La paz del corazón
«Lo primero que has de saber es que no hay actos nimios o insignificantes. En el mundo espiritual, vale decir en lo que es real, todas las acciones son importantes. A esto permanecemos ciegos casi siempre. Cada comportamiento nos abre o nos cierra una puerta, nos eleva o nos hunde, nos ilumina o nos sumerge en la oscuridad…
En nuestro proceso de divinización hemos de formarnos adecuadamente; la sustancia espiritual que nos constituye es delicada y finísima, sus hebras son luego el cuerpo angélico al cual estamos destinados y para el cuál fuimos concebidos. Nuestro ser más íntimo se fortalece o se debilita según la índole de nuestras acciones aquí, en esta tierra.
Todo lo que hacemos es entonces importante. El modo en que revuelves la verdura en la olla, la atención que pones a tus pasos mientras recorres el claustro, la reverencia que aplicamos en las oraciones, el modo en que saludas al hermano en el refectorio o el cuidado que pones al trabajar el huerto. Pero has de saber, que esta importancia no resulta de un favor o de un castigo del Señor, sino de nuestra propia naturaleza como espíritus creados…
En cada labor adoptamos una forma acorde a la tarea. Esto que adopta la forma es lo que somos. Puro espíritu hijo de Dios, como la chispa que sale de un fuego crepitante, llevamos en nosotros la incandescencia divina. Cuando abrazas te haces abrazo, cuando odias te haces flecha iracunda; cuando pones orden en las cosas te armonizas, cuando escuchas te pareces a un cuenco acogedor…»
Son fragmentos de una carta de Esteban.
Aquí, otro texto sobre el mismo tema de 2023
La reflexión para hoy en el blog del padre José Antonio
El Señor es mi luz y mi salvación (Reflexión compartida por la Hna. Cristina Muñoz)
Todo es importante!
No existe nada que podamos hacer de manera descuidada.
Todo incide en nuestra divinización.
El ser o no ser. A cada instante se nos presenta la opción de ser o no ser.