La paz del corazón
Meditación XVII
La discreción no es una virtud cualquiera que pueda alcanzarse con solas las fuerzas humanas. No podemos adquirirla sin el don y la gracia divinos.
Si el monje no pone todo su empeño para alcanzarla y discernir con su ayuda los espíritus que penetran por las puertas de su alma es como un hombre que camina a tientas en una noche cerrada: incluso en caminos llanos y derechos, tropezará su pie con harta frecuencia.
de las «Colaciones» de Casiano
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el don y la gracia divina la tenemos aunque no la queramos, lo que falta es la conciencia de ese regalo divino, para asirlo, vivirlo y hacerlo propio. Vivido y asido, dará fruto. Nunca había pensado en la discreción como una virtud y hoy rondó el concepto durante todo el día y lo comprendí no desde la mente inteligente sino desde el corazón inteligente como el comportamiento sano, saludable y deseable , que me hace ser mejor porque ordena mis pensamientos y sentimientos y los coloca en el tiempo y momento oportuno para el provecho propio y del prójimo. Gracias hermanos, que grandioso es sentir que aun se descubren regalos.
Ser discreto es de sabios, pues se debe morir a uno mismo para no hablar de más y guardar en los más intimo del corazón todo lo que se ve o se oye alrededor.
Es una virtud más que he de incluir en la lista de peticiones al señor. El que es fiel me responderá conforme a su promesa: pedid y se os dará.
Discrecion, un compendio de Caridad y Buen juicio (Sabiduria); aún cualidades humanas, sin el peso de la GRACIA no es posible conseguirla pero adelante que Palomas hay en tos laos.