estas entradas que de gran provecho resultan y que de seguro, ya tienen su recompensa.
Te saludo en Cristo Jesús y en su bendita Madre, María Santísima.
Paz y Bien, Sergio.