La paz del corazón
Posted on 22/07/2010 by blog del Santo Nombre
“Este mundo – decía San Isaac el Sirio-, no es el mundo de Dios sino la ilusión de los hombres; este mundo es una expresión que engloba aquello que llamamos las pasiones».
Las «pasiones» en el sentido ascético, son la desnaturalización de ese impulso de adoración que constituye la naturaleza profunda del hombre.
Si ese impulso no encontrara en Dios su cumplimiento, irá a devastar las realidades contingentes, idolatrándolas y odiándolas simultáneamente, pues espera la revelación de lo absoluto, que ellas no podrían aportarle, duraderamente al menos…
El hombre quiere esperarlo todo de una clase, de una nación, de una ideología, del arte, del amor humano. Quiere olvidar la nada que actualmente lo sumerge todo, ampliando su prisión por la voluntad de poder, por una ternura desesperada, las drogas, las técnicas de éxtasis.
Se desplaza furiosamente en la inmanencia, cambiando de tierra prometida, terminando por gritar ¡Viva la muerte, desdoblándose, disgregándose, en un juego fatal de espejos, hasta que surja, como en las novelas de Dostoievsky, el alter ego diabólico, el «doble» luciferino.
El hombre se convierte en «idólatra de sí mismo», dice san Andrés de Creta en su canon penitencial: y en el fondo de esta idolatría, está el odio de sí, la nostalgia del aniquilamiento, el vértigo helado del suicida.
Es lo que Máximo el Confesor llama la philautia, «principio y madre» de todas las pasiones… replegamiento del mundo y de los otros hacia sí, curvatura del mundo alrededor de sí, dilatación de la propia finitud en la inmanencia, hasta que el odio y la muerte tengan la última palabra, ciclos sin fin de deseo, o Eros ligado en parte con Thanatos. Impulso de ser que hace surgir la nada. Título banal de la crónica judiciaria: «La amaba demasiado y la asesiné».
…
«En las condiciones de la vida moderna, bajo el peso del surmenage y de la usura nerviosa, la sensibilidad cambia. La medicina protege y prolonga la vida, pero al mismo tiempo, disminuye la resistencia al sufrimiento y a las privaciones.
La ascesis cristiana, que no es más que método al servicio de la vida, buscará entonces adaptarse a las nuevas necesidades. La Thébaida heroica imponía ayunos extremos y molestias: el combate se desplaza actualmente.
El hombre no necesita un dolor suplementario que produciría el riesgo de quebrarlo inútilmente. La mortificación consistirá en la liberación de toda necesidad de «dopping», velocidad, ruido, excitantes, alcohol de todo tipo.
La ascesis será, más vale, el reposo impuesto, la disciplina de calma y de silencio, periódica y regular, en la que el hombre reencuentra la facultad de detenerse para la oración y la contemplación, incluso en medio de todos los ruidos del mundo. El ayuno será el renunciamiento a lo superfluo, el compartir con los pobres, un equilibrio sonriente».
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Category: Extractos de SabiduríaTags: "maximo el confesor", La oración de Jesús, metanoia, Paul Evdokimov, San Isaac el sirio
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Bello. Siempre he querido y buscado ese silencio tan cerca de uno y sin embargo tan lejos, por mi rapidez en hacer las cosas.
Pero esta aclaracion de la metanoia me sera de gran ayuda, gracias
Siempre oyendo hablar de ello y hasta ahora no me había parado a descubrir que era eso de la metanoia. Apasionante lectura la que me has ofrecido. Muchas gracias una vez más
Angelo, que bueno encontrarte aquí.
Si, tal parece que metanoia es la palabra griega que aquí en occidente se tradujo como arrepentimiento, que considera solo parcialmente el significado original. La metanoia incluye el arrepentimiento, el deseo de cambio y la transformación de la dirección mental. Es propiamente un cambio de mente y dirección de vida. Quizás algún entendido en el tema pueda agregarnos mas.
Un abrazo en Cristo.