El Amor está por encima de la regla. Sta. Escolástica
La única fuente histórica sobre la vida de Santa Escolástica, hermana de San Benito, son los capítulos 33 y 34 del segundo libro de los Diálogos de San Gregorio Magno. Las noticias, legendarias que se añadieron, enriquecen poco la imagen sencilla e intensa de la santa. Parece que el nacimiento de los dos santos coincide: el año 480 en Nursia, dentro de una familia noble, siendo sus padres Eutropio y Abundancia, ambos aprendieron de sus padres la virtud y la fe cristiana. Por tanto, Benito y Escolástica probablemente fueron gemelos, y si no lo fueron anaglíficamente, sí lo fueron espiritualmente, se amaban mucho pues se quedaron huérfanos de madre en temprana edad, sus vidas fueron paralelas hasta la muerte, en el 547, transcurriendo solo 40 días desde la muerte de santa Escolástica a la de san Benito.
San Benito rige como Abad en el monasterio de Monte Casino, habiendo dado ya vida y forma a los benedictinos. Inspirado por Dios decide fundar en Plombariola el primer convento de religiosas benedictinas, ayudado por su hermana Escolástica, quedando como abadesa en su gobierno.
A pesar de estar tan cercanos los dos monasterios, Benito era muy estricto con las visitas, habían puesto un muro voluntario de separación y tan sólo una vez al año se veían, y aun separados de ambos Monasterios, en una casita que había entre ambos.
El día de la visita lo pasaban los dos hablando de temas espirituales.
Pocos días antes de la muerte de Escolástica, fue su hermano a visitarla y después de haber pasado el día entero en charlas religiosas, Benito se despidió y se dispuso a volver al monasterio. Era el primer jueves de Cuaresma del año 547.
Escolástica le pidió a su hermano que se quedara aquella noche charlando con ella acerca del cielo y de Dios. Él rehusó y ella imploró a Dios que escuchó su oración, desatándose una fuerte tormenta que impidió su marcha y así pudieron seguir juntos con sus coloquios espirituales hasta el día siguiente.
Benito regresó a su monasterio y a los tres días, al asomarse a la ventana de su celda vio una blanquísima paloma que volaba hacia el cielo. Entonces por inspiración divina supo que era el alma de su hermana que viajaba feliz hacia la eternidad. Envió a sus monjes a que trajeran su cadáver, y lo hizo enterrar en la tumba que se había preparado para él mismo. Pocos días después murió también el santo. Así los dos hermanos que vivieron toda la vida tan unidos espiritualmente, quedaron juntos en la tumba, mientras sus almas cantan eternamente las alabanzas a Dios en el cielo.
Hace catorce siglos que las reliquias de ambos hermanos, fundidas en el seno de la tierra madre, germinan incesantemente en frutos de santidad. Porque «todo lo que nace de Dios vence al mundo», sobrevive San Benito, en su monasterio y en su Orden, a todas las injurias de los tiempos. La vida oculta de Santa Escolástica tiene el valor de un símbolo. Ella encarna el poder de la oración contemplativa, «razón de ser de nuestros claustros», la que, en alas de un corazón virginal, lleno de fe, arrebata a los cielos su gracia y la derrama a torrentes sobre esta tierra.
Se invoca a Santa Escolástica contra los rayos y para obtener la lluvia.
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El Amor de Dios por sus Creacion y sus Creaturases Impresionante, no hay palabras que puedan expresarlo, solo Sus Hechos poemos contemplarlos, aun en las cosas mas pequenas e insignificantes.en la sencilles y especialmente En El Silencio. y todo en El Santo Nombre de Jesus.
Gracias por compartir esta vida ejemplar. Muy edificante.