La paz del corazón
El mejor modo de tomar en serio las Bienaventuranzas evangélicas es servirnos de ellas como de un espejo para un examen de conciencia verdaderamente «evangélico». Toda la Escritura, dice Santiago, es como un espejo en le que el creyente debe mirarse con calma, sin prisa, para conocer verdaderamente «como es» (cf. St 1 23-25), pero la página de las bienaventuranzas lo es de manera única.
¿soy podre de espíritu, pobre dentro, abandonado en todo Dios? ¿Soy libre y estoy desapegado de los bienes terrenos? ¿Qué representa el dinero par mí? ¿Trato de seguir un estilo de vida sobrio y simple, como conviene a quien quiere testimoniar el evangelio? ¿Tomo en serio el problema de la espantosa pobreza no elegida sino impuesta a tantos millones de hermanos mío?
¿Considero la aflicción como una desgracia y un castigo, tal como lo hace la gente del mundo, o como una oportunidad de parecerme a Cristo? ¿Cuáles son los motivos de mis tristezas?: los mismos de Dios o los del mundo? ¿Trato de consolar a los demás o sólo ser consolado yo? ¿Sé guardar como un secreto entre Dios y yo algún contrariedad, sin hablar de ello a diestro y siniestro?
¿Soy humilde? Hay una violencia de las acciones, pero también hay una violencia de las palabras y de los pensamientos. ¿Domino la ira fuera y dentro de mi? ¿Soy amable y afable con quien está cerca de mí?
¿Tengo hambre y sed de santidad? ¿Tiendo a la santidad o desde hace tiempo me he resignado ala mediocridad y a la tibieza? El hambre material de millones de personas, ¿pone en crisis mi búsqueda continua de comodidad, mi estilo de vida burgués? ¿Me doy cuenta de en qué medida yo y el mundo en que vivo nos encontramos en la situación del rico epulón?
¿Soy misericordioso? Ante la equivocación de un hermano, de un colaborador, ¿reacciono con el juicio o con la misericordia? Jesús sentía compasión por las multitudes: ¿y yo? ¿He sido también yo alguna vez el siervo perdonado que no sabe perdonar? ¿Cuántas veces he pedido y recibido a la ligera la misericordia de Dios por mis pecados, sin darme cuenta de a qué precio me la ha procurado Cristo?
¿Soy puro de corazón? ¿Puro en las intenciones? ¿Digo sí y no como Jesús? Hay una pureza del corazón , una pureza de los labios, una pureza de los ojos, una pureza del cuerpo… ¿Trato de cultivar todas estas purezas tan necesarias especialmente par las almas consagradas? Lo opuesto más directamente a la pureza de corazón es la hipocresía. ¿A quien me esfuerzo por agradar en mis acciones: a Dios o a los hombres?
¿Soy agente de paz? ¿Pongo paz entre las partes? ¿Cómo me comporto en las conflictos de opiniones, de intereses? ¿Me esfuerzo por referir siempre y sólo el bien, las palabras positivas, dejando caer el mal al vacío, los chismes, lo que puede sembrar discordia? ¿Está la paz de Dios en mi corazón, y si no, por qué?
¿Estoy dispuesto a sufrir algo en silencio por el Evangelio? ¿Cómo reacciono ante alguna ofensa o desaire que recibo? ¿Participo íntimamente en los sufrimientos de tantos hermanos que sufren verdaderamente por la fe, o por la justicia social y la libertad?
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Homilías del P. Cantalamessa sobre Bienaventuranzas
1: La Bienaventuranzas Evangélicas
2: Bienaventurados los mansos porque poseerán la tierra
3: Bienaventurados los que tenéis hambre ahora, porque seréis saciados
4: Bienaventurados los misericordiosos porque ellos alcanzarán misericordia
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Las bienaventuranzas y el padre nuestro son dos formas de pensar, sentir de vivir del Señor Jesùs y de los cuatro evangelios y toda la biblia, la manifestaciòn del amor de nuestro Padre Dios.
No es mejor » pobres por el espiritu » osea, por la invitacion fuerte del «espiritu » a la santa pobreza evangelica, que el que se dice habitualmente » pobres de espíritu » que parece mas bien un pusilanime, un tontiloncio ?
Lo mismo cabria decir de los perseguidos » por la justicia » cuya mejor lectura seria perseguidos » por la causa de la justicia » de este modo y como ejemplo, Monseñor San Romero del Salvador, es un bien aventurado, pues fue asesinado por esta causa de la justicia, mientras que tambien como ejemplo, un Barcenas, no lo es, por que aunque perseguido por la justicia, no lo es «a causa de la justicia » si no acausa del trinque desaforado. ( claro, que igual era para darselo luego a los necesitados. )