Dirección definitiva

«A través de todos los caminos se encuentra a Dios, pero es necesario tomar uno y seguirlo hasta el final».

Mas o menos con esas palabras, mi padre espiritual trataba de hacerme entender, la necesidad de la osadía interior que lleva a la consagración de la vida. Trataba con ello de mostrarme la insuficiencia de la duda como método de aprendizaje.

Me sugería abandonar al «buscador» que vivía en mí, tratando de impulsar el nacimiento del consagrado, de aquel que totalmente determinado, ha dejado a un lado las alternativas.

Hoy en día suele estar bien vista la actitud de búsqueda constante, de no compromiso con ningún camino, como si en ese andar de aquí para allá, radicara algún valor de auto suficiencia o de presunta independencia individual. Esta veleidad de nunca decidirse es muy pariente del consumismo, que traslada a lo espiritual lo mismo que se hace con lo material.

Se recorren senderos o métodos del mismo modo que se transita ante las vidrieras. La vida se equipara entonces a un movimiento constante en pos de aquello que nos satisfaga y pretendemos encontrar el camino que nos acomode perfectamente; como si nosotros representáramos un molde al cual debiera adaptarse el universo.

Consagrar la vida requiere el dejamiento de las opciones antes consideradas en la historia personal. Detectar la inclinación del corazón, a través de la cual se manifiesta la vocación y seguirla con profundidad, por el resto de la vida.

De otro modo estaremos siempre «en los comienzos». Esto es renuncia y es riesgo, implica una valerosa toma de decisión y lleva consigo la necesidad del compromiso.

De allí la necesidad  y la utilidad de la formulación de los votos. Sean estos privados o públicos, temporales o perpetuos, solemnes o en extremos simples; son el secreto del alma que constituye un antes y un después en el camino espiritual.

Los votos son siempre ante Dios, como todo lo que hacemos, y ante nosotros mismos, aunque sirvan a ello los representantes de la Iglesia o aquellos que encarnan el carisma al cual adherimos.

El voto nos da un criterio fijo según el cual evaluaremos en adelante nuestra vida. Nos da el marco de nuestra ascesis, brinda dirección definitiva a nuestros esfuerzos. Hacemos el voto o los votos, desde el lugar en nosotros donde vive una fe inquebrantable; desde la audacia que nos llevó a la elección. 

El consagrado sabe que habrá error y caída y avances y retrocesos, pero se halla comprometido, en adelante vivirá para ser coherente con la promesa formulada.

Sujeto a una regla o norma de vida, por lo general bajo alguna obediencia, siempre sujeto a su particular apostolado, el ofrecido trabaja para mantener bajo yugo la propia voluntad.  En realidad se trata de sojuzgar aquella naturaleza que en nosotros se deja llevar por las variaciones del ambiente o del propio cuerpo. En rigor debiéramos hablar de someter el propio mecanicismo, aquellos automatismos que nos alejan de la percepción de lo divino.

El consagrado elije a Cristo como modelo de vida, lo sigue abrazando un carisma particular que se plasma en cierto apostolado y hace de la perseverancia en lo elegido el valor capital. Algo ha pasado a nivel del corazón que define a la persona, de pronto se unifica la intención; se ha producido la revelación de un amor secreto.

Texto propio del blog

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Compromisos

Adoración perpetua

Ser monja 

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7 Comments on “Dirección definitiva

  1. PAZ Y BIEN, MUY BUENA APORTACION, SIN UNA META DEFINITIVA Y BIEN ORIENTADA NO SE LLEGA LEJOS Y CERCA DE DIOS, BENDICIONES

  2. Muy cierto, es una decision llegar a los pies de Jesus y proponerle con firmeza y compromiso seguirlo negandose a uno mismo solo por obediencia de votos para ser plenamente de Cristo, es uan decision dejar el camino de busqueda por la busqueda misma, camino que no nos lleva a ningun sitio, solo un poco de mucho y nada mucho de uno.
    Ese paso tengo que dar en mi vida, porque ando perdido como diriamos en el campo «como turco en la neblina».
    Gracias por este espacio, gracias por los textos y les ruego oracion.

  3. Una gran verdad, Jesús necesita de toda nuestra entrega, no a medias tintas, lo que me conviene y cuando me conviene. Vivimos en un mundo así, es necesario renovar siempre nuestra entrega y recordar los compromisos, es la única forma de pararse cuando se tropieza y se cae.

  4. Hermano gracias por esta reflexión, cuánta verdad!!!!!

  5. Con certeza, tenemos que tomar la posiçion al lado de Jesus, ou seya: lo seguimos ou non; en neste particular, aqui en Brasil, se dice, que, non podemos ficar en cima del muro! Somos preivilegiados de ser mos escohidos por senior, de sermos Monges ou Monjas, esposa de cristo, en siendo tan pecadores; non hay que pensar, non hay que duvidar, non hay que cambiar : hay que segui lo, mesmo en nuestros pasos pequeños, nuestras quedas, nuestras fraquezas, pués el Señior, nos escojeu, para hacermos Suya voluntad e non la nuestra.EL mismo, és nuestro Oleiro, que vay a nos amssar, nos amoldar, hasta que tengamos la fuerma que El quiere. Avante, hermanos! Fue por nosotros, miserables pecadores, que El murrio e resurgio, nos dando la trilha de la Glória, pelo calvário. amém.

  6. Gracias por èsta reflexiòn……yo tambièn, influenciado por el consumismo y el relativismo en que vive una parte de nuestra sociedad, he caminado indeciso en algunas cuestiones…..pero ahora con la ayuda de Dios y buscando una entrega màs total, he comenzado a un andar màs firme, gozoso y esforzado hacia el Reino…

  7. Señor Jesús, hijo único de Dios, ten compasión de mi que soy un pecador. Señor, ayúdame a ser solo de Ti, a ser tu discípulo y seguidor. Crea en mi la necesidad de consagrarme enteramente a Tí. Enséñame a escuchar en mi corazón lo que me quieres decir día a día. Señor, ayúdame e encontrar el camino que me conducirá a Ti. Señor, dame la fortaleza espiritual para permanecer siempre a tu lado. Señor, si quieres que me consagre a Ti como un religioso laico, dame tus señales. Señor, dame el deseo, la intención y la voluntad para consagrarme a Ti mediante los votos de pobreza, humildad, castidad y obediencia.

Responder a Hno. Claudio de Jesús.-Cancelar respuesta