La paz del corazón
Un retiro espiritual puede ser un espacio-tiempo particular, un punto de inflexión, un remanso donde el río se tranquiliza y nos permite observar el paisaje de la costa y dejar de remar. El retiro asume su significado más profundo si lo allí vivido se incorpora a nosotros y nos acompaña luego en el regreso al cotidiano. ¿Será eso posible?
Dependerá de la acción de la gracia pero también de nuestra preparación y dedicación a ello y de algo no menos importante: el deseo profundo que tengamos de orientar nuestra vida hacia esa Presencia divina en la cual pretendemos vivir. La preparación importa. Del mismo modo que cuando observamos una pintura que nos deslumbra con su belleza, nos damos cuenta que fue realizada con arte (técnica más amor), dirigir nuestros pasos hacia la ermita interior y quedarnos a vivir allí, necesita de alguna ejercitación y de un ardiente anhelo de unión con Dios.
Una buena preparación para el retiro puede ser estar atentos a nuestro deseo de encontrar a Dios en cada momento de nuestra vida. No es algo que tenemos que construir ni alcanzar, eso ya nos ocurre. Todo lo que hacemos es buscar a Dios, desde el mismo momento en que aparecimos en este mundo. Pero no nos damos cuenta. Creemos que lo que buscamos es esto o aquello; determinada virtud, una pareja, más dinero, el reconocimiento de los demás, este objeto o aquella situación etc.
Sin embargo, si nos atendemos a nosotros mismos, descubrimos que detrás de esos deseos múltiples siempre deseamos la paz profunda, una felicidad que no termine, una vida que no se acabe. Eso es Dios mismo. Pero no el Dios idea o el Cristo conceptual, no una espiritualidad mental sino real. Deseamos la vida del Espíritu, esa certeza que nos torna serena y alegremente impasibles a las circunstancias de la vida.
Hacernos muy conscientes de esta búsqueda detrás de todas nuestras búsquedas, será un buen modo de preparar el alma a unos días de recogimiento y ejercitación. Aunque no basaremos el retiro en este librito específico, «La práctica de la presencia de Dios» del hermano Lorenzo, es un muy buen alimento que hemos de saborear despacio para regocijo del corazón. Un abrazo fraterno para todos, invocando el Santo Nombre del Señor Jesús.
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allí estaré querido Mario.
Que bueno Fernando! Siempre firme acompañando al blog. Cristo te cuide!
Saludos hermanos.
Me quedo con estas breves palabras: “Deseamos la vida del Espíritu, esa certeza que nos torna serena y alegremente impasibles a las circunstancias de la vida”.
Sólo por esto vale la pena el retiro.
Oramos para que sea provechoso.
Gracias una vez más por todo lo que nos comparten, es de una gran riqueza.
Un saludo invocando a Cristo el Señor.
Gracias a ti María! A ver si entre todos nos acercamos a una sensación más frecuente de esa Presencia que tanto anhelamos. Un abrazo fraterno en Cristo Jesús.
Gracias, creo que esos momentos son muy oportunos, para enraizar nuestras raíces en EL, que Dios ilumine a todos , los que puedan hacerlo, gracias
Hola Ana! Así es. De todos modos, si no puedes en esas fechas te lo enviaremos para que lo sigas cuando puedas. Un abrazo fraterno en Cristo.
gracias.
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