MIÉRCOLES SANTO. ACOMPAÑAMIENTO

  MIÉRCOLES SANTO

(Is 50, 4-9a; Sal 68; Mt 26, 14-25)

ACOMPAÑAMIENTO

Me duele, Señor, la Palabra que este día se proclama en la liturgia, el recuerdo de la traición amiga, de la deslealtad terrible de aquel que ha gozado de tu confianza y ha recibido hasta el último momento señales de tu amor.

Me duele por mí, porque me veo tantas veces envuelto en mi egoísmo mezquino. Pero hoy quisiera ponerme a tu disposición y preguntarte como discípulo: -«¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?» (Mt 26, 17).

Querría tomar al profeta sus palabras: “Mi Señor me ha dado una lengua de iniciado, para saber decir al abatido una palabra de aliento” (Is 50, 4), y decirte, superando mis miedos, que deseo celebrar contigo la Pascua.

Sé que no valen los cumplimientos, que ya no es hora de palabras huecas. Al menos recuerda las que dice el salmista: “El Señor escucha a sus pobres, no desprecia a sus cautivos” (Sal 68).

Señor, no estás solo. Hoy hay muchos que se preparan para ir contigo donde Tú vayas, a la Cena, al Huerto, a la Cruz. ¡Cómo impresiona la fuerza de quienes dan la vida confesando tu nombre!

No te eches atrás, Señor. Gracias a tu ejemplo y testimonio, el sufrimiento, la contrariedad, el despojo, la desgracia, la prueba, hasta la muerte tienen un sentido distinto.

Es día de preparación, de obedecerte, de llevar a término tu deseo. Si quieres, déjame percibir en el corazón la moción concreta de lo que deseas. De todas formas, en el Evangelio está expresada de manera muy explícita tu voluntad.

Señor, que no dude nunca de ti ni haga inútil tu ofrenda.

P- Ángel Moero, Benafuente del Sistal

2 Comments on “MIÉRCOLES SANTO. ACOMPAÑAMIENTO

  1. Hno. Horacio de Jeaús Crucificado :F:M:V y del Santo NoOmbre

    ! Cuantas veces te he traicionado oh mi buen Jesús ¡ Me he olvidado de ti, te he vuelto la espalda muchas veces, te he condenado de nuevo a la cruz con mis pecados, y Tu Señor siempre estás ahí para darme la mano, para ayudarme, para perdonar mis faltas y olvidar mis errores. Infunde en mi corazón el, deseo inmenso de vivir esta semana de dolor a tu lado, permíteme caminar junto a ti en el camino que te conduce a la cruz. Hoy me duele haber ofendido a un Dios tan grande y tan misericordioso. Perdón por mi traición oh mi amado Jesús.

  2. ¡Señor, mi Jesús, mi Dios, mi hermano… Quiero besar tus pies, tus manos y derramar dentro de ti todo mi ser!, Ayúdame, iluminame realmente a ser el monje de entrega total

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