Doy gracias a Dios una vez más por poder profundizar en esta semana, en el sentido de la compunción y cómo vivo esta actitud del corazón en mi vida de todos los días… Ese, «¡ay de mí!» que escuchó el anciano me hace recordar otras expresiones en la vida de los santos, que de igual modo, llegaron a configurarse de tal modo con Jesús, que reconocieron su indignidad y lloraron sus pecados, aceptando la mirada compasiva de Dios que eleva a los que se humillan… Hermanos, que la sabiduría de los padres y madres del desierto y la sabiduría monástica nos siga iluminando. El Señor les de la paz!
Queridos hermanos, el Señor les de la paz!!!
«Las lágrimas son mi pan, noche y día», dice el salmista… qué importante es contar con la comunidad cuando se necesita de la contención… cuando se busca un corazón reconciliado. Como tú dices Mario, a mí me sucede que al mirar mi caminar, veo crecer mi vida interior, y en los momentos cuando más creció, fue luego de un fracaso asumido y elaborado, en la oración y en la calidéz de un maestro espiritual. Como dicen los antíguos monjes, Dios quiere hacer de nosotros templos de su Espíritu, por eso nos ofrece los momentos de purificación.
Dios nos siga acompañando!
¿Seremos capaces de dejar el éxito, los aplausos, la vanagloria… solo por las lágrimas de nuestros pecados? Frente a Dios no podemos más que reconocernos esto y nada más… al decir de San Francisco de Asís… la sencilléz de palabras de pensamientos, de anhelos, hace que no haya en nuestro corazón más que el deseo de Dios, como decía San Rafael Arnaiz, «solo Dios», con toda esa carga de entrega y pasión a la voluntad de Dios. Todo un movimiento interior que me hace reconocerme pequeño y necesitado de la misericordia… Que el Señor nos ayude hermanos/as en este camino.
Apreciado Hermano únicamente cuando entramos en nuestro interior y somos capaces de reconocer la huella divina de la que somos portador@s, logramos encontrarnos con nosotr@s mism@s. Seguramente surgirán lágrimas, algunas de dolor por nuestros fracasos pero muchísimas de gozo, porque Aquel que nos amó primero nos reviste con su misericordia.
En mi experiencia, solo gran cantidad de golpes reiterados me permitió -un poco- caer en cuenta de mi mal hacer, de mi pecado como norma de vida. Agradezco mucho los frecuentes fracasos. He sido muy obstinado. Cuando estuve arrinconado no tuve mas remedio que orar y a partir de allí todo empezó a mejorar.
Un abrazo en Cristo.
Hermano Julio, cuánta sabiduría en los apotegmas con que nos regala cada semana. Soy laica, debo aclararlo, y siento que voy creciendo espiritualmente a través de la Fraternidad. Vivo en Gonnet, La Plata,República Argentina y ayer día de San Benito fuí a la Abadía en Palermo. Aunque ya no hay benedictinos allí, se celebró especialmente; sentí la necesidad de pedir la intercesión del glorioso Abad ante Nuestro Señor, para que el mal no pueda contra nuestra querida Patria, que proteja su tradición cristiana fundacional y su célula familiar naturalmente constituida. Gracias por toda la riqueza que nos dan.
Estimada Hermana, ciertamente los dichos de quienes nos precedieron en la vida monástica tienen un valor muy especial para nosotros y nosotras. Quiera Dios que nuestra generación sea capaz de generar su propia experiencia de Dios y transmitirla a quienes nos releven en esta tarea.
Te cuento que, según la tradición, San Benito era laico y según nos deja entrever en la Regla (RB 60) era bastante estricto con los clérigos. De hecho, en la tradición monástica que sigue la regla de Benito, la mayoría de los integrantes del monasterio son personas laicas.
Gracias hemano Julio por esas motivaciones tan poderosas y las cuales las podemos disfrutar todos los dias. Son gotas de saber para aprender a vivir de acuerdo a la voluntad de Dios.
Hno. Julio:
Gracias por los regalos de los apotegmas, son como llamas luminosa puestas por tu generosidad en mi camino.No entiendo adecuadamente para mi la parte final del apotegma del dia martes 6 de julio. Dios te cuide.
Apreciado Hermano, dentro de la antigua tradición monástica, tanto en los eremitorios como en las lauras, era una práctica fundamental reunirse una vez a la semana para la Eucaristía y el Agape. Estas dos actividades eran escenciales y estaban entrelazadas. El ágape muchas veces se celebraba en la propia iglesia (templo).
El abad Juan critica la conducta de este monje que ríe durante el ágape. La risa no era bien vista en la tradición monástica. Más bien la vida monástica era identificada con el martirio, la austeridad y la sobriedad.
En la línea temática en que nos encontramos, la compunción del corazón, es decir, esa actitud de arrepentimiento y de reconocimiento de la finitud humana frente al Ser Infinito, la risa tal vez distorcionante de ese monje, resulta inapropiada al abad Juan. Tal vez porque consideraba, al igual que muchos maestros de la vida monástica, que la risa y la vida monástica no debían ir de la mano.
Actitud similar, tendrían la mayoría de las personas que participando de la Misa Dominical en sus parroquias, con las tradicionales posturas y actitudes de devoción y una persona de la asamblea se pone a reír. Si no es el sacerdote, seguramente alguien de la asamblea le llamaría la atención sin preguntar la causa de esa risa. Puesto que se espera que nuestra actitud sea solemne.
Exactamente, Hno. Julio, eso mismo meditaba hoy… digamos que la compunción del corazón, no es una práctica común, tampoco el término… pero si el de conversión, vida de penitencia, transformación… Resulta con frecuencia que en lugares sacros, uno se encuentra con la falta de respeto, como si se estuviera en un museo, muchos sacan fotos, otros observan como si fueran reliquias del pasado, otros no se explican como en un monasterio hoy puedan existir todavía personas que vivan así…
Llorar, mirarnos por dentro, escuchar nuestras propias sombras, y dejarnos iluminar por Dios, he aquí nuestro camino… mucha paz!!!
Cargando...
Las lágrimas del abad Arsenio, me remiten a la compunsión del corazón… tener delante de los ojos «siempre» nuestra condición de pecadores, nos hace transitar el camino de la humildad… llorar nuestros pecados, es experimentarnos como aquellos que se acercaron a Jesús clamando la compasión, rogando «piedad»… nada más sanador y restaurador. Ojalá todos tengamos que usar telas en los pechos para dejar caer nuestras lágrimas, lágrimas de conversión. Abrazo a todos/as.
Estas sentencias de los Padres y las Madres del desierto nos transmiten sus enseñanzas y testimonios sobre la vida monástica. Son mojones en nuestro camino y cada uno de ellos es portador de un mensaje para las monjas y los monjes de hoy.
Hermano Julio: gracias por compartirnos estos dichos breves, llenos de sustancia que nos permiten seguir escalando con firmeza la meta a la que hemos sido llamados desde siempre.
Un saludo para todos
Estimado Hermano, estos dichos encierran la sabiduría de quienes nos precedieron en el camino del monacato. En mi año de noviciado, hace ya mucho, disfruta leerlos a la hora de la siesta, sin comprender algunas veces las enseñanzas que encerraban. A través de leerlos y volver a leerlos, repetir algunos hasta aprenderlos de memoria, empecé a descubrir la enseñanza de esos hombres y esas mujeres que construyeron el monacato. Un abrazo.
Hno. Julio
Gracias, por compartir la transparencia del monasterio, lo que es vivir entregado completamente al Señor en una vida contemplativa, llena de amor, ternura a Jesús en la Eucaristía, que la Paz en la Luz del Evangelio nos ilumine a seguirlo y servirle de esta hermosura ternura. Amén.
Cada quien sigue la vocación monástica donde siente que el Señor lo llama y lo coloca -la famosa estabilidad benedictina-. Estuve muchas años en el monasterio pero actualmente disfruto, como muchos de los antiguos monjes, vivir la vida monástica en la periferia de la ciudad. En este estilo de vida, los apotegmas han sido muy últiles a la hora de discernir: estilo de vida, forma de oración, función de la celda, el servicio a las demás personas, la lectio … Pido a Dios que estos apotegmas iluminen y guíen sus diversas experiencias monásticas.
Un abrazo.-
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Cuanta Paz y Gozo, dan la soledad y el silencio, solo quien la experimenta puede expresarlo, muchas gracias hermano Julio por el apotegma de hoy martes, sigamos a la espera como María, mujer de soledad y Silencio, en ella vemos anticipada nuestra salvación.
Bella reflexión, no hay como la obediencia, estemos a la escucha del mandato de Dios.
Juan Diego
Estimado Hermano, de la gran colección de dichos éste es mi preferido. La celda es la escuela donde aprendemos a ser monjes y monjas. Ella es testigo de nuestras debilidades y de nuestras fortalezas. Ella es el espacio con nuestro Amado. Un abrazo.
En nuestro corazón, todos anhelamos encontrar el camino de la salvación… de la felicidad… cuántas veces le pedimos a Dios que nos muestre ese camino… Y en esa humilde confianza se escucha el susurro de Dios… nos muestra por donde transitar… el «huir» de los hombres que escuchó Arsenio, es para mí, huir al silencio y al encuentro con Dios… en ese lugar a solas… pido a Dios que ese espacio crezca en mi corazón a pesar de las infinitas demandas externas…
Ciertamente, el huir que escuchó Arsenio es la llamada divina al encuentro pleno en el silencio y la soledad con la Palabra, como Elías en el Horeb. Ella hace fecunda nuestra vida (Is. 55,10-11), Un abrazo.-
Hermoso el apotegma de hoy (jueves 16),busquemos el diálogo silencioso en la soledad de nuestro desierto.
Felicitaciones hermano Julio y muchas gracias.
Queridos hermanos/as, esta vez les escribo para pedirles oración… en nuestro país, Argentina, se está debatiendo una ley para aprobar el matrimonio entre personas del mismo sexo… con las iglesias evangélicas, con otros hermanos de varias religiones y desde la Iglesia católica que peregrina en este bendito país, nos pronunciamos a favor del matrimonio entre el varón y la mujer… el 14 de julio el Senado de la Nación debe pronunciarse… se que en esta fraternidad hay hermanos/as de varios países, y quizás en alguno de ellos esta ley ya está aprobada, no lo se… pero existen muchos intereses políticos y económicos que mueven esta postura, no parece notarse que el interés por la igualdad de derechos sea la motivación principalde nuestros hermanos homosexuales, lesbianas y transexuales… hay mucha agresión, posturas cerradas de uno y otro lado… conservadores y supuestos «renovadores»… quizás todo esto nos mueva a volver con más compromiso y responsabilidad sobre la vivencia de nuestra fe y a tomar más en serio la formación permanente…
Como dice el apotegma del día 12, la oración es tan poderosa, que logra cosas increíbles… les pido que se unan a nuestra oración…Un abrazo fraterno a todos/as…
Una síntesis de la enseñanza de los Padres del Desierto sobre la oración podría ser la siguiente, a manera de conclusión de este tema.
Los monjes y las monjas buscan practicar la oración en el silencio y la soledad.
Ella requiere esfuerzo durante toda la vida, constancia y vigilancia. Vence los obstáculos que se presentan en la vida del monje y de la monja. Tiene que ser frecuente – incesante y breve. Y acompañar las distintas actividades de la vida monástica incluido el trabajo.
La oración transfigura.
Esta semana iniciamos una nueva serie de apotegamas centrados en la temática de la hesiquía.
Me gusta mucho el apotegma de hoy viernes. Y todos en general.
Creo que el trabajo manual es importante, o al menos mantenerse a si mismo, para evitar caer en una tendencia marginal negativa, que tiende a vivir de los demás, justificando esto en la consagración de vida.
Los saludo fraternalmente en reemplazo de Mario.
Qué importante es lograr la oración incesante… mientras trabajo, como, estudio o simplemente viajo a mi trabajo, a la universidad… Su presencia siempre es un impulso vital para quienes queremos respirar y experimentarlo PRESENTE.
Ahondar en esto es invertir nuestro tiempo en algo tan valioso, como vivir desde adentro, sin caer en lo superficial, que a veces nos invade desde fuera.
Sigamos caminando…
Están muy buenos los apotegmas Julio, vienen bien para meditar diariamente. El de hoy martes me ha gustado especialmente. Verdaderamente la oración debe ser una con el instante. Me aconsejaban que a veces con la jaculatoria otras con la actitud interior, pero que la oración debe ser continua si se quiere construir la celda interior.
Un saludo a todos.
Doy gracias a Dios por esta nueva modalidad… querido Hno. Julio oramos por vos y este servicio para toda la comunidad… Y tomar los apotegmas me parece un acierto… sería bueno, ya que vamos por este camino, tomar algo de las madres del desierto también… El Padre Pío decía que la oración es la llave que abre el corazón de Dios… Orar con temor y temblor… esto me cuestiona mucho… pone en discernimiento mi oración… Muchas veces me pregunto, cuando voy a la oración, en ella, ¿hago algo? o, ¿simplemente soy ahí? Francisco de Asís decía que la oración era la respiración del amor… algo similar a lo que más delante dirá Juan de la Cruz, estar frente al amado… trato cada día de que mi oración sea simplemente un estar allí frente a él, sin poner objeciones… y comenzar a transitar el hermoso camino de la purificación.
Agradezco el aporte que realizas y el recorrido por el que brevemente nos conduces a través de esos grandes santos. Con respecto a las Madres del Desierto, lamentablemente no tengo mucho material, solo algo de Melania. Pero me pondré a buscar. Un abrazo.-
El Abad Arsenio, al igual que tantos hombres y mujeres de Dios, descubrió en el silencio y la soledad de la noche, la compañía de Aquel que se manifiesta en la suave brisa nocturna. Este apotegma me invita a ponerme en camino buscando la montaña de Dios, el encuentro en la oración íntima y silenciosa con quien es Origen y Destino de todo y de tod@s.
Este apotegma me provoca muchos deseos de imitación, de pedir la gracia de la oración profunda. Porque Abad Arsenio para hacer eso debía tener en su interior la experiencia personal de Dios. La adquisición de esa experiencia me parece una meta que colma la vida de sentido.
mario de Cristo Salvador
«Toda la vida de oracion del Monje es y debe ser una vida de oración en el Espiritu. Es el Espiritu de Cristo, a la vez que ora en nosostros en la Liturgia.» (Thomas Merton, Camino Monastico)
Doy gracias a Dios una vez más por poder profundizar en esta semana, en el sentido de la compunción y cómo vivo esta actitud del corazón en mi vida de todos los días… Ese, «¡ay de mí!» que escuchó el anciano me hace recordar otras expresiones en la vida de los santos, que de igual modo, llegaron a configurarse de tal modo con Jesús, que reconocieron su indignidad y lloraron sus pecados, aceptando la mirada compasiva de Dios que eleva a los que se humillan… Hermanos, que la sabiduría de los padres y madres del desierto y la sabiduría monástica nos siga iluminando. El Señor les de la paz!
Queridos hermanos, el Señor les de la paz!!!
«Las lágrimas son mi pan, noche y día», dice el salmista… qué importante es contar con la comunidad cuando se necesita de la contención… cuando se busca un corazón reconciliado. Como tú dices Mario, a mí me sucede que al mirar mi caminar, veo crecer mi vida interior, y en los momentos cuando más creció, fue luego de un fracaso asumido y elaborado, en la oración y en la calidéz de un maestro espiritual. Como dicen los antíguos monjes, Dios quiere hacer de nosotros templos de su Espíritu, por eso nos ofrece los momentos de purificación.
Dios nos siga acompañando!
¿Seremos capaces de dejar el éxito, los aplausos, la vanagloria… solo por las lágrimas de nuestros pecados? Frente a Dios no podemos más que reconocernos esto y nada más… al decir de San Francisco de Asís… la sencilléz de palabras de pensamientos, de anhelos, hace que no haya en nuestro corazón más que el deseo de Dios, como decía San Rafael Arnaiz, «solo Dios», con toda esa carga de entrega y pasión a la voluntad de Dios. Todo un movimiento interior que me hace reconocerme pequeño y necesitado de la misericordia… Que el Señor nos ayude hermanos/as en este camino.
Apreciado Hermano únicamente cuando entramos en nuestro interior y somos capaces de reconocer la huella divina de la que somos portador@s, logramos encontrarnos con nosotr@s mism@s. Seguramente surgirán lágrimas, algunas de dolor por nuestros fracasos pero muchísimas de gozo, porque Aquel que nos amó primero nos reviste con su misericordia.
Un abrazo.
En mi experiencia, solo gran cantidad de golpes reiterados me permitió -un poco- caer en cuenta de mi mal hacer, de mi pecado como norma de vida. Agradezco mucho los frecuentes fracasos. He sido muy obstinado. Cuando estuve arrinconado no tuve mas remedio que orar y a partir de allí todo empezó a mejorar.
Un abrazo en Cristo.
Hermano Julio, cuánta sabiduría en los apotegmas con que nos regala cada semana. Soy laica, debo aclararlo, y siento que voy creciendo espiritualmente a través de la Fraternidad. Vivo en Gonnet, La Plata,República Argentina y ayer día de San Benito fuí a la Abadía en Palermo. Aunque ya no hay benedictinos allí, se celebró especialmente; sentí la necesidad de pedir la intercesión del glorioso Abad ante Nuestro Señor, para que el mal no pueda contra nuestra querida Patria, que proteja su tradición cristiana fundacional y su célula familiar naturalmente constituida. Gracias por toda la riqueza que nos dan.
Estimada Hermana, ciertamente los dichos de quienes nos precedieron en la vida monástica tienen un valor muy especial para nosotros y nosotras. Quiera Dios que nuestra generación sea capaz de generar su propia experiencia de Dios y transmitirla a quienes nos releven en esta tarea.
Te cuento que, según la tradición, San Benito era laico y según nos deja entrever en la Regla (RB 60) era bastante estricto con los clérigos. De hecho, en la tradición monástica que sigue la regla de Benito, la mayoría de los integrantes del monasterio son personas laicas.
Un abrazo.
Gracias Julio, por tu tarea.
Un abrazo en Cristo.
Gracias. En esta «escuela del servicio divino» estamos para enriquecernos mutuamente. Un abrazo y buena semana.
Gracias hemano Julio por esas motivaciones tan poderosas y las cuales las podemos disfrutar todos los dias. Son gotas de saber para aprender a vivir de acuerdo a la voluntad de Dios.
Hno. Julio:
Gracias por los regalos de los apotegmas, son como llamas luminosa puestas por tu generosidad en mi camino.No entiendo adecuadamente para mi la parte final del apotegma del dia martes 6 de julio. Dios te cuide.
Apreciado Hermano, dentro de la antigua tradición monástica, tanto en los eremitorios como en las lauras, era una práctica fundamental reunirse una vez a la semana para la Eucaristía y el Agape. Estas dos actividades eran escenciales y estaban entrelazadas. El ágape muchas veces se celebraba en la propia iglesia (templo).
El abad Juan critica la conducta de este monje que ríe durante el ágape. La risa no era bien vista en la tradición monástica. Más bien la vida monástica era identificada con el martirio, la austeridad y la sobriedad.
En la línea temática en que nos encontramos, la compunción del corazón, es decir, esa actitud de arrepentimiento y de reconocimiento de la finitud humana frente al Ser Infinito, la risa tal vez distorcionante de ese monje, resulta inapropiada al abad Juan. Tal vez porque consideraba, al igual que muchos maestros de la vida monástica, que la risa y la vida monástica no debían ir de la mano.
Actitud similar, tendrían la mayoría de las personas que participando de la Misa Dominical en sus parroquias, con las tradicionales posturas y actitudes de devoción y una persona de la asamblea se pone a reír. Si no es el sacerdote, seguramente alguien de la asamblea le llamaría la atención sin preguntar la causa de esa risa. Puesto que se espera que nuestra actitud sea solemne.
Un abrazo. Hno. Julio.-
Exactamente, Hno. Julio, eso mismo meditaba hoy… digamos que la compunción del corazón, no es una práctica común, tampoco el término… pero si el de conversión, vida de penitencia, transformación… Resulta con frecuencia que en lugares sacros, uno se encuentra con la falta de respeto, como si se estuviera en un museo, muchos sacan fotos, otros observan como si fueran reliquias del pasado, otros no se explican como en un monasterio hoy puedan existir todavía personas que vivan así…
Llorar, mirarnos por dentro, escuchar nuestras propias sombras, y dejarnos iluminar por Dios, he aquí nuestro camino… mucha paz!!!
Las lágrimas del abad Arsenio, me remiten a la compunsión del corazón… tener delante de los ojos «siempre» nuestra condición de pecadores, nos hace transitar el camino de la humildad… llorar nuestros pecados, es experimentarnos como aquellos que se acercaron a Jesús clamando la compasión, rogando «piedad»… nada más sanador y restaurador. Ojalá todos tengamos que usar telas en los pechos para dejar caer nuestras lágrimas, lágrimas de conversión. Abrazo a todos/as.
Gracias Hermano !
No sabes cuanta paz y bien, me hizo leer (escuchar dentro) estos text0s.
El Señor te bendiga y nos acompañe siempre.
Osvaldo
Estimado Hermano, gracias por tus deseos.
Estas sentencias de los Padres y las Madres del desierto nos transmiten sus enseñanzas y testimonios sobre la vida monástica. Son mojones en nuestro camino y cada uno de ellos es portador de un mensaje para las monjas y los monjes de hoy.
Un abrazo.
Hermano Julio: gracias por compartirnos estos dichos breves, llenos de sustancia que nos permiten seguir escalando con firmeza la meta a la que hemos sido llamados desde siempre.
Un saludo para todos
Estimado Hermano, estos dichos encierran la sabiduría de quienes nos precedieron en el camino del monacato. En mi año de noviciado, hace ya mucho, disfruta leerlos a la hora de la siesta, sin comprender algunas veces las enseñanzas que encerraban. A través de leerlos y volver a leerlos, repetir algunos hasta aprenderlos de memoria, empecé a descubrir la enseñanza de esos hombres y esas mujeres que construyeron el monacato. Un abrazo.
Hno. Julio
Gracias, por compartir la transparencia del monasterio, lo que es vivir entregado completamente al Señor en una vida contemplativa, llena de amor, ternura a Jesús en la Eucaristía, que la Paz en la Luz del Evangelio nos ilumine a seguirlo y servirle de esta hermosura ternura. Amén.
Estimado Hermano:
Cada quien sigue la vocación monástica donde siente que el Señor lo llama y lo coloca -la famosa estabilidad benedictina-. Estuve muchas años en el monasterio pero actualmente disfruto, como muchos de los antiguos monjes, vivir la vida monástica en la periferia de la ciudad. En este estilo de vida, los apotegmas han sido muy últiles a la hora de discernir: estilo de vida, forma de oración, función de la celda, el servicio a las demás personas, la lectio … Pido a Dios que estos apotegmas iluminen y guíen sus diversas experiencias monásticas.
Un abrazo.-
Cuanta Paz y Gozo, dan la soledad y el silencio, solo quien la experimenta puede expresarlo, muchas gracias hermano Julio por el apotegma de hoy martes, sigamos a la espera como María, mujer de soledad y Silencio, en ella vemos anticipada nuestra salvación.
Bella reflexión, no hay como la obediencia, estemos a la escucha del mandato de Dios.
Juan Diego
Estimado Hermano, de la gran colección de dichos éste es mi preferido. La celda es la escuela donde aprendemos a ser monjes y monjas. Ella es testigo de nuestras debilidades y de nuestras fortalezas. Ella es el espacio con nuestro Amado. Un abrazo.
En nuestro corazón, todos anhelamos encontrar el camino de la salvación… de la felicidad… cuántas veces le pedimos a Dios que nos muestre ese camino… Y en esa humilde confianza se escucha el susurro de Dios… nos muestra por donde transitar… el «huir» de los hombres que escuchó Arsenio, es para mí, huir al silencio y al encuentro con Dios… en ese lugar a solas… pido a Dios que ese espacio crezca en mi corazón a pesar de las infinitas demandas externas…
Ciertamente, el huir que escuchó Arsenio es la llamada divina al encuentro pleno en el silencio y la soledad con la Palabra, como Elías en el Horeb. Ella hace fecunda nuestra vida (Is. 55,10-11), Un abrazo.-
Hermoso el apotegma de hoy (jueves 16),busquemos el diálogo silencioso en la soledad de nuestro desierto.
Felicitaciones hermano Julio y muchas gracias.
Gracias Hno. Benito de Jesús. Bendiciones.
Queridos hermanos/as, esta vez les escribo para pedirles oración… en nuestro país, Argentina, se está debatiendo una ley para aprobar el matrimonio entre personas del mismo sexo… con las iglesias evangélicas, con otros hermanos de varias religiones y desde la Iglesia católica que peregrina en este bendito país, nos pronunciamos a favor del matrimonio entre el varón y la mujer… el 14 de julio el Senado de la Nación debe pronunciarse… se que en esta fraternidad hay hermanos/as de varios países, y quizás en alguno de ellos esta ley ya está aprobada, no lo se… pero existen muchos intereses políticos y económicos que mueven esta postura, no parece notarse que el interés por la igualdad de derechos sea la motivación principalde nuestros hermanos homosexuales, lesbianas y transexuales… hay mucha agresión, posturas cerradas de uno y otro lado… conservadores y supuestos «renovadores»… quizás todo esto nos mueva a volver con más compromiso y responsabilidad sobre la vivencia de nuestra fe y a tomar más en serio la formación permanente…
Como dice el apotegma del día 12, la oración es tan poderosa, que logra cosas increíbles… les pido que se unan a nuestra oración…Un abrazo fraterno a todos/as…
Estimad@s tengan paz.
Una síntesis de la enseñanza de los Padres del Desierto sobre la oración podría ser la siguiente, a manera de conclusión de este tema.
Los monjes y las monjas buscan practicar la oración en el silencio y la soledad.
Ella requiere esfuerzo durante toda la vida, constancia y vigilancia. Vence los obstáculos que se presentan en la vida del monje y de la monja. Tiene que ser frecuente – incesante y breve. Y acompañar las distintas actividades de la vida monástica incluido el trabajo.
La oración transfigura.
Esta semana iniciamos una nueva serie de apotegamas centrados en la temática de la hesiquía.
Buena semana.
Hno. Julio.
Me gusta mucho el apotegma de hoy viernes. Y todos en general.
Creo que el trabajo manual es importante, o al menos mantenerse a si mismo, para evitar caer en una tendencia marginal negativa, que tiende a vivir de los demás, justificando esto en la consagración de vida.
Los saludo fraternalmente en reemplazo de Mario.
Qué importante es lograr la oración incesante… mientras trabajo, como, estudio o simplemente viajo a mi trabajo, a la universidad… Su presencia siempre es un impulso vital para quienes queremos respirar y experimentarlo PRESENTE.
Ahondar en esto es invertir nuestro tiempo en algo tan valioso, como vivir desde adentro, sin caer en lo superficial, que a veces nos invade desde fuera.
Sigamos caminando…
Gracias por los aportes Hermano Jorge María, me resultan útiles.
Le mando un saludo fraterno en el amor a Cristo.
Están muy buenos los apotegmas Julio, vienen bien para meditar diariamente. El de hoy martes me ha gustado especialmente. Verdaderamente la oración debe ser una con el instante. Me aconsejaban que a veces con la jaculatoria otras con la actitud interior, pero que la oración debe ser continua si se quiere construir la celda interior.
Un saludo a todos.
Doy gracias a Dios por esta nueva modalidad… querido Hno. Julio oramos por vos y este servicio para toda la comunidad… Y tomar los apotegmas me parece un acierto… sería bueno, ya que vamos por este camino, tomar algo de las madres del desierto también… El Padre Pío decía que la oración es la llave que abre el corazón de Dios… Orar con temor y temblor… esto me cuestiona mucho… pone en discernimiento mi oración… Muchas veces me pregunto, cuando voy a la oración, en ella, ¿hago algo? o, ¿simplemente soy ahí? Francisco de Asís decía que la oración era la respiración del amor… algo similar a lo que más delante dirá Juan de la Cruz, estar frente al amado… trato cada día de que mi oración sea simplemente un estar allí frente a él, sin poner objeciones… y comenzar a transitar el hermoso camino de la purificación.
Estimado Hermano, mucha paz.
Agradezco el aporte que realizas y el recorrido por el que brevemente nos conduces a través de esos grandes santos. Con respecto a las Madres del Desierto, lamentablemente no tengo mucho material, solo algo de Melania. Pero me pondré a buscar. Un abrazo.-
El Abad Arsenio, al igual que tantos hombres y mujeres de Dios, descubrió en el silencio y la soledad de la noche, la compañía de Aquel que se manifiesta en la suave brisa nocturna. Este apotegma me invita a ponerme en camino buscando la montaña de Dios, el encuentro en la oración íntima y silenciosa con quien es Origen y Destino de todo y de tod@s.
Este apotegma me provoca muchos deseos de imitación, de pedir la gracia de la oración profunda. Porque Abad Arsenio para hacer eso debía tener en su interior la experiencia personal de Dios. La adquisición de esa experiencia me parece una meta que colma la vida de sentido.
mario de Cristo Salvador
«Toda la vida de oracion del Monje es y debe ser una vida de oración en el Espiritu. Es el Espiritu de Cristo, a la vez que ora en nosostros en la Liturgia.» (Thomas Merton, Camino Monastico)
La oración es tan poderosa ,que es capaz de hacerle violencia al mismo Dios.
anónimo