La paz del corazón
¿Qué es el aburrimiento, ese tedio o abulia que suele agarrarnos y donde todo nos parece monótono y perdemos la motivación?
El aburrimiento es el estado de ánimo que se impone cuando vivimos desde la memoria. Es decir, no miro sino que proyecto lo ya visto; no escucho sino que proyecto lo ya escuchado… es una simulación que se nos produce debido a un funcionamiento erróneo de la mente. Creemos vivir momentos nuevos que nos aburren cuando en verdad re-vivimos una especie de relato interior que habla desde la memoria.
No lo entiendo bien, ¿Podría explicarlo mejor?
Cada momento es irrepetible; lo que ocurre es siempre nuevo y trae significados e indicadores nuevos. Sin embargo la mente lo da por supuesto, por ya conocido, debido a que parece similar a otros momentos anteriores. Es como un relato, una voz en off que se va repitiendo mientras vivimos, sin que nos demos cuenta. Este relato dice algo así: «Ya sé lo que voy a sentir haciendo esto; ya sé lo que esa persona va a decir o hacer; esto es lo mismo de siempre y mañana será también lo mismo; ya sé lo que va a pasar con esto otro…» etc. etc.
Este dar por sentado pone un velo sobre los sentidos y en ese velo se proyecta la elaboración que hizo la memoria de los hechos ya ocurridos. El aburrimiento no deriva de lo que está pasando sino de una cierta anestesia de los propios sentidos y esto a raíz de un permanecer a la deriva en medio de las divagaciones, del murmullo constante de los pensamientos. Esto adormece, nos quita capacidad de percibir, de realmente estar entre las cosas y en el mundo. Es lo que solemos llamar cultura del «como si». Como si fuera que te escucho, como si fuera que estoy haciendo esto, como si fuera que estoy realmente vivo y viviendo la vida que tengo. Es como si estuviéramos fuera de fase, desalineados respecto de lo que es en cada instante.
¿Por qué nos pasa esto?
Debido a que la mente siempre está integrando lo que ya pasó (haciendo digestión de las vivencias) o imaginando lo que podría pasar; (especulando sobre como utilizar los elementos de que dispone en su beneficio) y como nosotros vivimos identificados con la vida de la mente, (como si los pensamientos fueran voluntarios y nuestra propia voz) nunca estamos donde estamos. Para verificar esto basta al final del día con sentarse un momento e intentar recordar el día. Y uno se sorprende de lo poco que recuerda. Esto es a raíz de que estuve «durmiendo» mientras estaba en medio de las actividades. Recuerdas que fuiste a la compra y que luego comiste… pero de eso ¿Qué y cuanto recuerdas? Por supuesto no porque haya que andar recordando lo vivido sino para tener una muestra de cuánto sonambulismo hay en nuestra jornada.
Nos ayudará revisar nuestras prioridades. Aprender a estar verdaderamente atentos es un modo de ser y estar que nos cambia por completo la vida. Se transforma la vida física, la mental y la percepción del mundo espiritual…
Continúa…
elsantonombre.org
La imagen fue extraída de Langosta literaria
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Hermoso por verdadero el comentario. Cuantas veces sentimos este vacío que nos hace pensar que Dios se nos va y no sabemos como sujetarlo. Y otras veces lo sentimos tan cerca. Hemos de aprovechar estos últimos para pedirle que no se aleje de nosotros. Que le necesitamos no solo dentro de nosotros, sino a nuestro lado. Que sin El no somos nada. Así lo siento yo.
Hola Pepa! Que gusto saber de ti. Amén amén a tu comentario. Cómo va ese grupo de meditación cristiana? Manda de vez en cuando invitación a vuestras reuniones para ponerlas en el blog debajo de algún post. Un abrazo fraterno invocando el Santo Nombre de Jesús
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Gracias, por este compartir, es una gran verdad aunque yo misma no sé que pase en mi y no se si llamarlo aburrimiento pues por momentos siento que es algo más que eso, siento que cuando más le busco menos lo encuentro y siento como si estuviera perdiendo el gusto de Dios, y nada me llena y experimento un gran vacío, perdón por lo que escribo ,gracias.
No hay nada que perdonar Gimena, compartires como el tuyo son muy útiles porque permiten abordar situaciones que a veces se atraviesan y es útil intercambiar sobre ello. Esto que dices… que sientes como si estuvieras perdiendo el gusto de Dios y ese vacío que adviertes es Dios mismo que te llama desde el corazón. Búscalo en ti, no fuera de ti. Invoca a Dios reclamando la plenitud para tu vida y pide luz para cambiar esos aspectos que te nublan y te hacen sentir vacío en lugar de Su presencia. Te recomiendo «La práctica de la presencia de Dios» del Hermano Lorenzo, es breve y práctico, sabe orientar ese monje humilde y sincero. Cualquier cosa nos dices y conversamos. Intercambiar con otros o hacerse acompañar por gente con las mismas búsquedas puede romper el agobio y ampliar los horizontes. Un abrazo fraterno invocando el Santo Nombre de Jesús.