La paz del corazón
El viejo profesor esbozó una ligera sonrisa, mientras lo invitaba a que se sentaran en un banco cercano, y le refirió lo que a él a su vez le había contado un viejo profesor en un momento parecido, fiel reflejo de la sabiduría de siglos: “La vida se hace sorbo a sorbo, paso a paso y día a día.
Se hace saboreando a Dios, caminándolo a lo ancho y a lo hondo, mirándolo a través de sus colores, oyéndolo a través de sus sonidos, palpándole la perfección y desentrañándole la luz.
La vida se hace como trabajador de su siembra, como obrero de su palabra, como jardinero de sus flores, como cantador de sus prodigios… como Él te mandó hacerla.
La vida se hace agitando el mundo que llevamos dentro y descubriendo el mundo que llevan los demás.
Se hace respirando a Dios con la fuerza de la naturaleza, con la sabiduría de su gracia y con el impulso de sus pisadas, que van tras nosotros para que no perdamos el camino ni se nos aparte la luz.
La vida se hace sufriendo, pero sin apagar nunca la velita encendida de la fe.
La vida se hace amando, porque el amor tiene tanto que hacer en el mundo, que no da tiempo para odios ni rencores.
La vida se hace en el espacio de lo cotidiano, en pequeños trozos de cada día, en momentos que encendemos de pasión, en vuelos que se emprenden con besos y son sueños.
Velar y dormir, soñar y despertar, llorar y reír, creer y dudar, caer y levantarse: eso es hacer la vida.
La vida no se hace para lucir, para exhibirse, para mostrarnos como en un escaparate de vanidad y focos de colores.
La vida se hace en el recinto íntimo, en ese taller de abeja trabajadora que llevamos dentro, en ese aguijón que extrae y regala, que profundiza y endulza.
Hay que caminar la vida, porque es la única manera de llegar.
Cumple tu misión de dar. Déjale a Dios el balance de lo que debes recibir.
Porque en ese libro de la generosidad, del esfuerzo y de la entrega, ¡se hace la vida!”
Hermosa lección de sapiencia que a todos nos conviene aprender y recordar siempre.
Bendiciones y paz.
Texto enviado por un miembro de la Fraternidad Monástica
Un texto magnífico, agradezco su publicación.Paz y Bien.
Y eso es ir descubriendo a Jesús en El mismo y en nuestros prójimos…
«Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida» de un tal CRISTO