La paz del corazón

«Ya en los años en que era superiora del monasterio de san Disibodo, Hildegarda había comenzado a dictar las visiones místicas, que recibía desde hacía tiempo, a su consejero espiritual, el monje Volmar, y a su secretaria, una hermana a la que quería mucho, Richardis de Strade.
Como sucede siempre en la vida de los verdaderos místicos, también Hildegarda quiso someterse a la autoridad de personas sabias para discernir el origen de sus visiones, temiendo que fueran fruto de imaginaciones y que no vinieran de Dios.
Por eso se dirigió a la persona que en su tiempo gozaba de la máxima estima en la Iglesia: san Bernardo de Claraval, del cual ya hablé en algunas catequesis. Este tranquilizó y alentó a Hildegarda. Y en 1147 recibió otra aprobación importantísima.
El Papa Eugenio III, que presidía un sínodo en Tréveris, leyó un texto dictado por Hildegarda, que le había presentado el arzobispo Enrique de Maguncia. El Papa autorizó a la mística a escribir sus visiones y a hablar en público…
De la catequesis de Bendicto XVI sobre Hildegarda de Bingen
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Gracias Mariam por este precioso y profundo texto que tanto bien me hace. Son cosas que de una u otra…
Muchas gracias...al pensar que el releer o re- escuchar todas estas cosas nos hace mucho bien gracias por vuestro trabajo
Las cuatro semanas de este tiempo representan las cuatro venidas de Cristo: La Encarnación, en la historia. Su presencia espiritual…
Toda esta enseñanza vivida contribuyó a revitalizar una comprensión más amplia del Adviento, que no se limita a una expectativa…
Todas las oraciones resuenan en mi, a mi me interrogan. Eres Tu Señor el que nace en mi? , por…