La paz del corazón
En muchos escritos de los Padres, sobre todo los vinculados a la espiritualidad del desierto, se habla de la atención. No termino de comprender bien a que se refieren. ¿Que puedes aportar sobre el tema?
Entiendo a la atención como la capacidad de dirigir los sentidos y la mente hacia un objeto en particular. Sea que aquello a lo que se atiende esté ubicado en el mundo o en el interior de uno mismo. El cuerpo viene a hacer las veces de divisorio. Puedo atender a algo que ocurre fuera de mi o del cuerpo para adentro, ya sea en un órgano específico o a un tema o imagen que anda por mi mente.
Veo a la atención como a una linterna, que puede estar encendida y además enfocarse hacia lugares precisos que uno quiere ver con claridad. El tema con la atención, es que sea dirigida por la propia intención, para bien del alma y no manejada desde fuera según los estímulos «del mundo»; entendiendo por mundo no a lo natural, sino a los valores según los cuales se organiza actualmente la sociedad.
Importa que uno tenga claro el sentido de lo que hace o el objetivo según el cuál se está movilizando una actividad cualquiera y que mantenga ello con la atención, a fin de evitar el desvío de lo que se ha propuesto. Muchas veces se inicia algo con un propósito claro, motivado por tal o cual movimiento del espíritu y se termina muy lejos del ideal, precisamente por falta de manejo de la atención.
El barco sale del puerto con un mapa de ruta, pero se enfrentará a vientos, a corrientes diversas, múltiples obstáculos; pero el navegante tiene la brújula y varios indicadores que le van permitiendo corregir el rumbo cuando se hace necesario. Siempre tiene un ojo en la brújula que le señala en norte.
La atención viene a ser, según mi experiencia, aquella aptitud que te permite observar. Pero esta atención puede ser movida por el objetivo que te has trazado o por lo que va sucediendo en continua variación. Es necesario ejercitarse en dirigir la atención.
¿Cómo puede hacerse eso, como adquirir ese tipo de atención?
Uno debe tener siempre una meta. Uno está en un camino de desarrollo espiritual, trabajando sobre uno mismo, para acercarse cada vez más al ideal de Cristo, a esa norma de vida que es la enseñanza evangélica. Pero el mensaje del Salvador es muy nutrido, uno debe concentrarse en dar el paso que le toca.
La meta puede ser trabajar en adquirir la mansedumbre por citar un ejemplo. En ir adquiriendo el hábito de no enojarse con quienes nos rodean que no nos complacen o en no fastidiarnos cuando las cosas no salen como deseamos. Cada quién puede irse poniendo objetivos según lo que va necesitando. Pero es imprescindible tener un norte y que esa meta se pueda evaluar en lo cotidiano.
Entonces, al igual que el capitán de un barco, voy evaluando mis acciones según el grado de acercamiento o alejamiento de este recorrido espiritual trazado. Esto es sencillo de escuchar y puede parecer demasiado simple, pero es de mucha utilidad. Porque en general, uno va siendo llevado por lo que acontece y no es la norma que uno sea guiado por el llamado de la profundidad.
Lo habitual es que queriendo ser manso, se termine el día fastidiado, o que habiéndose planteado tal lectura espiritual, se descubra uno mirando televisión. Esta ley de los miembros a la que aludía San Pablo en sus cartas nos domina más cuanto menos nos atendemos, cuanto más distraídos estamos.
Por eso los Padres del desierto, enfatizaban mucho lo de atender a los pensamientos que surgían. Porque según lo que se piensa las emociones que se viven y según estas las conductas que se adoptan. Desde la interioridad del alma puede ir hacia «el mundo» para mejorarlo, pero no que «el mundo» nos invada y termine haciéndonos semejantes a él.
¿Que me propones en lo práctico para aplicar en mi vida diaria?
Que vivas para algo. Esto es que te propongas metas claras. Si es posible que evalúes semanalmente o incluso diariamente en un momento breve destinado a ello, la marcha de tu propósito.
De este modo puedes ir corrigiendo los desvíos y sobre todo, advirtiendo como es que «los estímulos» van cambiando la dirección de tus pasos, llevándote lejos de lo que quiere tu corazón.
Recuerda que estos estímulos pueden venir desde fuera o desde tu propio cuerpo y mente. Entonces volver a lo propuesto, retomar el rumbo una y otra vez, no hay otro modo de llegar a destino que no sea dirigiéndose a él. La atención es la herramienta que permite sumarse a la gracia, que siempre está pero que pocas veces aprovechamos.
A falta de un padre espiritual, es muy necesario que al menos cuentes con alguna amistad espiritual, un espejo en el cual mirarte para no estar solo en esto de medir tus progresos. Compartir con alguien es fundamental y aprovechar estos medios tecnológicos que nos acercan pese a las distancias físicas.
Extraído y adaptado de intercambios por mail
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gcs!!
se que Dios me ama,
por todo lo que hace por mi
y egoistamente no he querido
ver, se que soy su compañia,
y que Dios me salvara si
insisto en saber que soy
todo para El!!
gcs!!
Luis Noé
Lo que yo hago es tratar de prestar toda mi atención a todo cuanto hago, por nimia e irrelevante que parezca mi tarea, y, al tiempo, ser consciente de mí misma, no tanto de lo que hago como de por qué y, sobre todo, para qué lo hago. Siempre hay un para qué camuflado detrás de nuestras emociones, actos y actitudes ante los diferentes acontecimientos de la vida.
Siempre me gusta quedarme con alguna frase que me ha «tocado» el corazón, hoy ha sido esta: «La atención es la herramienta que permite sumarse a la gracia, que siempre está pero que pocas veces aprovechamos».
Gracias por estas entradas que tanto nos ayuadn en nuestro caminar hacia el Señor.
Unidos en la Invocación de su Nombre Santo.
Gracias hermano por todo lo que colocas; es de gran ayuda espiritual, es gozo en el alma.
Gracias Hno. Mario por tantos post con indicaciones sobre como hacer para que nuestro cuerpo, emociones y mente colaboren al progreso espiritual que la Gracia dirige. Es un tesoro muy valioso lo que conocían los padres sobre el aspecto «psicológico» del ser humano, si cabe la expresión, y su influencia en la vida espiritual y en este blog con citas directas o adaptaciones actuales se rescata todo eso. Muchas gracias por el esfuerzo y el compartirlo. Un saludo en el nombre de Jesús.
He tenido «in mente» este tema especialmente esta semana- Agradezco tu publicación y valiosa enseñanza.
Comparto, en general, en la medida que profundizamos la «Oración del Nombre», crece, como un «don inherente» este re-descubrimiento de la atencion, que llega a ser conciencia de la sagrada Presencia en el corazón…
Siento que es ella, la atencion activa, la que unge nuestro ser y hacer interiormente mientras invocamos el Santo Nombre atendiendo a los deberes cotidianos en todo momento.
«La verdadera atención es oración» Simone Weill-
Gracia de nuevo por compartir preguntas y respuestas tan providencialmente.
Fraternalmente, Gabriel