Séptimo día: Don de Temor de Dios

Séptimo día: Don de Temor de Dios

 

“Así pues, el que crea estar en pie, mire no caiga.

No habéis sufrido tentación superior a la medida humana. Y fiel es Dios que no permitirá seáis tentados sobre vuestras fuerzas. Antes bien, con la tentación os dará modo de poderla resistir con éxito.

Por eso, queridos, huid de la idolatría.

Os hablo como a prudentes. Juzgad vosotros lo que digo” (1 Co 10, 12-15).

 

Espíritu Santo reaviva en nosotros en don de Temor de Dios

 

“Yo seré para vosotros padre, y vosotros seréis para mí hijos e hijas, dice el Señor todopoderoso.

Teniendo, pues, estas promesas, queridos míos, purifiquémonos de toda mancha de la carne y del espíritu, consumando la santificación en el temor de Dios.

Dadnos lugar en vuestros corazones. A nadie hemos ofendido; a nadie hemos arruinado; a nadie hemos explotado.

No os digo esto con ánimo de condenaros. Pues acabo de deciros que en vida y muerte estáis unidos en mi corazón” (2 Co 6, 18-7, 3).

 

Oración

 

Espíritu Santo, es muy frecuente que atribuyamos a Dios nuestras formas de pensar y de actuar e identificarlo con gestos de poder que infunden miedo, temor, reacciones contrarias a la que Jesucristo nos pide. ¡Ven, Espíritu Santo, concédenos el verdadero Temor de Dios, que es el conocimiento de su amor, a la vez que el de nuestra debilidad!

 

Espíritu Santo, qué fácil es caer en la tentación de huir e intentar esconderse, como lo hizo Adán, con la excusa de haber cometido pecado, o como reacción ante la propia incoherencia. ¡Ven, Espíritu, líbranos de nosotros mismos, de los deseos de fuga que nos dicta nuestra naturaleza cuando nos descubrimos humillados!

 

Espíritu Santo, Tú eres espíritu de amor y no de temor, infunde en nosotros la manera justa de tratar con Dios, como hijos confiados, que retornan siempre a la casa entrañable, aunque sea para pedir constantemente el perdón. Que no sucumbamos en la falsa humildad de justificar nuestro alejamiento por sentirnos débiles, cuando lo recto es acudir confiados y humildes al Señor. ¡Ven, Espíritu Santo, derrama en nosotros el don de Temor de Dios, que es el don de sobreponernos siempre a nosotros mismos en circunstancias vergonzantes, para acogernos a la misericordia divina!

 

“¡Ven, Espíritu divino!

Salva al que busca salvarse

y danos tu gozo eterno” (Secuencia).

4 Comments on “Séptimo día: Don de Temor de Dios

  1. Acaso no soy yo de las ovejas la mas desgreñada?mas que justifica lo injustificable?El Amor en el crucificado.Siendo yo la mas desgreñada a causa de las rebeldias y aviendo aprendido que de nada sirve la voluntad mia,al ondo sociego que me da tu presencia,sucumbe esta volundad y de tu Santo Espiritu todo lo llenas, saviendo HO TRINIDAD SANTA!que por èl, no sufro tu ausencia!!!!

  2. Ven Espíritu Santo, Paraclito, Abogado e Intercesor, con tus dones a mi corazón y llename de tus frutos. Ven a mi interior y vive allí en forma permanente. Concédeme especialmente el don del temor de Dios, para vivir siempre en la misericordiosa presencia del Creador de la vida.

  3. Queridos Hermanos en Cristo:
    De verdad da gusto encontrar sitios donde se encuentran la inteligencia y la devoción, soy profesor de teología y entreno hermanos en la oración contemplativa y páginas como la de ustedes es un apoyo a la evangelización y profundización en la fe. Que Dios bendiga su apostolado digital. Y los artículos de preparación para Pentecostés han estado muy bellos, de nuevo ¡gracias!

    Fray Ricardo Villarreal Acosta OP

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