Qué fácil es juzgar a los demás …

 ¡Qué fácil es juzgar a los demás para justificar nuestros defectos y hasta nuestros pecados! Y ese juicio tiene el riesgo no solo de transgredir la ley de Dios, sino de hacer daño, en ocasiones irreparable, porque puede matar quizá no físicamente, pero sí el honor, la fama y la dignidad de una persona.

 Nos escandalizamos con frecuencia de manera farisaica, porque mientras nos consentimos a nosotros mismos licencias para actuar de forma irregular, somos intolerantes cuando se descubre el defecto en los otros.

 La Palabra de Dios no legitima el relativismo moral que ofrece nuestra cultura como solución para respetar la vida de los otros. Ni está a favor de encubrimientos corruptos para salvar el honor. Pero la revelación es contundente contra los que juzgan sin piedad a los demás, y contra los que maquinan daño contra los inocentes.

 Hoy se demuestra que Dios sale fiador de los pobres, de los perseguidos o calumniados, y también tiene compasión de los pecadores. Es diferente actuar con misericordia, que mantener actitudes tolerantes y permisivas.

 En la enseñanza que nos ofrece la Sagrada Escritura que se proclama en este día, encontramos una de las claves que el creyente posee en toda encrucijada: la oración de súplica, el grito de auxilio a Dios. Él no desoye los ruegos de los humildes, ni de los pequeños, los  indefensos o los pobres, ni es indiferente ante los malvados.

 Puntos de reflexión

 ¿Acudes a la oración en momentos de apuro? ¿Eres más proclive al perdón que al juicio? ¿Te abstienes de juzgar a las personas, por evidente que aparezca su comportamiento errado? Ante los posibles escándalos, ¿condenas o rezas? ¿Te sirven como advertencia?

 Angel Moreno de Buenafuente

9 Comments on “Qué fácil es juzgar a los demás …

  1. Personalmente, no me siento con el derecho de juzgar ni condenar a nadie, porque yo misma he cometido muchos errores y he decepcionado a muchas personas. Solo Dios tiene el derecho de juzgar, porque solo Él conoce nuestros corazones, lo que ocultamos y lo que verdaderamente somos.

  2. Solemos juzgar los defectos y no las virtudes. Seguramente porque tenemos miedo de encontrarnos al juzgado como una persona mejor que sus jueces. ¿Por qué no se juzga el amor o la misericordia con que vive una persona? ¿porque lo desconocemos? ¿Y los defectos no los desconocemos?
    Enseñemos humildad y demos amor. Es mas importante que juzgar.

  3. Hno Horacio de Jesús Crucificado FMV

    «El que este libre de pecado que arroje la primera piedra». Vámonos a nuestro corazón y preguntemos si nuestra conducta se asemeja a la de la adúltera o a la de quienes quieren apedrearla. Yo, en mi caso, tengo ambas posiciones. Por un lado he sido un adúltero al dejar a Dios por irme detrás de otros dioses, como el poder, el dinero, la soberbia, el egoísmo, el desamor y el desconocimiento del otro. Del otro lado, soy como quienes desean apedrear a la mujer cuando juzgo miserablemente al mi hermano, cuando critico el pecado del otro, cuando veo la paja en el ojo de mi hermano y no veo la viga que hay en el mío. ¡ Con cuanta facilidad e inclemencia juzgo a quien está a mi lado ! Cuantas veces con mi actitud he renegado del amor que Dios me tiene, olvidando las inmensas pruebas y manifestaciones de amor que me ha brindado durante mi existencia. Perdón Señor por no amar como tu me lo has mandado.

  4. Gracias Fabiola, muchas gracias, un mensaje muy esclarecedor. Me quedo con ésto «Mi deseo es mirar como Jesús mira…», y «Él conoce el corazón humano, Se fija en los «frutos» de ese corazón». «La salvación se juega en el ámbito de las intenciones…» «No somos lo que pensamos o creemos» . . Te has explicado muy bien. Ojalá esté en Buen Camino…Paciencia….

  5. Hermoso texto desde Buenafuente del Sistal… Hace poco me recordaban el apunte de San Ignacio de procurar «salvar la proposición del prójimo» siempre y todo lugar, lo cual supone anteponer una mirada desde la caridad…como hace Jesús con la adúltera (y con el adúltero, que también tenía que haber estado allí puesto que la ley era para los dos). Y recordaba también que la «justicia de Dios», en la Sagrada Escritura, es «salvación». ¡Qué lejana está esa justicia de la nuestra! Cuando Dios juzga, lo hace desde el amor y la miseri-cordia, es decir, desde unas entrañas conmovidas por el amor. Tenemos «suerte» de tener a alguien que nos valida así, que nos ama así. En muchas partes del Antiguo Testamento, en cambio, se aplica la justicia retributiva de Dios según un modelo muy parecido al nuestro…, donde hay un juicio con un veredicto, con inocentes y culpables, con castigos…, donde Dios es el Padre que corrige…, aunque hay perdedores. Jesús también emplea este modelo pero supedita el castigo a la acción humana y sus consecuencias, sin revelar el veredicto de Dios. Sin embargo, en Jesús predomina ese otro modelo de justicia presente en la Bíblia donde Dios no es juez sino victima inocente, y busca el arrepentimiento, la conversión del corazón, no la eliminación del culpable. Actúa según la «alianza unilateral» que tiene con nosotros, perdonando por el amor que nos tiene y salvando desde ese perdón al movernos al arrepentimiento sincero, también por amor y no por miedo. Jesús mismo se pone como «ejemplo» de este modelo siendo y actuando como el humilde Siervo de Yahvé que «pierde» ante todos para ganar a todos, el Cordero Pascual, la víctima que se ofrece, no para aplacar a ningún dios, sino como ofrenda misma de amor de Dios a nosotros…Es el misterio del corazón de Dios…donde se inserta el propio misterio del corazón humano. Quien más quien menos, todos somos «pobres»…necesitados de com-pasión. La com-pasión de nuestros hermanos y la com-pasión de Dios. Por parte Suya ya está dada…¿lo estará por parte nuestra? Ese es el reto al que nos lanza los «dibujos de Jesús» en la arena…mientras espera, confiado en nuestro amor, que soltemos las piedras…, es decir, nuestra respuesta ante el «juicio» sobre nosotros mismos (muchas veces más implacable) o sobre nuestros hermanos…, sobre nuestras propias meteduras de pata y las ajenas…»Salvar la proposición del prójimo»…anclados en el mirar amoroso de Jesús, de Dios.
    Saludos.

  6. Querida Hª Maria:
    Primero Juzgo, siempre condeno al otro ó quizá a la Sociedad. Necesito un minimo de 48h para redactar «la sentencia» y que caray, en esas 48h de oración no hay sentencia que se parezca a lo que opinaba en el juicio Jamas hubiera pensado que fuera tan cabronazo sino hubiera conocido a Jesús,aunque necesite tantas horas para comprenderle)

  7. Este TEMA me es muy difícil de manejarlo. Cuándo tengo que hablar, cuando que callar, …a veces me da la impresión que en nuestra Iglesia, «todo vale», «todo es relativo»,… se me confunde ésto con ser Misericordiosos. Trato siempre de mirar la realidad con los ojos de Jesús, oro mucho, pero…Es un combate en lo más profundo de mi ser. Me agradaría que alguien me lo explique en pocas palabras.

    • Es bueno clarificar qué es el llamado «relativismo». Se trata de un concepto amplio que basicamente «sostiene que los puntos de vista no tienen verdad ni validez universal sino sólo una validez subjetiva y relativa a los diferentes marcos de referencia». No es relativismo, por tanto, «aceptar que existen muchas opiniones acerca de las mismas cosas», sino «cuando además decimos que dichas opiniones son verdaderas si a las personas que las defienden les parecen verdaderas»….Pero, para intentar aclarar un poco, según lo veo, todo esto está en el plano de las ideas…: lo que una persona piensa y cree. Pero no somos lo que pensamos o creemos. Somos mucho más…y apenas si alcanzamos a conocernos…Tan hermosa y misteriosa es la complejidad con que Dios nos creó…Puedo juzgar una opinión, una actitud o creencia, una acción…, de mí o de alguien, pero no a mí, no a la persona…. Lo que «soy» en realidad o lo que tal persona «es», sólo lo puede juzgar Dios, pues sólo Él conoce de verdad el corazón humano. Y Él se fija en los «frutos» de ese «corazón». La «salvación» se juega en el ámbito de las intenciones, y nuestra relación con el Señor, en el de los deseos y afectos,.., en el amor. De ahí el origen de la misericordia…Si en mi deseo está mirar como Jesús mira…, no hay que preocuparse, pues Él ya lo irá haciendo en nosotros…Se está en buen camino…
      Ojalá pudiera explicarme mejor…

      • Hno Horacio de Jesús Crucificado FMV

        En términos prácticos podría decirse que el relativismo al que tantas veces hacemos referencia en nuestros mensajes, significa que queremos que la Iglesia acomode sus normas, valores y principios a la manera como nosotros queremos conducir nuestra vida personal, social, sexual, moral y espiritual. Por ejemplo, que se permitan las relaciones de carácter homosexual, el aborto y la eutanasia; que se valide como matrimonio la unión entre parejas del mismo sexo; que no exista la obligación de confesar nuestros pecados, etc, etc..Es decir que seamos totalmente libres para hacer de nuestra vida lo que queramos, sin intervención alguna de Dios, sin normas de moral y ética que nos incomoden. Eso es,»relativismo moral». Y por no hacer lo que el mundo actual quiere, la Iglesia Católica, es tildada de retardataria, de obsoleta, de caduca, de inconsecuente, y de pasada de moda. Por ello el mundo ha renegado de Dios. Por eso Europa se ha descristianizado. Por ello han surgido tantas sectas dentro del cristianismo. Por ello, el mundo corre inexorablemente hacia su propia destrucción..

Deja un comentario

Descubre más desde El Santo Nombre

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo